«Alma mía, no dejes pasar día alguno, sin rendir tus respetos a María»
Este santo nació en Cracovia, en la zona sur de Polonia en 1458. Su procedencia es de una familia de estirpe real. Su padre rey Casimiro IV Jagellòn, soberano de Polonia y Lituania y su madre Isabel de Austria, hija del Emperador Alberto II. https://bellevuehealthcare.com/ Sus padres profundamente religiosos, hace que san Casimiro reciba una esmerada educación cristiana. Además, tuvo dos personas que guiaron su educación, el padre Juan y el profesor Calícano. Ambos coinciden en destacar las virtudes que adornaron el alma de san Casimiro, fue educado en la humildad, virtud que supo desempeñar a lo largo de toda su vida.
Siendo hijo del rey, sin embargo, vestía sencillamente, muy afable y querido por todos. Por las mañanas solía despachar con su padre los asuntos del reino, para luego, dedicarse por la noche a adorar al Santísimo Sacramento, al que tenía una profunda devoción. Tampoco faltaba en los momentos de oración, una profunda reflexión en torno a la Pasión y Muerte de Cristo. Gracias a este trato sobrenatural, descubría a Dios en los pobres, a los que ayudaba en grandes obras de caridad. También, asistía a los enfermos y a los extranjeros que no tenían a nadie que los socorriera.
Hasta tal extremo llevaba el mandato evangélico: de quien quiera ser el primero que se haga el servidor de todos, que no se mostró nunca orgulloso, sino todo lo contrario.
Renunció al matrimonio para vivir en la continua consagración a la Santísima Virgen.
Tuvo que hacer frente a las epidemias que asolaban a la humanidad. En plena juventud, enfermó de tuberculosis. Murió santamente, dejando en todos un grato recuerdo de bondad y pureza de corazón. Lo sepultaron en Vilma, capital de Lituania. A los 120 años de enterrado, abrieron su sepulcro y encontraron su cuerpo incorrupto, sobre su pecho se encontraba la poesía que reiteradamente había recitado a la Virgen, que había mandado colocar sobre su cadáver cuando lo fueran a enterrar.
En el día de su fiesta, invoquemos a san Casimiro para que interceda ante Dios en favor de los que lo invocan con fe. Porque algo bueno está por venir.