La Reina Carlota y la idealización de la nobleza en la Europa del siglo XVIII - La Cámara del Arte

La Reina Carlota y la idealización de la nobleza en la Europa del siglo XVIII

– Mi piel es muy clara: píntela más oscura, como es en realidad.

– Déjeme ver…No. Píntesela más clara. Pálida. Su Majestad quiere que brille.

Si has visto -y puede que, como tantos, disfrutado- La reina Carlota. Una historia de los Bridgerton, el spin-off de Bridgerton que ha estrenado Netflix el pasado mayo, tal vez recuerdes esta escena en la que la joven Carlota (encarnada por la actriz India Amarteifo) posa, resignada, para que un artista la inmortalice en un retrato en el que aún el rey Jorge III, su esposo -ausente y enfermo de porfiria-, no está presente. La princesa Augusta de Sajonia-Gotha (Michelle Fairley), madre de Jorge, es quien pide que se la represente con un tono de piel más claro del que la muchacha posee en realidad.




Pero… ¿era negra la Reina Carlota de Inglaterra en la vida real?

Hay distintas opiniones de expertos. Amadeo Martín-Rey y Cabieses, catedrático de historia y especializado en monarquías, descarta la posibilidad de una negritud absoluta. Sus investigaciones concluyen en que Sofía Carlota de Meckleburgo-Strelitz, reina consorte de Gran Bretaña e Irlanda y electora consorte de Hannover, esposa de Jorge III del Reino Unido y que gobernó durante 57 años -de 1761 a 1818-, tuvo una antepasada musulmana, aunque el grueso de su familia estuviese formado por nobles alemanes.

El historiador Mario de Valdés y Cocom señala en The Washington Post que, si bien ella era alemana, descendería de una rama de raza negra de la familia real portuguesa, pudiendo ser descendiente de Madragana Ben Aloandro, amante del rey portugués Alfonso III. Aquella mujer fue descrita por el cronista del siglo XVI Duarte Nunes de Leao como “una mujer mora, como se les llama en Europa a las personas oriundas de los pueblos del norte de África, y el eslabón que conecta a Carlota fue Margarita de Castro y Sousa, dama noble de la casa real portuguesa que vivió en el siglo XV”.  

Y en el caso de confirmarse el hecho de ser negra, ¿esto sería relevante para el prestigio de la familia real inglesa?: “No lo creo en absoluto. No habría ninguna vergüenza en todo esto. La teoría no me impresiona, pero incluso si fuera cierta, todo se habría diluido tanto en esta etapa que no podría importarle menos a nuestra familia real. Ciertamente no demostraría que son significativamente negros.” asevera el historiador real Hugo Veckers en The Guardian.

Lo cierto es que hubo la intención, en ocasiones, de camuflar su verdadera identidad racial. Gran parte del debate que recopila este artículo y en el que se han centrado los investigadores proviene de, por un lado, la escasa documentación que atestiguara el aspecto físico de la reina y, por otro, del hecho de que existan retratos que la figuran blanca y otros en que, probablemente, fuese retratada tal como era: mestiza. Aquí dos ejemplos de una Carlota con aspecto de dama caucásica, por Sir Thomas Lawrence, uno de los retratistas ingleses más aclamados de su generación y por Thomas Gainsborough -uno de los pintores fundadores de la Royal Academy of Arts-, respectivamente.  

Allan Ramsey, retratista escocés, fue uno de los que nos da ahora pistas de que en realidad pudiera tratarse de la primera (y única) reina negra que ha tenido Inglaterra, encargándose éste de enfatizar aquellos rasgos mulatos que supuestamente heredó la reina de la que hablamos. Ramsey se destacó por hacer campaña por la abolición de la esclavitud en el S. XVIII. Este retrato de la Reina Carlota pudo haber sido enviado a las colonias como apoyo de la causa: los africanos no deberían estar condenados a la servidumbre cuando la propia reina de Inglaterra era, precisamente, como ellos o descendiente de la misma comunidad racial.

Inglaterra se convierte, junto a Holanda y Portugal, en primera potencia mundial entre los siglos XVII y XIX en el tráfico de mujeres y hombres negros que trabajaron en las plantaciones de café, azúcar, tabaco y algodón. Así lo recoge Kenneth Morgan, profesor de historia en la Brunel University de Londres, en su Cuatro siglos de esclavitud transatlántica (Crítica, 2017), donde describe todas las rutas atlánticas de este terrible negocio y los distintos productos y esclavos que se comercializaban desde África hasta Europa o Norteamérica. Se estima que 3 millones de personas fueron embarcadas desde los puertos ingleses hasta que se abolió la esclavitud.

Pues resulta que en Londres reinaba una mujer que tenía, parecer ser, el mismo color de piel que aquella muchedumbre explotada, castigada y deplorada. Carlota recibió una carta de un hombre, Olaudah Equiano, que formó parte de Los hijos de África (una asociación destinada a luchar contra la esclavitud en Inglaterra) el 21 de marzo de 1788, pidiéndole encarecidamente que lo ayudara en su lucha para erradicar aquella pesadilla. Lamentablemente la reina consorte intervino muy poco en política, tal vez estaba demasiado volcada en su vocación por la botánica y las artes y el cuidado de su amado Jorge -que siempre le fue fiel y con el que tuvo quince hijos-. Sin embargo, Carlota murió en 1818 y en 1807 ya se había promulgado el Acta para la Abolición del Comercio de Esclavos.

