Análisis psicológico de "El lado bueno de las cosas"

Análisis psicológico de la película: El lado bueno de las cosas, de David O’Russell

Verificado Redactado por Cristina Centeno Soriano el 13 enero 2022. Artículo revisado, actualizado y verificado por nuestro equipo de psicólogos el 18 mayo 2023.
Descubre cómo la película "El lado bueno de las cosas" aborda temas como la salud mental y la superación personal.

Sinopsis de la película: El lado bueno de las cosas

“El lado bueno de las cosas” cuenta la historia de Pat (Bradley Cooper), un joven profesor que acaba de salir de un centro de salud mental.

Los problemas comenzaron cuando, meses atrás, Pat, al descubrir que su mujer le era infiel, sufre un episodio de paranoia y violencia, y le propina una brutal paliza a su amante.

Una vez finalizada su estancia en el centro de salud mental, regresa a casa de sus padres, quienes harán todo lo posible por evitar que recaiga. Ellos esperan que su hijo, aquejado de bipolaridad, rehaga su vida con optimismo.

Decidido a reconstruir su vida aplicando un principio positivo a lo que le suceda, la intención inicial de Pat, a pesar de una orden de alejamiento, es recuperar la confianza de su mujer, de la que cree estar profundamente enamorado…

No obstante, la situación cambia cuando Pat conoce a Tiffany (Jennifer Lawrence), una joven que se ofrece a ayudarle a recuperar a su esposa.

Tiffany, por su parte, también lidia con una “mala reputación” y con sus propias dificultades psicológicas, al no haber superado la muerte de su marido.

A pesar de la mutua desconfianza inicial, progresivamente surge entre estos “muñecos rotos” un estrecho vínculo que les ayudará a encontrar el lado bueno de las cosas.

Mordisquito a mordisquito, la película nos enseña una lección valiosa sobre la salud mental: cómo canalizar mejor nuestras emociones más perturbadoras, como la ira, para construir relaciones y vidas felices y libres de estigmas.

A continuación, analizaremos la película y su lección implícita.

¿Por qué realizamos el análisis psicológico de esta película?

Siendo un tema recurrente en la historia del cine, el director toma el género de comedia romántica para hacer una película amable y sencilla, que nos haga reflexionar sobre problemas de salud mental; pulpos con múltiples tentáculos en nuestra vida.

La película profundiza en la situación de personas con dificultades de salud mental, como la bipolaridad. Analiza cómo se enfrentan a los retos del mundo exterior, cómo afrontan la vida, cómo les perciben los demás y cómo se relacionan con ellos.

Y la trama resulta interesante por la radiografía que muestra de la vida cotidiana, los decretos socioculturales que interiorizamos sobre salud mental y los esfuerzos de “normalidad” que moviliza una familia para superar un “percance” psicológico.

Dos filos de la salud mental: ni tan cuerdos ni tan locuelos

Lo más curioso de la trama es que muestra la sutil línea que separa a las personas diagnosticadas, los protagonistas tratados de un trastorno psicológico y su entorno “aparentemente funcional” y sin diagnosticar.

Todos conocemos a personas tipificadas como “normales” a todos los efectos, pero que, aún careciendo de diagnóstico, lidian con la disfuncionalidad vital al adaptarse y relacionarse. Personas que también despliegan “desajustes” marcados por la sociedad en la que vivimos y la carencia de habilidades socioemocionales para convivir.

En ese bosque de “no etiquetados”, en la película casi todos parecen tener “chifladuras”. Encontramos personas egocéntricas, maniáticas del orden, supersticiosas, depresivas, ansiosas…

De ahí que a lo largo de la película descubramos que es muy frágil la delimitación entre locura y cordura, a pesar de la tendencia que tenemos a etiquetar a los enfermos mentales.

Rompamos el estigma de la salud mental

Además de representar el trastorno bipolar, la película proyecta una imagen positiva y desenfadada de las personas que lo sufren.

Esto es fundamental para romper con el estigma de la salud mental, y más en casos como el de Pat, que, por su comportamiento alterado, son tachados de “locos” con ligereza.

Antes de estigmatizar estas enfermedades de salud mental, debemos hacer un ejercicio de introspección para descubrir las propias sombras y desajustes personales.

Será crucial acoger desde la normalidad a la persona enferma y, al margen del etiquetado, tratarla, antes que como un enfermo, como una persona.

Hablemos de la familia

La película retrata las relaciones paterno-filiales, con gotas de humor ácido que nos resuenan, porque no es fácil pasar una temporadita como adultos en el hogar paterno.

