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Compañía de la Bahía de Hudson (1670-1999).

Compañía mercantil británica fundada por privilegio real el 2 de mayo de 1670 para el desarrollo del comercio de pieles y la colonización en las regiones en torno a la bahía de Hudson. Desde su fundación, la Compañía desempañaría un papel muy notable en el proceso de dominación administrativa y económica de los territorios del actual Canadá. Los objetivos iniciales de su establecimiento por la Corona británica fueron la explotación colonial y económica de los recursos naturales de las vastas regiones alrededor de la cuenca fluvial de la bahía de Hudson y la búsqueda de un paso transcontinental hacia el océano Pacífico.

La fundación de la Compañía estuvo inspirada en las exploraciones de los comerciantes de pieles francocanadienses Pierre Esprit Radisson y Médard Chouart, señor de Groseillers, quienes alcanzaron la bahía James desde el valle del San Lorenzo, lo que abrió al comercio europeo una región de gran riqueza en recursos forestales. Los aventureros franceses trazaron un proyecto de explotación de estas regiones consistente en el establecimiento de una red comercial en torno a la bahía y orientada hacia el comercio transatlántico a través del estrecho de Hudson. Este proyecto fue presentado inicialmente a las autoridades de Nueva Francia, cuyo escaso interés llevó a Radisson y Groseillers a buscar financiación en Boston y, por último, en Londres. Sir George Cateret, fundador de la colonia de Nueva Jersey, presentó el proyecto a la consideración de Carlos II de Inglaterra. El rey, presionado por el interés de algunos sectores de la nobleza cortesana y de las grandes finanzas londinenses, aprobó el envío de dos expediciones exploratorias con destino a la bahía de Hudson. La primera de estas expediciones fue dirigida por Groseillers, a bordo del buque Nonsuch, en 1668; al año siguiente partió la segunda, con Radisson al frente del Wivenhoe. La constatación de la potencialidad comercial que ofrecían estos territorios para el comercio de pieles y la posibilidad de hallar un paso transcontinental hacia el océano Pacífico llevaron a la concesión del privilegio real de fundación de la llamada Compañía y Administración del Comercio de Pacotilla en la Bahía de Hudson.

El documento fundacional de la Compañía establecía una colonia británica llamada Rupert's Land ('Tierra de Ruperto'), en honor del príncipe del mismo nombre, conde palatino del Rin y primo de Carlos II. La ignorancia de la geografía de estas regiones impidió trazar los límites precisos de la colonia, cuyo territorio iría extendiéndose, de este a oeste, desde la península del Labrador hasta las estribaciones de las Montañas Rocosas y, de norte a sur, desde Cala Chesterfield en la bahía de Hudson, hasta el río Rojo, en Manitoba. En términos actuales, los dominios iniciales de la Compañía de Hudson incluían la mayor parte de Quebec, Ontario, la parte occidental de Terranova y Labrador, el norte de la Meseta Laurentina, Manitoba, Saskatchewan, Alberta y las regiones sudorientales de los Territorios del Noroeste.

La Compañía obtuvo el control absoluto sobre estas vastas regiones. Ello incluía el monopolio sobre los recursos naturales para su explotación comercial y la creación de núcleos de colonización, con la potestad administrativa, legislativa y jurisdiccional sobre todos los territorios. Los privilegios se referían asimismo al mantenimiento de una flota de guerra, a la construcción de fuertes y a la potestad para declarar la guerra o firmar la paz con los pueblos indios. Éstos quedaron bajo la jurisdicción de la Compañía hasta bien entrado el s. XIX.

La sede central de la Compañía se fijó en Londres, donde residía la junta general de accionistas y el comité administrativo formado por siete miembros. Los accionistas iniciales fueron, en su mayor parte, grandes nobles vinculados a la corte (como el propio príncipe Ruperto, los barones Ashley y Arlington, ministros del rey, o sir George Cateret) y acaudalados hombres de negocios que se interesaron por el proyecto como inversión accesoria, no como un medio de hacer fortuna, lo que influiría en el lento despegue de la Compañía. El príncipe Ruperto fue nombrado primer gobernador. Posteriormente fue relevado por el duque de York, futuro Jacobo II.

Las exploraciones que siguieron a la fundación de la Compañía demostraron la imposibilidad de encontrar el tan ansiado paso hacia el Pacífico y la dificultad de establecer asentamientos coloniales en un medio físico muy hostil para las poblaciones humanas. La Compañía se volcó, pues, desde fecha muy temprana casi exclusivamente en el comercio de pieles, que sería su principal actividad durante los dos primeros siglos de su existencia. El control de la Compañía pasó a manos de grandes comerciantes londinenses, que invirtieron escasos medios en el desarrollo de la empresa. Durante sus primeras dos décadas, la Compañía creció lentamente y sólo repartió dividendos en tres ocasiones: del 50% en 1684 y 1688 y del 25% en 1689. A partir de esta fecha la consolidación del comercio de pieles y la expansión territorial de la Compañía lograron triplicar su capital inicial, valorado en 10.000 libras esterlinas, entre 1690 y 1721.

