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Carlos VI. Emperador del Sacro Imperio (1685-1740)

Emperador de Sacro Imperio Germánico (1711-1740), rey de Bohemia (1711-1740) y, con el nombre de Carlos III, rey de Hungría (1712-1740). Nacido en Viena el 1 de octubre de 1685 y muerto en su ciudad natal el 20 de octubre de 1740. Fue el candidato austracista a la corona de España durante la Guerra de Sucesión Española y cuando sucedió a su hermano como emperador dirigió la mayoría de sus esfuerzos a lograr el reconocimiento de la Pragmática Sanción, que permitiría la sucesión de su hija María Teresa.

Síntesis biográfica

Último miembro de la rama masculina de Habsburgo, Carlos fue hijo segundo del emperador Leopoldo I y de Leonor de Neburg. Como archiduque de Austria, desde 1700 a 1714 fue pretendiente a la corona de España, que finalmente obtuvo Felipe V de Borbón. Carlos sucedió en 1711 a su hermano, el emperador José I, y recibió además las coronas de Hungría y Bohemia. Casó con Isabel Cristina de Brunswich-Luneburg (1708), de la que tuvo cuatro hijos: Leopoldo, el único varón, nacido y muerto en 1716; María Teresa (1717-1780), que le sucedió; María Ana (1718-1744), que casó con Carlos Alejandro de Lorena; María Amalia, nacida en 1724 y muerta en 1730. Carlos de Habsburgo murió a la edad de 65 años después de haber comido setas en mal estado. Dejó a María Teresa una serie de tratados de garantía para la sucesión, pero un ejército y una administración desorganizados; la sucesión fue contestada, dando lugar a la Guerra de Sucesión Austriaca. Carlos VI fue patrón de las artes y las ciencias, amante de la música y muy preocupado por las finanzas; a él se debió la fundación de la Compañía de Oriente, en Fiume y Trieste y la Compañía de Ostende, en los Países Bajos.

Carlos VI, Emperador de Alemania.

Pretendiente a la corona española

Cuando Carlos II de España murió sin descendencia en 1700, nombró heredero en su lecho de muerte a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV. Sin embargo el emperador Leopoldo I no aceptó las disposiciones testamentarias de su pariente español a favor de la casa de Borbón, alegando los derechos de su hijo, el archiduque Carlos. En un principio las potencias europeas reconocieron el testamento de Carlos II, pero cuando el nuevo soberano, Felipe V, se negó a cumplir el Tratado de Partición, por el que debía renunciar a sus derechos dinásticos sobre Francia; Holanda e Inglaterra se alarmaron ante la posibilidad de una Francia con el poder para romper el equilibrio de Europa; el 7 de septiembre de 1701 ingleses y holandeses firmaron con el Imperio la Gran Alianza de la Haya, contra Francia y los Borbones de España. Posteriormente se unieron a esta coalición Portugal y Saboya. El 12 de septiembre de 1703 las potencias europeas reconocieron como rey de España al archiduque Carlos, que fue coronado rey de España en Viena y comenzó a titularse III de España.

El apoyo de los europeos a Carlos dio lugar al estallido de la Guerra de Sucesión española, conflicto que tomó dimensiones internacionales. Entre 1701 y 1704 las operaciones fueron favorables para el Habsburgo y se desarrollaron en las posesiones europeas de España. Felipe V volcó sus esfuerzos en defender los territorios italianos y no pudo evitar que los ingleses se apoderasen del bajo Rin y del Mosa y que el ejército francés fuese derrotado en 1704 cerca del Danubio. Aquel año desembarcó el archiduque Carlos en Lisboa (mayo) y fue reconocido rey de España por Pedro II de Portugal. La guerra se extendió por la Península, mostrándose los aragoneses como partidarios del archiduque, mientras que la mayor parte de los castellanos apoyaron a Felipe de Anjou. A principios de agosto de 1704 la flota anglo-holandesa se apoderó de Gibraltar y más tarde de Denia, donde el 8 de agosto del año siguiente Carlos III fue proclamado de nuevo rey de España. El archiduque estableció su cuartel general en Barcelona, que se sublevó en su favor. El virrey de Cataluña capituló el 9 de octubre y un mes después (7 de noviembre de 1705) Carlos fue proclamado rey en Barcelona, después de jurar las leyes del Principado en las Cortes de Cataluña. De igual manera, fue proclamado rey tras la llegada de los aliados anglo-portugueses a Madrid, obligando a Felipe V retirarse a Fuencarral el 20 de junio de 1706. Inmediatamente el archiduque reunió a los consejos y tribunales y ordenó acuñar moneda con su nombre, pero los madrileños se sublevaron el 4 de agosto y desde la plaza mayor hicieron pública su adhesión a Felipe.

