OPINI�N

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Charles-Augustin Sainte-Beuve: cr�tico y creador

El escritor franc�s Sainte-Beuve.

Acantilado edita los 'Retratos de mujeres' del escritor franc�s Sainte-Beuve

Resulta que, en 1830, a los 26 a�os, Charles-Augustin Sainte-Beuve y su antiguo profesor, amigo y socio en el diario Le Globe, Paul-Fran�ois Dubois, se enfadan y se retan a duelo de pistola. Sobre el campo del honor, a la hora acordada, llueve a mares. Sainte-Beuve se presenta con un paraguas del que no se despega ni para disparar. Dice: "no me importa que me maten, pero no quiero mojarme". Realizan los tiros reglamentarios, y ni se tocan. Sainte-Beuve y Dubois reanudaron su amistad.

Esta an�cdota tendr�a que ser muy reveladora en orden a analizar su obra. Sainte-Beuve sostuvo que una eficiente cr�tica literaria era inseparable del conocimiento de la vida y milagros de su autor. Este planteamiento biogr�fico e historicista fue replicado por Marcel Proust en su libro p�stumo Contra Sainte-Beuve (Tusquets), donde el autor de En busca del tiempo perdido afirma que todo escritor escribe desde "otro yo", un yo que nada tiene que ver necesariamente ni con su vida ni con su proyecci�n social.

El sistema de Sainte-Beuve queda patente en Retratos de mujeres (Acantilado), que recoge trece largos perfiles de otras tantas extraordinarias damas francesas -S�vign�, La Fayette, Pompadour, Sta�l, R�camier...- que escribieron o/y promovieron a escritores y artistas entre los siglos XVII y XIX. Sainte-Beuve public� �stos y otros "retratos literarios", entre 1844 y 1876, como parte de una extensa producci�n period�stica, cr�tica y creativa de casi un centenar de vol�menes.

En su interesant�simo pr�logo a Retratos de mujeres, Benedetta Craveri, nieta de Benedetto Croce y especialista en literatura francesa, afirma algo tremendo que el mismo Sainte-Beuve reconoci�, que toda su vida fue "una progresiva renuncia a los sue�os de la juventud: el amor, el absoluto del arte, la fe en la transcendencia".

Sainte-Beuve nunca se cas�. Tuvo amistad con muchas mujeres -George Sand, por ejemplo- y admir� y rindi� homenaje a muchas destacadas se�oras. Craveri nos cuenta que Sainte-Beuve padeci� una anomal�a cong�nita llamada hipospadias, que consiste en que la ranura que los hombres tenemos en la punta del glande, para dar salida a la orina y al semen, no est� localizada ah�, sino en cualquier otro punto del pene, incluyendo la cercan�a de los test�culos. Una grave contrariedad, sin duda. �Por qu� estudi� Sainte-Beuve medicina durante cuatro a�os?

Craveri cuenta que Ad�le Foucher hizo crueles comentarios al respecto. Ad�le fue esposa de V�ctor Hugo y madre de sus cinco hijos. Ad�le y Sainte-Beuve iniciaron en 1830 una intensa relaci�n sentimental -con los inconvenientes imaginables- que dur� siete a�os.

Esta relaci�n acab� con la amistad entre Hugo y Sainte-Beuve, que hab�a alabado la obra del escritor rom�ntico y que apoy� el Romanticismo durante a�os hasta que cambi� de idea. Sainte-Beuve fue elegido miembro de la Academia en 1844, despu�s de superar siete elecciones que le fueron adversas y en las que Hugo -que ya le llamaba Santa-Baba- vot� 11 veces en su contra. �A qui�n le toc� pronunciar el discurso de bienvenida? A Victor Hugo, que se las apa�� para no hacer un solo elogio del nuevo miembro de la instituci�n.

Las discrepancias entre los dos eximios hombres tambi�n se dieron sobre el terreno de la pol�tica. Victor Hugo rechaz� el golpe de mano de Napole�n III y el llamado Segundo Imperio y se exili�. Sainte-Beuve, que era un hombre liberal e, incluso, relativamente pr�ximo al socialismo ut�pico saint-simoniano, acept� el nuevo r�gimen, que le dio cargos de profesor en el Colegio de Francia y en la Escuela Normal Superior y, sobre todo, le nombr� senador en 1865, cargo que ostent� hasta su muerte en 1869 y desde el que, sin embargo, se enfrent� al imperial gobierno por sus restricciones a la libertad de expresi�n y de prensa. Sainte-Beuve era muy amigo de la princesa Matilde, prima del emperador, a la que dirigi� numeros�simas cartas, publicadas despu�s de su fallecimiento como el resto de su copios�sima correspondencia.

Volvemos a Craveri: la renuncia al sue�o del absoluto del arte. Sainte-Beuve pis� como cr�tico muchos callos, claro. La leyenda negra dice que fue cr�tico por rencor, al fracasar sus libros de creaci�n, y que se equivoc� muchas veces en sus juicios, ensalzando a autores mediocres y pronto desaparecidos y menospreciando a grandes escritores que pasar�an a la Historia.

Respecto a lo segundo, algunos se conforman con se�alar que, dejando aparte la extraordinaria capacidad intelectual y anal�tica de Sainte-Beuve -v�anse sus estudios sobre Virgilio o Chateaubriand- es normal que cr�ticos, editores e incluso lectores muy preparados yerren en los juicios hacia sus contempor�neos.

Respecto a lo primero, algunos se�alan que, ciertamente, sus poemarios y sus novelas -cinco y cinco- no alcanzaron gran �xito, pero que Sainte-Beuve, antes de desarrollar su obra creativa en la d�cada de los a�os 30, ya hab�a obtenido un gran prestigio como cr�tico por sus art�culos en diversos peri�dicos y, sobre todo, por un extenso y muy citado estudio sobre la poes�a y el teatro franc�s del XVI. Pueden leerse en castellano las impresiones y referencias autobiogr�ficas contenidas en Mis venenos (libro p�stumo), pero no est�n accesibles ni sus dos novelas m�s difundidas, Voluptuosidad (1834) y Madame de Pontivy (1839), ni su poemario Libro de amor (1843), por citar tres obras muy inspiradas por su romance con Ad�le Foucher.

Sainte-Beuve lament� haber perdido la fe cat�lica que le transmitieron su madre y su t�a, viudas ambas, pero mantuvo siempre una tendencia m�stica y un vivo inter�s por la teolog�a y la religi�n, que le llevar�an a escribir su obra magna, Port-Royal (1840-1859), sobre la abad�a de monjas del mismo nombre en la que nacieron y prosperaron las influyentes doctrinas jansenistas en el siglo XVII.

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