Rolex acaba de presentar sus novedades para esta temporada en el marco de la gran feria Watches & Wonders de Ginebra y nos ha dejado dos bombazos: la renovación del que es probablemente su reloj más demandado, el Rolex Daytona –el modelo que inmortalizó Paul Newman– coincidiendo con el 60 aniversario de su aparición; y el lanzamiento de la primera colección completamente nueva de la manufactura en más de diez años, un tributo al clasicismo más depurado y a los orígenes de la firma.
Cosmograph Daytona, pasión por la velocidad
En los últimos años, el Daytona se ha convertido en un reloj fundamental para Rolex (y por tanto para la industria) por varias razones: la primera es que es uno de los favoritos de las celebrities que más entienden de relojes y que poseen las colecciones más importantes, como Ed Sheeran, John Mayer, Drake o el mismísimo Michael Jordan.
La segunda, y en esto tiene mucho que ver la figura de Paul Newman (explicaremos luego por qué), es que este reloj es el principal responsable de comenzar la fiebre por coleccionar modelos raros y vintage que se ha desatado en nuestros días y que ha convertido a la alta relojería en uno de los sectores favoritos para las grandes fortunas a la hora de invertir, ya que este tipo de piezas no hacen más que revalorizarse (y están batiendo récords en subastas año tras año).
Su nombre, oficialmente Rolex Oyster Perpetual Cosmograph Daytona, se lo debe a la localidad costera de Florida, una de las mecas de la velocidad desde los albores del automovilismo, especialmente por su larga playa, que se convirtió en uno de los primeros circuitos de competición.
Rolex además siempre ha estado muy vinculada a Daytona. Ahí fue donde Sir Malcolm Campbell, el primer gran embajador de la manufactura, batió varios récords de velocidad en los años 20 y 30 con un Oyster en la muñeca. Y hoy en día es la principal patrocinadora de las 24 horas de Daytona, la famosa carrera de resistencia, y ya entabló una relación oficial con el circuito en los años 50.
No es de extrañar por tanto que Rolex decidiese llamar Daytona a su cronógrafo, aunque cuando fue lanzado en 1963 llegó a ser a veces identificado como Le Mans, otro circuito con el que guarda estrecha relación.
No era el primer cronógrafo de la manufactura, pero sí el más ambicioso hasta entonces y que además había sido diseñado con los pilotos de competición en mente, de ahí que la escala taquimétrica grabada en el bisel fuera especialmente legible y grande, para ayudar a calcular mejor la la velocidad media y el tiempo en las carreras automovilísticas.
Permite medir una velocidad hasta las 400 unidades por hora, ya se trate de kilómetros, de millas o de cualquier otra unidad de medida. Y la aguja central de los segundos del cronógrafo permite medir un tiempo con la exactitud de 1/8 de segundo; los dos contadores situados en la esfera en la posición de las 3 h y las 9 h muestran el tiempo transcurrido en minutos y horas, respectivamente.
Fue un gran reloj desde el principio, pero tardó en convertirse en objeto de deseo para el gran público, que seguía prefiriendo los relojes más clásicos de la manufactura frente a la deportividad del Daytona.
Necesitaba de otro icono para convertirse en icono, y éste fue Paul Newman, el legendario actor cuya gran pasión siempre fueron las carreras automovilísticas. Y cuando empezó a competir contra profesionales a principios de los 70, fue su propia mujer, Joanne Woodward, quien le regaló un Rolex Daytona.
Woodward lo compró en la mítica Tiffany & Co de la Quinta Avenida neoyorquina, la misma frente a la que desayunaba Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes, y en el fondo de la caja grabó “Drive carefully. Me” ("Conduce con cuidado. Yo").
Newman se encariñó tanto con el reloj que lo empezó a llevar también fuera de los circuitos. Y cuando apareció con él en la muñeca en una revista italiana, el reloj pasó a ser un icono de estilo.
La cosa no se quedó sólo ahí, ya que el Daytona del actor de El buscavidas tenía una esfera bastante inusual, que la propia manufactura llamaba ‘Exotic’ y que contaba con varios detalles únicos, como la escala interna en negro, a juego con las subesferas, y la subesfera a las 9 horas con los números 15, 30, 45 y 60 (en lugar de los 20, 40 y 60 de los modelos estándar) en un estilo algo distinto, más art déco. Puede parecer unas diferencias insignificante para la mayoría, pero estos pequeños detalles son precisamente los que enloquecen a los coleccionistas.
