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Eduardo de Wessex: las incógnitas que rodean a una figura clave para los Windsor

príncipe Eduardo
Eduardo de Wessex en una imagen de archivo. / Gtres
  • Andrea Mori
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El príncipe Eduardo de Wessex cumple cincuenta y ocho años en un momento delicado para la Corona. El hijo menor de la Reina Isabel y el duque de Edimburgo nació un 10 de marzo de 1964 en el Palacio de Buckingham en una etapa en la que, al igual que el príncipe Andrés, la Reina disfrutaba de más tiempo para dedicárselo a sus hijos, no como cuando nacieron el príncipe Carlos y la princesa Ana. Sin embargo, el duque de York siempre ha sido el favorito de la monarca, quizás porque a su llegada, la soberana pudo disfrutar más de la maternidad.

Al margen de esto, lo cierto es que el príncipe Eduardo siempre ha intentado mantener un perfil bajo y su papel en las tareas de representación, aunque ha sido muy relevante, se ha caracterizado por ser más discreto.

Eduardo de Wessex

El príncipe Eduardo con la Reina. / Gtres

Sin embargo, los últimos acontecimientos que han rodeado a la Corona han hecho que tanto él como su esposa, den un paso adelante. Eduardo y Sophie se han convertido en uno de los apoyos fundamentales para la Reina, tras la muerte del duque de Edimburgo, la marcha de los duques de Sussex y el escándalo que ha rodeado al príncipe Andrés. Su actitud discreta, su compromiso con la Corona y su cercanía a la Reina -en términos de distancia entre sus residencias-, han sido claves para que muchos vean en ellos un baluarte para la estabilidad y el futuro de la Monarquía. Tal como explica a este digital la historiadora Marlene Koenig: “Eduardo y Sophie viven cerca de la Reina y la ven con más frecuencia que el resto. Se fotografía a menudo a sus hijos en los terrenos de Windsor”, recalca. A esto hay que añadir que el duque de Edimburgo tenía una relación estrecha con su hija, Lady Louise, a quien legó su carruaje.

Una figura esencial

Pese a que se ha dicho en ocasiones que la intención de Carlos de Inglaterra es reducir la familia real al mínimo, no parece probable que el heredero vaya a prescindir de la valiosa contribución que hace su hermano menor.

En el momento en el que la Reina no esté, Eduardo será el royal senior trabajador con más años de servicio después de Carlos y Guillermo, que están por delante en la sucesión. “Él y su esposa seguirán manteniendo sus patrocinios y compromisos reales. Carlos no los va a eliminar, pero no les sucederán sus hijos”, sentencia la experta.

Eduardo de Wessex

El príncipe Eduardo en una boda con su esposa. / Gtres

A diferencia de lo que ha ocurrido con Andrés, que ha supuesto un duro golpe para ‘La Firma’ y ha alterado las relaciones del duque de York con el resto, en el caso de Eduardo hay una gran distancia con su hermano mayor, en términos de edad: “se llevan quince años, nunca han sido hermanos cercanos”, asegura Koenig. Sin embargo, ello no ha sido óbice para que entre ellos hayan existido tensiones, relacionadas con la imagen de la Corona: “Carlos y Eduardo se enfrentaron cuando el conde de Wessex dirigió su propia compañía de producción e intentó grabar a Guillermo en la universidad”, comenta la historiadora. No obstante, esto es agua pasada y ahora mismo los Condes son un equipo de apoyo fundamental al núcleo central de la institución. “Su papel se asimila al de los duques de Gloucester en los años setenta y ochenta”, recalca Marlene Koenig.

Sucesor de su padre

En el momento de la boda de los actuales condes de Wessex, el príncipe Eduardo solicitó que no se le otorgara un ducado real, que habría sido lo normal. En contraposición, se acordó que sería el próximo duque de Edimburgo, tras los pasos de su padre. Sin embargo, a la muerte del príncipe Felipe, sus títulos han revertido a la Corona. Será Carlos de Inglaterra el que vuelva a crear el ducado y se lo otorgue a su hermano menor junto al de conde de Merioneth y la barón de Greenwich, los mismos que tenía el marido de la Reina. Pero para esto habrá que esperar todavía.

