Damon Hill: el destino que marcó su padre, las batallas con Michael Schumacher, el apoyo de un Beatle y el drama de la depresión
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      Damon Hill: el destino que marcó su padre, las batallas con Michael Schumacher, el apoyo de un Beatle y el drama de la depresión

      El inglés tenía 15 años cuando Graham Hill, único piloto que ganó la Triple Corona, murió en un accidente aéreo. Llegó a la Fórmula 1 tarde y sufrió muchísimo cuando la dejó.

      Damon Hill: el destino que marcó su padre, las batallas con Michael Schumacher, el apoyo de un Beatle y el drama de la depresiónDamon y Graham Hill. Por 20 años fueron la única dupla de padre e hijo en ganar el Campeonato Mundial de Fórmula 1. Foto PIERRE VERDY / AFP
      23/12/2020 06:00

      Damon Hill creció a la sombra de un mito y se hizo adulto de golpe a los 15 años, mientras miraba la televisión junto a su hermana y un flash informativo anunció la muerte de su padre en un accidente aéreo. En aquel 1975, ser piloto no estaba en sus planes y menos aún correr en esa peligrosa Fórmula 1 que le había dado a Graham Hill la alegría de dos títulos pero también la tristeza de tantos amigos muertos. Sin embargo, cuando ahora lo observa en retrospectiva, el inglés no duda en afirmar que "desde el momento en el que ese avión se estrelló, se puso en marcha un proceso" que lo llevó a ser campeón del mundo en 1996. Un hecho histórico que se mantuvo como único por 20 años hasta que Nico Rosberg emuló a su padre Keke e igualó la marca de los Hill.

      "Cuando pienso en lo que me impulsó a intentar llegar a la F1, me resulta difícil separar mi propia voluntad de labrarme un futuro del niño dolido que se decide a revivir la vida de su padre para superar su trágica perdida. Durante mi carrera siempre estuve algo confuso sobre si yo era un verdadero piloto o alguien con una misión que debía cumplir antes de poder ser yo mismo. La mayor parte de mi vida necesité una respuesta para la gran cuestión: ¿Soy una repetición de Graham Hill? ¿Graham Hill II? ¿O soy Damon Hill parte I?", le reveló a la revista Car de España en 2016, cuando al presentar su autobiografía le contó al mundo la depresión que sobrevino a su retiro en 1999, al descubrir recién entonces que nunca había llorado la muerte de su padre.

      Si bien fue campeón y protagonizó una de las batallas más interesantes de la década del 90 con Michael Schumacher, Damon Hill no quería ser piloto de Fórmula 1 pero tampoco pudo escapar del que consideraba su destino"Quizás querías parecerte a tu padre pero tenías miedo de los peligros porque sus amigos habían resultado muertos", le dijo a su yo más joven, tras una propuesta de la categoría a 24 años de su título. 

      Damon Hill y sus trofeos tras ser campeón de la Fórmula 1. Foto AFPDamon Hill y sus trofeos tras ser campeón de la Fórmula 1. Foto AFP

      Con ese miedo a cuestas y sin dinero, porque Graham Hill había destinado los ahorros familiares a la escudería Hill-Embassy, que murió con él, un joven Damon, de 19 años, costeaba sus carreras de motociclismo amateur con un trabajo informal como mensajero. Lo hizo durante cinco años, en los que fue campeón británico de 350 cc con una Yamaha TZ350, hasta que Bette Hill, su madre, contactó a los amigos que su esposo había hecho en el paddock de la F1 y les pidió ayudar para lograr que su hijo cambiara la moto por los autos.

      A Damon le faltaba un mes para cumplir 24 años cuando se subió a su primer auto, un F-Ford, en el circuito Brands Hatch. A su primera victoria en 1984 le sumó un tercer puesto en el campeonato Esso de F-Ford en 1985 y la posibilidad de llegar a la Fórmula 3 británica poco después. Mientras que a finales de la década Footwork lo invitó a correr las últimas pruebas del campeonato de Fórmula 3000 Internacional.

      Pero con cada vez menos dinero en sus bolsillos, Damon Hill recurrió a otros métodos: empezó a escribir cartas a personas que podían sponsorearlo, entre ellos el Beatle George Harrison, un fanático de la F1 que en 1979 escribió la canción Faster, un sencillo que en su tapa tenía a nueve campeones, entre ellos Graham Hill. "Fue algo que me dio mucha vergüenza hacer pero necesitaba desesperadamente dinero", reconoció después.

      El panorama no era auspicioso hasta que Frank Williams lo convocó como piloto de pruebas de la F1 para la temporada 1992, año del 1-2 con Nigel Mansell y Riccardo Patrese. Pero solo sería un anticipo, porque dos meses y cinco días antes de cumplir 32 años, quien ya era padre de dos varones (Oliver y Josh) debutó con un alicaído Brabham en el Gran Premio de Gran Bretaña. Para sorpresa de todos, se clasificó en época de preclasificaciones y terminó la carrera. Volvió a correr en Hungría y convenció entonces al dueño de la escudería campeona de darle un lugar al lado de Alain Prost en 1993.

