De Marcinkus al IRPF - Levante-EMV

Opinión

De Marcinkus al IRPF

En la antropología católica van de la mano un “rosario delictivo de ocultaciones y connivencias”, expresa el magistrado Joaquín Navarro Esteban. “Es inaceptable que la Iglesia católica reciba del Estado unos 12.000 millones de euros anuales. Mientras no se ponga fin a ese sangrado de las arcas del Estado, la ciudadanía puede contribuir, al menos, no marcando las casillas del IRPF: ni la de la Iglesia ni la llamada de fines sociales. La satisfacción de las necesidades sociales no debe venir de un mercado de la caridad sufragado en último término por el Estado, sino que este debe atenderlas mediante la justicia social”, se lee en el Manifiesto de Europa Laica.

La estrategia de penetración financiera por parte de la Casa de Pedro en España sigue consolidada gracias a políticas negligentes y bandidas, desde que se inventó la martingala recaudatoria con fines eclesiásticos en el “Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre asuntos económico del año mil novecientos setenta y nueve y la Ley de los Presupuestos Generales del Estado para dos mil siete los modificó” este desfalco de lo público es inamovible. La casilla ciento cinco (para el sostenimiento de la Iglesia Católica, a saber, salarios de plantillas sacerdotales y otros gastos de régimen interno), regala alegremente el 0,7% de lo recaudado a este mega negocio. Igual cantidad con la casilla para fines sociales, ya que la titularidad de la mayoría de entidades del listado seleccionado pertenece a la potente delegación vaticana en España. ¡Dinero contante y sonante por el mero hecho de ser vos quien sois! ¿Cómo romper el círculo vicioso?

Ante el pavoroso conflicto de mantener financieramente a flote el imperio católico cuando a la vuelta de la esquina asoma la Inteligencia Artificial y el presagio de que “va a haber una religión con una deidad artificial”, según palabras de Nuria Oliver, cofundadora de la alicantina Fundación Ellis de investigación, toda ofensiva es ineludible. “Comienza la Campaña de la Declaración de la Renta y, con ello, la costosa publicidad de los obispos para que se marque su casilla, (que la pagamos entre todos),… con la complicidad del Gobierno. No marques la casilla de la iglesia católica, ni la de fines sociales. ¡No marcar ninguna casilla!” difunde la citada Organización No Gubernamental miembro de la Red Laicista Europea en su defensa por lo público. ¿Hasta cuándo mantener prerrogativas contentando a los “funcionarios” de Dios? Jerarcas eclesiásticos urden, desde los albores del negocio, inimaginables fórmulas de provecho. ¿Cuántas perversiones jurídicas y económicas se siguen cometiendo y permitiendo en nombre de cualquier credo, sus dogmas y dominación? “A pesar de que la casilla la marcan sólo un 33%, cada año recaudan unos 360 millones de euros. El destino final del dinero de fines sociales se desconoce”. ¿Contubernio Estado español-Iglesia católica per in sécula seculorum?

“Si Dios quisiera realizar un milagro, quizá sugeriría a su vicario que verificara los equívocos tráficos de su obispo-financiero y lo despidiera en el acto”, (se trata de monseñor Marcinkus, “el Gorila” de Pablo VI, quien lo nombró obispo y posteriormente Juan Pablo II lo promovería a arzobispo, siendo “acusado de diversos delitos por la policía italiana”, pero la Iglesia católica, timorata y agradecida, pagó doscientos millones de dólares al tesoro italiano para que no fuera procesado, según especifica el artículo de “Urgente 24”). “Una figura tan alta e inspirada como Juan Pablo II (quien decretó “la erección del Opus Dei a prelatura personal, aprobando los correspondientes estatutos”) no puede ser socia de negocios con Licio Gelli (camisa negra con Mussolini y falangista en España, líder de la delictiva logia masónica P2), con Michele Sindona (banquero y exconvicto miembro de la logia mafiosa Propaganda Due, envenenado en una cárcel de seguridad) y con las sociedades panameñas de Roberto Calvi ( “el banquero de Dios”, ahorcado en el puente de los frailes negros)”, escribía el periodista laico, cofundador del periódico La Repubblica, Eugenio Scalfari en mil novecientos ochenta y dos. “Gelli (el falangista y camisa negra citado) afirmaba que había ingresado en las arcas del Vaticano (mediante el banco Ambrosiano) casi cincuenta millones de dólares para la causa polaca”, según declaración del periodista Pier Carpi.

Pero… ¿qué relación existe entre Marcinkus, delitos, espionaje, asesinatos, defraudaciones, secuestros y el poner una simple cruz en una casilla el IRPF?... “El que quiera entender que entienda” sentenciaba el escritor y filósofo español Unamuno.

Recientemente en la sede de la Federació d´Associacions Veïnals de València se llevó a cabo la conferencia “Iglesia Católica, IRPF y Privilegios” a cargo de la coordinadora de València Laica Raquel Ortiz y el profesor de Filosofía y vicecoordinador de dicha organización Eugenio Piñero quien, radiofónicamente, comunicaba que la Iglesia católica se beneficia del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y el tributo empresarial con cifras astronómicas, “en total al año se lleva unos ¡seiscientos millones de euros sólo de esto, sólo de esto!”, que sumados a otros conceptos alcanza el monto, por la cara, de “doce mil trescientos millones, casi un uno por ciento del producto interior bruto del país en el año dos mil veintidós, ¡están recibiendo dinero público! dinero que no va a los presupuestos generales del Estado”, “el Estado está haciendo de recaudador, está haciendo de subvencionador de la Iglesia católica”.

