En paradero desconocido

La tumba perdida de Cleopatra: un enigma de más de 20 siglos

Acorralada por las tropas romanas, Cleopatra se suicidó en el mausoleo que se había hecho construir en Alejandría. No se sabe exactamente dónde fue enterrada, si en un área sumergida de la actual ciudad o bien en Taposiris Magna.

Los funerales de Cleopatra

Los funerales de Cleopatra

Los funerales de CleopatraEste óleo del pintor italiano Federico Stibbert recrea el traslado de la momia de Cleopatra, dentro de un sarcófago, hacia su sepultura. Museo Stibbert, Florencia.

AKG / Album

Una de las mayores incógnitas en torno a los Ptolomeos, la dinastía que reinó en Egipto durante casi tres siglos tras la muerte de Alejandro Magno, se refiere al modo en que fueron enterrados. Por su ascendencia macedonia cabría pensar que hubieran preferido ser incinerados, según la costumbre que predominaba en el mundo griego. Sin embargo, los reyes ptolemaicos se consideraban a sí mismos faraones de Egipto, y como tales debían ser momificados para renacer en el más allá. 

Moneda de bronce con Cleopatra

Moneda de bronce con Cleopatra

Moneda de bronce con la efigie de Cleopatra hallada en Taposiris Magna, donde también se ha sugerido que podría estar su tumba.

Kenneth Garrett

Lo cierto es que tenemos poca información sobre las sepulturas de los reyes helenísticos de Egipto. Sabemos que Ptolomeo IV (221-204 a.C.) hizo construir un mausoleo en Alejandría, conocido como Soma o Sema, y que allí, en torno a la tumba de Alejandro Magno, descansaron los restos de todos los soberanos ptolemaicos. El mausoleo en cuestión no se ha localizado, por lo que no hay modo de verificar si en él se enterraban urnas con las cenizas de los difuntos o momias al estilo egipcio. El historiador Polibio parece apuntar a la primera opción cuando alude a la urna con los huesos de Ptolomeo IV que se depositó en el Sema, pero otros autores antiguos hablan de «cadáveres» enterrados.

La gran capital ptolemaica

La gran capital ptolemaica

La gran capital ptolemaica

Fundada por Alejandro Magno en 331 a.C., Alejandría fue la capital del Egipto de los Ptolomeos. En tiempos de Cleopatra era la segunda mayor ciudad del Mediterráneo, por detrás de Roma. Contaba con suntuosos palacios, templos, jardines y espacios públicos, entre ellos la grandiosa Biblioteca convertida en el centro del saber antiguo.

Acuarela de Jean-Claude Golvin. Musée départemental Arles Antique © Jean-Claude Golvin

El mausoleo de Cleopatra

Cleopatra VII, la última reina de la dinastía, también debía ser enterrada en el mausoleo dinástico. Pero decidió romper con esta tradición. Ella era diferente de sus antepasados. Lo demostró durante su vida y quería seguir siéndolo en su muerte. Por eso decidió erigir un mausoleo propio que la hiciese ser recordada. Se podría decir que, en este asunto, seguía el ejemplo de los antiguos faraones, cada uno de los cuales se hacía construir una tumba propia.

El mausoleo de la reina era un edificio grandioso y de una enorme belleza que impresionaba a cuantos lo veían. Las fuentes no ofrecen detalles sobre su decoración, de modo que no sabemos si seguía la tradición egipcia o la griega. Aunque, teniendo en cuenta la trayectoria de Cleopatra y sus representaciones, lo más probable es que fuese una combinación de ambas, un homenaje a las dos herencias; igual que las catacumbas de Kom el-Shoqafa de Alejandría reúnen motivos faraónicos y griegos.

Hidria

Hidria

Hidria (vasija de agua) de Alejandría usada para guardar restos humanos incinerados.

Album

Para evitar que los saqueadores o sus enemigos accediesen al interior, Cleopatra hizo instalar un ingenioso mecanismo que impedía que las puertas se pudieran volver a abrir una vez cerradas. Además, incluyó una serie de trampillas y barreras que también tenían como objetivo reforzar la seguridad del edificio. Este singular mausoleo se convirtió inesperadamente en el escenario principal de los trágicos sucesos que pondrían fin al reinado y a la vida de Cleopatra. 

Desde 41 a.C., la reina egipcia había establecido una relación personal y política con Marco Antonio, una de las grandes personalidades de la política romana de esos años. Cleopatra aportó los recursos de Egipto a la lucha que Antonio mantenía con Octavio, el futuro emperador Augusto, por el dominio de Roma. Pero en 31 a.C., la flota de Antonio y Cleopatra fue derrotada en la batalla de Actium y poco después el poderoso ejército terrestre de Antonio se pasó al bando enemigo. Esta doble derrota sellaría el destino de la pareja.

