El Ponte Vecchio de Francia construido y diseñado solo por mujeres

Ubicación Exacta

El Ponte Vecchio de Francia construido y diseñado solo por mujeres

La historia de este prodigioso castillo está marcada por la impronta de importantes mujeres que hicieron de él un lugar de cultura y paz.

chenonceau
Foto: iStock

Desde el mirador situado frente al castillo, son muchos los que piensan que el castillo de Chenonceau tiene un indudable parecido al Ponte Vecchio de Florencia, solo que en tierras del Loira. Las arcadas del Puente de Diana que sustentan la prodigiosa galería le otorgan al conjunto un sello fantástico con el que logra destacar en un valle pródigo de castillos y palacios. El castillo de Chenonceau flota mágico sobre su propio reflejo en el cauce del río Cher. Una belleza estética con una historia igualmente singular. No en vano, se le conoce como  el “castillo de las Damas”. Y ciertamente, a ellas le debe todo, su majestuosidad y sus historias, de amor y de celos.

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UNA HISTORIA EN CLAVE FEMENINA

Este castillo aparece en las crónicas históricas de forma temprana en el siglo XI como una residencia feudal perteneciente a la familia de los Marques. Fue así hasta principios del siglo XV, cuando una orden real obligó a destruirlo porque sus propietarios originales habían participado en actividades contra el rey. El cuerpo residencial cuadrado fue construido entre 1513 y 1521 por Thomas Bohier, secretario de la hacienda del rey Francisco; pero el hombre estaba tan ocupado con el tema de las finanzas que fue su esposa, Katherine Briçonnet, quien se encargó de dirigir los trabajos del castillo

Sin embargo, tras el fallecimiento de Thomas Bohier hubo una auditoría financiera que demostró un feo asunto de malversaciones de fondos, lo que permitió que Francisco I recuperase la propiedad del castillo, que acabaría a su vez convertido en regalo inmobiliario para su célebre favorita Diana de Poitiers, duquesa de Valentinois. Fue esta la responsable de la construcción de los bellos jardines y del puente. Embellecido así, el castillo se convirtió en la corte de Francisco I de Francia. Finalmente, Catalina de Médicis, fue quien le acabó dando la forma actual, ideando las dos galerías que flanquean el río. Una larga historia que va desde la Edad Media, al Renacimiento y la Ilustración, llegando a la II Guerra Mundial, cuando el castillo se convirtió en hospital militar.

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Catalina de Médici convirtió el lugar en una refinada corte y recibió a personajes históricos tan célebres como Voltaire, Montesquieu, Buffon o Rousseau. Y en él, redactó uno de los primeros “Códigos de los derechos de las mujeres” que se conocen. Toda una pionera. El castillo guarda además una excepcional colección de pinturas de los grandes maestros, con piezas de Murillo, Tintoretto, Nicolas Poussin, Correggio, Rubens, Primaticcio, junto a una singular selección de Tapices des Flandes del siglo XVI.