Reclamaciones de Vicente Yáñez Pinzón sobre esclavos suyos

 


Vicente Yáñez Pinzón, natural de Palos de la Frontera, donde nació hacia 1462, era el hermano más joven del no menos célebre Martín Alonso (Yáñez sería el apellido de su padrino). Se trataba de un destacado navegante que aprendió el oficio desde muy joven y que fue tanto comerciante como corsario (sobre él pendían denuncias de navegantes aragoneses y portugueses expoliados, en el contexto de la Guerra de Sucesión Castellana), antes de enrolarse en el primer viaje de Cristóbal Colón como capitán de la carabela La Niña.
 
Posteriormente, en 1499, firmó capitulaciones con la Corona para ponerse al mando de la flota de cuatro naves que descubrió Brasil tres meses antes que el portugués Álvares Cabral. A principios del siglo XVI también ejerció el cargo de gobernador y capitán general de Puerto Rico, realizando luego un nuevo viaje por la parte septentrional de Sudamérica y el golfo de México.
 
Retrato actual de Vicente Yáñez Pinzón, obra del pintor Julio García Condoy, conservado en el Museo Naval de Madrid (Wikimedia Commons)
 
El documento de la primera imagen, conservado en el Archivo General de Simancas y datado el 26 de octubre de 1496, es una reclamación judicial que Pinzón realiza a Pedro de Vera, "gobernador que fue de las Islas de Gran Canaria", por el importe de una moza gomera a la que compró como esclava.
 
Los aborígenes de La Gomera habían sido duramente reprimidos por el gobernador y Beatriz de Bobadilla (viuda del señor local, Hernán Peraza) tras una rebelión en 1488: los jefes fueron ejecutados, y los mayores de quince años esclavizados, con deportación de los varones a Lanzarote. Pero esas medidas desproporcionadas fueron denunciadas a la Corona por el obispo Miguel López de la Serna y los Reyes Católicos ordenaron la liberación de los esclavos, así como la devolución del dinero obtenido por ellos. Uno de los damnificados fue, como se ve, Vicente Yáñez Pinzón.
 

 
El segundo documento, datado el 20 de junio de 1501, es una orden dada al corregidor de la villa onubense de Palos para que le sea restituido a Pinzón un esclavo indio que trajo de América. Se lo arrebató Diego Prieto, vecino suyo, por la promesa que el marino le había hecho tiempo atrás de entregarle un esclavo indio. Ahora, Pinzón lo reclama debido a que, entre otras cosas, lo considera "muy necesario porque sabe bien nuestra lengua y la de los dichos indios".

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