Este martes se cumplen 35 a�os de la muerte de un personaje que forma ya parte de la historia de Madrid: el socialista Enrique Tierno Galv�n, el viejo profesor, que falleci� el 19 de enero de 1986. Fue, seguramente, uno de los alcaldes m�s singulares que ha tenido la capital, y la prueba es que su sepelio en el cementerio de La Almudena fue uno de los m�s multitudinarios que se recuerdan.
Su aspecto de erudito, que lo era, con el pelo blanco y sus inseparables lentes, encubr�a un car�cter iconoclasta que, unido a su fino sentido del humor, le llevaron a protagonizar an�cdotas memorables. Como el famoso "no vaya usted a enfriarse" que le dirigi� a Susana Estrada, musa del destape, cuando apareci� con el pecho al aire a recoger el premio a los "populares" del diario Pueblo de manos del alcalde. O su imagen soltando patos en el r�o Manzanares para demostrar la limpieza de aguas llevada a cabo por el Ayuntamiento. O la larga conversaci�n en lat�n que mantuvo con el Papa Juan Pablo II cuando le recibi� en Espa�a en octubre de 1982. Por cierto, que pese a proclamarse agn�stico, sol�a afirmar que "Dios nunca abandona a un buen marxista" .
Nacido en Madrid en febrero de 1918, descend�a de labradores sorianos, lo que le convirti� en defensor a ultranza del viejo castellano r�stico que incorpor� a sus famosos bandos municipales, definidos como "admoniciones del alcalde". Aut�nticas joyas literarias que el Ayuntamiento reedit� en el centenario de su nacimiento en 2018, defin�a los atascos como "desmedido n�mero de carruajes en movimiento", las calles peatonales como "calles de un solo andar" y a las motos "m�quinas de correr que j�venes sin escr�pulos hacen vociferar con estruendo".
Doctor en Derecho y Filosof�a y Letras con 24 a�os, y catedr�tico de Derecho Pol�tico, fue profesor en las universidades de Murcia y Salamanca, donde comenz� su activismo antifranquista que le llev� a la c�rcel en 1957 y desencaden� su expulsi�n de la universidad por apoyar las protestas estudiantiles de 1965. La expulsi�n le empuj� a trasladarse a Estados Unidos, donde ejerci� durante una etapa como profesor en la universidad de Princeton.
Su relaci�n con el PSOE oficial de Felipe Gonz�lez, auspiciado y financiado por los socialdem�cratas europeos, fue conflictiva, llegando incluso a ser expulsado de la federaci�n socialista madrile�a. Fund� el Partido Socialista Popular (PSP) en 1974, que aglutinaba una izquierda m�s intelectual, pero acabo integr�ndose en el PSOE .
Gracias a la amnist�a concedida por el Rey Juan Carlos, pudo regresar a la universidad, pero pronto se decant� por la pol�tica, siendo elegido diputado en las primeras elecciones democr�ticas de 1977.
Aunque fue en las municipales de abril de 1979 donde dio el do de pecho, al ser elegido alcalde de Madrid gracias al apoyo de los comunistas, convirti�ndose en poco tiempo en un fen�meno de masas y siendo reelegido en 1883. Dej� su sello en innovadoras iniciativas, entre otras derribar el antiest�tico Scalextric de Atocha, proyectar el Planetario con el parque que lleva su nombre, adem�s otras zonas verdes y bulevares, y sustituir chabolas en barrios obreros como Orcasitas, M�stoles o Vallecas por edificios de viviendas con jardines. Tambi�n fue pionero en limitar el trafico del centro de Madrid y limpi� las aguas residuales, lo que simboliz� con esa suelta de patos en el r�o Manzanares, que pretend�a hacer navegable hasta Aranjuez "en barca de fondo plano", un proyecto que no le dio tiempo a madurar al enfermar de un c�ncer de colon.
Pero, sobre todo, ha pasado a la historia como el alcalde la Movida, etapa ic�nica de un Madrid que despertaba a la libertad con un in�dito apogeo cultural y art�stico que inmortaliz� el famoso pop de los 80, convirti�ndose en una de las ciudades m�s atractivas de Europa. Tierno Galv�n se convirti� en el gran impulsor de esa Movida, con la que supo conectar perfectamente . A los anales ha pasado la frase con la que inaugur� en 1984 un festival musical en el Palacio de los Deportes . "Rockeros, el que no este colocado que se coloque...y al loro".
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