Un poco más de noventa y dos millones de dólares americanos fue el precio que pagó la dictadura fascista de Benito Mussolini en mil novecientos veintinueve a la Santa Sede, “Casa Angelicus”, por su alianza ante la inminente bancarrota que le acechaba, “desde ese instante el Vaticano tuvo moneda propia, fuerza policial, ciudadanía, un reducido contingente armado y su bandera amarilla y blanca” relatan el periodista Paul I.Murphy y el escritor R.René Arlington coautores de “La Papisa” biografía de sor Pascualina de quien los cardenales sentenciarían: “Es el único hombre de verdad que existe en el Vaticano”. ¿Qué papel juega la mujer en esta megaempresa? Monjas silenciadas, siempre al servicio y sumisión de las sotanas, violadas por superiores, destinadas a las labores de mantenimiento, monjas secretarias, reverendas sin posibilidad de ascenso a la Curia, religiosas desahuciadas para vender sus conventos, mujeres que ciegamente sirven a los superiores hasta el punto de comerciar con bebés robados. “A los administradores de la Iglesia les inquietaba más el ama del Papa… que los peligros sociales cuya amenaza se cernía sobre la humanidad”, confesaría el historiador británico John H. Plumb.

“La facción opusiana” apoyaba que monseñor Marcinkus (arzobispo estadounidense presidente del Instituto para las Obras de Religión más conocido como Banco vaticano) llevase las cuentas, intrigas dinerarias y frenéticas negociaciones propiciatorias de vuelcos políticos y belicismos. A día de hoy, entre los Sagrados Muros, el duelo entre facciones continúa por llevarse el gato al agua y aposentar al más conveniente en el pontificado, actualmente jesuítico. No es cuestión de creencias, es dinero, es dominio. El ex primer ministro Bettino Craxi (Partido Socialista Italiano), huido de la justicia italiana, obtuvo, mediante la cuenta “Protección”, parte de los siete millones de dólares de la condenada logia P2 canalizados por el banco Ambrosiano (Vaticano), en mil novecientos ochenta y uno. ¿Y ahora qué pasa en todo ese maremágnum? Lo de siempre. Cualquier investigación interna choca contra un muro que desarticula cualquier fiscalización más allá de lo permitido. Mientras. La ciudad estado del Vaticano y sus cuarenta y cuatro hectáreas de superficie sigue recibiendo dinero de todo el orbe católico y de su diverso accionariado empresarial manteniendo el estatus mediante el complot de prelados de la Curia y sus cardenales ultraconservadores que ocultan lo que sea. Tras cuarenta años, un caso irresuelto en el que intervino la seguridad secreta italiana fue la desaparición de la adolescente Emanuela Orlandi, censada en el Vaticano, actualmente toda pesquisa se hunde en el oscurantismo. ¿Qué no pasará con las finanzas? Para cualquier esquema tramado en el delito y la maldad, cómplices, ejecutantes, personas pantalla y miembros encubridores subsisten en omertá. ¡Hay que mantener el Trono de Pedro! ¿Población dispuesta a exculpar abusos, pederastia, violaciones y cualquier variedad delictiva? En España, sin ir más lejos, perdura el inmovilismo gubernamental ante la sustracción de miles de bienes inmatriculados por la Iglesia católica, posicionada como la mayor propietaria inmobiliaria del territorio español. Hombres, sólo hombres, están en la nómina rectora dotándoles de la inmunidad que ofrece un emporio donde “un sacerdote célibe es más barato que un sacerdote con familia”. ¿Por qué tanto miedo y sostén a la Iglesia católica en España? ¿Tal vez porque, como apunta el periodista Fonsi Loaiza, si se deja caer uno de los naipes de la estructura del poder detrás va el resto?

Dobles criterios, ética hipócrita, decadencia y egoísmos se combinan con patetismos, frustraciones, neurosis y desasosiegos en un cóctel explosivo, embriagador, clasista, machista, que adoctrina sin disimulo por mantener su hegemonía sobre mil ciento treinta millones de fieles, un poco más del diecisiete por ciento de la población mundial. Hogaño, ¿es imprescindible pertenecer a “los Caballeros de Colón” para enterarse de lo que se cuece en la Iglesia católica? Esta orden de hombres católicos y patrióticos -“el fuerte brazo derecho de la Iglesia”- ha donado un millón de dólares y creado un fondo de solidaridad con Ucrania superando los veintiún millones de dólares y su programa de seguros de vida, actualmente, sobrepasa, con creces, los sesenta mil millones de dólares en pólizas. Bertrand Russell filósofo y matemático inglés, premio Nobel de Literatura, abanderado del desarme, frasearía. “El miedo es el padre de la crueldad y, por lo tanto, no es de extrañar que la crueldad y la religión vayan de la mano”.