Nacido un 17 de abril de 1818, Alejandro Nikolaievich Romanov era el
hijo mayor del Nicol�s I y bisnieto de Catalina la Grande. Cuando
ten�a 7 a�os y tras la muerte de su t�o, el Zar Alejandro I
(vencedor de Napole�n), su
padre fue coronado como Nicol�s I Zar de Rusia.
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Para entonces, Alejandro era un ni�o muy bonito, de grandes y bellos
ojos azules, f�sico arm�nico y muy simp�tico. Cuando lleg� a la adolescencia,
sus bi�grafos lo describen como un joven impactante, tanto por su
atractivo f�sico, como por su personalidad apasionada y
rebelde.
Estas caracter�sticas, sumadas al hecho de ser el heredero al trono,
provocaron que cuando sus hormonas explotaron se convierta en un
amante imparable. |
Si bien desde muy joven conoci� el placer del sexo con numerosas
criadas, su primer gran amor -al menos documentado- fue la plebeya polaca Olga Kalinovskaya (Kalinovsky),
con quien tuvo un romance apasionado. |
Su
Juventud |
A los 20
a�os, el zarevich Alejandro es enviado por su padre en gira por Europa
en busca de una esposa. Es all� donde conoce a quien
seria luego su consorte, la joven princesa alemana Mar�a de Hesse-Darmstadt (1824-1880), hija de
Luis II, Gran Duque de Hesse y de la princesa
Guillermina de Badem. Deslumbrado por la belleza de esta jovencita de 14
a�os, Alejandro comunica a su padre el deseo de casarse con ella,
advirtiendo luego que si no aprueban la uni�n, �l renunciar� al
trono sucesorio. |
En
realidad, quien se opon�a al matrimonio, era su madre la emperatriz
Alejandra Feodorovna, dado que conoc�a la irregularidad natal
de la prometida. Es que Maria de Hesse, en realidad, era hija del
bar�n Augusto Senarclens de Grancy, pero al momento del nacimiento y
para evitar un esc�ndalo, Luis II, Gran Duque de Hesse, reconoci� a
Mar�a como hija suya. |
Conociendo
el Zar Nicol�s I la fuerte personalidad de su hijo, opto por no oponerse,
convencer a su esposa
y ordenar que comiencen los largos preparativos para los esponsales.
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Mientras
esto suced�a, Alejandro viajo a conocer a su prima Victoria,
flamante reina de Inglaterra y ahijada de bautismo de su t�o, el
fallecido Zar Alejandro I. La regordeta reina, tenia por entonces solo
19 a�os y �l 20. Ella no estaba enterada que Alejandro ya hab�a
elegido esposa y quiz�s esta visita la ilusion�. El hecho es
que la alegre sangre alemana de ella, mas la
fogosidad rusa de �l, fueron la causa de una sinton�a inmediata que
-seg�n dicen- fue un idilio sin consumar. A decir verdad, creo que
esta versi�n la invent� el entorno de la reina Victoria. |
Al dejar Inglaterra y aprovechando que aun faltaba para la fecha de su
boda, Alejandro se reencontr� con la polaca plebeya Olga
Kalinovskaya, disfrutando con ella de
buenos momentos. |
Los Hijos |
Con 23
a�os, Alejandro se casa finalmente con su prometida Mar�a de Hesse,
conocida a partir de all� como
Mar�a Alexandrovna y que al momento de la boda contaba con 17 a�os.
La ceremonia fue en San
Petersburgo, el 16 de abril de 1841.
La descendencia de la pareja fue
prolifera: Alejandra (1842-1849); Nicol�s (1843-1865);
Alejandro III
(1845-1894); Vladimir (1847-1909); Alexei (1850-1908); Mar�a
(1853-1920); Sergio (1857-1905) y Pablo (1860-1919). En total 6
varones y 2 mujeres. |
Despu�s del nacimiento de su cuarto hijo, cansado de la t�mida y
callada Mar�a, Alejandro regres� a sus aventuras amorosas y tuvo
relaciones con muchas damas de la corte e incluso volvi� a su
antigua amante polaca Olga Kalinovskaya, a quien la historia
reconoce, entre todas sus amantes, como la �nica que quedo pre�ada
de �l. Se documenta que en 1948, el zarevich Alejandro tiene un hijo
con ella, al que llaman Mikhail (Miguel). Esta claro que Alejandro
sent�a -despu�s de tantos a�os- afecto por esta mujer y esa fue la
raz�n para reconocer a su hijo extramatrimonial; suerte
que quiz�s no han corrido sus otras muchas amantes.