      Con el número 0 en su monoplaza y el casco negro con 8 remos blancos dispuestos verticalmente como el que usaba su padre, en honor al London Rowing Club donde había conocido a su esposa, Hill absorbió los conocimientos del experimentado piloto francés que se consagraría por delante de Ayrton Senna y ganó tres carreras, lo que lo catapultó como el primer hijo en igualar a su padre al obtener un Gran Premio. Así, terminó su temporada debut en el tercer lugar del campeonato y empezó 1994 con otro campeón a su lado: Senna.

      La relación, sin embargo, fue breve. En la tercera prueba de la temporada, el brasileño se mató y ese accidente fatal despertó viejos fantasmas en Hill, que pasó en dos años de ser un piloto que estaba en la F1 "por su apellido" a liderar el equipo más poderoso del momento.

      Con la responsabilidad a cuestas y su inexperiencia, las aspiraciones de Damon enfrentaron a un piloto que crecía como un gigante y amenazaba con romper ese poderío de Williams en el Benetton: Michael Schumacher.

      Los duelos entre el alemán y el inglés alimentaron esa F1 de los 90. El temperamento ingobernable de aquel joven Schumi provocaron su descalificación del GP de Gran Bretaña, por superar a Hill en la formación e ignorar la bandera negra, al tiempo que las irregularidades técnicas con el piso de su auto lo sacaron de los Grandes Premios de Bélgica, Italia y Portugal, que el británico ganó para llevar la disputa por el título a su punto más álgido en Australia.

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      Protagonizaron varios choques, como el de la definición de Australia 1994 y también los de Silverstone y Monza en 1995.

      Después de imponerse bajo la lluvia en Japón y quedar a un solo punto de Schumacher, en la vuelta 35 de la carrera en Adelaida el alemán se fue ancho y volvió a la pista, provocando el choque con Hill que los dejó a ambos fuera de competencia pero con el título en manos del luego heptacampeón.

      "En cierto modo me pareció divertido jugar el chico bueno contra el chico malo, pero mirando atrás creo que escogí pelearme con el tipo equivocado. No hubiera podido aspirar a más que a haber competido contra el piloto más laureado de todos los tiempos ¡y ganar! Y pensar en toda esa gente que me dijo que era demasiado viejo, o lento, o que debía buscarme otro trabajo", comentó sobre aquella rivalidad que recién comenzaba.

      La victoria y el título. Damon Hill (Williams) ganó el GP de Japón por delante de Michael Schumacher (Ferrari) y Mika Hakkinen (McLaren). Foto ReutersLa victoria y el título. Damon Hill (Williams) ganó el GP de Japón por delante de Michael Schumacher (Ferrari) y Mika Hakkinen (McLaren). Foto Reuters

      Con Schumacher inalcanzable en 1995 -aunque la batalla entre ambos tuvo nuevos episodios, en Silverstone y en Monza-, Hill supo que tendría su gran oportunidad de ganar el Mundial en 1996. "El coche era bueno, Jacques Villeneuve era un debutante y Michael iba a pasarse el año desarrollando el Ferrari. Tenía que aprovecharlo", recordó sobre aquel arranque sin éxito en la relación del alemán y la Scuderia, que luego se convertiría en idilio.

      Así, llegó a Suzuka, la última prueba, como líder con Villeneuve al acecho. Aunque su compañero hizo la pole y se plantó dispuesto a amenazar sus planes, el inglés lo adelantó en la primera curva y 52 vueltas después festejó el título por 19 puntos porque el canadiense no completó la prueba.

      "Quería ser campeón, ¡pero de motos!", le dijo al periodista Giancarlo Gavalotti de La Gazzetta dello Sport minutos después de su consagración, que también representó su despedida de Williams, porque el nuevo contrato no lo recompensaba como campeón. 

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      El inglés, que había estado cerca en 1994, se tomó revancha dos años después. Fue su último campeonato en Williams.

      "Fue mi mejor año como piloto. Empecé cada carrera desde la primera línea. No fue una lucha como la que mantuve con Michael en 1994, cuando él estaba siempre un paso por delante y tuve que esforzarme hasta el extremo para superarlo. En 1996 no fue así", valoró tiempo después un Hill que se fue a Arrows en 1997 y cerró su carrera con dos temporadas en Jordan.

      El 16 de junio de 1999, a través de un comunicado de prensa, el inglés informó su retiro: "Tras mucha reflexión, he decidido no continuar compitiendo en Fórmula 1 tras el final de la temporada 1999. A pesar de haber empezado tarde a la edad de 32 años, estoy muy orgullo de mis récords con 22 victorias y un campeonato del mundo".

