Misterios de la antigüedad

Las legiones perdidas, tres enigmas de la antigua Roma

El último testimonio de la novena

El último testimonio de la novena

El último testimonio de la novena. Inscripción que conmemora la construcción en piedra por la Legión IX Hispana (LEG VIIII SP FECIT) de la puerta sureste de la fortaleza de Eboracum (York) en tiempos de Trajano. Hacia 107-108 d.C. Museo de Yorkshire, York.

York Museums Trust Staff

El ejército romano ha inspirado temor y fascinación, una combinación a la que solo necesitamos añadir algo de misterio para explicar la aparición de leyendas sobre supuestas legiones perdidas desde Britania hasta China. Estos relatos surgen de la imaginación, pero negar que exista en ellos un ápice de verdad es una ilusión, pues muchos de ellos se inspiran en hechos reales aparentemente inexplicables. Sin duda, no hay nada más irresistible que un enigma sin resolver, dando lugar a teorías tan inverosímiles como aquello que pretenden explicar. Pero, a falta de pruebas concluyentes, el misterio continúa. Así ha sucedido con los legionarios desaparecidos tras la batalla de Carras, la Legión IX Hispana o la Legión Tebana martirizada por un emperador pagano. 

 

Águila de un estandarte

Águila de un estandarte

Águila que remataba el estandarte de una legión. York Museums Trust Staff

York Museums Trust Staff

Las legiones de Craso

En el año 53 a.C., el triunviro Marco Licinio Craso movilizó siete legiones (42.000 soldados), más las fuerzas auxiliares, para enfrentarse al poderoso Imperio parto en la frontera oriental romana. Obsesionado por superar a Pompeyo y Julio César (sus colegas en el triunvirato), Craso quiso emular al propio Alejandro Magno, el conquistador del vasto Imperio persa. Pero, sin una adecuada planificación, su aventura se convirtió en uno de los mayores desastres de la historia de Roma, origen de la expresión «craso error» para referirse a una equivocación grave que no tiene disculpa. Surena, el líder parto que venció en Carras, ordenó que le cortaran la cabeza y la mano derecha como trofeos para el rey Orodes II, no sin antes derramar oro fundido en su garganta como burla hacia la codicia del romano. Más de la mitad de su ejército no vivió para ver el día siguiente, otros 10.000 soldados lograron escapar para reagruparse en Siria y un número similar fue capturado por los partos. Este último contingente es el que dio origen a la leyenda.

 

Catástrofe militar

Catástrofe militar

Catástrofe militar

La ilustración recrea la derrota de las legiones en Carras, bajo la lluvia de flechas de los partos y la acometida de su caballería acorazada, en junio de 53 a.C.

AKG / Album

Según Plinio, sus miembros fueron enviados a la región de Margiana (entre los actuales Afganistán y Turkmenistán) para proteger la frontera oriental del Imperio parto ante la amenaza de los hunos. Esa fue la última noticia que obtuvieron sus familias, cuyo dolor aún no se había disipado cuando Augusto trató de negociar su repatriación treinta años después, pero para entonces ni siquiera los partos conocían su destino.

Cronología

Tres legiones

53 a.C.

El 9 de junio, el general parto Surena destruye en Carras (Harran, Turquía) el ejército de Craso y captura a 10.000 de sus hombres.

Después de 53 a.C.

Los partos envían a los prisioneros a Margiana (Asia Central) para que protejan la región de los xiongnu, los hunos.

36 a.C.

En el río Talas, el general Ch’en T’ang captura a soldados de los xiongnu que usan una formación similar a la testudo romana.

Después de 36 a.C.

Supuesta fundación de la ciudad china de Liqian por los combatientes de Talas, quizás antiguos prisioneros romanos de Carras.

107-108 d.C.

Última mención en Britania de la Legio VIIII Hispana, acantonada en York desde 71 d.C. Se ha sugerido que sufrió una grave derrota.

286 d.C.

Según la tradición, el emperador pagano Maximiano manda acabar con la legión cristiana Augusta Thebaeorum.

 

El general vencido

El general vencido

El general vencido

El triunviro Marco Licinio Craso, derrotado en Carras y luego capturado y asesinado por los partos. Copia de un busto romano.

