Biografia de Edgar Degas

Edgar Degas

(Hilaire Germain Edgar Degas; Par�s, 1834 - 1917) Pintor impresionista franc�s. A pesar de que inici� sus estudios de derecho, Edgar Degas se dedicó bien pronto a la pintura gracias a la desahogada econom�a familiar y al benepl�cito de su padre, cuya cultura y sensibilidad ante lo art�stico result� fundamental en su etapa de formaci�n.


Detalle de un Autorretrato de Degas (c.1863)

En 1853 ingresó en el taller del pintor Félix-Joseph Barrias y en 1854 recibió las enseñanzas de Louis Lamothe, seguidor de Ingres. Sin embargo, su privilegiada condici�n social, que determinar� toda su vida y una buena parte de su obra, le permiti� conocer las colecciones particulares de pintura de la clase alta parisiense y formarse en la tradici�n cl�sica como autodidacta a trav�s de m�ltiples viajes. En casa de su t�o el bar�n Bellelli, en Florencia, Degas tuvo acceso a copias y originales de Rafael Sanzio, Andrea Mantegna, Piero Pollaiuolo, Domenico Ghirlandaio y Sandro Botticelli.

Por los testimonios de la �poca se sabe que Degas era un hombre t�mido, sensible, algo retra�do, con una gran vida interior que a veces le dificultaba la relaci�n con sus semejantes, tal como puede observarse en la serie de autorretratos que realiz� entre 1854 y 1858, donde se aprecia la influencia de Jean Auguste Dominique Ingres. En la d�cada de los sesenta, la posibilidad de entender la pintura como un ejercicio art�stico, ajeno a las alegor�as y al trasfondo moralista de los grandes cuadros de historia, era todav�a incierta y dudosa.

Sin embargo, las recientes muertes de Claude Joseph Vernet, Eugène Delacroix e Ingres abrieron un hueco en el que pudo desarrollarse, de la mano de Édouard Manet y del mismo Degas, lo que Baudelaire denomin� enf�ticamente el "hero�smo de la vida moderna". La familia Bellelli (1858-1875, Museo de Orsay, Par�s) surge de unos retratos de sus primas que Degas pint� durante su primera estancia en Florencia, y muestra un an�lisis visual de la familia en el que los caracteres de los personajes (la atenta e inquieta t�a Laura, su esposo Genaro, las dos ni�as), junto con la verosimilitud del mobiliario y los objetos personales, constituyen una composici�n realista, fiel testimonio de la vida moderna.


La familia Bellelli

La obra, sin embargo, puede entenderse tambi�n como una alegor�a de la continuidad temporal familiar, pues el dibujo que cuelga de la pared representa al abuelo Degas, patriarca de la familia, mientras que la propia Laura Bellelli se encuentra embarazada; son cuatro y no dos (como parece a simple vista) las generaciones plasmadas en el cuadro: el pasado alimenta al presente para proyectarse en el futuro, como ocurre en toda la obra de Degas.

De regreso a Par�s, tras una estancia en la villa M�dicis de Roma, Degas descubri� el fascinante mundo esc�nico que tanto exalt� en su pintura. Aunque de connotaciones aleg�ricas, el retrato de Mademoiselle Fiocre en el ballet La Source (1868, Brooklyn Museum, Nueva York), expuesto en el Sal�n de 1868, representa su aparici�n en el panorama art�stico parisiense.


Orquesta de la ópera

Su obra Orquesta de la �pera (1868-1869, Museo de Orsay, Par�s), deb�a haber sido un retrato del fagotista D�sir� Dihau, pero finalmente se convirti� en una composici�n en la que algunos de sus amigos, como el compositor Emmanuel Chabrier y otros m�sicos -pintados casi a la manera de Ingres-, se encuentran coronados por un friso de bailarinas decapitadas. Tras la visi�n instant�nea y objetiva de encuadre espont�neo se esconde un complejo artificio compositivo que reclama el derecho a establecer nuevas reglas para la representaci�n realista de la imagen de una �poca.

Las relaciones de Degas con el movimiento impresionista fueron bastante complejas. A pesar de que particip� en siete de las ocho exposiciones del grupo y mantuvo diferentes contactos con todos los pintores que lo constitu�an, se neg� sistem�ticamente a practicar la pintura al aire libre y su obra posee indudables resonancias realistas e incluso cl�sicas.


El padre de Degas escuchando a Lorenzo Pagans (1869)

La captaci�n visual del instante en Degas no puede asociarse al paisaje, que apenas practic�, aunque s� puede reconocerse en algunas pinturas relacionadas con la m�sica, el baile o la escena. El padre de Degas escuchando a Lorenzo Pagans (1869, Museo de Orsay, Par�s), representa un momento preciso de una de las veladas musicales que su padre organizaba en su propio domicilio; el instante es retenido, pero no s�lo a trav�s de la referencia visual, sino tambi�n por medio del gesto del cantante y guitarrista Lorenzo Pagans -boca abierta y mirada perdida-, as� como por el movimiento capturado de sus manos durante la ejecuci�n de una pieza y la expresi�n de ensimismamiento del padre.

