Constantino. Biografía

Constantino

Hacia 284 d.C., el Imperio Romano parec�a abocado a la disoluci�n. En los �ltimos 50 a�os se hab�an sucedido veintis�is emperadores, y s�lo uno de ellos hab�a fallecido de muerte natural; persas y b�rbaros hostigaban constantemente, y con �xito, las fronteras norte y este; las pestes, la miseria y la anarqu�a presagiaban una r�pida ca�da. En el 330, a�o de la inauguraci�n de Constantinopla, la nueva capital imperial, el Imperio segu�a unido, con las fronteras intactas y en paz. �se fue el resultado de la labor tit�nica de dos hombres brillantes y en�rgicos, que supieron entender los cambios que tra�a la historia: los emperadores Diocleciano y Constantino I, llamado el Grande.


Constantino el Grande

Hijo de Constancio Cloro y de su concubina Elena, Cayo Flavio Valerio Aurelio Constantino naci� en Naissus (la actual Nis, en Yugoslavia), un 27 de febrero de no se sabe qu� a�o, aunque los historiadores no dudan en situarlo entre el 270 y el 288, en pleno per�odo de �desgobierno militar� del Imperio Romano. Las reformas de Diocleciano intentaban estabilizar la situaci�n mediante el nombramiento de dos emperadores o augustos y de sus respectivos sucesores (o c�sares). Su padre, Constancio Cloro, fue nombrado sucesor de Maximiano y se separ� de Elena para contraer matrimonio con Teodora, hija adoptiva de su emperador.

Constantino pas� la mayor parte de su infancia en los campamentos militares romanos acompa�ando a su padre. Cuando Constancio Cloro fue proclamado c�sar de los Alpes Occidentales en el 293, Constantino fue enviado a la corte del emperador Diocleciano, al que acompa�ar�a en su expedici�n a Egipto del a�o 296. Educado con esmero en la corte de Diocleciano en Nicomedia (la actual Izmir, en Turqu�a), estuvo en contacto con los numerosos cristianos de la corte imperial y de las ciudades del este y fue testigo de excepci�n de la persecuci�n que Diocleciano desencaden� en el 303 contra los cristianos.

Cuando en el 305 Diocleciano y Maximiano abdicaron por motivos de edad, el padre de Constantino, Constancio Cloro, fue nombrado augusto de la mitad occidental del Imperio; Galerio qued� al mando de la mitad oriental. La abdicaci�n de Diocleciano y Maximiano llevaba consigo el ascenso de los c�sares a augustos o emperadores y la elecci�n de nuevos c�sares, lo que obstaculizaba las expectativas de sucesi�n din�stica de los hijos de quienes hab�an ascendido a emperadores. La situaci�n provocar�a una compleja serie de guerras civiles.

Constancio quiso nombrar c�sar a su hijo Constantino, pero las intrigas de Galerio evitaron este nombramiento. A pesar de ello, Constantino logr� el permiso de Galerio para viajar a Britania para reunirse con su padre. Y, tras la muerte de Constancio Cloro en Ebocarum (York), sus topas le proclamaron augusto en la misma ciudad el 25 de julio del 306. Pero Galerio se neg� a confirmar su nombramiento como augusto, y Constantino hubo de aceptar el t�tulo de c�sar en el tercer gobierno de la Tetrarqu�a, mientras Severo era designado para el cargo de augusto. A Constantino se le permiti� administrar las provincias asignadas a Constancio Cloro (Galia, Britania e Hispania). Finalmente ser�a reconocido augusto por el anciano emperador Maximiano, que hab�a vuelto a la vida pol�tica, y con cuya hija Fausta contrajo matrimonio el 31 de marzo de 307. Habitualmente entre los historiadores se ha fijado este �ltimo a�o como la fecha en la que se produjo el inicio del reinado de Constantino I.