Una familia real menguante

Aunque se ha dicho en muchas ocasiones que la intención del príncipe Carlos es reducir el número personas de la primera línea de la familia, la realidad no es tan tajante. Está confirmado que el heredero quiere que la carga económica que supone la Corona para el Gobierno sea menor, pero, además, hay que tener en cuenta que la estructura de ‘La Firma’ se va a reducir por sí sola sin necesidad de ajustes por parte del próximo soberano.

A finales de los años noventa se empezó a hablar de lo que ha dado en llamar “el grupo principal” o permanente. “Este grupo incluía miembros de la realeza, asesores y representantes del Gobierno. Entonces se decidió que, con el tiempo el núcleo de la familia real sería más pequeño”, comenta la historiadora.

Eduardo de Wessex

Los condes de Wessex en la Abadía de Westminster. / Gtres

Sin embargo, esta reducción va a suceder de dos maneras. Por un lado, de forma natural, por exclusión. Por ejemplo, el duque y la duquesa de Gloucester, el duque de Kent, la princesa Alexandra, la princesa Ana son miembros de la realeza, pero sus hijos ya no lo serán. En el caso de Alexandra y Ana no tienen títulos, porque una princesa no puede pasar su rango a sus hijos. El duque de Gloucester, el duque de Kent y el príncipe Michael son nietos de soberano por línea masculina. Esto supone que “son el final de la línea real en su generación debido a la Carta Patente de Jorge V de 1917. En la próxima generación, el duque de Gloucester y el duque de Kent no serán ducados reales”, asevera Marlene Koenig.

Esto hará que ya de por sí, la familia real se reduzca. Pero además, hay otros royals como las princesas Beatriz y Eugenia que, más allá de las polémicas de su padre, no ejercen como representantes de la Corona ni pueden pasar su rango a sus hijos. A pesar de la insistencia del duque de York en que sus hijas formaran parte de ‘La Firma’, esto es algo que nunca ha conseguido, quizás, en parte, por su propia situación personal. “Si Andrés y Sarah hubieran permanecido casados, como una pareja feliz que trabaja para familia real, creo que Beatriz y Eugenia ahora estarían trabajando como miembros de la realeza”, confirma la experta. En el año 1999 quedó claro que la familia real principal solo incluiría a Carlos, sus hijos y sus esposas, con Andrés, Eduardo y Sophie interpretando papeles secundarios hasta que se retiraran.

Andrés

El príncipe Andrés junto a la condesa de Wessex. / Gtres

Los herederos del Príncipe

Cuando Eduardo se casó en el año 1999, tanto él como Sophie acordaron con la Reina que sus hijos no serían príncipes, sino que adoptarían los tratamientos correspondientes a los hijos de un conde. No se emitió ninguna Carta Patente para confirmar esta designación oficial, ni se espera que haya cambio alguno de cara al futuro.

Sin embargo, esto puede ser un impedimento, porque entonces no se esperaba que el duque de York fuera apartado o que el príncipe Harry tomara la decisión de alejarse de la Corona y hacer una vida independiente, lo que limita los miembros en activo al servicio de Su Majestad.  En cualquier caso, los descendientes de los Sussex no estaban llamados a tener ningún papel oficial, ya que las últimas Cartas Patentes de la Reina aseguraron el rol y el tratamiento de los hijos de los duques de Cambridge, pero no los de su hermano menor.

Príncipe Andrés

El príncipe Andrés junto al príncipe Carlos en un acto./ Gtres

“Muchas personas olvidan que la Carta Patente del año 1917 se centra en la línea masculina. La sucesión ahora parte del primogénito, de manera que las próximas cartas tendrían que dejar claro que una mujer también puede transmitir su rango y darles ciertos derechos a sus hijos”, sentencia la especialista.

No se espera que la Reina emita un nuevo texto, sino que, lo más lógico es que sea el príncipe Carlos el que tome algunas acciones en torno a este tema. Sin embargo, no hay nada que impida que la monarca se pronuncie. “si esto ocurre, habrá algunas personas que afirmen que esto estaría dirigido a Harry y Meghan y sus hijos, pero también se aplicaría a los hijos menores de Guillermo”, explica Marlene.

De lo que no hay duda es que, en la próxima generación, la familia real será mucho más pequeña. Y eso es algo a lo que el príncipe Carlos habrá de enfrentarse, porque serán muchos los actos y patrocinios que atender y pocas personas que puedan representar a la Corona.

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