A partir de 1706 la suerte de la guerra comenzó a inclinarse del lado de Felipe V. La victoria felipista de Almansa (25 de abril de 1707) supuso un tremendo golpe de efecto contra la causa del archiduque y abrió el proceso de conquista de los reinos de Valencia y Aragón. Como contrapartida los aliados conquistaron Menorca y en 1710 aprovecharon la crisis de la Corona francesa, que disminuyó su contribución a la guerra, para vencer en Almenara a las tropas felipistas (13 de junio de 1710). Los borbónicos se retiraron a Zaragoza, dejando abierto el camino de Madrid, lo que fue aprovechado por el archiduque para entrar en la capital (28 de septiembre). Sin embargo, ante la fría acogida que recibió en la ciudad, se retiró de nuevo a Cataluña. Desde este momento las victorias consecutivas de los felipistas en Brihuega y Villaviciosa de Tajuña redujeron la resistencia austracista a Cataluña. Girona cayó en manos de los borbónicos en enero de 1711 y con ella toda la provincia. Se produjo entonces la muerte del emperador José I, hermano del archiduque, lo que obligó a Carlos a abandonar Barcelona en noviembre de 1711 para hacerse cargo del trono Imperial. En los meses siguientes Felipe V se apoderó fácilmente de todo el territorio español a excepción de Cataluña, que permaneció fiel al ya emperador Carlos VI para defender los privilegios que éste había concedido al principado. Sin embargo la firma de los Tratados de Utrecht (13 de julio de 1713) puso fin definitivamente a la guerra de Sucesión española.

Carlos VI, Emperador

Apenas llegó a Alemania, Carlos fue coronado en Francfort como Carlos VI y recibió además la corona de Bohemia (22 de diciembre de 1711). El año siguiente recibió en Praga la corona de Hungría (mayo). En julio de 1712 Francia e Inglaterra firmaron la paz por separado, pero Carlos VI insistió en mantener sus pretensiones al trono español y continuó la guerra junto con sus aliados holandeses. En verano el emperador desplegó una gran ofensiva contra Francia y se apoderó de Le Quesnoy y Landrecies, avanzando hacia París; pero la inesperada victoria de los franceses en la batalla de Denain mejoró la posición de Luis XIV y dejó a Carlos VI sin aliados. El 18 de agosto se firmó en París una tregua entre España, Francia y Gran Bretaña, a la que después se añadieron Portugal y Saboya, eliminando cualquier oportunidad del emperador de ocupar el trono de España. Durante los dos años siguientes se desarrollaron las negociaciones que darían lugar a la firma de los Tratados de Utrecht, negociaciones que fueron dirigidas por Luis XIV y de las que tanto Austria como España quedaron excluidas. El emperador negoció la paz desde el invierno de 1713 en la ciudad alemana de Rastadt. El acuerdo definitivo se alcanzó el 6 de marzo de 1714 (vézase Tratado de Rastadt). Carlos VI recibiría la soberanía sobre los Países Bajos españoles, el reino de Nápoles, el Milanesado y las plazas de Ypres, Tournai, y Furnes; a cambio renunció a sus derechos sobre el trono español y devolvió a Francia Landau. La ratificación de estos acuerdos, que sentaban la paz entre Francia y Austria, tuvo lugar en la ciudad suiza de Baden el 7 de septiembre de 1714. La firma incluía el reconocimiento para Holanda del derecho de mantener guarniciones holandesas en el Flandes austriaco.

Pero ni Utrecht ni Rastadt habían puesto fin a la guerra entre Austria y España. En Cataluña Carlos seguía contando con muchos fieles y se resistía a evacuar sus tropas; exigió, sin éxito, la soberanía sobre Cataluña y después propuso convertir el principado en una república independiente. Inglaterra apoyó este proyecto, pero la negativa de Felipe V forzó la firma del armisticio y la evacuación de las tropas imperiales, dejando a los austracistas catalanes a merced de sus enemigos borbónicos.

En 1714 el peligro otomano se materializó en Austria con la llegada de un ejército turco de 150.000 hombres, que se aproximó a Peterwarden. El 5 de agosto de 1716 los austriacos consiguieron una brillante victoria frente a La Puerta en Karlowitz, batiendo a más de 30.000 turcos y capturando 250 piezas de artillería. La paz que se firmó en julio de 1718 entre Carlos VI y Mahmud I en Passarowitz supuso la anexión por parte de Austria de Temesvar, Serbia, Valaquia occidental y el norte de Bosnia. Al mismo tiempo que se firmaba la paz, Felipe V de España hizo un intento de recuperar al emperador las posesiones italianas perdidas en 1713, lo que provocó la formación de una Cuádruple Alianza contra el rey de España. La firma de la paz de la Haya (1720) respetaba la letra de Passarowitz, pero daba a Carlos Sicilia, a cambio de entregar Cerdeña a Saboya.

