El pasado más controvertido de la Casa Real británica: la dinastía que dio la espalda a su sangre alemana - Archivo ABC
Archivo ABC
Archivo

El pasado más controvertido de la Casa Real británica: la dinastía que dio la espalda a su sangre alemana

En el contexto de la Primera Guerra Mundial, con los soldados británicos luchando contra los alemanes de su primo el káiser Guillermo, Jorge V entendió lo inadecuado de que su familia tuviera tantos vínculos con el enemigo

Buckingham invita a los Reyes Juan Carlos y Sofía al funeral de Isabel II

Sentados, Alfonso XIII, Jorge V de Inglaterra y Federico VIII de Dinamarca.+ info
Sentados, Alfonso XIII, Jorge V de Inglaterra y Federico VIII de Dinamarca. - ABC
Actualizado:

Carlos III de Inglaterra es el sexto monarca en la Casa Windsor, la más jóven de las dinastías que han estado presente en las Islas Británicas. Todo ello si se da por válido que los Windsor, que reciben su nombre por la ciudad inglesa donde los reyes tuvieron residencia desde el siglo XI, no son simplemente la misma dinastía de los Sajonia-Coburgo-Gotha con un nombre menos germánico, esto es, menos evocador del extranjero.

Después de montones de reyes sajones y normandos en lo más profundo de la Edad Media, fue la dinastía Plantagenet la que armó la versión más primitiva del Reino de Inglaterra entre 1154 y 1485 a través de sus distintas ramas. Terminada las turbulentas disputas entre los York y los Lancaster, serían los famosos Tudor los que se hicieron con el anhelado trono tras los Plantagenet.

Enrique VII puso fin a la Guerra de las Dos Rosas venciendo a Ricardo III de York en la batalla de Bosworth e inauguró la Edad Moderna para las islas. La nueva dinastía de origen galés orquestó la transformación del empobrecido reino en una potencia cada vez más reseñable en Europa con ya una tímida presencia en América.

La Casa de Tudor, que gobernó Inglaterra desde 1485 hasta 1603, protagonizó en la figura del orondo Enrique VIII una trascendental ruptura con la Iglesia de Roma. Esto convirtió, al menos hasta Isabel II, a todos sus reyes en cabezas de la iglesia nacional. El tiempo de la dinastía se acabó cuando la Reina Isabel I murió sin descendencia.

Los orígenes reales

El Rey Jacobo VI de Escocia, bisnieto de Margarita Tudor, se convirtió en el primer representante de la Casa de Estuardo de los reyes de Inglaterra tras la muerte de Isabel. Los Estuardo reinaron hasta 1714 en dos etapas interrumpidas por la proclamación de la República (1649) y el paréntesis de Guillermo III de Orange.

Los Estuardo terminaron su historia como dinastía reinante en 1714. Ana I, la primera Reina de Gran Bretaña e Irlanda, murió sin descendencia, obligando al país a buscar un pariente lejano que la pudiera suceder. El elegido fue Jorge I, de la casa soberano del ducado y electorado de Brunswick-Luneburgo, también conocido como Hannover, por ser el familiar protestante vivo más cercano a ella. No obstante, por delante de él había cincuenta católicos más cercanos...

Retrato del Rey Eduardo VII de Inglaterra.+ info
Retrato del Rey Eduardo VII de Inglaterra. - ABC

La Casa Hanover reinó durante un siglo y medio a través de seis soberanos. Tras la muerte sin descendencia de Guillermo IV en 1837, la Corona recayó sobre la figura de su sobrina Victoria, que elevó al reino a la categoría de imperio. La Reina que diseminó su estirpe por las grandes casas europeas (también extendió la hemofilia), incluida en la española, debió renunciar a su apellido para asumir, según dictaban las leyes británicas, el del Rey consorte, el Príncipe Alberto.

Los muy germánicos Hanover pasaron a ser conocidos como los no menos alemanes Sajonia-Coburgo-Gotha. El hijo de Victoria y Alberto, Eduardo VII, hombre caprichoso y frívolo, mantuvo la hegemonía británica en el siguiente reinado, a pesar de sus extravagancias. Tuvo múltiples amantes, entre las que se contaban coristas y actrices como la mismísima Sarah Bernhardt, y hasta mantuvo una relación con lady Randolph Churchill, la madre de Winston Churchill. Para él no fue un problema que su apellido sonara tan alemán, pero sí para su heredero Jorge V, con fama de malas pulgas y un panorama tenebroso en lo político.

Isabel II, junto a su padre, el Rey Jorge VI.+ info
Isabel II, junto a su padre, el Rey Jorge VI. - ABC

En el contexto de la Primera Guerra Mundial, con los soldados británicos luchando contra los alemanes de su primo el káiser Guillermo, Jorge V entendió lo inadecuado de que la casa real tuviera tantos vínculos con el enemigo. En 1917 cambió su denominación oficial por la de Casa de Windsor, lo que le ayudó a ser de las pocas casas reales en sobrevivir a la hecatombe vivida por las monarquías durante las consecutivas guerras mundiales. A Jorge V también le tocó sufrir el cruento conflicto civil de Irlanda en la década de 1920 que desembocaría en la partición de la isla y la grave recesión económica que afectó al mundo en la década de 1930.

La familia de Isabel II

La Casa Real británica necesitó reinventarse para sobrevivir al cambio de los siglos, pero casi pereció en la orilla, cuando se creía salvada, a causa del escándalo que provocó el siguiente Rey. Eduardo VIII renunció casi de inmediato a la Corona para casarse con la estadounidense Wallis Simpson, divorciada en dos ocasiones. Nombrado Duque de Windsor, el monarca caído se mostró más tarde un admirador de Hitler y no dudó en relacionarse con jerarcas nazis en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. Esto no hizo sino perjudicar los esfuerzos de los Windsor por alejarse de su pasado alemán. Al conocerse sus planes para ser coronado rey en caso de que los alemanes tomaran Londres, Eduardo fue enviado a las Bahamas como gobernador en una suerte de exilio. Tras la guerra no recibió cargo oficial alguno y pasó el resto de su vida en el limbo político.

Isabel II con su heredero en las manos.
Isabel II con su heredero en las manos. - ABC

La renuncia de Eduardo arrojó la Corona a los pies de Jorge VI, cuya conocida tartamudez no fue obstáculo para elevarse como una figura de unidad para los británicos durante los instantes más oscuros de la guerra. El Monarca famoso por la película ‘El discurso del rey’ no solo se negó a abandonar el país para vivir la contienda en Canadá, sino que visitó fábricas de munición y sostuvo la decaída moral de los defensores de Inglaterra. No en vano, el Rey falleció con solo 60 años a causa de un cáncer de pulmón, cediendo el testigo a su hija Isabel II, una joven curtida en los rigores de la guerra a la que le tocó demostrar que la monarquía aún podía ser muy útil a su país.

Además de con un imperio en avanzado estado de descomposición, Isabel lidió a lo largo de su vida con una interminable lista de escándalos familiares que empezó con las infidelidades de su marido Felipe de Edimburgo, cuya estirpe también había mostrado simpatías por los nazis en el pasado. Felipe mantuvo en vida una pésima relación con su hijo, el actual Carlos III, que no le perdonó que le internara en un duro colegio para corregir su carácter, considerado poco vigoroso y demasiado sensible. La Reina Isabel se vio colocada en medio de esta tormentosa relación paternofilial y, aún más graven el el huracán causado por el divorcio de los Príncipe de Gales.

Ver los comentarios