Aunque el universo de Los Bridgerton es casi totalmente ficticio, hay dos personajes basados en personas reales que protagonizan una nueva historia. La precuela de seis episodios La reina Carlota: Una historia de Los Bridgerton ya está disponible en Netflix. Según la plataforma de streaming, la serie retrata la "épica historia de amor" entre la reina Carlota y su marido, el rey Jorge III. Golda Rosheuvel repite su papel de Carlota en la serie original, mientras que India Amarteifio y Corey Mylchreest interpretan a la joven reina y al rey, respectivamente.

    Épico o no, el matrimonio de los auténticos Carlota y Jorge estuvo lleno de momentos álgidos que mostraron su compromiso mutuo, así como de angustiosos momentos de enfermedad, muchos de los cuales sirvieron de inspiración a la creadora y guionista Shonda Rhimes. A continuación vamos a hacer una mirada al interior de las vidas de una de las parejas gobernantes más famosas de la historia de Gran Bretaña.

    Casados a primera vista

    Nacido el 4 de junio de 1738, no se esperaba que Jorge Guillermo Federico sobreviviera a su prematuro nacimiento. El futuro rey Jorge III lo hizo, por supuesto, y tres semanas después de la muerte de su padre en 1751, su abuelo el rey Jorge II puso al joven real en el disparadero para heredar el trono británico. El joven -y aún soltero- Jorge sucedió a su abuelo en 1760, a la edad de 22 años, por lo que su búsqueda de esposa se hizo urgente. Se fijó en Carlota, que entonces tenía 17 años, por encima de otras candidatas por un par de razones clave.

    Nacida princesa Sofía Carlota en 1744 en Mecklenberg-Strelitz, que ahora forma parte de Alemania, tenía buenas credenciales reales y era protestante. Y, por simple que parezca, era dulce y complaciente. Según la organización benéfica Historic Royal Palaces, Lord Harcourt, consejero de Jorge, dijo que Carlota "no era una belleza normal", pero tenía unos ojos bonitos y "dientes blancos y uniformes". No es exactamente la descripción que uno esperaría para inspirar una historia de amor televisiva, pero su relación floreció.

    Su noviazgo duró sólo seis horas, ya que se casaron el mismo día que Carlota llegó a Londres: el 8 de septiembre de 1761. El viaje por mar, de unas tres semanas de duración, fue arduo, y los pasajeros se enfrentaron a múltiples tormentas a lo largo del trayecto. A su llegada, Carlota estaba tan delgada a causa del mareo que casi se le caía el vestido de novia.

    A pesar del agitado reinado de Jorge -la Guerra Revolucionaria Americana, las guerras de la Revolución Francesa en la década de 1790 y la incorporación de Irlanda en 1801 ocurrieron bajo su mandato-, los primeros 25 años de su matrimonio fueron generalmente felices.

    Un palacio lleno de niños y un vínculo musical

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    Getty Images
    Un retrato de 1769 de la reina Carlota con sus dos hijos mayores, Jorge y Federico.

    Jorge y Carlota tuvieron 15 hijos, empezando por su hijo Jorge Augusto Federico en 1762, que ascendió al trono como rey Jorge IV a la edad de 57 años. Sus otros hijos, nacidos entre 1763 y 1783, incluyeron ocho hijos -Frederick, William, Edward, Ernest, Augustus Frederick, Adolphus, Octavius, y Alfred- así como seis hijas: Carlota, Augusta Sophia, Elizabeth, Mary, Sophia y Amelia.

    Alfred murió poco antes de cumplir los dos años, y Octavius falleció tras una inoculación de viruela a los 4 años. El resto de sus hijos llegaron a la edad adulta, pero Amelia padeció tuberculosis y murió a los 27 años.

    Tanto Jorge como Carlota apreciaban las artes. Según Historic Royal Places, Carlota recibió clases del hijo de Johann Sebastian Bach y llegó a dominar el clavicordio. Incluso tocaba a dúo con su marido, que era flautista. En 1764, invitó a un niño de 8 años llamado Wolfgang Mozart a vivir y formarse en Inglaterra durante un año.