      Y por 20 años, Graham y Damon fueron la única dupla de padre e hijo en ganar el Campeonato Mundial de Fórmula 1.

      Su despedida. En Suzuka, tras 115 Grandes Premios y 22 triunfos, se retiró como piloto de Jordan. Foto AP Photo/Katsumi KasaharaSu despedida. En Suzuka, tras 115 Grandes Premios y 22 triunfos, se retiró como piloto de Jordan. Foto AP Photo/Katsumi Kasahara

      La depresión

      En tiempos en los que no se hablaba de burbujas, Damon Hill así se refería a la Fórmula 1. Decía que los que están inmersos en ella no ven el efecto que causan en las personas.

      "Creo que es comparable a lo que les pasa a los astronautas -decía-. Se van aislados a la luna y cuando vuelven ven los videos de lo que han hecho. En algún momento Buzz Aldrin se gira a Neil Armstrong y le dice: 'Mientras estuvimos en la luna nos perdimos el espectáculo'. Es algo parecido".

      El 1 de noviembre de 1999, cuando dejó la "burbuja de la F1" tras correr su último Gran Premio en Japón el 31 de octubre, Hill sintió el vacío de ya no tener esa rutina de la cual agarrarse. Y cuatro años después, cuando buscó ayuda psicológica, descubrió que atravesaba una depresión, en gran parte por un duelo no resuelto cuando murió su padre.

      Damon Hill junto a su padre Graham, que murió cuando él tenía 15 años. Foto ArchivoDamon Hill junto a su padre Graham, que murió cuando él tenía 15 años. Foto Archivo

      "Cuando llegué al momento en que no era feliz, fui a ver a un terapeuta y hablamos sobre mi vida y descubrí que estaba deprimido. Y yo no pensaba que estaba deprimido, solo creía que estaba perdido. En verdad, es una pérdida de identidad. Me preguntaba quién soy", reveló en una entrevista radial con la BBC.

      Además de referirse al tema públicamente, Damon Hill lo abordó en su autobiografía Watching the Wheels, donde también contó que se preguntó si hubiera hecho lo que hizo en su vida si su padre, campeón en 1962 y 1968 y único piloto en ganar la Triple Corona (GP de Mónaco en la F1, las 500 Millas de Indianápolis y las 24 Horas de Le Mans), no hubiera muerto trágicamente el 29 de noviembre de 1975.

      Ese destino en el que pensó Damon trazó también un paralelismo en las carreras deportivas con su padre. En 1968, Graham debió sobreponerse a la muerte de su amigo Jim Clark con el Lotus 49 y acabó ganando su segundo título, mientras que Damon, admirador y escudero de Senna, afrontó su muerte en 1994 y habría sido campeón de no ser por aquella maniobra de un acorralado Schumacher que le quitó la posibilidad al chocarlo.

      "Me dio algo de fuerza saber que mi padre había pasado por esa situación en el pasado y había logrado superarlo. 'En la familia Hill nos dedicamos a esto. Ser piloto de competición es así, debes continuar con tu trabajo, debes volver a empezar', me decía a mi mismo. En el aeropuerto los mecánicos y los ingenieros estaban sentados en silencio, absolutamente hundidos. Por alguna razón sentí la necesidad de empezar a hablar y les dije: 'Solo quiero que sepan que siempre confiaré en sus coches'. Mirando atrás creo que en ese momento comencé a sentir que tenía la responsabilidad de llevar el equipo adelante, como mi padre había hecho con Lotus en 1968", recordó sobre aquel episodio trágico en Imola.

      George Harrison, el Beatle fierrero

      Había terminado el Gran Premio de Australia, última prueba de la temporada de 1994. Mientras Michael Schumacher festejaba el primero de sus siete campeonatos, Damon Hill le explicaba a la prensa la maniobra que le había costado el título.

      -¡Contales la verdad, Damon! ¡Te tiró a la mierda!

      George Harrison abraza a Damon Hill en el GP de Australia de 1996. Foto APGeorge Harrison abraza a Damon Hill en el GP de Australia de 1996. Foto AP

      El grito, que se coló en los micrófonos, era de George Harrison, el Beatle que había apoyado económicamente a Damon Hill en sus comienzos -y que se negó a que le devolviera el dinero tras el título de 1996- y con el que había forjado una amistad basada en las pasiones de ambos: el automovilismo y la música.

      Incluso, la última aparición pública de Harrison antes de su muerte, el 29 de noviembre de 2001 por un cáncer de pulmón, fue un año antes, en el cumpleaños 40 de Damon, cuando tocaron la guitarra, instrumento con el que se destacaba el piloto y que quizás habría sido su destino de no seguir los pasos de su padre.


      Sobre la firma

      Sabrina Faija
      Sabrina Faija

      sfaija@clarin.com


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