Sólo tres birdies se habían hecho en el hoyo 18 cuando Scottie Scheffler llegó a su bola perfectamente colocada en mitad de la calle. Tenía 145 metros a la bandera. El Número Uno contra el coco. El hoyo más difícil del día. Media de 4,467 golpes. Parcial acumulado de +28.
Scheffler necesitaba un birdie para cazar el liderato del Masters en solitario e hizo lo que mejor sabe hacer. Pegó un hierrazo, directa al trapo y se dejó un putt de dos metros y medio para hacer tres. Dentro. Líder. El mejor, al frente. El resto, en fila india, perfectamente escalonados. Collin Morikawa a un golpe, Max Homa a dos, Ludvig Aberg a tres y Bryson DeChambeau a cuatro.
No crean que cazar la primera plaza fue fácil para el texano. Más bien al contrario. Se le complicó muchísimo. De nuevo por su fragilidad con el putt. Su kriptonita. Bien es cierto que metió uno de birdie largo en el 3, pero después se le escaparon muy buenas opciones en el 4 (para par), 5, 8 y 9. En ese tramo podría haber dado un golpe de gracia al torneo. Perfectamente se podría haber puesto con -12, abriendo un abismo frente al resto.
Por si fuera poco, el campo le castigó por tanto regaló con un doble bogey en el 10, el primero de su carrera en este hoyo, de nuevo tras fallar un putt muy corto de bogey, y un bogey más en el 11, otro de los monstruitos de Augusta. Pasó de jugar para ir -12 a verse -4. Ocho golpes de ventaja.
Por suerte para Scheffler, y esta es una de sus grandes virtudes, si no la principal, no se permite tener esos pensamientos. Los cuentos de la lechera no van con él. Simplemente, se remanga y vuelve a enfilar banderas. Así llegó el punto de inflexión del día. Otro tirazo en el 13 y, ahora sí, un señor putt de eagle embocado. Otro birdie más en el 15, así, aprovechando los pares 5, como exige el guión de Augusta, y de nuevo líder. Todos a cola.
Pero claro, Scottie no sería Scottie sin ir dejando dádivas de vez en cuando. En el 17, el green más duro hoy de Augusta, el más terrorífico, el segundo hoyo más difícil del día, hizo bogey, otro putt muy corto fallado. Su séptimo bogey en este hoyo en su carrera. Su némesis.
Una vez más perdía el liderato, pero aún quedaba su obra maestra en el 18. Una jornada de idas y vueltas. Un fiel reflejo de lo que ha sido una espectacular tercera jornada del Masters, con seis líderes diferentes: Scheffler, Morikawa, Homa, DeChambeau, Aberg y Nicolai Hojgaard.
Morikawa, uno por detrás, ha pegado el estacazo del día. Era el hombre que tenía que venir desde atrás. A hierro limpio y muy sólido con los putts cortos, el doble ganador de Grande (PGA y Open), ha entregado una tarjeta de 69 golpes, la única por debajo de 70 este sábado junto al 68 de Luke List. Se ha metido en el partido estelar del domingo y ha demostrado que hay que tenerlo muy en cuenta.
Homa, dos por detrás, ha hecho una proeza. Se ha mantenido en la pelea sin firmar un solo birdie en el día. Impresionante. Vuelta de 73 golpes con un bogey y 17 pares. El funambulista de Augusta. Seguramente, el que está jugando con más inteligencia, con la estrategia mejor definidia. Desde luego, el que menos errores está cometiendo. Cuatro bogeys en toda la semana.
Aberg, a tres, es el invitado de lujo a la fiesta. Primer Grande y domingo con opciones de victoria. El niño estrella. De momento, ha saldado el primer moving day de Major de su carrera con un sobresaliente 70. En la era moderna, sólo Ben Curtis y Keegan Bradley lograron ganar el primer Grande que jugaron. Es el desafío que tiene por delante el sueco.
DeChambeau, cuatro por detrás, estuvo más errático que los dos primeros días. Se metió en líos y, sobre todo, el putter no le sacó de apuros, no le ayudó. Realmente, tras hacer un parcial de +2 en los dos últimos pares 5, estaba prácticamente fuera del torneo. Sin embargo, un golpe heroico en el 18, el que se recordará siempre como se lleve el triunfo, embocando para birdie desde la calle, cuando aquello olía más a bogey o doble bogey, lo ha devuelto a la lucha por el título.
Nicolai Hojgaard, a cinco, ha sido el último paciente del mal de altura de los Grandes, un padecimiento por el que antes o después acaban pasando casi todos. Se puso líder del Masters tras embocar un putt gigantesco en el 10 y a partir de ahí enlazó cinco bogeys consecutivos para bajar a sexta plaza empatado con Xander Schauffele y Cam Davis.
La lógica indica que entre estos ocho jugadores debe estar el campeón del Masters este domingo. Es difícil que alguien pueda dar la sorpresa viniendo desde más atrás, aunque ahí están, aguardando la vuelta épica, golfistas como Cameron Smith, Tommy Fleetwood, Cameron Young o Ben An, todos con -1.
Puede parecer pueril, pero realmente el Masters está en el mismo sitio que estaba el miércoles. Si Scheffler mañana patea medio normal, no hay ninguna posibilidad de que no se lleve a casa su segunda chaqueta verde.
