Tasso, Bernardo – Pronapoli

Tasso, Bernardo

Biografía

Bernardo Tasso (Venecia, 1493 – Ostiglia, 1569) estuvo al servicio del conde Guido Rangoni, príncipe de Salerno. Su poema más reconocido es Amadigi, publicado en 1560 pero compuesto entre 1543 y 1557, en la que retoma materia propia del Amadís de Gaula, con la ambición de elevar el poema caballeresco a la dignidad de un poema heroico (siguiendo los preceptos aristotélicos y de la Contrarreforma).

Más información en: http://www.treccani.it/enciclopedia/bernardo-tassohttps://www.wikidata.org/wiki/Q823060https://es.wikipedia.org/wiki/Bernardo_Tasso.

 

 

“A pesar del interés y del reconocimiento que ha suscitado desde siempre Bernardo Tasso entre los estudiosos de la lírica española de los siglos XVI y XVII, en especial por haber sido el inventor de la llamada «lira», una de las formas estróficas con las que Tasso adaptó métricamente en su segundo libro de Gli Amori el ritmo de la oda horaciana ―estrofa que, como es sabido, desde Garcilaso, que la introdujo al castellano, tuvo enorme fortuna entre los poetas españoles (baste recordar los ejemplos de San Juan y de Fray Luis de León, que la utiliza de forma recurrente)―, lo cierto es que el poeta de Bérgamo, «soggetto, & ligio de la eccelsa Republica di Venetia», como él mismo se define (Tasso, 2002: 559; Chemello, 2002), sigue siendo a día de hoy uno de los grandes olvidados de la lírica italiana de la primera mitad del Quinientos. Si son abundantes los estudios que iluminan ciertos aspectos de la influencia de Tasso entre los poetas españoles, en especial sobre Boscán, con su representación del mito de Leandro y Hero (cf. Rivers, 1989; Morros, 2013, 2014; Sebastián Perdices, 2015), Garcilaso (Morros, 2000, 2018; Merino, 2005; Béhar, 2012; Colón, 2016), a quien tuvo la oportunidad de conocer en Nápoles (cf. Mele, 1923; Fosalba, 2009), y en los poetas cultos Góngora y Herrera (Pérez-Abadín 1993; García, 1997),[1] no podemos afirmar lo mismo desde el bando italiano. El primer estudio moderno sobre Bernardo Tasso es la biografía que Edward Williamson le dedicó en 1951, donde aborda respectivamente la vida y obra del poeta en función de lo que el estudioso llama «años de preparación» y «años de publicación», la parte del libro centrada en el estudio de su poesía. Se trata de una obra notable por su extensión y el rigor con el que Williamson recorre, de principio a fin, la trayectoria vital del poeta; aspectos que, a pesar de la antigüedad del libro y unido a la falta de otras monografías, lo convierten todavía hoy en la biografía de referencia.[2] Y todo ello teniendo en cuenta también, no obstante, las varias imprecisiones que presenta, muchas de las cuales, la mayor parte, proceden de informaciones no contrastadas de las fuentes que maneja el autor (biografías y otros escritos del XIX), errores que, en cualquier caso, obligan a un ejercicio de revisionismo crítico y a un nuevo trabajo de actualización en la biografía del poeta. Con todo, es por su extensión, como se ha señalado, y la manera en que está escrito, ofreciendo una visión compartimentada de la vida del poeta que hace hincapié sobre todo en su faceta como cortesano, que la obra de Williamson se distingue por su funcionalidad, aspecto este que hace de ella el punto de partida ineludible, aunque revisable, de cualquier otro estudio posterior. Es este el motivo por el que algunas de estas imprecisiones antes aludidas reaparecen continuamente ―a veces incluso hasta la saciedad― en la bibliografía de Tasso, convirtiendo en verdad inmutable lo que en realidad es puro ejercicio de repetición. Sobre la faceta cortesana de Tasso, iniciada