Tras la guerra franco-prusiana, en la que particip� alist�ndose en la Guardia Nacional, Degas regres� a Par�s y frecuent� el ballet de la �pera de la calle Peletier, iniciando sus primeras y m�ticas series de bailarinas hacia 1872. Dos a�os despu�s, cuando particip� en la primera muestra impresionista, su pintura fue una de las menos criticadas debido al perfecto dominio del dibujo, entendido �ste s�lo como un an�lisis de la realidad.

En la tercera exposici�n impresionista que se celebr� en 1877, en cuya organizaci�n Degas particip� activamente, su pintura se decant� moment�neamente hacia los temas sociales como consecuencia de la influencia de Émile Zola y de las tertulias en el caf� Guerbois. De esa �poca cabe destacar Las planchadoras (1884, Museo de Orsay, Par�s) y La absenta (1876, Museo de Orsay, Par�s), obra en la que el artista se solidariza con dos personajes marginales, un mendigo y una prostituta, cuyos atuendos crean una sutil relaci�n crom�tica y meton�mica con sus respectivas bebidas. La perspectiva oblicua que introduce al espectador en la escena no es m�s que un recurso de verosimilitud pict�rica que apunta hacia la objetividad y preocupaci�n por lo social.


La absenta (1876)

Sin embargo, Degas, que segu�a el c�digo de la buena sociedad tan elocuentemente descrito por Marcel Proust, no habr�a de pasar a la historia de la pintura por sus reivindicaciones sociales, sino, principalmente, por los efectos del movimiento que logr� plasmar tan magistralmente en su obra, sobre todo en la serie de las bailarinas, de planchadoras o de figuras femeninas en general: mujeres bailando, ba��ndose o sec�ndose, captadas en ese instante preciso de la realidad. Su pintura se interes� por la figura femenina, a la que consagr� la mayor parte de su obra.

A partir de los a�os ochenta, Degas realiz� numerosas variaciones sobre el tema de las bailarinas; sin embargo, la idea de la mujer estuvo muy vinculada a su vida art�stica y privada. Degas perdi� a su madre cuando contaba apenas trece a�os. No se cas� nunca y no se le conoci� ninguna relaci�n amorosa -Mademoiselle Volkonska y Marie Dihau no son m�s que meras suposiciones-; ante ello el artista coment� en una ocasi�n: "Hubiera sufrido durante toda mi vida el temor de que mi esposa dijera: Te ha quedado bonita, despu�s de haber acabado una pintura."


Clase de baile (1872)

Al margen de las connotaciones mis�ginas de semejante afirmaci�n, lo cierto es que sus complejas relaciones con las mujeres influyeron notablemente en su arte y propiciaron su curiosidad a trav�s de la mirada, un "voyeurismo" que se manifiesta en esos cuerpos que, en realidad, parecen haber sido robados a la intimidad femenina, mientras las mujeres se preparan para la escena, como en Clase de baile (1872, Museo de Orsay, Par�s), Bailarina sentada frot�ndose el tobillo izquierdo (1881-1883, Museo de Orsay, Par�s) y Bailarinas entre bastidores (1890, Museo de Orsay, Par�s), o mientras realizan sus aseos cotidianos como en Mujer pein�ndose (1887-1890, Museo de Orsay, Par�s) o Mujer sec�ndose el pelo al aire libre (1903, Museo de Orsay, Par�s).

Mujer pein�ndose es uno de sus m�s cl�sicos desnudos. En una versi�n posterior del mismo tema, Doncella peinando a la se�ora (1896, National Gallery, Londres), los contornos de la mujer y la criada surgen de un campo crom�tico rojo anaranjado que parece anticipar el Estudio rojo de Matisse (1911, MOMA, Nueva York) quien, curiosamente, fue propietario de esta pintura de Degas.


Mujer peinándose (1887-1890, Museo de Orsay)

Degas fue un pintor cl�sico de la vida moderna que mantuvo una apasionada relaci�n con la pintura del pasado: "Est� muy bien copiar lo que uno ve; pero es mucho mejor dibujar lo que ya no ve, salvo en el recuerdo. Es una transformaci�n en la que la imaginaci�n y la memoria trabajan juntas. S�lo se reproduce lo que llam� la atenci�n, es decir, lo realmente necesario. De este modo los recuerdos y las fantas�as se liberan de la tiran�a de la naturaleza. Por este motivo los cuadros hechos as�, por un hombre que tiene una memoria cultivada y que conoce tanto su oficio como a los viejos maestros, son casi siempre obras notables." De hecho, muchas de las figuras que parece haber plasmado con objetividad paseando por alguna calle de Par�s pueden reconocerse en obras de Jean Auguste Dominique Ingres, Antoine Watteau o alg�n pintor desconocido de los siglos XVII o XVIII.

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].