Alamy / ACI

Horacio afirma que se asentaron en aquel territorio, aunque no hay evidencia de ello. De hecho, ni siquiera sabemos cuántos sobrevivieron a los 2.500 kilómetros de aquella larga marcha. En 1957, el sinólogo estadounidense Homer H. Dubs propuso una nueva teoría tras analizar las crónicas chinas del Hou Han Shu (Libro de la dinastía Han Posterior o del Este). Allí se incluía el relato de la campaña protagonizada en 36 a.C. por el gobernador de las regiones occidentales del Imperio han, Gan Yen-shou, y su general Ch’en T’ang. 

Según Dubs, los legionarios romanos fueron enviados inicialmente a la ciudad de Alejandría de Margiana (la actual Merv, en Turkmenistán), pero más tarde lograron escapar para unirse como mercenarios a Zhizhi Shan-yu, el nuevo líder de los xiongnu (nombre que los chinos daban a los hunos), que pretendía expandir sus dominios a costa del Imperio han. Zhizhi ordenó construir una fortaleza cerca del río Talas (entre Kirguistán y Kazajistán) que amenazaba el comercio por la Ruta de la Seda, y T’ang convenció a su superior para atacarla con 40.000 soldados.

Ruta de los legionarios

Ruta de los legionarios

El mapa muestra el vasto espacio que, según la teoría del sinólogo Homer H. Dubs, habrían recorrido los legionarios capturados por los partos en Carras, desplazándose a lo largo de la Ruta de la Seda hasta fundar Liqian.

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Cartografía: Eosgis.com

En su relato del asedio a la fortaleza, T’ang mencionó que estaba protegida por una doble empalizada de madera delante del muro (los legionarios usaban habitualmente la doble empalizada, pero hoy sabemos que los propios xiongnu habían levantado hasta cuatro muros de madera en su fortaleza de Ivolginsk), y que «más de cien soldados de infantería, alineados a ambos lados de la puerta en formación yú-lin-cheng [escamas de pez], practicaban ejercicios militares». Poco más añade, salvo que sus ballesteros los obligaron a replegarse dentro de la ciudad, incapaces de evitar su conquista. Dubs reconoció en esa formación el famosotestudo o tortuga de los legionarios romanos. Pero hay más.

En su informe al emperador, Gan Yen-shou declaró la captura de 145 soldados que Dubs identificó como los mercenarios romanos formados frente a las fuerzas de T’ang.

Estela funeraria

Estela funeraria

Estela funeraria de Lucio Ducio Rufino, signifer de la novena Hispana. 71-125 d.C. Museo de Yorkshire, York.

York Museums Trust Staff

En reconocimiento a su destreza militar, estos prisioneros habrían sido reubicados dentro del territorio han para proteger su frontera occidental frente a las incursiones de los tibetanos, fundando la ciudad de Zhelaizhai (en la provincia de Gansu). Esta se llamó originalmente Liqian o Li-Jien (nombre por el cual se conocía en China al Imperio romano), y más tarde Chieh-lu (que se ha traducido como «prisioneros capturados en la toma de la ciudad»), pues parte de su población muestra rasgos caucásicos ajenos al fenotipo chino.

Esta fascinante historia resolvía una leyenda convertida en epopeya de supervivencia, en la que los soldados de Craso habrían recorrido más de 5.000 kilómetros durante casi veinte años de éxodo forzado hasta llegar al Lejano Oriente. Pero estamos ante una hipótesis basada únicamente en pruebas circunstanciales que la arqueología ha sido incapaz de confirmar. Sin embargo, tampoco podemos considerarla imposible. Muchos textos chinos aún no han sido traducidos, y la huella genética de esos soldados quizá se perdió cuando los tibetanos arrasaron la ciudad en 746 d.C., por lo que nuevas campañas arqueológicas buscan resolver el misterio.

Estatuilla en terracota

Estatuilla en terracota

Comandante de la dinastía Han Occidental (202 a.C.-9 d.C.). Estatuilla en terracota. Museo de Xianyang (Shaanxi).

