Noruega, el petróleo o la vida

Noruega, el petróleo o la vida

UNA NOCHE EN LA TIERRA

Noruega es una gran defensora de la transición a la economía verde en los foros internacionales. Pero vive en una perpetua contradicción: es el primer productor de petróleo y gas de Europa y amplía ahora las prospecciones en un área tan sensible como el Círculo Ártico 

winter tale, oil painting in retro style

Noruega tiene el hygge, entre la felicidad liviana y el amor por las pequeñas cosas

Pobytov / Getty

Los noruegos son altos, guapos y ricos. Es difícil no verlos bajo el prisma del bienestar acumulado por esta sociedad de algo más de 5 millones de habitantes. El final de septiembre es espléndido en Oslo. El sol baña los restaurantes del Aker Brygge, distrito industrial reconvertido en zona para el ocio en primer línea de mar. La gente va muy bien vestida. Y cuando los ves sentados a la mesa sorprende ver a este pueblo de raíz luterana y cultura frugal convertido al pecado gracias a la sensualidad y alegría que les provoca la comida.

En las calles de Oslo circulan los tranvías y hay muchos coches eléctricos. En una proporción no vista en otras ciudades. En el centro hay salones de té y de café. Y una cantidad inusual de tiendas de muebles. En los grandes cafés los camareros van vestidos de uniforme y las calles están muy limpias para alguien que llega del Sur. Oslo es una ciudad burguesa.

Los noruegos son los escandinavos más ricos pero a finales del siglo XIX, la gente emigraba

Los noruegos son los escandinavos más ricos a pesar de que a finales del siglo XIX vivían en la periferia de Europa, en un país agrícola y pesquero del que la gente emigraba. El cambio llegó cuando en 1966 empezaron a explorar sus aguas y tres años más tarde descubrían el primer yacimiento de petróleo. Esquivaron el mal holandés (el oro negro provoca una masiva entrada de divisas, aprecia la moneda y provoca una alta inflación que perjudica al resto de exportaciones). Y gestionaron el hallazgo con inteligencia.

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A man walks with a dog in front of residential buildings in Novaya Chara - the settlement housing the Udokan copper company office - in eastern Siberia's Zabaikalsky region on September 28, 2021. - In 1949, a Soviet expedition in Siberia was searching for uranium to supply the national nuclear arsenal when it stumbled across a vast copper deposit. More than 70 years later, a mining complex in Russia's Far East between Lake Baikal and the Pacific Ocean is due to launch operations next year. With copper key to world's energy transition away from carbon, the mine's hope it will be a boon for Russia and beyond. (Photo by Natalia KOLESNIKOVA / AFP)

Un estudio recién coordinado por José Peres-Cajias (Universitat de Barcelona) y Cristián Ducoing (Universidad de Lund) compara a Noruega y Suecia con tres países andinos (Chile, Bolivia y Perú). Son regiones lejanas. Pero con un nexo importante. Son países ricos en recursos naturales. Para algunos de ellos esos recursos pueden haber sido una condena. Para Noruega han sido una bendición.

Modelo de sociedad estable e igualitaria, han gestionado sus recursos con inteligencia

El éxito noruego se explica rápido. Se abrieron pronto al exterior. Tenían experiencia comercial. Formaron muchos ingenieros. No hubo pillaje de los recursos y sí respeto a las comunidades implicadas. Desde 1935 son un país estable con gobiernos socialdemócratas o reformistas. En la postguerra optaron por una fuerte presencia del sector público en la economía. Distribuyeron bien la riqueza y dieron protección social a sus ciudadanos.

Los excedentes del petróleo se gestionan en el número 4 de la Bankplassen , en la sede del Norges Bank. Desde allí invierten en todo el mundo un patrimonio de casi 1,3 billones de dólares del Fondo del Petróleo ( Oljefondet ). Gracias a ello, Norges es un poderoso jugador global, el tercer inversor del Ibex-35 español.

Los años de la ocupación nazi incomodan todavía por el recuerdo del colaboracionismo

La estabilidad noruega se rompió durante la ocupación por la Alemania nazi, en 1940. Fueron cinco años que todavía incomodan. El escritor de novela negra Jo Nesbø, el hombre que más ha popularizado la Oslo actual, aprovechó la tercera entrega de la serie del detective Harry Hole, El Petirrojo , para hablar de ese periodo, de los colaboracionistas y del papel de los voluntarios noruegos en las Waffen-SS.

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Una de las estatuas de Gustav Vigeland en el Frognerparken de Oslo (

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De aquellos tiempos oscuros datan las esculturas humanas de Gustav Vigeland en el Frognerparken, uno de los destinos turísticos de la capital. Sobrecogen por sus dimensiones, perfección y actitud. Son tan extrañas, como los humanoides de David Cronenberg en Prometheus. Y la primera reacción del visitante es consultar las simpatías políticas del artista.

La inmigración y ahora el clima es lo que más motiva a esta sociedad poco politizada

Noruega tiene futuro. Dos expertos en riesgo, Nick King y Aled Jones, la sitúan como un lugar al que escapar en caso de colapso climático. Está poco poblada, tiene acceso directo al Atlántico Norte y al Océano Ártico y es rica en energías. Está lejos de las zonas densamente pobladas. ¿Son felices? Bueno, comparten con Dinamarca el hygge, concepto intraducible que relaciona bienestar con recogimiento y atención por las pequeñas cosas. Algo que, seguro, tiene que ver con un clima que puede llevar al aburrimiento.

Los noruegos no son una sociedad politizada. El sistema político se mueve a espasmos. La llegada de inmigrantes en la segunda mitad de los 2000 fue uno de ellos. El populismo de derechas tiene raíces profundas en un país de pequeñas comunidades rurales con un extendido discurso anti-elite. Pero Anders Breivik, autor del primer manifiesto supremacista blanco europeo, que en 2011 asesinó a sangre fría a 70 jóvenes socialistas en la isla de Utoya, era hijo de un economista viajado. La izquierda que ahora llega al gobierno (laboristas) es muy cauta en este asunto: no es un partido de “papeles para todos”.

Noruega no vende opio, pero sabe que quemar su petróleo es malo para el clima

El otro factor que motiva a los noruegos es el clima. Noruega predica la descarbonización radical en los foros internacionales. Tiene un código ético para las inversiones del Fondo del Petróleo. Pero es el primer productor europeo de gas y petróleo y ampliará las prospecciones en una zona tan sensible como el Círculo Ártico. Una contradicción tan profunda ha llevado a comparar el país con la Compañía Británica de las Indias Orientales, que en el siglo XIX forzó una guerra con China para poder comercializar opio.

Los noruegos no venden opio. Pero saben que quemar su petróleo es malo para el clima. En las últimas elecciones hubo debate sobre la necesidad de interrumpir las exploraciones. Los Verdes pedían el final de la explotación en 2035. Los laboristas hablan de seguir al menos hasta el 2050. Quedan pues años y pozos por agotar. Los noruegos son altos, guapos y ricos. Pero el modelo que Noruega promueve en el mundo es un ejemplo de la hipocresía y las contradicciones en las que está metida la política del cambio climático.

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