Christina Onassis y la viuda de su padre, conocida como Jackie Onassis, Jackie Kennedy y antes Jacqueline Bouvier, llegaron a un acuerdo para evitar una previsible guerra. Jackie accedió a cobrar 20,5 millones de dólares (19,1 de euros al cambio actual) por apartarse del pleito y así, Christina Onassis, única hija viva del viejo armador griego y heredera universal, se convirtió en administradora de una fortuna total de aproximadamente 500 millones.
Ese contrato sale a subasta en Málaga: el 26 de marzo comienza la puja, que Autograph Auctions Europe ha fijado en una cifra inicial de 20.000 euros.
La precaución de Christina Onassis
En el documento que sale a subasta se acuerda que a cambio de esos 20,5 millones, la viuda renunciaría a cualquier reclamación ulterior sobre la masa hereditaria
Aristóteles Onassis murió en 1975, dos años después que su hijo Alexander falleciese en un accidente aéreo. Tenía 69 años. El acuerdo, que Christina y Jackie firmaron el 7 de mayo de 1975 fue redactado por el notario James Malcolm Waugh en Londres y en él se acuerda que a cambio de esa cantidad, la viuda renunciaría a cualquier reclamación ulterior sobre la masa hereditaria.
En el mismo documento puede leerse que Onassis ya había cedido a la viuda 1,8 millones de euros en bonos antes de su muerte y que ella “está satisfecha con la provisión que él le hizo y no desea reclamar participar en su patrimonio en caso de su muerte”.
A pesar de su fortuna, Onassis conocio la tragedia: su hijo Alexander murio en un accidente de avion y la madre de sus hijos, Tina, fallecio a causa de las drogas.
Parece que claro que existiendo una heredera universal y con un cobro previo en bonos, a la viuda no le sería sencillo pellizcar la herencia, sin embargo, Christina Onassis prefirió ser precavida y asfixiar cualquier intento antes de que se produjese.
Siempre en las revistas
A mediados de los 60, Aristóteles Onassis era sinónimo de magnate. Ser un Onassis era estar forrado. Su romance con María Callas y su boda con Jackie Kennedy lo convirtió en el más famoso de entre su clase
A mediados de los 60, Aristóteles Onassis era sinónimo de magnate. Ser un Onassis era estar forrado: aunque en su apogeo EEUU contaba con un nutrido puñado de multimillonarios muy por encima de él (Rockefeller, Getty, Mellon, Ford, etc.) su gusto por los eventos fastuosos, los gastos extravagantes, las revistas sociales, su romance con María Callas y su boda con Jackie Kennedy lo convirtió en el más famoso de entre su clase. No es de extrañar que muchos pensaran que era más rico de todos ellos.
Aristóteles vivía a lo grande. Derrochando porque podía y sin importarte lo más mínimo la discreción aparejada a fortunas mayores que la suya. Compró la isla Skorpios en 1962 por 15.000 euros al cambio actual y fue un acontecimiento.
El armador creó una fundación con su nombre a la que destinó la mitad de su patrimonio. Athina es la única descendiente de Onassis.
El potentado naviero la cubrió con 200 especies de árboles distintas y creó un paraíso privado para millonarios. Allí se casó en ella con Jackie Kennedy y en su tierra descansan él y sus dos hijos, Cristina y Alexander. Su nieta, Athina, la vendió en 2013 por no menos de 100 millones de euros.
Onassis quería dejar su ingente fortuna a sus dos hijos, Cristina y Alexander. Al fallecer este último en un accidente aéreo el armador creó una fundación con su nombre a la que destinó la mitad de su patrimonio. Athina es la única descendiente de Onassis y, en 2005, al cumplir los 21 años, contrató al bufete Baker & McKenzie para solicitar su presidencia.
El desguace de una fortuna
Ahina vendió la isla Skorpios, la Villa Crystal, la residencia ateniense de su abuelo y la mayor parte de joyas de su madre
Cuando murió su madre, en 1988, Athina tenía apenas tres años. Se crió en Francia y Suiza, luego viajó a Bruselas y se instaló en Sao Paulo (Brasil) en 2003. Allí se casó con el jinete brasileño Álvaro ‘Doda’ de Miranda, a quien conoció en Bélgica, y de quien se divorció en 2017. Para la multimillonaria joven su apellido conllevaba una carga simbólica asociada al dolor y a una tierra que para ella siempre fue extraña.
Sin embargo, al alcanzar la mayoría de edad y heredar la mitad de su fortuna volvió la vista atrás e incluso cambió el orden de sus apellidos. Incluso solicitó competir bajo bandera griega en Pekín’08. Sin embargo, el ministro de Interior, Prokopis Pavlopoulos, le negó la nacionalidad helena. Desde entonces, Athina apenas ha pisado Grecia si no ha sido para vender lo más valioso de su legado.
El contrato entre Jackie y Christina Onassis sale a subasta en Málaga: el 26 de marzo comienza la puja, que Autograph Auctions Europe ha fijado en una cifra inicial de 20.000 euros.
En junio de 2008, Christie’s sacó a subasta un soberbio collar de diamantes de 38 quilates en forma de pera que fue adquirido por un millonario coleccionista ruso por algo más de siete millones de dólares. En la subasta pudieron verse decenas de pulseras, anillos, relojes y collares, todo de la colección personal de Cristina Onassis. Incluso un Buda llamado Fabergé, creado por el diseñador homónimo, célebre orfebre francés y artífice de los huevos ornamentales de la familia imperial rusa.
La joya de la corona
En julio de 2006 se deshizo del ático del Nº 88 de la Foch Avenue, con vistas al Arco de Triunfo y la Torre Eiffel y donde Onassis vivió con Maria Callas y Jackie Kennedy
No fue la isla de Skorpios la única propiedad inmobiliaria vendida por Athina en los últimos años. La heredera confió a la casa de subastas Sotheby’s la venta de la residencia ateniense de su abuelo en el lujoso suburbio de Glyfada, en 2008. También se deshizo de Villa Crystal, el chalé de su abuelo en Saint Moritz y en julio de 2006 quizá el apartamento más emblemático de la familia: el ático del Nº 88 de la Foch Avenue, la calle más ancha de París, en el distrito XVI.
La espectacular residencia tiene 15 habitaciones y vistas al Arco de Triunfo y la Torre Eiffel. Allí vivió Onassis con Maria Callas y Jackie Kennedy, así como sus últimos días antes de ser trasladado en el Hospital Americano de Neuilly, donde murió el 15 de marzo de 1975. Athina, que vivió en él durante su infancia, no conservó ni el Monet que colgaba de una de sus paredes.