Muchos piensan que los cazadores de brujas fueron personas irracionales que actuaban sin razón ni bases, pero la realidad es un poco más complicada que eso, ya que la mayoría seguía un código bastante estricto y estructurado que sentó las bases no sólo de esa época oscura de la humanidad sino también de la criminología, la etiología y algunos aspectos del mundo jurídico: el Malleus Maleficarum.
Aquí te diremos cuál fue el propósito del nacimiento del Malleus Maleficarum, sus implicaciones sociales, su importancia en nuestra vida presente y algunos otros detalles de esta comúnmente llamada “biblia de los cazadores de brujas”.
Historia del Malleus Maleficarum
La invención de este texto, que apareció en pleno apogeo de la Inquisición y la caza de brujas de la Edad Media, se dio gracias a dos monjes alemanes, Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, quienes mezclaron sus conocimientos sobre brujería y demonología para el apoyo del cristianismo en esta “lucha santa”, como se le consideró en aquellos días.
Se dio a conocer al mundo en 1486, y desde entonces, de acuerdo con información de la Universidad de Navarra, se volvió un parteaguas en los procesos religiosos de cacería de brujas durante los tres siglos que le sucedieron.
Hoy día, el Malleus Maleficarum, cuya traducción del latín sería “martillo de brujas”, es un texto ampliamente criticado por todo tipo de organizaciones y dependencias científicas, aunque es un hecho que dejó un legado importante por su relevancia histórica y sus implicaciones criminalísticas y jurídicas que veremos más adelante.
Este texto impulsó la separación europea entre las monarquías católicas y protestantes con la sociedad en general, ya que su contenido no sólo era considerado altamente fantasioso para sus detractores, sino también inmoral por su promoción de métodos de tortura para combatir, aparentemente, la mancha del mal en las almas humanas.
No obstante, la historia nos dice que la Inquisición europea fue un movimiento religioso que realmente se instauró por causas políticas para la erradicación de los enemigos del Estado, quienes eran considerados “herejes” y eran ejecutados de manera pública para causar temor entre los feligreses y, así, evitar posibles levantamientos en contra.
¿Qué es el Malleus Maleficarum?
El libro, que en sí es un tratado sobre la existencia de la brujería en la vida terrena, se compone, principalmente, de tres partes, de acuerdo con la traducción que hizo de él el autor Miguel Jiménez Monteserín:
Otros detalles que el texto contiene a lo largo de sus páginas, señala el catedrático de la UNAM Octavio R. Acedo Quezada en el texto “Remedievalización del Derecho y la Política” tienen que ver, como tal, con asuntos jurídicos y criminalísticos, como la inclusión del “derecho criminal canónico”, relativo a las brujas; un tratado de etiología sobre la existencia del “crimen hediondo”, y un manual de derecho inquisitorial, que retoma las ideas del inquisidor aragonés Nicolás Emerich.
Y son justamente estos últimos contenidos los que han hecho que el texto no haya sido desechado por completo en el avance de la sociedad, ya que marcaron un precedente en la política criminal, y su forma de ejecutarse, que aún mantiene su vigencia en nuestros días, como la justificación del poder penal del Estado; algunos lineamientos para proceder, jurídicamente, cuando se ha cometido un crimen; los derechos que cada parte implicada posee en el caso, entre más detalles.
Las principales víctimas del Malleus Maleficarum
La instauración de la Inquisición ha sido señalada por especialistas e historiadores como uno de los mayores eventos de misoginia en el mundo, ya que las principales víctimas de este proceso sociopolítico fueron las mujeres que practicaban métodos ancestrales de sanación mediante el uso de la materia natural.
El artículo de la Universidad de Navarra señala que la principal razón del conflicto entre los hombres del clero y las curanderas de antaño tenía que ver con una proyección de un miedo patriarcal hacia mujeres atípicas, quienes no se dejaban dominar por la doctrina religiosa que las sodomizaba y las convertía en una especie de esclavas de los hombres de la familia.
No sólo le tenían miedo a su conocimiento ancestral y a su espíritu indomable, sino también al poder que su voz podía tener en diversas comunidades, algo que, según la visión de la hegemonía política de la época, podía convertirse en una amenaza contra los principios sociales que se habían esforzado por levantar.
El Malleus Maleficarum justamente busca sustentar que la mujer es la raíz de muchos males del mundo, y que es por ello que es más propensa a caer en las garras del demonio para convertirse en su aliada en la destrucción de la humanidad. Con base en esta idea, el texto sugiere que el poder de estas brujas radica en el control de la naturaleza para la provocación de tempestades y males para los hombres, como esterilidad y el sacrificio de infantes en rituales satánicos.
“A una bruja se le describía por cuatro características principales: practicar el ‘maleficium’ o hacer daño mediante recursos sobrenaturales; volar; acudir a las reuniones de brujas, llamadas aquelarres; y tener un pacto con el demonio”, indica al respecto el catedrático en Derecho de la Universidad de Navarra Raúl Madrid.
Justamente por ello, el “martillo de brujas” también es considerado como un gran compendio de demonología para aquellos que aún buscan versarse en el tema, ya que compendia varios tratados que teólogos y filósofos antiguos crearon al respecto y que se siguen tomando como referentes en la enseñanza actual.