Los modelos con la esfera Exotic son ya conocidos directamente como Rolex Daytona ‘Paul Newman’, e incluye a los de las referencias 6239 (esta era la del actor), 6241, 6262, 6263, 6264 y 6265, que alcanzan en el mercado precios que cuando menos se sitúan en los cientos de miles de euros, pero que pueden llegar a los millones.
De hecho, el más venerado de todos, el que perteneció al propio actor, se convirtió temporalmente el reloj más caro de la historia al ser vendido en una subasta de Phillips en 2017 por 17,8 millones de dólares. El dueño era el ex novio de su hija y Newman se lo regaló solo porque no tenía un buen reloj para llevar todos los días.
Con el paso de los años, Rolex ha potenciado el atractivo del Daytona introduciendo nuevas combinaciones y materiales (más allá del acero original) para la caja, el brazalete y la esfera, como el oro, el oro rosa, el platino, el Rolesor (la combinación de acero y oro de la manufactura), o el Cerachrom (la cerámica de Rolex, que se utiliza en algunas versiones para el característico bisel con la escala taquimétrica), entre otros.
El Daytona es hoy en día uno de los cronógrafo de referencia dentro de la industria también gracias al buen hacer mecánico de Rolex, que lo equipó con un calibre automático a finales de los 80 y con uno de manufactura en el año 2000, que también es cuando se consolidó su diseño (con el cambio de posición de la subesfera de los segundos de las 9 a las 6).
Un diseño que ha sido reformulado de manera sutil (como siempre hace Rolex) este año para celebrar el 60 aniversario de su lanzamiento, con una renovación más sustancial por dentro (equipa un nuevo movimiento).
Así, el Cosmograph Daytona se presenta ahora en con un look más armonioso, limpio y moderno, con una esfera que destaca más gracias a un mayor contraste entre el fondo y los contadores. La caja Oyster se ha rediseñado asimismo –manteniendo eso sí sus 40 mm de diámetro– y sus formas se resaltan mediante reflejos luminosos sobre las asas y los flancos de la carrura. En las modalidades dotadas de bisel Cerachrom, este está rodeado por un fino ribete fabricado en el mismo material que la carrura.
Hablando de versiones, entre las modalidades presentadas del Cosmograph Daytona de nueva generación está la fabricada en platino 950, reconocible por su esfera azul glaciar y provista de un bisel Cerachrom monobloque en cerámica marrón (y ahora también dotada de un fondo transparente de zafiro con tratamiento antirreflejos, que permite admirar la decoración del movimiento y las rotaciones de la masa oscilante). En la de acero Oystersteel con esfera lacada blanca y la de oro amarillo de 18 quilates con esfera dorada y contadores negro vivo, el bisel Cerachrom es de cerámica negra. Las graduaciones, los números y las inscripciones de la escala taquimétrica, moldeados en hueco, se colorean depositando platino u oro amarillo mediante una técnica PVD.
La transformación de los nuevos Daytona tiene lugar realmente por dentro, ya que ahora pasan todos a incorporar el nuevo calibre automático 4131 que ha desarrollado Rolex y que supone una evolución significativa del anterior 4130. Así, cuenta con algunas de las grandes innovaciones que ya habíamos visto en otros movimientos de la manufactura, como el escape Chronergy, que combina un alto rendimiento energético con una gran seguridad.
Fabricado en níquel-fósforo, resiste a los campos magnéticos de alta intensidad y cuenta con la espiral Parachrom azul, fabricada por Rolex en una aleación paramagnética que también presenta una gran estabilidad frente a las variaciones de temperatura, así como una alta resistencia a los golpes. El oscilador está montado sobre amortiguadores de golpes Paraflex que protegen al movimiento. En cuanto a la masa oscilante, está dotada de un rodamiento de bolas optimizado.
Gracias a la arquitectura de su barrilete y al rendimiento superior de su escape, posee una reserva de marcha de aproximadamente 72 horas. Desde el punto de vista estético, el movimiento también presenta una primicia: una decoración Côtes de Genève en los puentes y una masa oscilante calada.
