CAYO JULIO CÉSAR: a 2068 años del asesinato que estremeció Roma - El hombre que convirtió su nombre en sinónimo de Emperador, transformándose en mito.
Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Viceversa

CAYO JULIO CÉSAR: a 2068 años del asesinato que estremeció Roma

El hombre que convirtió su nombre en sinónimo de Emperador, transformándose en mito.

03/03/2024 06:14 Viceversa
Escuchar:

CAYO JULIO CÉSAR: a 2068 años del asesinato que estremeció Roma CAYO JULIO CÉSAR: a 2068 años del asesinato que estremeció Roma

Por Guillermo S. Tagliotti - Especial para EL LIBERAL

15 de marzo de hace 2068 años atrás, en Roma. Son las 11 hs. de este que, hasta ahora, no pareciera ser un buen día para Cayo Julio César, general vencedor en todas las guerras y portador del título de Dictador Perpetuo, a punto de ingresar a una reunión del Senado improvisada en la Curia de Pompeyo (el edificio senatorial no está disponible por encontrarse en refacciones).

También te puede interesar:

Su esposa Calpurnia tuvo un sueño durante la noche, con él muriéndose desangrado en sus brazos, y le pidió que no asista. La adivina Spurinna le advirtió que se cuidara del peligro en estos Idus (fechas festivas) a punto de concluir. Durmió mal porque su epilepsia lo afecta, sufre vértigos y náuseas. Duda en acudir. Previendo todo esto uno de los complotados, Cayo Casio Longino, lo visita a primera hora en su casa de la Vía Sacra insistiéndole -y convenciéndolo- sobre la imperiosa necesidad de su presencia en el cónclave.

Según narra el historiador Suetonio, "César dentro de tres días partiría a territorio parto -actual Irán- para iniciar una nueva campaña militar, por esto la primera línea de su custodia, los mejores, están licenciados hasta el viaje, y los 24 'lictores' que lo escoltan son reservistas". De todas formas, al Teatro Pompeyano está prohibido que ingresen legionarios ni tampoco nadie con armas…

El conquistador de la Galia sale a la calle vestido con una túnica de banda ancha color púrpura, y como cada vez que su litera transita La Ciudad Eterna va rodeado de amigos y seguidores: algunos buscando favores, otros sólo un vistazo del gran hombre. El escritor Plutarco cuenta que un vecino llamado Artemidoro intenta alertarlo del peligro inminente dándole un pergamino, que César recibe como otros tantos durante su recorrido, pero no alcanza a leerlo. A punto está de consumarse el asesinato a traición más famoso de todos los tiempos. No, no es un buen día.

Populares vs Optimates

En una República cruentamente dividida entre dos bandos, Populares y Optimates, Cayo Julio César nace el 12 de julio del año 100 (a.C.) en el humilde barrio La Subura (actual Monti). Sobrino del siete veces cónsul Cayo Mario, militar prominente y líder, junto a Lucio Cinna, del bando Popular. Precisamente Cinna es el suegro de César. Los Populares promovían el reparto de tierras entre soldados y colonos, más la concesión -bajo ciertas condiciones- de ciudadanía romana a las tribus conquistadas, buscando aplacar tensiones bélicas permanentes.

Del otro lado, los Optimates liderados por el despótico general Cornelio Sila, facción aristocrática y conservadora que resistía otorgar dichas prerrogativas, y que vence en la primera guerra civil. El saldo es catastrófico para los Populares: se promulga una Ley de proscripción que confisca sus bienes, son ejecutados 40 senadores y 1.600 miembros de la clase. En ese marco, un joven César de 17 años (con el cargo religioso de flamen Dialis) es convocado por Sila: para perdonarlo exige se divorcie de su esposa y

salte al bando ganador. Desafiante, se niega y salva su vida huyendo al exilio. Esta actitud motiva en Sila una premonitoria opinión: "en este César hay muchos Marios".

A partir de ahí, todo lo que sigue será una sucesión imparable de espectaculares acontecimientos. Citaremos un par de ellos, a manera de resumida referencia. Es secuestrado por piratas silicios exigiéndose un rescate de 20 talentos de plata, se ofende por considerarlo "escaso", subiendo su propia prima a 50 talentos (1.400 kilos del metal). Su familia reúne el dinero tomando deudas, es liberado y al mes vuelve con una flota contratada, apresando y crucificando a sus captores.

Tiempo después es indultado (a regañadientes) por Sila, gracias a la intercesión de parientes de su madre. Trasladado a la provincia de Asia, debuta combatiendo en Mitilene (isla de Lesbos) con asombrosa idoneidad. Muerto Sila, vuelve a Roma y ejerce por un tiempo la abogacía -para lo cual había pulido su oratoria en Rodas, Grecia, con el maestro Apolonio- llevando a juicio a miembros de la facción aristocrática, enfrentándose en memorables batallas dialécticas con su archirrival de la retórica: Marco Tulio Cicerón.

Años después, ya consagrado en la Galia (campaña de 8 años relatada en tercera persona por él mismo mediante su obra literaria Comentarios de la Guerra, que contribuyó a agigantarle prestigio), cruza el "prohibido" río Rubicón al frente de sus tropas. Anuncia la segunda guerra civil pronunciando una de las frases más legendarias de la historia universal: "alea jacta est", la suerte está echada. Cuatro años pulsando, hasta que finalmente derrota a Pompeyo en la batalla de Farsalia (9 de agosto del 48 a.C.), su otrora yerno y socio político en el primer Triunvirato junto al magnate Craso, aunque adversario de fuste en el ámbito militar.