Album

Legio VIIII Hispana

La leyenda afirma que otra famosa legión desapareció en Britania en el siglo II d.C. Tras sus victorias en la Galia y en las guerras civiles bajo el mando de Julio César, en las guerras contra los cántabros en Hispania (donde sus destacados servicios le valieron el título de Hispana, otorgado por Augusto) o en Mauritania bajo el emperador Tiberio, la novena Hispana ya se había convertido en la legión más laureada del Imperio antes de participar en la conquista de Britania ordenada por el emperador Claudio. Allí se enfrentó a la reina rebelde Boudica, y recibió la orden de construir la fortaleza de Eboracum (la actual York) para contener las incursiones de las tribus del norte. Sin embargo, tiempo después, la mayor parte de la novena junto con sus auxiliares –unos 10.000 hombres– desaparecieron de los registros en aquella inhóspita región.

Ni las fuentes ni la arqueología confirman una campaña militar que hubiera podido suponer el final de la novena Hispana

Desde entonces no se sabe nada con certeza de esta unidad, por lo que han surgido diversas teorías sobre su destino final. La más popular supone que, entre los años 119 y 120 d.C., tuvo que marchar hacia el norte para enfrentarse a los pictos de Caledonia (Escocia) o a los brigantes, que aún se oponían con fuerza a la ocupación romana, pero las fuentes guardan silencio. Lo único cierto es que el emperador Adriano decidió por entonces abandonar la conquista del norte de Britania, estacionó a la Legión VI Victrix en Eboracum y ordenó la construcción del muro que llevaría su nombre para defender la provincia romana.

Una fortaleza romana 

Una fortaleza romana 

Una fortaleza romana 

Reconstrucción del enclave romano de Eboracum (la actual York) hacia el año 210, con la ciudad en una orilla del río Ouse y los cuarteles de la Legión VI Victrix emplazados en la ribera opuesta.

Historic England / Album

¿Fue borrada la novena Hispana de los registros tras una derrota catastrófica? La ausencia de noticias no necesariamente supone el deseo de ocultar un hecho aciago, pues era habitual que alguna legión dejara de aparecer en los registros sin mayor explicación. Así sucedió con la XXII Deiotariana en ese período, y no existen referencias previas a la damnatio memoriae o condena al olvido en el ámbito militar, ni siquiera tras la gravísima derrota del general Varo en Teutoburgo por los germanos. Ninguna fuente o resto arqueológico confirma una campaña en el norte de Britania, y mucho menos un desastre militar de tal envergadura. Por el contrario, se han localizado dos sellos de la novena que podrían revelar su reubicación en Noviomagus (la actual Nimega, en los Países Bajos), para reforzar la frontera de Germania Inferior en 120 d.C. Claro que se podría considerar que se trataba solo de una vexillatio o destacamento enviado poco antes de la supuesta tragedia, o bien de los supervivientes reasignados.

Muro de Adriano

Muro de Adriano

Muro de Adriano

El miedo a los bárbaros del norte habría convencido a Adriano de la necesidad de abandonar las campañas de conquista. Así, ordenó a las legiones II Augusta, VI Victrix (acuartelada en York para suplir a la novena en 120 d.C.) y XX Valeria construir el muro que llevaría su nombre, a fin de separar la Britania romana de aquellos belicosos pueblos.

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En todo caso, diversas inscripciones muestran que antiguos oficiales de la novena tuvieron posteriormente exitosas carreras como legados, gobernadores o incluso cónsules. Dada la férrea mentalidad romana, es difícil creer que consiguieran tales puestos con un estigma de semejante calibre en su historial, incluso si abandonaron la legión antes de que esta desapareciera.

En realidad, es probable que los servicios de la novena fueran requeridos en otros conflictos importantes que asolaban el Imperio romano en ese momento, como la rebelión de Simon Bar Kojba en Judea (132-135 a.C.), donde se movilizaron siete legiones. Alguna de ellas sufrió tales pérdidas que quizá Adriano ordenó su disolución, pues al informar al Senado sobre la campaña omitió su habitual introducción: «Las legiones y yo estamos bien». Sin embargo, sigue siendo imposible determinar lo que pasó exactamente, y hasta que descubramos nuevas evidencias su destino sigue siendo un enigma.

Áureo de Maximiano

Áureo de Maximiano

El emperador Maximiano. Anverso de un áureo acuñado en Tréveris en el año 303.