Entre las modalidades presentadas del Cosmograph Daytona de nueva generación, la de platino 950 está dotada de un brazalete Oyster. Las modalidades en acero Oystersteel y en versión Rolesor amarillo (combinación de acero Oystersteel y oro amarillo), ambas provistas de una esfera lacada blanca, así como la modalidad en oro Everose de 18 quilates con esfera negro vivo y contadores Sundust, están equipadas con este mismo brazalete de tres elementos que data de 1930 y que sigue siendo el más habitual dentro de la línea Oyster Perpetual. Por su parte, la nueva modalidad en oro amarillo de 18 quilates con esfera dorada y contadores en negro, está dotada de un brazalete Oysterflex, formado por dos láminas metálicas combadas y flexibles revestidas de elastómero negro muy resistente.
Perpetual 1908: homenaje muy clásico a los orígenes
La llegada de los nuevos Daytona no eclipsa a otra gran noticia: el lanzamiento de un modelo completamente nuevo por parte de Rolex, algo que no ocurría desde 2012, cuando apareció el Oyster Perpetual Sky-Dweller (del que este año llegan nuevas versiones, por cierto).
Pertenece a la nueva colección Perpetual y se llama 1908, una referencia al año en el que Hans Wilsdorf, legendario fundador de la manufactura, registró el nombre de Rolex (aunque había fundado la compañía tres años antes en Londres bajo la denominación Wilsdorf and Davis).
Su homenaje al pasado no se queda en el nombre, ya que estamos ante una nueva línea de relojes clásicos de vestir de Rolex, todo un acontecimiento (y que sustituye a la Cellini, que databa de 1968). Inspirado en uno de los primeros relojes con rotor Perpetual de la manufactura, el nuevo modelo destaca por su sobriedad estética, algo esencial a la hora de respetar el espíritu de clasicismo, pero combinada con una gran precisión y fiabilidad mecánica.
El 1908 consta de una caja muy fina, como mandan los cánones, y de 39 mm de diámetro, un tamaño una vez más muy clásico. Está dotada además de un fondo transparente que permite admirar el refinamiento estético del movimiento, así como las rotaciones de la masa oscilante. Posee unas asas cuyo contorno se perfila mediante unas aristas superiores ligeramente achaflanadas. En zafiro prácticamente imposible de rayar, el cristal abombado y el fondo transparente presentan un tratamiento antirreflejos. La caja, con una hermeticidad hasta 50 metros de profundidad, protege el movimiento que alberga en su interior.
La forma de las agujas, los índices facetados y el bisel —abombado y con un fino estriado— forman parte del patrimonio relojero de Rolex. Ofrecen un armonioso juego de brillos y reflejos, entre luz y sombra que confiere al reloj un aspecto muy refinado. Su fondo transparente abre nuevas perspectivas estéticas al revelar un movimiento con una decoración única. Con certificado de Cronómetro Superlativo, su calibre 7140, un movimiento también completamente nuevo de la manufactura con segundero pequeño, aúna rendimiento y elegancia: luce una decoración Côtes de Genève Rolex y una masa oscilante calada de oro amarillo de 18 quilates, y cuenta con una reserva de marcha de 66 horas. Como el de los nuevos Daytona, es tan fiable como resistente a los golpes, los cambios de temperatura y los campos magnéticos.
Está disponible en oro amarillo o blanco de 18 quilates, con esfera blanca o negra y una correa de piel de aligátor de color marrón o negro mate, que destaca por su forro verde de piel de becerro y sus costuras tono sobre tono. Está provista de un doble cierre desplegable Dualclasp en oro amarillo o blanco de 18 quilates.
El GMT-Master II se viste de oro
El Oyster Perpetual GMT-Master II lleva décadas siendo uno de los relojes profesionales de referencia para Rolex, pero desde que la manufactura renovó la línea con un nuevo movimiento de alto rendimiento (el 3285) en 2018, su estatus se ha elevado hasta las nubes.
Y nunca mejor dicho, porque es un reloj muy vinculado a la edad de oro de los vuelos comerciales (era el oficial de la mítica Pan American World Airways) y un gran instrumento también para los viajeros frecuentes.