A finales del 308, Diocleciano, Maximiano y Galerio se reunieron en la Conferencia de Carnuntum, con la intenci�n de poner en orden el caos pol�tico en el que estaba envuelto el Imperio. En ese momento hab�a cinco augustos (los leg�timos Galerio y Severo, y los usurpadores Constantino, Majencio y Maximiano) y un solo c�sar, Maximino Daya. Durante dicha conferencia se desposey� del t�tulo de augusto a Constantino, quien se neg� a aceptar la degradaci�n y puso todo su empe�o en hacerse con el control del Imperio. Lo primero que hizo fue reforzar su poder en Galia, Britania e Hispania. Tras frenar una invasi�n de los francos, consigui� derrotar a Maximiano en la Galia, quien fue entregado a Constantino por los oficiales de sus propias tropas.


La batalla del Puente Milvio

En el 312 invadi� Italia, donde gobernaba Majencio, hijo de Maximiano y su principal rival para hacerse con el control del Occidente del Imperio. Las fuerzas de Constantino resultaron vencedoras en Tur�n y Verona. Las tropas de Majencio y Constantino se enfrentaron el 28 de octubre de ese mismo a�o en la batalla del puente Milvio, a las afueras de Roma; el enfrentamiento finaliz� con la victoria para las tropas de Constantino. Majencio encontr� la muerte al ahogarse en el T�ber en su huida y Constantino pudo adoptar el t�tulo de m�ximo augusto, aunque su dominio s�lo abarcaba el oeste del Imperio.

Seg�n la tradici�n recogida por Eusebio de Nicomedia, el d�a anterior a la batalla del puente Milvio, Constantino vio en el cielo una se�al: una cruz acompa�ada de la leyenda in hoc signo vinces (con este signo vencer�s). Constantino, que probablemente profesaba una religi�n solar monote�sta, hab�a mantenido contactos con el cristianismo y era consciente de la fuerza que ese credo ten�a en el Imperio, lo que sin duda influir�a en su pol�tica posterior. Para conmemorar esta victoria hizo construir en el 315 en el Foro de Roma el famos�simo Arco de Constantino, en el cual atribuy� la victoria sobre Majencio a la protecci�n de la divinidad, sin especificar cu�l. Posteriormente la historiograf�a cristiana calific� la victoria de Puente Milvio como la primera batalla ganada por un emperador romano gracias a la ayuda de Dios.

Esta victoria dej� a Constantino como �nico emperador de Occidente; as� lo ratificar�a el Senado, reconoci�ndolo como el emperador de mayor rango. Paralelamente la situaci�n se normaliz� tambi�n en Oriente, donde Licinio, con quien hab�a firmado una alianza Constantino en la primavera del 313, en la que hab�an acordado repartirse el Imperio, consigui� derrotar a Maximino Daya. Con el fin de estrechar las relaciones entre ambos augustos, Licinio contrajo matrimonio con la hermana del emperador de Occidente, Constancia.


Bodas de Licinio y Constancia

Licinio y Constantino promulgaron conjuntamente en el 313 el Edicto de Mil�n, por el cual se decretaba la libertad de cultos en todo el Imperio. Se reconoci� a los cristianos el derecho a celebrar sus cultos y se restituyeron los bienes eclesi�sticos. Constantino concedi� a su vez importantes privilegios al clero cristiano, entrando muchos de ellos a formar parte de la administraci�n de Roma, y particip� decisivamente en los concilios de Arl�s (314, contra el donatismo) y, muchos a�os despu�s, en el de Nicea (325), que condenar�a el arrianismo. Sin embargo, el hecho de que Arrio sostuviera que la divinidad de Dios Padre era superior a la de Dios Hijo (principio que permit�a establecer diferencias de grados entre los hombres y justificaba que el emperador tuviera un rango m�s elevado que los dem�s humanos y fuera el intercesor de �stos ante Dios), propici� que Constantino terminara por dar su apoyo a esta doctrina, que le iba a resultar de gran utilidad pol�tica en la construcci�n de un sistema de monarqu�a de derecho divino al estilo de la que se fragu� en Oriente.