El negocio de la Compañía consistía básicamente en el intercambio al peso de las pieles conseguidas por los nativos indios por mercancías manufacturadas británicas de ínfima calidad. En la década comprendida entre 1670 y 1680, la Compañía fundó numerosos puestos comerciales en las riberas de las bahías de Hudson y de James, a los que los indios acudían a cambiar sus pieles por productos europeos. La expansión de esta política comercial llevó a la penetración en las regiones interiores en torno a la bahía de Hudson, con el fin de atraerse a los pueblos nativos que poblaban los territorios boscosos. En 1690 un empleado de la Compañía, Henry Kelsey, enviado al interior con este propósito, fue el primer hombre blanco en pisar el valle del Saskatchewan.

Estas primeras décadas estuvieron marcadas por la pugna por consolidar el dominio sobre la bahía de Hudson frente a las pretensiones francesas. En 1682 Radisson y Groseillers, que habían regresado al servicio de Francia, fundaron un puesto comercial en el río Hayes, en la cuenca del lago Winnipeg. Ello produjo una fuerte competencia comercial anglo-francesa, la cual se tradujo en continuos enfrentamientos armados entre los ejércitos de ambas potencias coloniales. La rivalidad comercial en Norteamérica se mezcló con las luchas por la hegemonía europea que se desarrollaban en el Viejo Continente, lo que llevó a períodos de guerra abierta coincidentes con los conflictos bélicos europeos. Entre 1686 y 1713 la mayor parte de los puestos comerciales británicos entre las bahías de Hudson y James cayó en poder de los franceses. La competencia comercial fue uno de los factores determinantes en el estallido de la llamada Guerra de la Reina Ana (1702-1713), fase americana de la Guerra de Sucesión española. En 1713, la firma del Tratado de Utrecht, que puso fin a la fase anglo-francesa de dicha Guerra de Sucesión, reconoció el dominio británico sobre los territorios de la bahía de Hudson y devolvió a ésta el dominio sobre sus establecimientos y fuertes.

Sin embargo, la firma de la paz en 1713 no acabó con los enfrentamientos por el control sobre el comercio de pieles en las vastas regiones interiores accesibles tanto desde las regiones de dominación francesa a través del cauce del San Lorenzo, como por vía marítima desde la bahía de Hudson. A mediados del siglo XVIII, la Compañía permanecía encastillada en sus baluartes de la costa de la bahía y disponía de un número de trabajadores que apenas superaba el centenar. En 1749 el Parlamento británico intentó infructuosamente poner fin al monopolio de la Compañía, alegando la falta de resultados en cuanto a los objetivos fundacionales. Ello espoleó en buena medida el despegue territorial de la Compañía. En las regiones interiores dominaban los comerciantes independientes francocanadienses como La Vérendrye, quien había fundado junto a sus hijos una cadena de puestos comerciales en los territorios noroccidentales del interior. Para introducirse en estas regiones, la Compañía envió a sus empleados en misiones individuales para negociar con los indios, y a tramperos a su servicio para iniciar la explotación peletera. Uno de estos enviados fue Anthony Henday, que en 1754 alcanzó las estribaciones de las Montañas Rocosas del Canadá.

La conquista británica del Canadá (1759-1763) eliminó definitivamente la competencia administrativa con Francia por los territorios de la Compañía. Pero esto no impidió que los pequeños comerciantes y tramperos ambulantes de Montreal establecieran avanzadillas en las regiones interiores bajo control teórico de la Compañía. Ésta se vio obligada abandonar su tradicional política de fortalecimiento en torno a la bahía de Hudson para iniciar la penetración sistemática en las vastas regiones interiores hacia la costa del Pacífico. En 1774 Samuel Hearne fundó un primer establecimiento en Cumberland House, en el curso del Saskatchewan. A esta fundación siguieron muchas otras en las riberas de los ríos de esa región. La gran expansión territorial y comercial experimentada por la Compañía durante la segunda mitad del siglo hizo posible la supervivencia de ésta durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1776-1783), pese a las enormes pérdidas que ésta provocó.