La familia de la película está encarnada por personajes excéntricos, cómicos, pero cuya función es la misma que la de cualquier padre de familia: ayudar al hijo a superar una situación adversa.

Y la película nos transmite también un mensaje que, aunque evidente, no debemos olvidar: la familia (aún con objetivos diferentes) es un pilar crucial para ayudarnos a superar cualquier dificultad.

El amor como motor

La película narra con autenticidad el tipo de vínculo (más o menos “medicina” o tóxico) que se establece entre todos los personajes y, especialmente entre la pareja protagonista.

Explora principalmente las dependencias y pactos de libertad que se establecen entre las personas en el tiempo.

Pat y Tiffany, pese a las dificultades, construyen una relación de igualdad en la que los dos se sienten libres juntos, y se respetan.

Entre ellos van creando una complicidad fuerte, confiada y generosa que, como valores de unión, los ayuda a sobrevolar los indicadores de riesgo que amenazan su estabilidad emocional y su relación.

El impacto del pulpo de emociones perturbadoras: la ira

Historia de redención y de amor, de intentos y celebración de pequeños éxitos, “El lado bueno de las cosas” es principalmente una película muy humana. Y no hay nada más humano que nuestras emociones.

Buceando en los márgenes de los problemas de salud mental y la inestabilidad emocional, la película aborda principalmente una emoción que puede ser perturbadora: la ira.

Está claro que enfadarse es bueno y natural, y la única premisa irrefutable es que todos nos hemos puesto con el semáforo en rojo y hemos perdido los estribos alguna vez.

Sin embargo, comenzar a vivir diariamente en el enfado, además de ocultar conflictos internos no resueltos, nos lleva directitos a la infelicidad, a nosotros mismos y a los que nos rodean.

Sin haber llegado a agredir al amante de nuestra ex pareja, seguro que podemos recordar momentos que nos sonrojan, al no haber salido bien favorecidos en el retrato de la estabilidad emocional.

Así pues, si, como en el caso de Pat, la ira no sólo aparece en un mal momento, sino que resulta algo habitual y estable como parte de nuestra personalidad, nos tocará ocuparnos de nuestra dificultad con nuevos intentos de solución.

Cómo pasar de monstruo iracundo a persona templada y con autocontrol

Al principio de la película, cuando la indignación se apoderaba de él, vemos que Pat usaba la fuerza, la violencia física, como disparador de su “semáforo emocional en rojo”.

Tras un tiempo de aislamiento, Pat interioriza que debe encontrar otras formas de encauzar la ira para minimizar la devastación en su entorno y su vida.

A pesar de los momentos de mar picada que atraviesa el protagonista de nuestra película, Pat decide confrontar sus sombras e ir más allá de su propia área de mejora emocional.

Antídotos para encauzar la perturbación emocional

Una premisa para tatuar en nuestro proyecto de vida feliz es que, tal y como entrena progresivamente Pat, para mantener una óptima salud mental será primordial:

  • La toma de consciencia sobre la dificultad a gestionar.
  • La previsión de respuesta y de posibles consecuencias de los propios actos.
  • El autocontrol y la autorregulación emocional, entrenando habilidades sociales de asertividad y contención, o practicando ejercicio físico regular (como running y baile).
  • Doble taza de empatía, generosidad y amor.

Como muestra la película, la acogida que Pat vive en su hogar familiar, la cercanía y la confianza que los suyos depositan en él y sus fortalezas, y la presencia de la también vulnerable Tiffany, permitirán la recuperación del enfermo y el crecimiento de todos los que intervienen en el proceso de curación.

Éste es el principal acierto de la película: mostrar que nuestra capacidad de amar y ser amados, haciendo cosas útiles por los demás y nosotros mismos nos permite resituarnos en nuestra identidad.

Y como despliegan los protagonistas tan “perfectamente imperfectos” de la trama, todas nuestras luces y sombras emocionales serán lícitas y necesarias en un proyecto de vida que no se para.

En definitiva, después de visitar la orilla contraria, la del enfado, la tristeza o el miedo, nuestra esencia “amable” nos permitirá tomar el lado bueno de las cosas y llegar al puerto de la felicidad, sin caer en la desesperanza.

Hasta aquí el análisis psicológico de esta película.

Cristi

Psicóloga General Sanitaria (M-28681) y doctoranda en educación. Experta en psicología cognitivo-conductual, intervención sistémica, terapia breve y estratégica, psicología positiva y coaching. Gerente del Centro de Psicoterapia Decídete ya y Cambia (formato online y presencial), en Tenerife. Investigadora y autora de 8 libros. Y, en mi faceta más personal, multiapasionada, “coreógrafa” de decisiones y cambios, y “acanariada” feliz.