En el 314 comenzaron las hostilidades entre Constantino y Licinio. El primero result� vencedor en las batallas de Cibales y Adrian�polis. El tratado de paz que se firm� a continuaci�n permiti� a Licinio conservar Asia, Egipto y Tracia, aunque tuvo que entregar a su rival la mayor parte de sus posesiones en Europa. En el a�o 315 Constantino se invisti� el consulado junto con su colega en Oriente, Licinio. Ese mismo a�o ambos lucharon conjuntamente en la frontera contra los godos y los s�rmatas; comenz� as� entre ambos emperadores un per�odo de colaboraci�n que se prolongar�a durante casi una d�cada.


Estatua de Constantino en York (Inglaterra)

En el a�o 317 proclam� cesares a Crispo (hijo de su primera esposa Minervina), a su otro hijo Constantino, y a Licinio, sobrino suyo e hijo del augusto de Oriente. La colaboraci�n con Licinio termin� abruptamente en el 323: Constantino atac� a Licinio con la excusa de la persecuci�n que el emperador de oriente hab�a desatado contra los cristianos, y acab� derrot�ndolo en Cris�polis, el 18 de septiembre del 323. Licinio fue desterrado a Tesal�nica y ejecutado un a�o despu�s; Constantino se convert�a finalmente en el �nico emperador de Roma.

Al a�o siguiente se inici� la construcci�n, sobre la antigua Bizancio, de la ciudad de Constantinopla, que pasar�a a ocupar un lugar de privilegio en el Imperio. Un a�o despu�s, el emperador concedi� el t�tulo de augusta a Elena, su madre, y en el 326 se desarroll� un drama familiar que al parecer estuvo en el origen del viaje de Elena a Tierra Santa, donde se le atribuye el descubrimiento del Santo Sepulcro y la invenci�n de la Vera Cruz: Fausta, la esposa de Constantino, consigui� que su marido mandara ejecutar a Crispo, primog�nito del emperador habido de su anterior matrimonio con Minervina; poco despu�s, Fausta fue acusada de adulterio y Constantino la hizo ejecutar. Tales condenas fueron acompa�adas del asesinato de varios miembros de la corte, lo que produjo una profunda ola de indignaci�n entre la poblaci�n de Roma.

El 11 de mayo del a�o 330 inaugur� la nueva capital del Imperio, Constantinopla. La ciudad, que fue engalanada con monumentales edificios y obras p�blicas, ofrec�a la ventaja de su situaci�n excepcional, en la uni�n entre Asia y Europa. La mayor parte de las ciudades griegas fueron privadas de sus principales obras de arte para ser llevadas a la nueva capital; su Senado pronto sustituir�a al de Roma. Entre el 332 y el 334 sostuvo una exitosa campa�a contra los godos, a los que consigui� expulsar m�s all� del Danubio. En el 333 nombr� c�sar a su hijo Constante, y, en el 335, a Dalmacio, uno sus sobrinos.


Muerte de Constantino

Pese a su defensa p�blica del cristianismo y a su intervenci�n en los debates teol�gicos (probablemente su inter�s era fundamentalmente pol�tico), Constantino nunca hab�a recibido el bautismo. En su lecho de muerte cambi� sus ropajes imperiales por la vestidura blanca del ne�fito y fue bautizado por Eusebio, obispo de Constantinopla. Muri� el 22 de mayo de 337, y fue enterrado en su iglesia de los Ap�stoles en Constantinopla.

Dejaba el Imperio repartido entre sus tres hijos, Constantino II el Joven, Constante I y Constancio II, y sus dos sobrinos, Dalmacio y Anibaliano, pero los conflictos entre ellos obligaron a que, despu�s de su muerte, Constantino siguiera reinando nominalmente durante varios meses. Dalmacio se hizo con el control del �rea de Constantinopla y los Balcanes; Constantino II, el mayor de los hermanos, controlaba la parte occidental del Imperio, hasta Treveris; Constancio II era el due�o de la parte oriental hasta Antioqu�a, mientras que Constante se encargaba del gobierno de Iliria, Italia y �frica y finalmente otro sobrino, Anibaliano, gobernaba con el t�tulo de rey la parte oriental de Asia Menor.

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].