Album

Legio Augusta Thebaeorum

Las instalaciones alpinas de St. Moritz, en Suiza, son famosas por su turismo invernal, pero pocos saben que su nombre proviene de san Mauricio, un general de origen tebano más tarde santificado, a quien se dedicó la única estatua conocida de un soldado romano africano, conservada en la catedral de Magdeburgo. 

Su leyenda se originó en el año 450 d.C., cuando san Euquerio, obispo de Lyon, identificó los restos humanos de una fosa común expuesta tras la inundación del Ródano como parte de los 6.000 mártires que formaron la Legio Augusta Thebaeorum, aniquilados en Agaunum (la actual Saint-Maurice, en el cantón suizo de Valais), en el año 286 d.C., como castigo por desobedecer órdenes que consideraron inmorales.

Hay quien duda sobre la existencia de esta unidad, pues no aparece en los registros de las unidades militares, aunque ciertas referencias podrían confirmarla. Al parecer fue creada a partir de jóvenes cristianos afincados en el distrito tebano de Egipto, adiestrados por oficiales veteranos de origen sirio y armenio. En 284 d.C., la legión se trasladó a Roma, donde varios de sus oficiales, incluido Mauricio, se comprometieron ante el papa Cayo a desobedecer cualquier orden contraria a su fe.

Cayo era sobrino del emperador Diocleciano, por lo que estaba informado sobre la multitud de rebeliones que se produjeron en el Imperio tras el acceso de aquel al trono, entre ellas la de los bagaudas de la Galia, una masa de campesinos, bandidos, desertores y otras gentes descontentas con la administración romana que reclamaban la autonomía para su territorio. Ante esta situación, Diocleciano decidió asociar al trono a Maximiano, un experimentado militar de difícil carácter que pronto se puso en marcha para restablecer la paz con sus legiones, incluyendo a los tebanos. Sin embargo, muy pronto surgieron los problemas.

Legionarios mártires 

Legionarios mártires 

Legionarios mártires 

Detalle del fresco de Auguste Vinchon en la iglesia de Saint-Sulpice de París, con la representación del martirio de san Mauricio y sus camaradas. Hacia 1822.

Manuel Cohen / Aurimages

Según parece, Maximiano impuso a sus soldados un rito de autoexaltación que requería postrarse como símbolo de sumisión y adoración hacia él. Mauricio y sus hombres no solo se negaron a participar en este acto pagano  –que recordaba una de las tentaciones que Satanás ofreció a Jesús en el desierto según refiere el Nuevo Testamento–, sino que se opusieron al exterminio de los bagaudas, por ser también cristianos y ciudadanos romanos. Encolerizado, Maximiano ordenó diezmar a los tebanos como castigo, lo que suponía matar a unos 600 soldados, pero los supervivientes se mantuvieron firmes, provocando su total aniquilación a manos de las restantes legiones.

Es difícil creer en estos hechos, que se difundieron en una época en la que casi a diario surgían relatos sobre nuevos mártires para reforzar la fe. Sobre todo, teniendo en cuenta que las autoridades romanas nunca impusieron la ejecución de una legión completa, ni siquiera durante las cruentas guerras civiles del siglo I a.C. El motivo de su «desaparición» debió de ser otro, aunque, mientras no aparezca nueva información al respecto, los supuestos restos de san Mauricio y los mártires tebanos seguirán exhibiéndose para regocijo de los creyentes.  

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Una teoría, muchas posibilidades

¿legionarios en china?

Formación en tortuga

Formación en tortuga

Legionarios romanos rechazan un ataque de los dacios mediante la formación en testudo o tortuga. Molde en yeso de la columna Trajana. Museo de la Civilización Romana, Roma.

AKG / Album

El nombre de Liqian, que se dio a la ciudad supuestamente fundada por legionarios en China y que designaría al Imperio romano, también puede  referirse a Media, Hircania, alguna de las Alejandrías fundadas por Alejandro Magno en Asia Central o a la Alejandría egipcia. Los chinos solían confundir Roma y Egipto en un solo reino, pero identificándolo a través de Egipto debido a su mayor relevancia comercial, por lo que ningún romano habría puesto ese nombre a su ciudad. Por otra parte, la administración han solo permitía el asentamiento de bárbaros parcialmente sinizados (algo que no serían los legionarios, ajenos al mundo chino), y nunca en número tan reducido para fundar una ciudad. Tampoco hay restos arqueológicos que confirmen esa hipótesis. Además, la formación cerrada en «escamas de pescado» de los soldados contra los que lucharon los han cerca del Talas, identificada con la testudo romana, era usada por los chinos desde el I milenio a.C., y conocida por los mercenarios grecosogdianos.
De hecho, los soldados han a veces portaban escudos rectangulares similares al scutum romano.