Un final trágico

Un final trágico

Un final trágico

Plutarco describe cómo Cleopatra y sus dos sirvientas tiraron de las cuerdas para llevar a Marco Antonio, agonizante, hasta la reina, encerrada en su mausoleo. Eugène Ernest Hillemacher representó la escena en este óleo de 1863. Museo de Pintura y Escultura, Grenoble.

Album

Cleopatra y Antonio regresaron a Egipto a esperar el desenlace. Octavio debió volver a Roma para ocuparse de otros asuntos urgentes, pero el 1 de agosto del 30 a.C. se presentó a las puertas de Alejandría con su ejército. Haciendo honor a su reputación como general, Antonio presentó una última batalla, pero sus tropas se rindieron enseguida. Antes de caer en las manos de su enemigo, Antonio se clavó su espada. 

Acababan de decirle que Cleopatra había muerto, pero al descubrir que era un falso rumor y que su amante seguía viva consiguió llegar hasta el mausoleo donde la reina se había encerrado con sus dos sirvientas. Las puertas estaban bloqueadas, pero consiguieron izarlo para que entrase por una trampilla. Una vez dentro, Antonio murió en los brazos de Cleopatra. 

Retrato en bronce de Octavio Augusto

Retrato en bronce de Octavio Augusto

Retrato en bronce de Octavio Augusto hallado en la antigua ciudad de Meroe, en Sudán. Museo Británico, Londres.

British Museum / Scala, Firenze

 

En manos de Octavio

Al tiempo que Antonio libraba su última batalla, Cleopatra, por miedo a Octavio, se refugió en su mausoleo. Se llevó consigo todos sus tesoros. Los objetos más espléndidos y valiosos que podamos llegar a imaginar, acumulados por los faraones durante siglos, fueron reunidos en un mismo lugar. Cleopatra quería proteger sus riquezas, pero también utilizarlas para negociar con Octavio, bien ofreciéndoselas a cambio de Egipto, bien amenazando con destruirlas, pues sabía que el nuevo hombre fuerte de Roma ansiaba hacerse con ellas.

Jaspe rojo con una efigie de Marco Antonio

Jaspe rojo con una efigie de Marco Antonio

El romano derrotado

Jaspe rojo con una efigie que se ha identificado con Marco Antonio. Tal vez fue empleado como sello por uno de los partidarios del triunviro. Museo Británico, Londres.

Scala, Firenze

Cuando Octavio entró en Alejandría, Cleopatra seguía encerrada en su mausoleo con el cadáver de Antonio. A pesar de que las puertas estaban bloqueadas, los hombres de Octavio consiguieron entrar por la parte superior del edificio, que aún no estaba terminada, y capturar así a la reina. Antes de que la sacaran de allí, Cleopatra pidió a Octavio que le permitiera encargarse de los preparativos del cuerpo de Antonio para darle sepultura, a lo que Octavio accedió. 

Al ser capturada por los hombres de Octavio, Cleopatra pidió que le permitieran ocuparse de los preparativos del funeral de Marco Antonio

La costumbre romana era la incineración, pero parece que en este caso el cuerpo del antiguo triunviro fue embalsamado, según afirma el historiador Dion Casio. Plutarco, por su parte, dice que Antonio «fue enterrado lujosamente y de una manera regia», frase que refleja la propaganda de Octavio, que presentaba a Antonio como un traidor que quería ser rey.

Fusión de culturas

Fusión de culturas

Fusión de culturas

Usadas entre los siglos I y II d.C:, las catacumbas de Kom el-Shoqafa, en Alejandría, combinan elementos del culto funerario egipcio, como los relieves de la pared del fondo, con influencias helenísticas y romanas, visibles en la decoración del sarcófago.

Shutterstock

Concluidos los preparativos, la reina fue llevada como prisionera a su propio palacio. Durante los días siguientes intentó negociar con Octavio algún tipo de arreglo que le permitiera mantener Egipto para sus hijos, pero todo fue en vano. La reina se dio cuenta de que no iba a lograr nada y que Octavio deseaba
exhibirla como un trofeo en un desfile triunfal en el que la pasearía atada con cadenas por las calles de Roma, entre las burlas de sus habitantes. 