En 1784 se fundó la Compañía del Noroeste, formada por pequeños comerciantes independientes unidos para luchar contra el monopolio de la Compañía de la Bahía de Hudson. La creación de esta corporación daría lugar a un nuevo período de luchas por el control sobre el comercio peletero canadiense durante las cuatro décadas siguientes. Los enfrentamientos fueron especialmente violentos en las regiones en torno al lago Athabasca y al establecimiento de la Compañía de la Bahía de Hudson en el río Rojo, fundado por Thomas Douglas como punto de aprovisionamiento y en respuesta a las críticas que desde Inglaterra acusaban a la corporación de abandonar la iniciativa colonizadora. Las luchas armadas entre las dos compañías a principios del s. XIX, como la matanza de Seven Oaks, llevaron en 1821 al gobierno británico a decretar su fusión bajo el nombre de Hudson's Bay Company. La unificación de las compañías fue acompañada de la concesión del monopolio comercial sobre el comercio de pieles durante veintiún años para todos los territorios comprendidos entre Rupert's Land y la costa del Pacífico.

Entre 1839 y 1860, con George Simpson como presidente, la Compañía alcanzó su mayor expansión, extendiendo su dominio comercial sobre la vertiente del Pacífico, en lo que se conocía como País de Oregón (actuales Oregón, Montana, Washington y Wyoming). Sin embargo, el creciente establecimiento en estas regiones de colonos estadounidenses a partir de 1834 disminuyó considerablemente la influencia directa de la Compañía. En 1846 el País de Oregón fue finalmente dividido entre Estados Unidos y Gran Bretaña. La Compañía mantuvo el control sobre la zona británica hasta su incorporación a Canadá en 1858.

El monopolio otorgado en 1821 fue renovado en 1837. Veinte años después, al expirar el segundo período de monopolio, el Parlamento británico nombró una comisión encargada de elaborar un informe sobre la gestión y derechos de la Compañía, así como sobre las posibilidades de colonización de los territorios bajo su control. El informe, muy favorable a la Compañía, recomendó el mantenimiento de sus privilegios comerciales, pero a cambio de una mayor vinculación a Canadá, a cuya jurisdicción pasarían los distritos más poblados pertenecientes a la Compañía. Como resultado de la revisión administrativa del informe de 1857 se crearon las colonias británicas de Vancouver y Columbia Británica.

En 1859 fue abolida la licencia de monopolio de que disfrutaba la Compañía desde 1821, lo que permitió la penetración y consolidación en sus antiguos territorios de comerciantes independientes británicos y canadienses. El creciente interés de Canadá por estas regiones llevó a su incorporación a la Confederación canadiense mediante una ley de 1867 por la que Rupert's Land y los Territorios del Noroeste quedaron bajo administración canadiense. A cambio de esta cesión, Canadá pagaría a la Compañía de la Bahía de Hudson una indemnización de 300.000 libras esterlinas. La Compañía retendría el control sobre sus puestos y establecimientos, con amplias franjas de territorio en torno a ellos, así como 1/20 del cinturón fértil del Canadá occidental (lo que sumaba 2.835.000 ha de terreno), con derechos sobre los recursos mineros en todas estas tierras. La incorporación de los antiguos territorios de la Compañía a la Confederación canadiense se vio retrasada por la insurrección del puesto de río Rojo. Finalmente, la transferencia tuvo lugar el 15 de julio de 1870.

La Compañía se convirtió desde entonces en una empresa privada. Continuó dedicada al comercio de cueros, especialmente en los territorios más inaccesibles del norte. Estableció grandes factorías y almacenes en los principales centros urbanos de Canadá, como Winnipeg, donde fundó un museo y una revista dedicada al sector peletero, The Beaver ('El Castor'). Durante el s. XX conservó su hegemonía sobre el comercio de pieles en Canadá, pese a la venta de buena parte de los territorios obtenidos en 1867, y se convirtió en una de las empresas peleteras más importantes del mundo. Desde principios de esta centuria se produjo la diversificación progresiva de las actividades de la Compañía. Así, se creó una red de grandes almacenes en Canadá occidental y una línea naval que participó en el suministro a Bélgica y Francia durante la Primera Guerra Mundial. Al mismo tiempo, la dedicación tradicional de la Compañía, el comercio de pieles, se orientó hacia la venta al por menor, con un establecimiento central, la Beaver House de Londres, que se convirtió en el principal centro del comercio peletero mundial.

La Compañía estuvo en manos exclusivamente británicas hasta 1931, cuando un comité canadiense se hizo cargo en exclusiva de la gestión empresarial en Canadá, con responsabilidad ante la junta de gobierno inglesa. Actualmente, y pese a que la crisis del sector peletero ha obligado a clausurar sus negocios de venta al detal, la Compañía de la Bahía de Hudson se encuentra entre las empresas más poderosas de Canadá y ha extendido su radio de acción hacia los territorios de la antigua Unión Soviética.

Bibliografía

  • COOK, Ramsey. Histoire Géneral du Canadá. (Montréal, 1990).

  • LACOUR-GAYET, Robert. Histoire du Canadá. (Montréal, 1979).

  • LINTEAU, Paul-André. Histoire du Canadá. (París, 1997).

  • STOKESBURY, J., MOODY, B. y BALDWIN, D. Así nació Canadá. (Madrid, 1985).