Se caracterizaba por su versatilidad y habilidad para abordar una variedad de géneros cinematográficos con maestría. En "Un Hombre Llamado Caballo" fusionó elementos del western con exploraciones antropológicas, creando una película única y provocativa. El realizador Elliot Silverstein ha fallecido a los 96 años en Los Ángeles. "Todos los directores hoy tienen una deuda de gratitud con Elliot Silverstein", declara Lesli Linka Glatter, presidenta del Sindicato de Directores. "Nadie trabajó más duro ni se mostró más apasionado por proteger a los realizadores para que puedan proteger su visión".
Nacido el 3 de agosto de 1927 en Boston, Massachusetts, Elliot Silverstein estudió dirección en la Universidad de Yale. Debutó profesionalmente en el teatro de Broadway, al frente de la obra cómica “Maybe Tuesday”, de 1958, que no tuvo demasiado éxito.
Un tanto desencantado del trabajo en las tablas, se pasó a la televisión, dirigiendo episodios de diversas series, como Dimensión desconocida o Los defensores. Su habilidad para contar historias y captar la atención del público se hizo evidente desde el principio. Pronto, Silverstein se destacó como un talentoso director que podía combinar hábilmente la narrativa con una visión cinematográfica única.
Cuando esta rodando un capítulo de The Obsolete Man, protagonizada por Burgess Meredith como bibliotecario, su editor se negó a cortar el final del episodio de la manera que quería. Así descubrió que los derechos de un director eran limitados, pues sólo tenían derecho a ver el primer montaje y a comunicar posibles mejoras al productor. A instancias de Elliot Silverstein, el presidente del Sindicato de Directores (DGA), George Sidney, autorizó la creación de un comité en noviembre de 1963. El grupo, que incluía a Robert Altman y Sydney Pollack y estaba presidido por el propio Silverstein, se reunió todos los domingos durante seis meses y elaboró la Declaración de Derechos Creativos, publicada en abril de 1964. "Era un manifiesto de los jóvenes de Nueva York que invadían Hollywood, y ahora íbamos a decir cómo se debían hacer las cosas", explicó el realizador. "La disposición de las imágenes y sonidos grabados según el realizador considere adecuada se conocerá como 'versión del director'", decía el documento. “Es derecho y obligación creativa del Director preparar este montaje, y se le debe dar el tiempo que considere necesario para cumplir con esta función”.
En el cine debutó en 1965 con La ingenua explosiva, western cómico que en un principio iba a esar protagonizado por Kirk Douglas. Cuando éste rechazó el papel, Elliot Silverstein propuso a Sony que le diera el papel a Lee Marvin, que al final ganó el Oscar al mejor actor. Estaba acompañado en la pantalla por Jane Fonda, que daba vida Catherine Ballow, joven que se ve obligada a contratar a un pistolero (Marvin) para proteger a su padre, amenazado por un bandido. Catherine no tarda en darse cuenta de que alguien le ha gastado una mala pasada, y que se ha equivocado de tipo. El pistolero que ha contratado es un bravucón que no le inspira ninguna confianza, y que se gasta en alcohol el dinero de su paga.
Hombre discreto, no se sabe mucho de su vida privada. En 1962, Elliot Silverstein se divorció de la actriz especializada en musicales Evelyn Ward, madre del también actor David Cassidy, fruto de un matrimonio anterior. Después se unió a Alana King, de la que no se conocen muchos datos.
Logró un taquillazo en 1970, con Un hombre llamado Caballo, que mostraba la habilidad de Elliot Silverstein para abordar narrativas complejas. En la cinta, Richard Harris daba vida a un aristócrata inglés capturado y torturado por una tribu india, que sin embargo después le aceptará en su seno. Generó dos secuelas. Estuvo también detrás de El suceso, Luna de miel fatal, Asesino invisible, Lucha por la vida y varios telefilmes.
Tras cuatro episodios de la serie Historias de la cripta, Elliot Silverstein se retiró de la realización a mediados de los 90. Continuó activo dando clases y como consejero de diversos rodajes.
