El Único Argumento Posible para una Demostración de la Existencia de Dios, Immanuel Kant

[Der einzig mögliche Be­weisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes]. Obra de Immanuel Kant (1724-1804), publicada en 1763.

Según Kant, todos los argumentos para demostrar la exis­tencia de Dios pueden ser sacados o de los conceptos racionales de lo simplemente po­sible o de conceptos empíricos de lo exis­tente. En el primer caso, la existencia de Dios se demuestra como consecuencia o como principio de lo posible racional (ar­gumento ontológico); en el segundo, como causa o como consecuencia de los conceptos empíricos (argumento cosmológico). De es­tos argumentos es falso el ontológico car­tesiano, porque la existencia no es un pre­dicado, y por consecuencia tampoco el predicado de la perfección; es falso el cos­mológico wolffiano porque, deduciendo de los conceptos empíricos de las cosas exis­tentes la existencia de una causa primera e independiente introduce en el concepto de causa el de necesidad y seguidamente el de la unidad y de la perfección que no pueden encontrarse en él por vía de simple análisis. La otra prueba cosmoló­gica, por la que de la propiedad de las cosas del mundo se deduce la existencia y las propiedades de la divinidad, no es ca­paz del rigor de una demostración.

El único argumento irrefutable es, por consiguiente, el derivado de aquel procedimiento ontológico que, considerando la posibilidad de las cosas como consecuencia, deduce la exis­tencia de Dios como principio. Cabe pensar, por lo tanto, que una cosa posible puede no ser, pero la posibilidad en sí no admite su opuesto, porque si nada es posible, nada existe; y si nada existe, no existe dato al­guno material para el que piensa, y se anula toda posibilidad. Existe pues una realidad necesaria lógicamente; es abso­lutamente necesario tan sólo aquello cuyo opuesto es en sí mismo imposible. Este «primus» absoluto y necesario es una cierta realidad, sin la cual se anularía también toda posibilidad intrínseca. Es único, simple, inmutable y, como tal, puro espíritu. Esta obra se halla muy lejos del criticismo, si bien en ella apunta alguna indicación crí­tica; Kant se nos muestra todavía sumido en el «sueño dogmático» y realiza la tenta­tiva de demostrar racionalmente la existen­cia de Dios, que en la Crítica de la razón pura (v.) declarará imposible.

E. Codignola