Su característica principal es muy conocida: como complemento de las tradicionales agujas de las horas, minutos y segundos —que muestran la hora local (la del lugar donde se encuentra el usuario del reloj)—, el GMT-Master II cuenta con una aguja adicional de punta triangular que da la vuelta a la esfera en 24 horas, así como un bisel giratorio bidireccional con disco Cerachrom que indica esas 24 horas.
Esta aguja adicional indica la hora de referencia (la del lugar de residencia, por ejemplo) sobre la graduación del bisel cuando este está situado en posición neutra, es decir, con el triángulo en la posición de las 12 h.
Durante el viaje, la hora local se puede ajustar fácilmente mediante saltos de hora en hora gracias a un mecanismo controlado por la corona. El ajuste de la aguja de las horas se efectúa independientemente del minutero y del segundero, y no afecta a la aguja 24 horas (visualización de la hora de referencia). Así, en todo momento, el usuario del reloj dispone simultáneamente de la hora local y de una hora de referencia.
En los últimos años se ha hecho habitual la llegada de nuevas configuraciones de bisel, brazalete y esfera para este modelo, que son siempre muy bien recibidas. Especialmente la del año pasado. en acero con un disco de bisel Cerachrom monobloque bicolor de cerámica verde y negra y brazalete Oyster; y con una variación fundamental que la convirtió inmediatamente en una de las más buscadas: el posicionamiento de la corona en el lado izquierdo de la caja, algo inédito en la gama GMT-Master II y prácticamente en Rolex. Es decir, que era un modelo especialmente pensado para zurdos o para aquellos que prefieren llevar el reloj en la muñeca derecha.
Este año la rareza llega por la vertiente del lujo: el regreso al oro amarillo de 18 quilates en dos versiones. La primera es en Rolesor amarillo (combinación de acero Oystersteel y oro amarillo), mientras que la segunda está íntegramente fabricada en este metal precioso. Ambas comparten algunos puntos en común, empezando por un disco de bisel Cerachrom monobloque graduado 24 horas bicolor en cerámica gris —una nueva tonalidad— y negra, dando lugar a una combinación inédita y muy atractiva. En la esfera, la inscripción ‘GMT-Master II’ es de color amarillo empolvado. Estas nuevas modalidades se dotan, además, de un brazalete Jubilee, provisto de un cierre Oysterlock y del cómodo sistema de extensión rápida Easylink.
Oyster Perpetual Explorer 40, la aventura se hace más grande
En los años 30, los grandes alpinistas empezaron a llevar relojes de Rolex en sus expediciones al Himalaya. Las temperaturas de -40ºC, los bajísimos niveles de oxígeno y las duras condiciones en general de las montañas más altas del planeta resultaron ser el mejor campo de pruebas para comprobar la resistencia y precisión de los Rolex Oyster Perpetual.
La propia Rolex comenzó a entregar prototipos de sus Oyster a los alpinistas para que los probaran y así perfeccionar futuros lanzamientos para al gran público. Y dos de ellos acabaron en las muñecas de sir Edmund Hillary y Tenzing Norgay, que los usaron para alcanzar por primera vez la cumbre del Everest en mayo de 1953. Ese mismo año, Rolex lanzó su línea Explorer para conmemorar la hazaña, basada en los modelos de Norgay y Hillary e introduciendo algunas variaciones. Eran relojes con cajas de 36 mm, extremadamente resistentes a los elementos, y con algunas señas de identidad muy marcadas como sus esfera negra, los números árabes 3, 6 y 9 en sus respectivas horas o las agujas tipo ‘Mercedes’ (por el símbolo que recuerda al de la marca automovilística).
Hace dos años, Rolex presentó una nueva versión del Explorer que remitía a la primigenia, con una caja de 36 mm y una estética muy parecida, pero con un nuevo movimiento actualizado de alto rendimiento. Y ahora, en 2023, cuando se cumple el 70 aniversario de esa primera ascensión al Everest, la firma lanza una nueva configuración aún más legible gracias a su caja de 40 mm de diámetro en acero Oystersteel y con la fiabilidad del calibre 3230 y sus 70 horas de reserva de marcha.
Sky-Dweller: lujo y altos vuelos
El Sky-Dweller se podría considerar como la evolución del GMT-Master y es el último modelo totalmente nuevo que había presentado (lo hizo en 2012) hasta la llegada este año del 1908, así como el más complicado de su historia.