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el adn de zhelaizhai

Ruinas de la ciudad de Jiaohe

Ruinas de la ciudad de Jiaohe

Ruinas de la ciudad de Jiaohe, antigua capital del reino tocario de Jushi, en la región autónoma uigur de Xinjiang.

Julien García / Gtres

Los antepasados ​​son importantes en China, pues se cree que afectan directamente a los vivos. Al aceptar la teoría según la cual los legionarios romanos de Carras eran los ancestros de los habitantes de Zhelaizhai, estos los idealizaron ​​como héroes, y algunos adoptaron nombres como Luo Ying, «héroe romano». En 2001, la Universidad de Lanzhou presentó los análisis de ADN de 93 habitantes, un 56 % de los cuales mostraban rasgos genéticos caucásicos.

 

Hombre de Cherchen

Hombre de Cherchen

Hombre de Cherchen, una de las momias del Tarim, que se conserva en el Museo de las Minorías Étnicas de Urumchi.

REZA / Webistan

Los análisis se repitieron en 2005; centrados en el cromosoma Y (paterno) de 227 individuos, asignaron un mayor porcentaje al propio fenotipo chino han, mientras que el resto no coincidía con el del sur de Europa, sino con el de los mongoles y uigures de la provincia de Xinjiang (al oeste de China), que poseen ascendencia caucásica. De hecho, los indoeuropeos ya se habían extendido por Asia Central entre los milenios II y I a.C., como atestiguan las momias del Tarim en Xinjiang. Hay otros grupos caucásicos en los márgenes occidentales de la cultura sínica, como los wusun (tocarios) o los grecobactrianos, y no podemos excluir que pequeños grupos de occidentales llegaran a territorio chino tras migraciones esporádicas. Por tanto, el porcentaje de ADN caucásico de la población de Zhelaizhai no es de origen romano antiguo.  

Nobles tocarios

Nobles tocarios

Nobles tocarios en un mural hallado en la cueva número 8 de Kizil, en Xinjiang, hoy en el Museo de Arte Asiático de Berlín.

Alamy / ACI

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Una leyenda medieval

mauricio y la santa lanza

Cándido, el compañero de Mauricio 

Cándido, el compañero de Mauricio 

Cándido, el compañero de Mauricio 

Relicario del siglo XII con la ejecución de Cándido, oficial de la Legión Tebana. Se conserva en la abadía de San Mauricio, en la localidad suiza de Saint-Maurice. 

Mark E. Smith / Scala, Firenze

Siglos después de que, según la tradición, la Legión Tebana fuese masacrada, se diría que su comandante Mauricio trajo de Jerusalén un objeto con extraños poderes: la lanza de Longinos, capaz de dar la victoria en combate. Según el evangelio de Juan -el único texto bíblico donde se menciona esta arma-, un soldado romano se la clavó en el costado a Jesús en la cruz, quizá para comprobar que ya estaba muerto. Aquel soldado no tenía nombre, pero hacia el siglo IV, en el apócrifo Evangelio de Nicodemo (o Hechos de Pilatos), recibió el nombre de Longinos, y acabó siendo venerado como mártir. En la Edad Media, el culto a san Mauricio se extendió desde Suiza por territorio germánico y adquirió gran importancia, hasta el punto de que el santo se convirtió en patrón del Sacro Imperio Romano Germánico, y la Santa Lanza -que en realidad es muy posterior, de época carolingia- devino parte de los regalia, los emblemas regios usados en la coronación de sus soberanos hasta la del último emperador de Austria-Hungria, Otón de Habsburgo-Lorena, en 1916. Se conserva en el Museo de Historia del Arte de Viena.

Este artículo pertenece al número 239 de la revista Historia National Geographic.