El alcalde enrollado

Monumento a Tierno Galván. Madrid, 2020 ©ReviveMadrid

Monumento a Tierno Galván. Madrid, 2020 ©ReviveMadrid

Enrique Tierno Galván: el alcade enrollado

¿Qué cualidades crees que debería tener un representante público? Valentía, decisión, seguridad, autoconfianza… muchas de estas aptitudes suelen repetirse en personalidades de este tipo, pero existe una quizá mucho más valiosa y, desgraciadamente, menos común: la tolerancia. Enrique Tierno Galván no sólo fue ejemplo de tolerancia, sino también de convivencia y concordia, valores que le hicieron pasar a la Historia como uno de los alcaldes más queridos de Madrid.

Los años de la posguerra en nuestro país fueron tiempos difíciles para muchos españoles… tiempos de vencedores y humillados y, sobre todo, tiempos de miedo.

Aunque las heridas de la guerra y la dictadura continuaron abiertas durante la Transición democrática, la lucha por salir del oscurantismo cultural y reencontrar las libertades perdidas durante el franquismo, unieron a gran parte de la sociedad española, con Madrid a la cabeza.

En este contexto histórico se hacía imprescindible una figura capaz de reconciliar, calmar y luchar por la apertura social.

Enrique Tierno Galván nacía en Madrid el 8 de febrero de 1918. Buen estudiante y asiduo lector, participó como soldado en la Guerra Civil por el bando republicano… el bando que resultó perdedor de un conflicto sin sentido.

Al finalizar la guerra, con veintiún años, comenzaba para él nueva vida como exiliado interior, un vencido en la España de los vencedores, lo que moldearía su carácter discreto, austero e irónico.

Se doctoró en Derecho, se licenció en Filosofía y Letras y, en 1948, logró la cátedra de Derecho Político en la Universidad de Murcia para, posteriormente, trasladarse a la de Salamanca. En esta Universidad comenzó para él un nuevo punto de partida: unir trabajo intelectual y acción política para hacer oposición al franquismo.

Tierno se alejaba de lo común entre los profesores de la época: comprometido, exigente y libre, en una época de sumisiones y oportunismo. Tenía solo 35 años pero sus alumnos ya lo conocían como “el viejo profesor”… siempre ataviado con los característicos trajes grises, con chaleco, que jamás abandonaría.

En 1965 fue expulsado de su cátedra en la Universidad de Salamanca por ponerse al lado de los estudiantes en sus protestas contra el Régimen. A partir de ese momento sanciones, censuras, procesamientos y dificultades económicas le obligaron a ganarse la vida como profesor de clases particulares y traductor… hasta que decidió hacer las maletas para enseñar un tiempo en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos. De allí regresaría en 1967 como un intelectual “intocable” por el franquismo.

Durante la década siguiente su valía intelectual se vería recompensada con dos destacados reconocimientos: tuvo el privilegio de redactar el preámbulo de la Constitución de 1978 y fue aupado a la alcaldía de Madrid en 1979, tras las primeras elecciones municipales democráticas. "Desde mañana empezará la convivencia", fueron las primeras palabras del recién elegido edil.

Tierno Galván demostró ser el alcalde de todos los madrileños, poniendo especial atención en los jóvenes… un sector de la población habitualmente olvidado por las administraciones de la época y al que supo ganarse apoyando personalmente corrientes como la Movida madrileña, con frases antológicas como: “¡Rockeros, el que no esté colocado, que se coloque... y al loro!”.

Las fiestas, la autoestima y la apertura de Madrid al mundo estuvieron entre sus prioridades para sacar del letargo de 40 años de dictadura a una sociedad con ganas de libertad a la que colocó en plena modernidad.

Pero los méritos de Enrique Tierno Galván no se limitaron a su compromiso por las libertades sociales… también supo acometer los cambios que una ciudad desordenada y desigual necesitaba: la primera regulación del aparcamiento en el centro de Madrid, la retirada del “scalextric” de Atocha, la creación de Mercamadrid, el impulso de IFEMA y el estímulo de la participación vecinal en las Juntas de Distrito, una decidida apuesta por la cultura madrileña, un Plan General de Ordenación Urbana que apostaba por la no extensión de la ciudad y un Plan Integral de Saneamiento de las aguas residuales por el que se dejaron de verter residuos urbanos al río Manzanares… son tan sólo algunas de las acciones que forman parte del legado de un alcalde decidido a mejorar la vida de los madrileños.

Cercano y carismático, contribuyó a insuflar aire fresco en unas instituciones casposas a través de sus maravillosos bandos municipales, piezas de altura literaria que versaban sobre aspectos cotidianos de la vida de los madrileños como la limpieza de las calles, el ruido, las pintadas o incluso el decoro en el vestir en los más calurosos días del verano… una forma de comunicación con el pueblo que algunos políticos actuales bien podrían tomar como ejemplo.

Pero al margen de su labor como alcalde, que casi monopoliza su huella histórica, es importante recalcar que Tierno Galván fue, además, uno de los grandes intelectuales del siglo XX, con decenas de libros y ensayos y centenares de notas y comentarios, en campos tan dispares como la política, la Filosofía, la Historia o la Sociología.

“Más libros, más libres”… es el lema que movió una azarosa vida que terminaba el 19 de enero de 1986, día en el que fallecía con 67 años Enrique Tierno Galván. El pueblo madrileño sin distinción de ideas, en una multitud cercana al millón de personas, despedía con lágrimas a su alcalde paternal y festivo al grito de: "Tierno, amigo, el pueblo está contigo".

Desde 1988, el pueblo de Madrid homenajea a su querido alcalde con esta estatua en bronce realizada por el escultor Francisco López, ubicada en el parque dedicado a la memoria del edil madrileño.

A través de valores como la originalidad, la escucha, la creatividad, la cercanía, la convivencia, el respeto y el afecto, Tierno supo unir a jóvenes y mayores para hacer de Madrid una ciudad diferente y mejor. Una figura política separada de un partido y ligada fundamentalmente a Madrid… un “viejo profesor” cuya memoria quedará para siempre grabada en la memoria de los madrileños.

Enrique Tierno Galván (Madrid, 1918-1986)

Enrique Tierno Galván (Madrid, 1918-1986)

La buena didáctica es aquella que deja que el pensamiento del otro no se interrumpa y que le permite, sin notarlo, ir tomando buena dirección
— Enrique Tierno Galván


¿cómo puedo encontrar el monumento a enrique tierno galván en madrid?