Ante esta perspectiva, la reina decidió elegir su propio destino, igual que había hecho durante toda su vida. Pidió visitar la tumba de Antonio una última vez para despedirse de su amante y suplicar a los dioses que la dejasen reunirse con él. Según Plutarco, Cleopatra le dijo adiós con estas palabras: «De cuantos males se han abatido sobre mí no hay ninguno tan terrible y tan grande como este breve tiempo que lejos de ti he vivido». 

Aunque posiblemente la mayor parte del relato sea fruto de la imaginación de Plutarco, esta escena ha marcado para siempre la historia de Cleopatra y Antonio. La ha convertido en un mito romántico imperecedero que lleva dos mil años cautivando a la gente. Después, Cleopatra regresó a su palacio, tomó un baño y pidió a sus sirvientas que la ayudasen a vestirse con sus mejores galas. Quería recibir a la muerte como correspondía a una reina de Egipto. Puso fin a su vida en agosto del año 30 a.C., en torno al día 12.

Brazalete egipcio de oro

Brazalete egipcio de oro

Serpientes protectoras

Brazalete egipcio de oro, de época helenística, que representa a dos serpientes enroscadas, un símbolo protector. Museo Egipcio, El Cairo.

Kenneth Garrett

Los últimos deseos de Cleopatra

Antes de morir, Cleopatra escribió una carta dirigida a Octavio en la que le suplicaba que la sepultase  junto a Antonio. Octavio cumplió con este último deseo y la enterró con la dignidad que merecía. Sin embargo, no sabemos qué tratamiento recibió su cadáver. Dion cuenta que fue embalsamada de la misma forma que Antonio, sin especificar si se trató de una momificación, como parece probable. 

La incógnita de Taposiris Magna

La incógnita de Taposiris Magna

La incógnita de Taposiris Magna

En época ptolemaica, Taposiris Magna -situada a casi 60 km al oeste de Alejandría- era un importante puerto comercial. Entre sus ruinas destacan el faro, el templo de Isis (en la imagen), en cuya área se ha sugerido que podría estar la tumba de Cleopatra, y una necrópolis en la que se han hallado numerosas momias de época helenística y romana.

Kenneth Garrett

Según las costumbres egipcias, los difuntos debían estar acompañados por un ajuar funerario para sus vidas en el más allá, pero tampoco sabemos qué fue del tesoro de Cleopatra tras caer en manos de Octavio. Tal vez el romano respetó esta práctica y la enterró con algunos de los tesoros que ella tenía en el mausoleo.

La gran incógnita sobre el enterramiento de Cleopatra es el lugar donde se llevó a cabo. Los autores antiguos sitúan su tumba en Alejandría. Según Dion Casio estaba dentro del palacio real, y Plutarco especifica que se encontraba cerca del templo de Isis.
El problema es que en la ciudad existían diversos palacios reales y los cronistas antiguos no concretaron a cuál se referían. Además, las residencias palaciegas de los Ptolomeos se situaban en el área del puerto. Así lo atestigua el geógrafo Estrabón, que visitó Alejandría pocos años después de la muerte de Cleopatra, por lo que la ciudad estaba casi como cuando ella vivía: «Al entrar en el puerto, a la izquierda se llega a los palacios reales internos, que están a continuación del que está sobre Loquias, y que tienen variados y coloridos edificios y jardines […]. También Antirrodos, una isla artificial, tiene un palacio real y un puerto». Pero durante los siglos posteriores, a consecuencia de una serie de desastres naturales, como terremotos y tsunamis, esta zona del puerto acabó hundida en el fondo del mar, con lo que se perdió el rastro de los palacios.

La Alejandría sumergida

La Alejandría sumergida

La Alejandría sumergida

Los trabajos de arqueología subacuática llevados a cabo por Frank Goddio han permitido conocer gran parte de la Alejandría sumergida bajo el mar. En esta imagen del fondo del puerto oriental puede verse una estatua a tamaño natural de un sacerdote que sostiene una vasija de Osiris-Canope, con las manos cubiertas por un velo y dos esfinges que lo flanquean.

Christoph Gerigk ©Franck Goddio / Hilti Foundation

La esquiva tumba de la reina

Aunque Cleopatra siguió estando muy viva en el arte y en la imaginación de la gente, su tumba cayó en el olvido. Durante mucho tiempo no hubo intentos importantes de localizarla. Tal vez porque su Alejandría ya no existía. Una parte estaba sumergida en el mar y la otra, bajo los edificios modernos. 

Y así llegamos al siglo XIX, cuando  el interés por el antiguo Egipto renació con fuerza. La egiptología se convirtió en disciplina académica y las excavaciones aumentaron. Desde entonces se han descubierto las tumbas de numerosos faraones y reinas, pero el lugar de reposo de Cleopatra sigue sin aparecer. 