La mayor preocupación de Carlos VI fue asegurar la herencia de la corona imperial para su hija María Teresa. La Pragmática Sanción emitida por el emperador el 19 de abril de 1713 allanaba el terreno en ese sentido después de la muerte de su primogénito, Leopoldo (1716). Aún así, Carlos todavía tuvo que conseguir la renuncia de sus hijas y de sus maridos, la adhesión de sus diferentes estados y la garantía de las potencias europeas. A cambio, Carlos tuvo que hacer numerosas concesiones, en especial a los húngaros, y contrajo una serie de compromisos que le condujeron a costosas guerras. La primera nación que se adhirió al texto de la Pragmática fue España (1725), a la que se unieron después Rusia, Prusia, Suecia, Dinamarca y muchos estados alemanes. En 1729 España se apartó del anterior tratado y firmó otro con Inglaterra y con Francia; la guerra se evitó gracias a la intervención del papa y finalmente Inglaterra aceptó la Pragmática con la condición de que María Teresa no podría contraer matrimonio con ningún Borbón. Holanda se unió después poniendo como condición que el emperador suprimiese la Compañía de Ostende, que causaba grandes perjuicios al comercio holandés.

Sin embargo, aún quedaban naciones por reconocer el texto de la Pragmática, en especial Francia, lo que llevó a Carlos VI a participar en una serie de guerras. La primera de ellas fue la Guerra de Sucesión Polaca, en la que el emperador se involucró por su acuerdo con el elector Augusto de Sajonia, esposo de su sobrina María Josefa. Cuando el rey Augusto II de Polonia murió en 1733 los nobles polacos eligieron sucesor a Stanislao Leczinski, candidato apoyado por Francia y su aliada, España. La elección de Estanislao hizo reaccionar a Rusia, que instaló en el trono al hijo del anterior rey, con el nombre de Augusto III. El emperador apoyó a los rusos y la guerra que siguió (1733-1738), como la de España, volvió a poner en lucha a diferentes potencias europeas.

Francia alentó al rey Carlos Emmanuel de Cerdeña para que se rebelase contra Austria y en 1733 Carlos Emmanuel ocupó toda la Lombardía austriaca a excepción de Mantua. 60.000 austriacos fueron enviados para reforzar la guarnición de Mantua y el 29 de junio de 1735 los austriacos del conde de Merci fueron derrotados por los sardos y franceses en Parma, con más de 10.000 bajas en el ejército imperial. Al mismo tiempo los españoles y franceses capturaron Nápoles y un ejército francés de 100.000 soldados marchó hacia al Rin, al encuentro del ejército de Eugenio de Saboya. En 1735, en los preliminares de la paz de Viena, Carlos VI debió renunciar a Nápoles, Sicilia y parte de la Lombardía, cediendo además Lorena a Francia. A cambio recibió Parma y Florencia y el pleno reconocimiento de la Pragmática Sanción, que en el fondo era su principal objetivo. En febrero de 1736 la heredera, María Teresa, casó con el duque Francisco Esteban de Lorena; como condición a este matrimonio y al final de la guerra entre Austria y Francia, Francisco Esteban cambió su ducado de Lorena al rey Estanislao I de Polonia a cambio de la Toscana. La paz se alcanzó con el tratado de Viena (1738), que forzó al emperador a ceder a España Nápoles y Sicilia, recibiendo a cambio Parma y Piacenza. Una de las cláusulas del tratado de Viena fue el reconocimiento de la Pragmática Sanción de 1713.

La alianza con los rusos también condujo a Carlos VI a una nueva guerra contra Turquía, en la que perdió Valaquia y Serbia (1739), es decir, casi todo lo ganado en Passarowitz. La contienda comenzó en 1738 con la toma de los turcos de la fortaleza de Orsova, en Valaquia, y el sitio de Belgrado, en el que murieron más de 3.000 austriacos. El emperador envió a Belgrado al general Wallis, que fue derrotado el 21 de julio de 1739, con más de 7.000 bajas entre las filas imperiales.

Carlos VI fue un hombre culto e inteligente, aunque con escasas dotes políticas y de carácter obstinado. Los alemanes siempre le echarían en cara que sacrificase los intereses de los estados protestantes a los de la casa de Habsburgo.

Bibliografía

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  • INGRAO, C. W. The Habsburg Monarchy. Londres, 1995.

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero