Los días españoles del último Estuardo

Los días españoles del último Estuardo

Carlos Eduardo Estuardo, nieto del Carlos Estuardo que fue derrotado en la segunda revuelta jacobita, murió sin descendencia en octubre de 1854. Meses antes había viajado a España

Lápida de Carlos Eduardo Estuardo, conde Roehenstart, ubicada en la catedral de Dunkeld. J.D.

J. D.

Carlos Eduardo Estuardo , nieto de Carlos Estuardo «The Young Pretender», se hacía llamar conde de Roehenstart . Pero no era ni una cosa ni la otra. Ni tenía el título ni era un Roehenstart. En realidad ese nombre imposible mostraba de forma discreta su filiación. El presunto Conde era hijo del Arzobispo de Burdeos y Cambrai, el príncipe Ferdinand Rohan , y de Carlota Estuardo , hija natural del pretendiente al trono escocés derrotado en la Batalla de Culloden . Ese Roehenstart era un contracto entre Rohan, por su padre el arzobispo, y Stuart, el apellido proscrito en Gran Bretaña y dueño de una dinastía, la Estuardo, marcada por la derrota.

Fue también el último descendiente de ese linaje y encontró la muerte en Escocia , en octubre de 1854, en un accidente de carromato. El lugar de su entierro se guardó en secreto durante décadas.

En la primavera de ese año, Roehenstart había viajado a España, donde visitó Madrid , Valencia y Barcelona . Así lo atestiguan las cartas que envió desde la capital catalana, recogidas por el historiador George Sherburn en ‘Roehenstart, a Late Stuart Pretender’ , publicado por la Universidad de Chicago en 1960.

Un pretendiente Estuardo en entredicho

La filiación de Roehenstart puso en duda su legitimidad como pretendiente al trono escocés y, por ende, al británico. Su madre, Carlota Estuardo, era hija en efecto de Carlos Eduardo Estuardo, « Bonnie Prince Charlie », pero nunca quedó claro si el pretendiente la reconoció como hija legítima. Roehenstart defendía que, en el lecho de muerte, su abuelo se casó con su abuela, Clementina Walkinshaw. El matrimonio está documentado, pero no así el reconocimiento de la hija que ya tenía, Carlota Estuardo.

En todo caso, Carlos Estuardo no dejó en su herencia ninguna dote para Carlota, que acabó siendo acogida por el Arzobispo de Burdeos y Cambrai Ferdinand Rohan, que la convertiría en su amante. De esa relación nació en mayo de 1784, el conde de Roehenstart.

El último Estuardo se hacía llamar conde de Roehenstart, un título inexistente

Huérfano de madre desde los cinco años, Roehenstart nunca reclamó con firmeza el trono que buscó su abuelo. Solo al final de una vida que le llevó a ser oficial del Ejército ruso , empresario en Estados Unidos y a casarse dos veces -sin dejar descendencia-, quiso volver a Escocia con la intención de reivindicar, al menos, la memoria de la dinastía Estuardo . Un ejercicio de riesgo, toda vez que los símbolos de los Estuardo -en particular, el ‘tartan’ llamado ‘ Royal Stuart Tartan ’, la tela tradicional que identificaba al clan- estaba prohibido desde la derrota jacobita de 1746.

Roehenstart planeó visitar a nobles escoceses con intención de recaudar fondos para construir un memorial de los Estuardo. Visitó al duque de Atholl en su castillo de Pitlochry en el otoño de 1854. Murió en ese viaje.

España y un Murillo de saldo

En su último año de vida, 1854, Roehenstart aprendió algo de español y viajó a España con intención de comprar arte, según recoge Sherburn en su libro. Se hospedó en Valencia y en Barcelona. En esta última parada se hospedó en la Fonda de Oriente , actual Hotel Oriente , ubicado y todavía abierto en Las Ramblas de Barcelona. Desde allí escribió a su colega Charles Harrison, que le había alojado en Londres, el 13 de mayo de 1854.