El mausoleo donde tal vez se enterró a Cleopatra se encontraba en una zona del puerto de Alejandría hoy sumergida 

Pese a ello, en las últimas décadas se han puesto en marcha varios proyectos que pueden hacer que estemos más cerca de descubrir el mayor secreto de la última reina de Egipto. Estos trabajos se llevan a cabo en dos lugares muy diferentes: las aguas de Alejandría y las arenas del desierto.

Plano de Alejandría sumergida

Plano de Alejandría sumergida

Plano de Alejandría con las zonas antiguas sumergidas según los trabajos del Instituto Europeo de Arqueología Submarina. 

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Cartografía: Eosgis.com

En 1992, un equipo del Instituto Europeo de Arqueología Subacuática (IEASM), liderado por Frank Goddio, comenzó a realizar trabajos de prospección y excavación en las costas de Alejandría. Su labor ha deparado grandes avances científicos, como el descubrimiento de las ciudades perdidas de Canopo y Thonis-Heracleion, unos kilómetros al este de Alejandría.

Busto de Antonia la Menor

Busto de Antonia la Menor

Busto de Antonia la Menor, hija de Marco Antonio, hallado en el puerto de Alejandría.

Kenneth Garrett

En Alejandría, los trabajos del equipo de Goddio se han centrado en el puerto oriental, donde estaban los palacios de los Ptolomeos. En la isla de Antirrodos, ahora sumergida, han aparecido los restos de un palacio real, probablemente el que menciona Estrabón. Aunque fue construido en el siglo III a.C., Goddio cree que podría tratarse de una de las residencias en las que vivía Cleopatra. En esa pequeña isla también se han localizado los restos de un templo dedicado a Isis. 

La existencia de ambos edificios juntos coincide con los datos aportados por los autores antiguos sobre el lugar donde Cleopatra pudo haber vivido. Además, el equipo del IEASM ha sacado a la luz objetos que podrían reforzar la teoría de Goddio, como la estatua de un sacerdote del culto de Isis y la cabeza de una escultura de un faraón al que han identificado como Cesarión, el hijo de
Cleopatra y Julio César.
Las condiciones de la zona, así como la propia naturaleza de este tipo de excavaciones, hacen que los trabajos avancen lentamente. 

El entierro de una diosa

El entierro de una diosa

El entierro de una diosa

Kathleen Martínez en el templo de Isis, en Taposiris Magna. La arqueóloga dominicana trabaja desde 2004 en este yacimiento siguiendo la teoría de que Cleopatra, que en vida asoció su imagen a la de Isis, habría pedido ser enterrada en un templo dedicado a esta diosa.

Kenneth Garrett

¿Una tumba protegida?

La otra expedición que busca la tumba de Cleopatra es la que lidera la arqueóloga dominicana Kathleen Martínez. Su teoría, bastante alejada de lo que cuentan las fuentes antiguas, sostiene que Cleopatra está enterrada en Taposiris Magna. Esta localidad, fundada por Ptolomeo II a unos 45 kilómetros al oeste de Alejandría, acogía un complejo religioso dedicado a Osiris. Martínez cree que Cleopatra habría elegido este lugar para evitar que sus enemigos profanasen su tumba. Debido a su localización, los sacerdotes podrían haber depositado los cuerpos de la reina y Antonio sin que nadie se enterase.

La necrópolis de Taposiris Magna

La necrópolis de Taposiris Magna

La necrópolis de Taposiris Magna, en primer término, con el templo de Isis al fondo.

Kenneth Garrett

Desde el año 2004, el equipo dirigido por Martínez ha hecho interesantes hallazgos, como monedas –incluidas algunas de Cleopatra–, joyas y estatuas de reyes y reinas ptolemaicos. Además, han aparecido tumbas con restos óseos y momias, como las de un hombre y una mujer de alto estatus, que fueron enterrados con lenguas de oro. 

Dentro del complejo de Taposiris Magna hay un templo dedicado a Isis, diosa con la que se identificaba Cleopatra. Asimismo, se ha descubierto un túnel que conduce a una cámara debajo del templo, donde Kathleen Martínez cree que podría estar la reina. Sin embargo, una parte de este túnel se adentra bajo el agua, por lo que aún no se ha podido acceder a aquella zona. Mientras tanto, el lugar donde reposa Cleopatra sigue rodeado de tantas incógnitas como su propia vida.  

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Este artículo pertenece al número 244 de la revista Historia National Geographic.