    La educación de sus hijos también era importante, y Carlota nombró y supervisó a sus tutores e institutrices. También era botánica aficionada y dibujaba las plantas y flores que crecían en los alrededores del palacio de Kew, la casa de verano de la familia, río arriba de Londres. En su cercana casa de campo vivían faisanes, aves exóticas e incluso algunos de los primeros canguros de Gran Bretaña.

    Jorge, por su parte, se esforzó por devolver la moralidad a la familia real. Según la serie de PBS American Experience, fue el primer rey de la dinastía de Hannover que no tuvo una aventura extramatrimonial, y el pueblo inglés admiraba su fidelidad. Construyó granjas a escala en el castillo de Windsor y coleccionaba maquetas de barcos y monedas.

    La enfermedad de Jorge y la respuesta de Carlota

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    Cuando se hizo este retrato en 1801, el rey Jorge III sufría desde hacía tiempo una enfermedad desconocida.

    Los 60 años de reinado de Jorge siguen siendo los más largos de cualquier monarca inglés varón, pero el rey padeció durante gran parte de ellos una enfermedad que ha confundido a los investigadores durante siglos.

    Según Georgian Papers Programme, las notas de una reunión ministerial celebrada el 5 de abril de 1765 muestran que Jorge propuso por primera vez un proyecto de ley de regencia que pondría a alguien al mando en caso de que él no pudiera ejercer sus funciones. Esto ocurrió después de que el rey, cuyos médicos llevaban registros detallados, mostrara síntomas de una enfermedad de las vías respiratorias altas y depresión.

    En 1788, Jorge experimentó un fuerte dolor de estómago que persistió durante meses y que acabó provocándole debilidad en las extremidades y delirio. Cuando Jorge se volvió sexualmente agresivo, se tomó la decisión de aislarlo temporalmente en el palacio de Kew. Estos síntomas se repitieron cada pocos años hasta 1810, cuando el rey quedó finalmente incapacitado y su hijo mayor, Jorge, Príncipe de Gales, se convirtió en príncipe regente. Fuera de la mirada pública, el rey conversaba con personas muertas, incluida su hija Amelia y lo que él creía que eran ángeles. Estos comportamientos contribuyeron a sellar la futura reputación de Jorge como el rey "loco".

    La difícil situación del rey estresó mucho a Carlota, que a veces intentó ocultar la gravedad del estado de su marido para proteger a la monarquía. En una carta de diciembre de 1788 a su hijo, el príncipe de Gales, cuyas convicciones políticas diferían mucho de las del rey, le restó importancia a sus lapsus mentales. Poco después, la Ley de Regencia de 1789 otorgó a Carlota la tutela de la corte del rey, de sus hijos menores y del propio rey en caso de que éste quedara permanentemente incapacitado.

    Los últimos años de Jorge y Carlota

    Durante los últimos años de Jorge, la reina se sintió amenazada por su estado más agresivo y mantuvo cada vez más las distancias. También es probable que se sintiera frustrada con los médicos de su marido, que utilizaban técnicas ineficaces como sanguijuelas, baños fríos y polvos con arsénico, así como elementos tortuosos como cadenas y camisas de fuerza para tratarle.

    Según Historic Royal Palaces, la propia salud de Carlota se había deteriorado en 1818. Sufría hidropesía, que causa hinchazón y fallo orgánico, y solía recluirse en su dormitorio de Kew. La reina murió el 17 de noviembre de ese año, rodeada de cuatro de sus hijos. Durante el cortejo fúnebre hasta el castillo de Windsor, los caminos empedrados se forraron de paja para que el enfermo Jorge no pudiera oír nada. En el momento de su propia muerte, en 1820, Jorge estaba ciego y sordo.

    Queda por ver si La reina Carlota: Una historia de Los Bridgerton se centrará mucho, o nada, en el brusco deterioro de la salud física y la relación de la pareja real. En cualquier caso, estas preocupantes últimas décadas no fueron indicativas de la amorosa relación que la pareja mantuvo durante años.

    Vía: Biography