Ramsey retrataba a Carlota desde la dignidad. Una soberana pintada desde un punto de vista bajo, recurso muy utilizado por los pintores en esta centuria cuando pretendían elevar la categoría del retratado. Y no siempre vemos esta idealización en cuadros para nobles: José de Ribera utiliza esta técnica y capta a su humilde Patizambo (actualmente en el Museo del Louvre de París), el niño lisiado, no tan humilde con ese punto de vista que comienza desde los pies hacia arriba, situando el horizonte muy bajo y al personaje sobredimensionado.

Pero retomemos a Ramsey. Aquí vemos a la soberana retratada de perfil, en el que se destaca su nariz y labios anchos, aunque ya la piel no se percibe tan oscura como en otros ejemplos del mismo autor, y con su característico cabello encrespado, recogido con una diadema con trenza. La solemnidad y el lujo son descritos con sutileza en su delicada pulsera y collar de perlas en los que se percibe gran realismo en el sofisticado material gracias a los llamados “círculos de confusión” empleados originalmente por Vermeer en, por ejemplo, La joven con perla.

Esto es: la aplicación de pequeños toques redondos de pintura blanca a los que en ocasiones se añadía otro pequeño toque de color blanco sobre la pintura aún húmeda para aumentar el brillo. El collar lleva un cierre con lazo de delicado tejido y lleva unas prendas típicamente cortesanas adornadas por elaborados encajes y trabajos en organza en las mangas.

Aunque Ramsey la representa atendiendo a -probablemente- la verdad, sigue manteniéndose en la línea idealizante propia del arte del Barroco. Esta idealización se trata ya no solo del aspecto físico, si no también de consideraciones morales adjudicadas a la personalidad de una determinada casta. Para esto se recurría en ocasiones a la pintura alégorica, relacionando los rasgos personales de los miembros de la dinastía con virtudes que se podían encontrar en personajes de pasajes mitológicos. Era como una especie de propaganda velada de hitos con los que la casa real gustaría de identificarse.

Un ejemplo muy claro lo encontramos en La educación de don Luis de Borbón, príncipe de Asturias (1714), de Henri Antoine de Favanne, que actualmente se conserva en el Museo de Bellas Artes de Asturias, en Oviedo. De Favanne había trabajado para Felipe V y fue un artista especializado en pintura de historia y alegórica. Contó con la protección de la princesa de los Ursinos, Camarera Mayor de la reina Maria Luisa Gabriela de Saboya, esposa del rey.

La educación de don Luis de Borbón, príncipe de Asturias. Henri Antoine de Favanne

En el centro del lienzo, la princesa de los Ursinos, vestida con túnica rosa y manto azul. Presenta al príncipe Luis de Borbón a Minerva, diosa de la sabiduría, que da la mano al niño y señala enl a parte superior del lienzo a Mercurio, dios del Comercio, y más arriba a Marte, dios de la guerra. En la parte inferior izquierda, tumbado, Hércules: mítico héroe clásico.

A la derecha, la Ciencia -representada mediante una mujer con un libro y rama de laurel-, y el Consejo -como un anciano con una lechuza y un libro-, dan la espalda a la Ignorancia, una bestia con orejas de asno. Se trataba de una manera de transmitir el modelo ejemplar de educación del príncipe de Asturias -futuro rey Luis I-, ensalzar a la monarquía española y elogiar a la princesa de los Ursinos.

A lo largo de toda la historia del Arte y, sobre todo, siguiendo la narrativa vasariana, siempre se ha idealizado a los personajes que sostenían los mayores instrumentos de poder, retratándolos para que saliesen “bien parados” y vinculados a los mejores adjetivos: fortaleza, inteligencia, cultura, bondad o valentía en la batalla.  Pero hubo ocasiones, como en el caso de nuestra reina Carlota, en que, de no ser por quien la pintó sin ambajes y tal como era, casi nos perdemos esa parte tan fundamental de su historia.

WEBGRAFÍA

Radio Cope. Redacción Fin de Semana (Cristina López Schlichting). No. La Reina Carlota de Inglaterra no era negra: “Tenía antepasados musulmanes”.

National Geographic. (Erin Blakemore, mayo 2023) ¿Quién fue realmente la primera reina negra de Inglaterra?

20minutos. Cinemanía. (Estefanía Jorge, mayo 2023) ¿Era negra la reina Carlota en la vida real? Esto es lo que dicen los historiadores.

20minutos. Cinemanía. (Miguel Ángel Romero, mayo 2023) “La reina Carlota” y “el gran experimento”: ¿realidad o ficción?

Vanity Fair. (Hope Coke, enero 2021) Así fue la verdadera reina Carlota de Inglaterra: 14 hijos, feminista y…¿negra?

Wikipedia. Allan Ramsay.

Público. (Diego Navarro, marzo 2021) Murillo y la tradición española de idealizar a los pobres en los cuadros para “acercarlos” a Dios.

Infobae. (Alfredo Serra, junio 2019) Meghan Markle no es la primera mulata de la corona: la historia de Carlota, la reina inglesa de sangre africana.

El Mundo. (Clara Felis, febrero 2017) El negocio de la esclavitud africana en la Europa moderna.

Descubrir el Arte. (octubre 2019) Nueve retratos de la imagen regia en la Edad Moderna

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