en la década de 1520, cuando el poeta finaliza sus estudios en la Universidad de Padua, se distinguen los servicios realizados, el primero, bajo la protección del conde Guido Rangone, noble francófilo vinculado a la corte de León X ―en cuyo servicio Tasso habría entrado, según el autor, en 1525―; un segundo en la corte de Renata de Francia, a la que el poeta pudo conocer en 1528, en París, cuando se celebró su matrimonio con el duque de Ferrara; y un último servicio, el más importante en la vida del poeta, como secretario del príncipe de Salerno Ferrante Sanseverino, de cuya corte Tasso pasa a formar parte teóricamente en 1532. Se trata, esta última, de una afirmación repetida en la bibliografía y discutida recientemente por algunos estudiosos del periodo (cf. Torre Ávalos, 2016). Al parecer, tiene su origen en una de las fuentes que maneja Williamson, el libro de Fortunato Pintor Delle liriche di Bernardo Tasso (1899). La fecha de 1532 para el comienzo del servicio de Tasso en la corte del príncipe de Salerno es un ejemplo de información no contrastada que se ha puesto recientemente en duda, proponiéndose que el poeta pudiera ingresar en la corte del Sanseverino en fechas ligeramente posteriores, a finales de 1533 (ibíd.). A esto contribuye el también reciente descubrimiento de un nuevo servicio de Tasso en la corte de los Ávalos en Ischia (ibíd.). Tras su llegada a Nápoles, Tasso habría entrado al servicio de Alfonso d’Avalos, el marqués del Vasto, tal y como se desprende de una carta que el escritor dirige a Ruy Gómez, ministro regio, el 14 de marzo de 1559. Allí se añade que lo hizo en el contexto específico de la guerra de Hungría, en 1532.[3] También el significativo número de poemas que escribe durante este tiempo a varios miembros de la familia Ávalos-Colonna, entre 1532 y 1534, muy superior a los que dirige por las mismas fechas al príncipe de Salerno, parece avalar tal hipótesis. Desde Ischia Tasso escribe a su amigo el político republicano Anton Francesco degli Albizzi, exiliado florentino, lo más probable en el verano de 1533 (cf. Torre Ávalos, 2016, 2017), cuando Alfonso d’Avalos se retira a Ischia por su enemistad con el virrey Pedro de Toledo (cf. Torre Ávalos, 2018). Es también en este momento, en la isla, cuando escribe su «egloga piscatoria»,[4] según Pintor (1899), con el patrocinio de Vittoria Colonna, la marquesa de Pescara.[5] Todo parece apuntar, por lo tanto, a que Tasso habría estado al servicio de d’Avalos entre la segunda mitad de 1532 y el verano de 1533, cuando supuestamente escribe a Degli Albizzi y compone su piscatoria. Habría sido a finales de este último año cuando pasa al servicio del príncipe de Salerno, en una fecha más o menos cercana a la carta que el también poeta y tratadista, Antonio Minturno, envía el 20 de abril de 1534 a su amigo el protonotario Camillo Scortiati, carta en la que se alegró «fortemente de la buona fortuna [trovata] del Tasso a po il Prencipe de Salerno» (Minturno, 1549: 5; cit. en Torre Ávalos, 2016: 388). A partir de ahí, como narra Williamson, Tasso permanece del lado del príncipe incluso después de tener que abandonar el reino. Esto ocurre entre 1550 y 1551, cuando Ferrante Sanseverino entró a servir al bando francés, fue declarado traidor por la Corona y ambos se vieron obligados a exiliarse. Durante este tiempo, entre finales de la década de 1530 y los primeros años del 1550, Tasso publicó su tercer libro de los Amori (1537) y comenzó la redacción del que más tarde sería su mayor empeño poético, el Amadigi, obra que empieza a escribir en los años 40 y finaliza, tras muchas revisiones, casi al final de su vida.[6]

