Corría el año 1940 cuando en las oficinas de DC Cómics el trío formado por los dibujantes Bob Kane y su asistente Jerry Robinson, junto al escritor de cómics Bill Finger estaban a punto de perfilar a uno de los villanos más famosos de la historia: el Joker, el payaso demente que pasó a la historia como la principal némesis de Batman.

Pese a las disputas entre los tres creadores sobre la autoría del Joker, hay un punto en común en la versión de cada uno de ellos: el modelo en el que se basaron para la creación gráfico del siniestro villano fue Gwynplaine, el personaje que Conrad Veidt interpretó en ‘El hombre que ríe’ (1928), adaptación de la novela homónima de Victor Hugo. En un debate de mesa redonda en la New York Academy Convention el 14 de agosto de 1966, Bill Finger declaró lo siguiente: "Kane me llamó… Tenía un nuevo villano. Cuando llegué estaba sosteniendo un naipe. Al parecer, Jerry Robinson o Bob, no recuerdo quién de los dos, miró la carta y tuvo una idea para un personaje, el Joker. Bob dibujó un bosquejo, que al principio no se parecía mucho al Joker, sino a un payaso. Recordé que Grosset & Dunlap publicaba ediciones económicas de clásicos de Alejandro Dumas y Victor Hugo ... El volumen que yo tenía era ‘El hombre que ríe’. Corté la fotografía de Conrad Veidt que ilustraba el libro y se la di a Bob, que dibujó un perfil que le dio un aspecto más siniestro. Luego diseñó el rostro con un aspecto de payaso con la cara blanca, los labios rojos y el cabello verde".

man who laughs
Hulton Archive//Getty Images

En la película, el personaje al que el actor alemán dio vida es el hijo de un aristócrata caído en desgracia al que mutilan como venganza hacia su padre, rajándole la comisura de los labios para dibujarle una inquietante y perpetua sonrisa que le convertirá en un monstruo de feria. La perturbadora mueca que Veidt exhibe en la película se consiguió con una prótesis dental de la que salían unos pequeños ganchos que sujetaban sus labios, estirándolos hacia atrás, y que le impedía articular palabra.

Por su parte, Conrad Veidt, uno de los actores alemanes más prestigiosos del primer tercio del siglo XX, se especializó en dar vida a personajes extraños e insólitos. Su elevada estatura y su cuerpo delgado le daban una apariencia grotesca que los directores del expresionismo alemán consideraban idónea para los papeles estrambóticos de aire misterioso que protagonizaban sus filmes. Sus apariciones cinematográficas más recordados son sus roles de Cesare, el sonámbulo asesino controlado por un enloquecido doctor en ‘El gabinete del Dr. Caligari’ (1920), y el del mayor Strasser, el alto mando nazi de la Luftwaffe que busca a Victor Laszlo en ‘Casablanca’ (1942). Curiosamente, Conrad Veidt era conocido por su militancia antinazi, y tuvo que escapar de su Alemania natal una semana después de casarse con una mujer judía.

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