Alcanza así la cima quien supiera decir "Veni, vidi, vici": Llegué, Vi, Vencí. Quien tenía por álter ego a Alejandro Magno, logra situarse a su misma altura. Por si fuera poco, el romance con la reina egipcia Cleopatra VII elevaría su faceta galante hasta proporciones infinitas.

Ahora sí, retomemos: Cayo Julio César está de regreso en Roma y a cada paso suyo es aclamado como héroe. Durante su gobierno decreta varias reformas importantes y necesarias, que harían que el pueblo lo adorase aún más. Siempre leal a su ejército, una de sus primeras empresas fue conceder tierras a los veteranos. Después, otorgar grano a los pobres de la ciudad y planificar su traslado a recién adquiridas colonias en Anatolia, Grecia; y el norte de África. También crear trabajos mediante proyectos de obras, "limpiar" las calles peligrosas, construir una biblioteca pública, modificar el calendario llevándolo a los 365 días que hasta hoy contamos. Magnánimo en la victoria, perdona a muchos integrantes de la fila adversaria, los mismos que, sigilosos, esconden bajo sus túnicas las dagas asesinas. Será el peor día.

El crimen

Para los senadores complotados, con 56 años César parecía más un rey (de hecho, la moneda acuñada en el 44 a.C. muestra dos manos unidas como signo de confianza entre él y su ejército, más un globo terráqueo simbolizando el dominio mundial), que un gobernante. ¿Fue ese realmente el motivo, o lo usaron como excusa? Respuesta difícil.

Cayo Trebonio, Décimo Junio Bruto Albino, Cayo Casio Longino y Marco Junio Bruto urdieron la trama, ocultando dagas de doble filo y 20 centímetros en cajas de documentos que jóvenes esclavos, llamados capsarii, llevaron al complejo.

Publio Servilio Casca tenía encargado darle el primer golpe; siendo seguido por Cayo Servilio Casca (su hermano), tras la señal para comenzar el ataque que sería dada por Lucio Tilio Cimbro, acercándose a César para distraerlo y entregándole una petición de parte de su hermano exiliado.

Casca le asestó, cobardemente por atrás, la primera puñalada, y César exclamó: "¿Por qué esta violencia?". Inmediatamente trató de defenderse. Los demás conspiradores lo rodearon. Fueron en total 23 puñaladas hasta que cayó, irónicamente al pie de la estatua de su viejo enemigo Pompeyo. El reproche "¿Tú también, Bruto?" está discutido: varios creen que fue agregado por Williams Shakespeare

en su dramaturgia. Investigadores coinciden en asentir que César se tapó el rostro para no mostrar a sus enemigos la mueca de su muerte. Los autores huyeron velozmente en diferentes direcciones (aunque en lapso de pocos años, serían encontrados y aniquilados).

En 2003, un grupo de forenses reconstruyó el crimen. Su conclusión fue que el número de atacantes que realmente llegó a apuñalar a César durante la refriega fue de entre cinco y diez. La operación era demasiado compleja y el espacio demasiado reducido para acoger a un número mayor de agresores.

Al trascender semejante noticia, Roma conmocionó y hubo disturbios. Durante su incineración la pira fue avivada con objetos que los diferentes asistentes comenzaron a arrojar: los magistrados tiraron las sillas de su tribuna; los flautistas y cómicos sus trajes; la legión aventó sus armas; las matronas arrojaron las joyas y atavíos de sus hijos. Los extranjeros participaron del ritual acercándose a mostrar su dolor de acuerdo a las costumbres de sus países. La hoguera alcanzó proporciones de tal punto que debieron sofocarse incendios en zonas aledañas.

El momento cumbre del funeral llegó cuando Marco Antonio, su mano derecha militar, leyó a viva voz en el Foro el testamento que incluía la donación al pueblo de Roma de unos amplios jardines junto al Tíber para su esparcimiento, más un regalo en metálico a cada poblador de 300 sestercios (estimado a valores actuales en alrededor de 400 euros).

Huellas actuales

Julio César "volverá a ser asesinado" este 15 de marzo de 2024 en el mismo lugar donde se perpetró su magnicidio (de efecto contrario al que los conspiradores quisieron conseguir), conocido actualmente como el Área Sagrada de Largo Argentina.

Como cada año, actores del Grupo Histórico Romano se pondrán la toga y usarán cuchillos recreando el momento del colapso de 500 años de República, y el surgimiento del Imperio a través de su hijo adoptivo y heredero Octavio (futuro emperador Augusto, a la postre ganador de la tercera guerra civil). Ciudadanos locales llevarán flores, y junto a turistas ávidos presenciarán la "reconstrucción" del crimen político más famoso de todos los tiempos.

Porque 2068 años después, el mito sigue vigente. Libros alusivos se venden en todo el mundo, con nuevas ediciones noveladas que se transforman en bets sellers. Conferencistas son requeridos en Universidades y simposios para analizar su figura y legado. La exposición itinerante "Llegué, vi y hallé mi destino" hace temporada en el Museo H'ART de Amsterdam, exhibiendo hasta el lunes 20 de mayo una colección de 150 objetos históricos, con recreaciones de experiencia inversiva plasmadas en nueve escenas.

Grande entre los grandes, convirtió su nombre en sinónimo de Emperador. Ambicioso, generoso, impulsivo y, al mismo tiempo, resuelto y sutil. Vivió para ser César, o nada.

Lo que debes saber
Lo más leído hoy