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Pero
veamos que suced�a en Rusia, mientras Alejandro viv�a la paternidad
de cuatro hijos leg�timos y uno extra. Al a�o del nacimiento
de Mikhail (1949) el ejercito ruso avanzaba contra Hungr�a en ayuda
del nuevo Emperador Francisco Jos� I de Austria, de apenas 18 a�os.
Gracias a esta ayuda el joven emperador austriaco, pudo restablecer
el orden en su imperio, el buen nombre de los Habsburgo y restaurar el dominio de Austria en la
Confederaci�n Alemana. |
En 1853,
mientras Maria Alexandrovna
par�a a su sexto hijo, a mas
de 1300 Km. del Palacio, una cruenta lucha en Crimea,
enfrentaba a Rusia con el Imperio Otomano y una coalici�n formada
por el Imperio Brit�nico, Franc�s y el Reino de Cerde�a. En estas
circunstancias, el Zar Nicol�s I esper� contar con el apoyo de
Austria, cosa que finalmente no sucedi�, pues al parecer Francisco
Jos� I no era de devolver favores (y as� le fue despu�s...), adem�s
de estar muy entretenido noviando con Sissi (Isabel
de Wittelsbach), que para
entonces tenia 15 a�os y �l casi 23. |
En 1854 y
mientras la guerra de Crimea era cada vez mas sangrienta, Alejandro
conoce a una dama que lo impacta y con quien comenzar� una fogosa
relaci�n epistolar que superar� las 5000 cartas. La dama se llamaba
Ekaterina
Mikhailovna Dolgorukaia y lo curioso -trat�ndose de Alejandro- es que solo
se escrib�an cartas ardientes, algo as� como lo que hoy podr�amos
llamar una mera relaci�n de hot-chat. |
El 2 de
marzo de 1855 y poco antes del triunfo de los aliados en Sebastopol,
Nicol�s I mor�a en su cama de San Petersburgo y como suelen decir
"muerto el Rey, viva el Rey", ese mismo d�a Alejandro con 37 a�os,
se convert�a en el nuevo Zar Alejandro II de Rusia. |
Su
primera acci�n internacional, fue aceptar la derrota y comenzar con
los arreglos legales, firmando finalmente el 30 de marzo de 1856 el
Tratado de Paris. Este hecho fue un enorme contratiempo en lo
concerniente a la pol�tica de ocupaciones rusas con Oriente pr�ximo,
adem�s de dar por tierra con el mito del poder ruso ante los ojos de
Europa. |
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�poca de
Reformas |
La
fracasada guerra de Rusia en Crimea -a ojos de hoy- fue el factor
desencadenante para que Alejandro I se vea obligado a comenzar un
programa de profundas reformas internas, similares a los que estaban
ocurriendo en otras partes de Europa. A esta nueva etapa pol�tica de
Alejandro II se la reconoce en la historia rusa como "la Era de las
Grandes Reformas". Su gobierno aboli� la servidumbre, prohibi� el
castigo corporal (una atrocidad muy com�n de aquella �poca),
estableci� gobiernos auton�micos,
inici� la reforma judicial, modific� el sistema de ense�anza e
implant� el servicio militar universal, entre otras cosas. |
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Mientras
los cambios sociales se suced�an vertiginosamente, su esposa Mar�a Alexandrovna,
que ya hab�a perdido su bella silueta, atend�a la crianza de sus
hijos, asist�a a sus obligaciones protocolares de Zarina, abrazaba
cada vez mas la practica religiosa ortodoxa y luchaba con una
enfermedad en ciernes. En cambio �l, entre reforma y reforma,
aumento su deseo por Ekaterina Dolgorukaia y cuando
por fin la llevo al lecho, se mostr� tan apasionado que tembl� como
presa del mal de San Vito y fracaso en el intento.
Si bien esta nota tragic�mica esta documentada, me pregunto c�mo los
bi�grafos o historiadores lo supieron. �Acaso Alejandro o Ekaterina lo contaron? �O quiz�s el m�dico de la corte que lo atendi� en esas
circunstancias lo dejo asentado? |
Cualquiera
de las dos posibilidades es v�lida, porque en Rusia fue un verdadero
esc�ndalo cuando el affaire quedo al descubierto. Mientras dec�an de
ella que era una desvergonzada prostituta, Alejandro segu�a
escribi�ndole cartas cada vez mas subidas de tono y ella
respondi�ndole de igual manera. �l la llamaba "mi esposa ante Dios"
y ella "mi Cuc�". Los muchos dibujos er�ticos que Alejandro hizo de
ella desnuda, son otro tema que nos convencen del grado de
excitaci�n que esta mujer mucho menor que �l, provoc� en su psiquis.