El reloj es el primero de Rolex con las funciones conjuntas de calendario anual y doble huso horario. Así, cuenta con un doble huso horario con indicación de la hora local mediante las agujas centrales y visualización de la hora de referencia en formato de 24 horas por medio de un disco giratorio excéntrico en la esfera. Y luego tiene un calendario anual único bautizado con el nombre de Saros –en referencia al fenómeno astronómico del mismo nombre– que sólo necesita una única corrección de la fecha al año, en el paso de febrero a marzo; y la visualización de los meses en doce ventanas que recorren la esfera. Para ajustar fácil y rápidamente las funciones, está además equipado con un sistema de interacción innovador y patentado: el bisel giratorio Ring Command.
La gran novedad de este año es que desde ahora el Sky-Dweller vendrá equipado con el nuevo calibre 9002, evolución del anterior calibre 9001, y que incorpora innovaciones en materia de fiabilidad y precisión como el ya mencionado escape Chronergy. Y en lo estético, llega una versión adicional en oro blanco de 18 quilates provista de un brazalete Oysterflex, siendo la primera vez que una modalidad del Sky-Dweller combina este metal precioso, que regresa a la gama, con el brazalete de elastómero negro.
Yacht-Master 42 en titanio RLX, ligereza y tecnología en alta mar
Rolex lleva asociada con innumerables regatas de vela, tanto costeras como de alta mar, desde los años 50 (actualmente patrocina la Rolex Fastnet Race, la Rolex Sydney Hobart Yacht Race y la Rolex Middle Sea Race, entre muchas otras). Mucho antes incluso de que lanzara su primer reloj deportivo creado específicamente para navegantes y capitanes. En los años 60 ya registró el nombre Yacht-Master con ese propósito, pero no fue hasta 1992 cuando un modelo con esa denominación vio la luz, lo que demuestra los criterios de autoexigencia por los que se rige la manufactura.
Este reloj náutico está disponible ahora por primera vez en titanio RLX —una aleación especialmente robusta a la par que ligera; totalmente resistente a la corrosión, de ahí que sea un modelo perfecto para llevar en alta mar— y provisto de un brazalete Oyster, con un bisel giratorio bidireccional en Cerachrom negro mate.
Al igual que la versión renovada que vio la luz en 2019, integra el resistente y fiable calibre de manufactura 3235, con 70 horas de reserva de marcha.
Nuevas esferas coloridas y efervescentes
En los últimos años, Rolex acostumbra a innovar con los diseños y colores de las esferas, especialmente las de sus Oyster Perpetual (el sucesor del primer reloj hermético de la historia) y Oyster Perpetual Datejust (la línea moderna que deriva del primer modelo con fecha situada a las 3), dos de sus colecciones más longevas, disponibles en una gran variedad de tamaños de caja y que para muchos son la puerta de entrada a la manufactura.
El primero fue renovado en 2020 con tonos llamativos, como azul turquesa, amarillo, rojo coral y verde; mientras para el segundo se introdujeron en los dos últimos años esferas con motivos de palmera y con decoración de flores y diamantes, entre otras.
En 2023, la firma sorprende de nuevo con una estética pop para los Oyster Perpetual de 31 mm, 36 mm y 41 mm, que ahora se podrán encontrar también con una nueva esfera lacada salpicada de burbujas multicolor.
Un colorido también presente en los nuevos Day-Date 36 (el que fue en su momento el primer reloj en mostrar el día de la semana, además del mes), que presentan esferas en piedra ornamental cuyas tonalidades tornasoladas evocan la atmósfera de las costas mediterráneas. La venturina verde, la cornalina y la turquesa se asocian respectivamente con las modalidades en oro Everose, amarillo o blanco de 18 quilates.
Los efectos cristalizados, las matrices y las vetas características de cada una de estas piedras ornamentales convierten cada esfera en una auténtica obra de arte única, además de demostrar la maestría de la manufactura en el arte del engaste.
Más atrevida y rupturista es la esfera con motivos de puzle que también se introduce para estos modelos, y no solo por sus llamativos colores: la ventana del día de la semana pasa a presentar un calendario que inspira buenas intenciones, con inscripciones como ‘Love’, ‘Peace’ o ‘Hope’; mientras la ventana de la fecha muestra un verdadero repertorio de emociones, representadas por 31 emojis especialmente diseñados para el modelo.
