Agosto del 67: Rock lisérgico y amor libre - Free Rockin'
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Agosto del 67: Rock lisérgico y amor libre

El agosto del amor libre, el rock lisérgico y la culminación del movimiento hippie

MARIA F. CANET

El 7 de agosto de 1967, la subcultura hippy tocó la cima de una rebelión contra el orden establecido. Fueron días de proclamas pacifistas, rock lisérgico y amor libre del que ya han pasado cinco décadas. El gran hito del hippismo de los años sesenta; el Verano del Amor. Este fenómeno musical, social y cultural, tuvo lugar durante el verano de 1967, e hizo de la ciudad de San Francisco la capital mundial de la música psicodélica y del movimiento hippie.

Aquellos meses fueron claves para forjar la contracultura de los años sesenta, marcada por la liberación sexual (con la proliferación de la píldora anticonceptiva), la experimentación con drogas (LSD por excelencia), el rechazo a la guerra de Vietnam, la lucha por los derechos civiles y el auge del rock psicodélico. “If you´re going to San Francisco be sure to wear some flowers in your hair”, así lo advertía Scott McKenzie. Estos jóvenes inconformistas, resultado del babyboom de la posguerra, buscaban cambiar los valores de la sociedad con una marcada oposición a la violencia y la creencia en el establecimiento de nuevas formas de relacionarse, empleando la música psicodélica como bandera. Fomentaron así mismo valores como el ecologismo o el vegetarianismo, y el auge de movimientos sociales como el feminismo, la búsqueda de derechos de los ciudadanos negros o la comunidad homosexual.

agosto del 67 amor y rock

Sin embargo, lo que ocurrió en la ciudad californiana durante el verano del 67 fue el culmen de un movimiento que empezó a gestarse años atrás. Los cimientos del movimiento hippie se forjaron a través de la generación Beat de la década de los cincuenta. No debemos olvidar que la palabra hippie deriva de hípster, término empleado para hablar de los miembros de la generación Beat. A través de sus obras, Allen Ginsberg, Jack Kerouac o William S. Burroughs cuestionaron los valores clásicos de la moral estadounidense, situándose a favor de la libertad sexual o del consumo de drogas. Este movimiento literario tuvo un gran impacto en el estado de California, y por ende, en grupos musicales como The Doors, The Mamas & The Papas, Grateful Dead o Jefferson Airplane. Las ideas de los beatniks fueron calando en la población gracias a estos músicos que difundían su mensaje a través de sus canciones, haciendo que el movimiento se consolidara en los años sesenta. El gran florecimiento musical que se vivió durante esta década, considerada como la edad de oro de la música popular, tuvo un enorme impacto en los jóvenes estadounidenses. Los músicos hippies que antes se limitaban a hacer folk con una guitarra acústica, electrificaron su sonido gracias a la irrupción de los Beatles, y con la publicación en mayo del Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band, la psicodelia se alzó como estandarte de esta generación.

Los hippies de San Francisco se concentraron en el barrio de Haight-Ashbury,donde llegó una oleada de alrededor de 200.000 personas venidas de fuera. La excentricidad de sus habitantes y su particular modo de vida, situaron a la ciudad de California en el centro del huracán mediático, atrayendo a un número cada vez mayor de jóvenes que peregrinaban a San Francisco buscando encontrar allí su lugar en el mundo. Los habitantes de San Francisco trataron de paliar a su manera las consecuencias que provocó la concentración de tal multitud. Se crearon las Free Clinic, donde se atendían enfermedades de transmisión sexual o las consecuencias de los excesos con las drogas, y los Diggers, que repartían alimentos entre los allí presentes.

El 14 de enero de 1967 se celebró el Human Be-In, la denominada “concentración de los pueblos” en el parque Golden Gate de San Francisco, donde John Phillips, miembro de The Mamas & The Papas– y autor de la canción- interpretó el célebre San Francisco, popularizado por Scott McKenzie, ante miles de personas, convirtiéndolo en el himno del movimiento hippie y del verano del amor. Meses más tarde, los peregrinos que acudían a la ciudad californiana se multiplicaron los días 16, 17 y 18 de junio, con motivo del Monterey Pop Festival, considerado el padre de todos los festivales al aire libre. A la cita, acudieron más de 200.000 personas, congregadas en el estado californiano para ver las actuaciones de Jimi Hendrix, Janis Joplin, Otis Redding o The Who, dando así el pistoletazo de salida al Verano del Amor. Dos años más tarde, en 1969, y como máximo exponente de esta corriente musical y cultural, tendría lugar el festival de Woodstock.

San Franciso se convirtió así pues en la capital mundial de la música, y el 7 de agosto de 1967, el barrio de Haight-Ashbury recibió la visita George Harrison. El Beatle, que acudió al kilómetro cero del hipismo con su esposa, la modelo y actriz Pattie Boyd, fue recibido por la multitud, y no dudó en ser partícipe de aquel movimiento, cantando con los allí presentes. De los cuatro de Liverpool, Harrison fue sin duda el que más conectó con esta generación, algo palpable en sus composiciones, tanto con los Beatles como en solitario. Su amor por el mundo oriental, con la introducción de instrumentos como el sitar en el rock and roll, y su espiritualidad fueron claves para el rock psicodélico.

Los grupos de rock californiano, influenciados por la psicodelia, se hicieron eco de las protestas estudiantiles, y de los enfrentamientos entre estudiantes que clamaban el cese de la guerra de Vietnam y la policía. En sus canciones mostraban la oposición entre jóvenes que luchaban sin armas, gracias al amor libre y la paz, y el Estado corrupto y violento que favorecía la guerra y las injusticias. Las canciones no narraban ya únicamente historias de amor; retrataban lo problemas de la sociedad. Surgieron así himnos contra la controvertida guerra como Volunteers de Jefferson Airplane o The Unknow Soldier o Riders On The Storm de The Doors. Figuras como Janis Joplin o Jim Morrison fueron considerados como los portavoces de esta generación.

El tiempo y la polémica se encargaron de desmontar la utopía hippie. Las consecuencias de las drogas, y dos polémicos casos de violencia, el asesinato de un joven negro a manos de los Hell´s Angels en un concierto de los Rolling Stones en Altamont, y los asesinatos llevados a cabo por Charles Manson y su familia en 1970, que se intentaron vincular al hippismo, ensombrecieron el movimiento. Los habitantes de Haight- Ashbury fueron abandonando poco a poco la ciudad, dispersándose en comunas ubicadas a las afueras de la ciudad, donde se dieron a la vida rural.

Cinco décadas después, la concepción que tenemos del hipismo y del Verano del Amor es difusa. Para muchos, se trata de una panda de fumados que proclamaban la paz y la libertad sexual y sólo buscaban evadirse de la realidad pasando un buen rato. Para otros, son un tema guay para alguna fiesta de disfraces. Los hippies han quedado relegado a una esfera superficial, donde la mayoría de la gente únicamente ve sexo, drogas y ropa excéntrica. Sin embargo, la contracultura de los sesenta fue mucho más que eso. El movimiento hippie consiguió proezas en materia de derechos y libertades sociales, fue la cuna del ecologismo, y consiguió hacer de la cultura el estandarte de una sociedad. Cincuenta y un años después parece que retrocedemos en todos estos ámbitos. Quizás no estarían tan lejos de la realidad.