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Pintura de la �poca de
Alejandro II |
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En 1860
su esposa Maria Alexandrovna,
dio a luz a Pablo (*), el �ltimo de los
ocho
hijos que le pari� al zar. Sus
frecuentes embarazos y su delicada salud la mantuvieron a partir de
esa �poca alejada de muchas de las celebraciones de la corte. Aunque
la relaci�n con Alejandro siempre fue respetuosa y buena, Mar�a
conoc�a la continua y casi desenfrenada infidelidad de su marido.
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La Amante |
En 1872,
su amante favorita, Ekaterina Dolgoruki dio a luz al primog�nito de
la pareja, al que llamaron Jorge Aleks�ndrovich, al a�o naci� Olga
Aleksandrovna, luego en 1876 llego Boris Aleks�ndrovich y en 1878
Catalina Aleksandrovna. |
Dado que
el Zar hab�a comenzado a sufrir atentados contra su vida y
temiendo por la suerte de su amante e hijos,
no bien naci� Catalina (1878)
traslado a todos ellos al Palacio de Invierno, lugar que tambi�n
habitaba Maria Alexandrovna y
sus hijos leg�timos. Cuentan
los documentos de la �poca que Maria ya estaba muy enferma y los
continuos ruidos que hac�an los cr�os no solo
fastidiaban a ella, sino tambi�n a las enfermeras y religiosos que
la cuidaba. |
Al
parecer, los
peque�os de Alejandro y Ekaterina eran muy traviesos e hiperactivos y a menudo sus
juegos desbordantes no dejaban dormir a Mar�a, quien
confesaba sentirse muy ultrajada por el "revoltijo de cebo con
manteca que hab�a hecho Alejandro al meter bajo un mismo techo a
esposa y amante". Por esta acci�n de forzar a sus dos mujeres a
convivir bajo un mismo techo, la sociedad rusa de entonces se
escandaliz� y el zar fue objeto de muchas cr�ticas, tanto de la
sociedad como de la Iglesia Ortodoxa, quien velaba por la salud de
Maria. |
El 8 de
Junio de 1880 finalmente fallece Mar�a Alexandrovna y su esposo
despu�s de esperar los rigurosos 40 d�as de luto que impone la Ley,
se casa con su querida. |
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Ekaterina Dolgoruki no permiti� que su actual posici�n de esposa debilitara la pasi�n
que compart�a con el Zar. Se sabe que sol�a bailarle desnuda y posar
para sus cuadros er�ticos y hac�an el amor en cualquier parte,
aunque prefer�an un sof� vetusto tapizado en azul. Varias veces los
criados los sorprendieron en sus "bingerles", un eufemismo
que invento Catalina para se�alar el momento de intimidad entre
ellos. |
Las
cartas entre ellos, son un tema insoslayable en esta relaci�n.
Hay mas de 4000 cartas y notas que se escribieron mutuamente durante
catorce a�os y cuyos textos son altamente er�ticos: "Mi gato que se
aferra a m� con pasi�n... aquel �xtasis rayano a la locura..." "Cuc�, los ocho d�as de abstinencia fueron insoportables", escribe
Ekaterina a "Cuc�", como llamaba a Alejandro. "Pero dormiremos juntos, como
gatos, ser� dulce y divertido". "Espero que esta noche fluyamos por
lo menos tres veces uno dentro del otro"; Alejandro, m�s controlado
en sus textos, pero no menos apasionado, le contestaba: "No necesito
explicarte que nuestro bingerles me ha
obsequiado, no menos que a ti, el apogeo del placer". |
Las cartas de Ekaterina �seg�n le�- est�n escritas con pu�o r�pido,
impulsivo y claro. Tienen frases como: �Espero que
esta noche fluyamos por lo menos tres veces uno dentro del otro�.
A lo que Alejandro, m�s controlado pero no menos apasionado, le
responde: �No necesito explicarte que nuestro bingerles me ha
obsequiado, no menos que a ti, el apogeo del placer�. |
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