Pichidangui, un paraíso a conservar – La Ventana Ciudadana

«La concentración de riquezas, el poder del dinero, por sobre todo, el dinero fácil, en su accionar destruye la historia, la educación, cultura , los valores de una sociedad que desee permanecer limpia y sana.»

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Pichidangui, un paraíso a conservar

María Gabriela Saldías Peñafiel

Ingeniero Agrónomo- Paisajista. Investigadora y docente, Escuela Arquitectura del Paisaje, Universidad Central de Chile.

En este variado paisaje que es Chile, todavía nos encontramos con paraísos que invitan a ser conservados. Uno de ellos es Pichidangui, balneario localizado en la zona sur de la Región de Coquimbo.

Es de amplio conocimiento la gran permeabilidad y sensibilidad de los niños cuando se los educa con conciencia ambiental. Con gran naturalidad adquieren hábitos de reciclaje, valoración y respeto por las plantas y animales, cuidado en el uso del agua y hábitos de limpieza del entorno, reconociendo que la ciudad y el planeta es la casa de todos que se debe cuidar. Llegan incluso a ser ejemplo para sus padres y mayores que pasan del asombro a la admiración terminando por seguir a sus hijos que se transforman en agentes de cambio familiar. Sin embargo, estos cambios suelen ser más difíciles de generar en adultos.

Afortunadamente hay ejemplos que son alentadores, casos en que una sola persona se transforma en un gran líder que va creando conciencia ambiental y va sumando adeptos en su camino, los que en conjunto logran grandes obras. Así ha sido la historia de muchas ONGs.

Estos buenos ejemplos de pueden encontrar en diferentes lugares del territorio nacional. En esta oportunidad se destacará  la organización “Corporación ciudadana medioambiental, Quilimarí, Pichidanguí, Los Molles”, liderada por la arquitecta Adriana Razeto que junto a su familia ha ido sumando seguidores que han reconocido en el balneario de Pichidangui, un paraíso que se debe cuidar y conservar; llevando a la arquitecta a adquirir un predio costero con el solo objetivo de conservarlo.  Las primeras acciones realizadas por la Corporación partieron de la premisa que para cuidar, hay que conocer, por lo mismo diseñaron e instalaron letreros con información sobre la flora y fauna del lugar en los años 2015, 2017 y 2019. Así tanto los lugareños como visitantes pudieron reconocer lo que veían, saber sus nombres y a continuación despertar el interés por conocer más sobre cada una de esas especies, su hábitat, distribución, estado de conservación y ciclo de vida.

Desde la primera intervención realizada hace ocho años atrás, han persistido en su objetivo de educar y sensibilizar a la comunidad con el cuidado del paisaje y flora del lugar. A través de la formulación de proyectos han logrado financiamiento para organizar talleres, charlas y salidas a terreno invitando a toda la comunidad de diferentes edades a poner en valor y distinguir Pichidangui como un paraíso que se debe conservar. Han puesto un particular esfuerzo por estimular a los niños de la Escuela Quilimarí y Pichidangui debido a la gran permeabilidad de este grupo etario.

La respuesta ha ido mejorando con el tiempo y cada día son más los que se suman a esta causa, incluyendo vecinos de diferentes edades y actividades mirando con nuevos ojos lo que está ahí al alcance de todos pero que está en riesgo si no se toman las medidas para un uso sustentable. En una segunda etapa se están capacitando a los vecinos en el aprendizaje de técnicas con fines de reproducir los arbustos y hierbas que son numerosos, diversos en formas, colores y texturas para ser incorporados en los jardines de sus casas. Desafío que algunos ya están emprendiendo y con gran éxito.

Afortunadamente las autoridades del lugar coinciden con esta apreciación y el primer parque de Pichidangui se ha desarrollado con el propósito de permitir el acceso respetuoso de los visitantes a maravillarse con la flora nativa que crece naturalmente en un pequeño cerro en pleno centro del poblado.

¿qué hace distinto a Pichidangui para despertar el interés por su conservación?

La respuesta está en la variedad de paisajes en un área acotada, que incluye hermosos roqueríos, dunas, humedales, matorral estepario costero e incluso un cerro con vegetación relicta boscosa. Una diversidad de hábitat para una flora y fauna endémica, algunas especies se las encuentra exclusivamente en el borde costero de las regiones de Coquimbo y Valparaíso como es el cactus conocido como chilenito (Eriosyce chilensis), el palo colorado (Pouteria splendens, la mariposa de Los Molles (Alstroemeria pelegrina)  y el chagual chico (Puya venusta), los dos primeros en categoría En Peligro de extinción y los dos últimos en categoría Vulnerable.

A lo anterior agregar que Pichidangui hasta la fecha ha mantenido un paisaje seminatural diverso y valioso gracias a que su población aún es reducida. Sin embargo, se aprecia un interés creciente por personas que buscan escapar de las grandes urbes y valoran la tranquilidad, belleza y cercanía al mar de este balneario con el inminente riesgo del deterioro de los atributos que le dan valor. Por tanto, cobra especial relevancia la existencia de una comunidad unida y organizada para cuidar la naturalidad y belleza de Pichidangui, lo que constituye un ejemplo a repetir.

Fotografías:

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