Vista alctual del Hotel Oriente, donde se alojó Carlos Eduardo Estuardo Hotel Oriente

Sherburn reproduce íntegramente la carta en su obra ‘Roehenstart, a Late Stuart Pretender’. En ella Roehenstart, que firma como Stu (un apócope del apellido Stuart), menciona su viaje a Valencia y le anuncia su inminente viaje a Marsella. En su búsqueda de arte, Roehsentart afirma: «No te sorprenderá escucharme dar mi resuelta preferencia al museo de Madrid [en alusión a El Prado ] sobre el de París». «La escuela española es extremadamente rica y poco conocida en Francia o Inglaterra», añadía.

Carlos Eduartdo Estuardo viajó a España para comprar arte. «La escuela española es extremadamente rica y poco conocida en Francia o», dejó dicho.

Seguidamente Roehenstart habla de sus compras. «He sido muy afortunado y he puesto mis manos sobre un Murillo que compré extremadamente barato, ni siquiera una décima parte de su valor». Roehenstart añade que dos días después de la compra le ofrecieron «2.500 piastras» por el Murillo, y no aceptó: «¡Tal vez me haya equivocado!. Ya veremos». También anuncia a Harrison que ha adquirido obras para que pueda añadir a sus colecciones, «pero no esperes nada del estilo de Murillo ».

Entre el patrimonio de Roehenstart a su muerte, en todo caso, no se localizó ningún Murillo, ni él menciona el nombre del cuadro en la carta que recoge Sherburn. La Galería Nacional de Escocia , en Edimburgo, cuenta con tres cuadros atribuidos a Murillo en sus fondos: ‘El milagro de los panes y los peces’, ‘Personificación del verano’ y ‘San Juan Bautista’. En ningún caso atribuye su origen a Roehenstart.

Su muerte y el 'tartan' proscrito

De regreso a Escocia, en octubre de 1854, Roehenstart se vio envuelto en un accidente de carromato de camino a Dunkeld , distante apenas unos kilómetros de la residencia del duque de Atholl y, en aquel momento, puerto fluvial que conectaba con Dundee a través del río Tay. Quedó gravemente herido y fue atendido por los vecinos del pueblo.

Curiosamente, en sus últimas horas fue cuando el brillo de la Dinastía Estuardo le acompañó. Atendido por los vecinos de la localidad, sacó un pedazo de tela. Era un tartan con el dibujo Royal Stuar t. El símbolo prohibido de la dinastía proscrita le identificó como descendiente de «Bonnie Prince Charlie». A pesar de los esfuerzos por cuidarle, murió el 28 de octubre de 1854.

Retal del 'tartan' real de los Estuardo conservado en el Archivo de Dunkeld. J.D.

En el archivo de la comunidad de Dunkeld todavía conservan un pedazo de aquella tela. Pidiéndolo con cuidado, y tras ser invitado, amable pero firmemente, a realizar una pequeña donación, los archiveros permiten contemplarlo.

El guiño final de la historia

Carlos Eduardo Estuardo, conde de Rohenstart y último descendiente de Carlos «Bonnie Prince Charlie» Estuardo fue enterrado en la catedral de Dunkeld, bajo una lápida que dice: «Consagrado a la memoria del general Charles Edward Stuart , conde de Roehenstart, que murió en Dunkeld el 28 de octubre de 1854 a la edad de 73 años. Sic Transit Gloria Mundi».

A ese lugar de entierro le acompañan un guiño final de la historia. En 1689 la Catedral de Dunkeld había sido el escenario de una batalla de la revuelta jacobita en la que los clanes que luchaban por Jacobo Estuuardo, II de Inglaterra y VII de Escocia, fueron derrotados en un choque que resultó decisivo para el triunfo final de Guillermo de Orange . El último Estuardo fue a morir en el lugar en el que la dinastía empezó a perder su reino.

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