María, Reina de Escocia – Eolapaz

María, Reina de Escocia

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A lo largo de los años, reyes y reinas han tenido tal influencia en la sociedad que el legado de su reinado ha perdurado durante siglos, como los Reyes Católicos. Sin embargo, de otros monarcas no se habla lo suficiente a pesar de los extraordinarios logros y sacrificios que hicieron durante su vida. Este es el caso de María I de Escocia.

María Estuardo nació el 8 de diciembre de 1542 en Reino Unido, siendo la única hija legítima del matrimonio entre el rey Jacobo V de Escocia y su madre, María de Guisa, una noble que pertenecía a una de las familias más importantes de la época. No obstante, sus padres no tuvieron gran influencia en su vida, teniendo en cuenta que su padre murió 6 días después de su nacimiento, dejando todo su legado a un bebé.

La vida de María estuvo llena de contratiempos, que empezaron desde su infancia, cuando ella no podía tomar decisiones y por eso, su madre tomó las riendas de su vida, velando por su seguridad. Por ello, para evitar tener enemigos, comprometió a su hija con Eduardo, hijo de Enrique VIII de Inglaterra, a través del tratado de Greenwich. Pero, María de Guisa se dio cuenta de que algunos aspectos del tratado no la convencían y lo rompió, lo que enfadó al Rey. Con miedo a que este hiriese a su hija, firmó otro acuerdo con Francia, que la escondería a cambio de ciertas condiciones.

Con 5 años, Francia se convertiría en el hogar de la joven reina. Allí fue educada y querida como una más de la familia. Tras 11 años en Francia, finalmente debe cumplir con el acuerdo que su madre firmó años atrás: casarse con Francisco II, el sucesor de Enrique II de Francia. Estos se convirtieron en reyes del país en 1559, un año después de la boda, tras morir el rey. Si hubiesen tenido un hijo, este podría haber sido capaz de unificar ambos reinos, convirtiéndoles en una gran potencia. Sin embargo, esto no pudo ser posible, ya que su marido, del cual siempre se había dicho que era muy débil, murió un año después, al igual que su madre. Esto obligó a María a tomar una decisión fundamental, que tendría consecuencias futuras.

La Escocia a la que regresó María no se parecía en nada a lo que esperaba. Se imaginaba unas tierras alegres, similares a las de Francia, pero lo único que encontró fue un conflicto religioso en el que ella iba a ser una de las protagonistas. El protestantismo, creado por Lutero, invadía las calles de su país. Había gente católica que la veía a ella como su reina. Asimismo, tras la subida al trono de Isabel I de Inglaterra, los protestantes creían más que nunca en su causa. Liderados por el calvinista John Knox, estos habían conseguido detener la autoridad del Papa en Escocia. María no tuvo más remedio que aprobar ambas religiones en su reino, algo que no contentó ni a los presbiterianos ni a los católicos.

A lo largo de los siguientes años, parecía que la calma llegaría para María. No obstante, su intención de casarse con Lord Darnley (su primo noble, inglés y buen católico) alteró a Isabel I de Inglaterra. Isabel era prima de María, por lo que la veía como una amenaza, ya que María era la 2ª en la línea de sucesión de Inglaterra. Por eso, si esta tenía un hijo, lo más probable era que este heredase el trono. Sin embargo, para la sorpresa de María, no solo su prima lo desaprobaba, sino que también gran parte de la población, sobre todo protestante. En consecuencia, se produjeron diversas batallas, las cuales no impidieron a María conseguir un heredero. Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra nació en 1566, y unos cuantos años más tarde, será el responsable de la unificación de Escocia e Inglaterra.

Pero, para desgracia de María, otro matrimonio suyo estaba a punto de acabar, sin embargo, esta vez sería decisión suya. Lord Darnley quería mucho más poder, y además se había vuelto muy posesivo. Él murió en 1567, posiblemente “por una explosión”, aunque las marcas de su cuerpo afirmaban lo contrario. De nuevo, la reina volvía a estar viuda y seguía gobernando su país sola, cuidando de un recién nacido.

Sin embargo, como dice el dicho: “Las prisas no son buenas”, María cometió un error difícil de solucionar. Probablemente, como siempre, buscando la prosperidad de su país, se casó rápidamente de nuevo. No obstante, el Conde de Bothwell (cómplice en el asesinato de Lord Darnley), iba a ser su verdadera perdición, ya que nadie consentía esta alianza. Guerras y protestas sacudieron el reino entero, y la reina fue encarcelada en su propio país. Durante su aislamiento, fue maltratada y obligada a abdicar a favor de su hijo, pero nada detuvo a una reina que amaba Escocia, de ahí a que consiguiera escapar de una manera irreal, vestida de lavandera.

Su batalla no había terminado todavía. Con un intento desesperado, María se las apañó para reunir un pequeño grupo de soldados que aún la veían como su reina. María solo tenía la intención de recuperar su país, no quería ninguna guerra, no quería derramar sangre de su gente. Pero su hermanastro, Jacobo Estuardo, un gran protestante, no lo iba a permitir. La batalla de Langside (cerca de Glasgow) en 1568 se considera el inicio de la guerra civil mariana en Escocia, que acabó con la derrota y huida de María, que decidió refugiarse en Inglaterra buscando el apoyo de su prima.

“En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu”. Estas fueron sus últimas palabras ya que sin piedad alguna, fue decapitada tras 18 años de cautiverio en Inglaterra. Fue acusada por conspirar en contra de su prima. En 1587, tras escribir una carta dirigida a Enrique III de Francia, su cabeza fue enseñada como trofeo ante los seguidores de Isabel. Actualmente, su cuerpo se encuentra en la Abadía de Westminster (Londres).

La historia de esta reina es algo que siempre me ha maravillado. Es una mujer que aunque en esa época no se apreciase, siempre hizo todo por su país. Tuvo que abandonar sus tierras bajo amenaza, criarse alejada de su madre, estuvo 3 veces viuda, luchó contra protestantes y batallas para mantener su reino estable, fue separada de su hijo cuando este era un bebé, fue prisionera durante años… Y a pesar de todo, siempre encontraba una manera para seguir adelante. María nos mostró lo que es ser tratado injustamente y espero que nuestra sociedad haga todo lo posible para que esta situación no se vuelva a repetir. María debe sentirse orgullosa de lo que hizo y hasta entonces: ¡larga vida a la reina de los escoceses!

Fuentes de inspiración:

  • “El naufragio político de María Estuardo”- por Rafael Bladé (La Vanguardia)
  • “La verdadera historia de María Estuardo e Isabel Tudor: dos reinas unidas por un fatal desenlace” – por Miguel Cabañas (ABC)
  • “María Estuardo, el  mito de una reina” – Viajar por Escocia. com
  •  “El escándalo de María de Estuardo: adulterio, asesinato y un encierro por décadas”- por Alexandra Benito (Vanitatis)
  • “María Estuardo, la reina de los escoceses” – Biopic Channel (Youtube)

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