Lujo entre canales

Canaletto, el pintor que inventó Venecia

regatta

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Regata en el Gran Canal, pintada hacia 1740, refleja la grandiosidad decadeente de la Venecia del siglo XVIII retratada por Canaleto.

Topham / Cordon Press

La imagen de Venecia es la de una ciudad resplandeciente, de sinuosos canales por los que navegan una miríada de góndolas y ostentosas embarcaciones entre palacios porticados e iglesias de cúpulas majestuosas. Sus calles, plazas y edificios parecen todavía suspendidos en un tiempo pretérito de gloria y esplendor.

¿Pero existe realmente esta urbe o es una imagen idealizada por los viajeros que han estado allí y por los que anhelan visitarla algún día? Tal vez ni una cosa ni otra —o quizá las dos—, y seguramente la fotografía que ha quedado en el imaginario colectivo de la ciudad le debe mucho a la obra del pintor Giovanni Antonio Canal, mundialmente conocido como Canaletto.

Canaletto fue un vedutista, pintor de vistas, de inmenso talento que reflejó con gran maestría la Venecia del siglo XVIII, una urbe milenaria en el apogeo de su fama, cuyo brillo resplandeciente escondía una decadencia imparable, igual que la idealizada imagen del viajero oculta el colapso turístico que sufre la ciudad tres siglos después. 

En su obra, Canaletto reflejó unas impresionantes vistas de la plaza de San Marco o el Gran Canal y el puente de Rialto que permiten al espectador perderse entre las calles y plazas de la ciudad. Pero lo hizo mostrando lo que le interesaba y ocultando los aspectos menos glamurosos de la laguna. Escogiendo un ángulo o una perspectiva imposible para un espectador "terrenal", normalmente a vista de pájaro, podía destacar la Venecia más fascinante. Y si eso no era suficiente, modificaba el paisaje de forma casi imperceptible para mostrar una ciudad idílica y majestuosa.

 

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Concupiscencia social

Heritage Art/Heritage Images / Cordon Press

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Concupiscencia social

La Venecia del siglo XVIII es una ciudad deslumbrante pero decadente. Aristócratas y plebeyos se mezclan sin pudor, escondidos detrás de las máscaras de nariz aguileña disfrutando de las excesivas celebraciones de la laguna, en particular el carnaval, que dura varios meses. El Ridotto de Francesco Guardi, capta perfectamente este ambiente promiscuo en la sala del casino en la que abundaban el alcohol, las apuestas, las prostitutas y la gente de mala vida.

Esplendorosa decadencia

Topham / Cordon Press

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Esplendorosa decadencia

El regreso del Bucentauro el día de la Ascensión (1730–1735) muestra la Venecia de las celebraciones fastuosas. Era la fiesta más importante de la ciudad y representaba su "matrimonio" con el mar. La tradición mandaba que después de la misa, el dux escupiera sobre el Bucentauro, la imponente galera de la República, y lanzara al mar el anillo nupcial bendecido por el patriarca, mientras sonaban las campanas de la ciudad y aristócratas y plebeyos se reunían en la dársena de San Marco en torno a la nave. El Bucentauro representado en la pintura fue la última de las embarcaciones con este nombre, la más grandiosa jamás construida, que sería destruida a golpes de hacha en 1798 por los ejércitos franceses.

Escenografía teatral

World History Archive / Cordon Press

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Escenografía teatral

Esa vida promíscua y excesiva encontró su escenario ideal en Venecia y en Canaletto su mejor "propagandista". Canaletto era mucho más que un paisajista. Aprendió de su padre el oficio de escenógrafo teatral y esa experiencia sin duda influyó en sus vistas. Sobre estas líneas, la iglesia de San Marcos y el palacio ducal sirven de monumental trasfondo para una escena de mercado cotidiana. En correspondencia, el ajetreo de la gente dota a los monumentos de una calidez que no transmiten las pinturas de otros vedutistras contemporáneos.

Decorado icónico

Heritage Art/Heritage Images / Cordon Press

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Decorado icónico

La plaza de San Marco hacia la basílica es una buena muestra del trabajo de Canaletto. El punto de vista está ligeramente elevado, lo que dota a la pintura de una perspectiva imposible de observar desde la perspectiva humana. Esto también le permitía forzar un poco la perspectiva para encajar los detalles que le interesaban, como el campanario, que no cabría en su totalidad en el campo de visión humano desde el centro de la plaza. así mismo, la icónica torre parece estilizada para dejar ver al espectador una parte del palacio ducal, sede del poder político de la ciudad, que en la realidad estaría tapado casi por completo detrás de ella.

Heritage Art/Heritage Images / Cordon Press

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Detalles minuciosos

Con todo, el detallismo es máximo, como se puede observar en la recreación de de la fachada de la gran basílica, recreada con gran minuciosidad.

Heritage Art/Heritage Images/ Cordon Press

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Otro punto de vista

Esta vista, recreada desde la esquina noreste de la plaza, presenta de nuevo un punto de vista alzado y una perspectiva engañosa: el espacio de la plaza es más amplio que la realidad, la torre, otra vez, no debería ser visible completamente. Otra vez el palacio ducal aparece detrás de la basílica y, al fondo, tras el muelle, la basílica de San Jorge, que en la realidad apenas sería visible tras los dos edificios de la plaza San Marco.

Un gran canal empqeueñecido

Cordon Press

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Un gran canal empequeñecido

En esta pintura, Canaletto recrea la boca del gran canal, junto al muelle de San Marco. En esta ocasión, el pintor estrecha la anchura del canal para que quepan las dos orillas y realza la iglesia de Santa María de la Salud con sus magníficas cúpulas, a la izquierda del espectador. Al fondo, aparecen varias torres sin otra finalidad que aumentar la monumentalidad de la escena

Cordon Press

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Cotidianidad monumental

En el molo (muelle) de San Marco, un pescador intenta vender sus anguilas a un par de prohombres que observan la mercancía. Una mujer pasea con un par de niños y otros grupos de personas conversan animadamente. Un perro parece esperar a que algo (o alguien) regresen del mar. Es el día a día en la laguna, que transcurre entre la majestuosidad monumental de Venecia de la vida en Venecia, otrea vez "forzada en la obra, para acercar al espectador las cúpulas de Santa María de la Salud y detrás de ella, la iglesia del Redentor, que en la realidad quedaría casi fuera de la vista del espectador.

The Granger Collection / Cordon Press

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El puente de Rialto

No podía faltar entre las estampas con la que Canaletto su puente más famoso, el puente de Rialto, el más antiguo de los cuatro que cruzan el gran Canal, levantado a finales del siglo XVI. Como en las pinturas anteriores, Canaletto reproducen detalladamente los edificios venecianos, pero introduce su particular punto de vista de "gran angular", que le permite llenar de vida el canal con numerosas góndolas que navegan por su curso.

Topham / Cordon Press

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Un día en las regatas

Regata en el Gran Canal es una pintura que conjuga el costumbrismo canalettiano con la monumentalidad de sus vistas. Refleja la carrera que se llevaba a cabo anualmente el día el 2 de febrero, fiesta de la Purificación de la Virgen. La ocasión reunía tantos espectadores como el Bucintoro y Canaletto logra captar el bullicio de la ocasión y la majestuosidad y el colorido de palacios e iglesias y el colorido de los barcos surcando las aguas. otra vez la forzada perspectiva permite componer una escena muy abarrotada en primer plano y alargarla hasta límites irreales, situando el puente de Rialto al fondo.

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Antonio Canal, Canaletto. Grabado de A. Moureau, 1892.

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