La Familia Real británica ha acabado su luto tras la muerte de la reina Isabel II. Así, la página web de la monarquía inglesa ha actualizado su imagen comunicando que "el periodo de Luto Real tras el fallecimiento de Su Majestad la Reina Isabel ha finalizado”.

No obstante, la vuelta a la normalidad ha provocado que Enrique de Inglaterra y Meghan Markle, los duques de Sussex han sido relegados a un segundo plano. Tras los desplantes durante el funeral de Isabel II donde se sentaron en segunda fila como la Familia Real española, sentados junto a primas de la difunta y familiares lejanos.

Hay que bajar hasta el final de la página para ver información de Meghan y Harry, donde aparecen incluso por detrás de personajes de segunda en la familia como la condesa de Wessex, la princesa Ana, la duquesa de Gloucester, el duque de Gloucester, la princesa Alejandra o el duque de Kent. De hecho, la exactriz comparte espacio con el príncipe Andrés, despojado de sus honores reales desde que fuera acusado de abusar sexualmente de una menor.

Según se puede consultar en diversos buscadores, la página ya se actualizó tras la muerte de la monarca y entonces no se les degradó y mantuvieron su posición a mitad de página, por debajo de otros miembros importantes de la familia. Además, Buckingham no ha querido aclarar si los hijos de la pareja, Archie y Lilibet, recibirán o no el tratamiento de príncipe y princesa, como dicta protocolo a los nietos del soberano. Al parecer, no será así porque su estatus no ha sido actualizado como ocurre con otros miembros.

De momento, Carlos III se va a encontrar inmerso en la denominada como Operación Golden Orb, que desgranará su coronación en el año 2023. Por el camino se encontrará con la biografía publicada por el príncipe Harry, que verá la luz este otoño de la mano de Penguin Random House. Las estimaciones indican que la editorial habría pagado unos 20 millones de dólares por los derechos.

El rey tendrá que decidir si pide ver las pruebas previas a la publicación o si recurre a los abogados para amenazar con acciones que impidan que se impriman secretos familiares sensibles o acusaciones controvertidas”, indicaba el diario británico The Guardian hace unas semanas.