Otro libro destacable es el publicado por Baiardi en 1966 con el título Lirica di Bernardo Tasso, donde el autor habla de la influencia que ejerció en el poeta, y en el carácter marcadamente experimental de su producción ―sobre todo, en los Amori―, el debate en torno a la lengua vulgar habido en Padua en la década de 1520, previo a la publicación de las Prose.[7] Fue allí, en la Universidad de Padua, donde el poeta conoció, entre otros, al autor de las Prose della volgare lingua, Bembo, y a su amigo, el también veneciano Sperone Speroni, con quien Tasso mantuvo una correspondencia a lo largo de su vida. El debate a favor y en contra de la lengua vulgar, de los géneros y de los modelos, presente en el primer libro de las Prose, marcaría profundamente la fisionomía de los Amori, en cuyo primer libro Tasso se declara partidario de una corriente poética clasicista que va más allá de la imitación de los modelos vulgares, como propone Bembo, conectando directamente con el ejemplo de los autores antiguos, planteamiento estético representado por su amigo, también poeta, Antonio Brocardo. Entre 1530 y 1531, Tasso se vio envuelto en una polémica nacida a raíz de los distintos posicionamientos de Bembo y Brocardo. A esto se debía la circulación de un poema suyo dirigido al Dios Pan ―según parece, el soneto «Agreste Iddio», publicado en su primer libro de los Amori―,[8] en donde Tasso, presumiblemente y de forma velada, defendía la superioridad de su amigo (Alcippo) frente al magisterio del veneciano, caracterizado en el poema en el personaje de Títiro. En todo caso ―volviendo al libro de Baiardi―, lo interesante del estudio es que permite conocer al poeta dentro del ambiente cultural e ideológico, paduano, en el que se educó. No hay que olvidar que, aunque Tasso pasó la mayor parte de su vida en Nápoles, fue un poeta no originario del reino, obligado como muchos otros a tener que desplazarse por las distintas cortes italianas en busca de protección. A Padua regresaría en 1531, cuando se encontraba al servicio de la casa d’Este en Ferrara, y en 1534, antes de la publicación del segundo libro de Gli Amori (cf. Tasso, Rasi, 2002; Torre Ávalos, 2016); además, mantuvo siempre un contacto permanente con Venecia, fruto de la correspondencia mantenida con los amigos, entre otros, el ya citado Sperone Speroni (Tasso, 2002). Es necesario, pues, tener en cuenta el influjo veneciano en la obra de Tasso, imprescindible para conocer y definir su idea de la poesía; ser consciente de él ayudaría también a comprender mejor cómo fue su adaptación a la cultura del reino, adonde Tasso llega en 1532. En Nápoles existía entonces una fuerte tradición humanística, enraizada en la cultura local al periodo aragonés y representada por los humanistas sobrevivientes de la Academia Pontaniana. Su mayor exponente en vulgar fue Iacopo Sannazaro, autor de la Arcadia y de los Sonetti et canzone (1530). La Nápoles efervescente, políglota y multicultural que caracterizó la compleja década de 1530 y que conoció Tasso aunaba influencias lingüísticas y literarias ―y en general artísticas― de vario tipo y de varia procedencia, era un caldo de cultivo enriquecido con la labor de la imprenta y por la interacción de las distintas cortes napolitanas, y de otros espacios, como el del cenáculo o la academia, con otros centros culturales de la península. Es así como se explica junto al clasicismo imperante, deudor de los pontanianos, la convivencia entre las distintas propuestas lingüísticas y literarias, algunas de las cuales surgieron como reacción al petrarquismo bembiano, cuya primera asimilación en el reino se produjo también en este momento (cf. Sabbatino, 1986). Un territorio anclado todavía en un sistema de cortes feudales y de mecenazgo, heredero del antiguo reinado aragonés y de la magnificencia que lo había caracterizado, donde la nobleza, educada según el ideario humanístico de los Studia humanitatis, desempeñaba una función social al acoger en sus cortes y en la administración de las mismas a humanistas, artistas y escritores. Fue dentro de todas y cada una de estas cortes, sobre todo en las grandes cortes feudales, además de en el ámbito académico y privado de los cenáculos, donde y como la literatura vulgar pudo hallar un estímulo y sobrevivir, en este caso, según la lógica y las necesidades del mundo de la corte, lo que explica la preferencia por determinados géneros, temas y en general el contenido de algunos de los poemas que se compusieron durante este periodo.[9] En algunas de estas cortes, como la de Ischia, se llevaron a cabo algunos experimentos en vulgar de inspiración clásica, como fue la antedicha adaptación toscana de la égloga piscatoria, y es también dentro de este espacio y universo ideológico, con un cierto eclecticismo, donde Bernardo Tasso escribió la mayor parte de sus poemas, algunos de los cuales, como el Amadigi o su ya citado poema piscatorio, tuvieron una clara motivación cortesana al tratarse de poemas escritos por encargo.

Petrarquismo, clasicismo, entendidos dentro de las coordenadas de este espacio ideológico que es la corte, son algunos de los rasgos que definen y caracterizan, también dentro del panorama cultural e ideológico de la Nápoles del virreinato, en 1530, la poesía de Bernardo Tasso; de ahí, volviendo al inicio, lo interesante de este poeta, destacable no solo por lo experimental de su poesía, en un momento de transición al modelo bembiano, sino también por su propia condición de hombre de corte. Es precisamente su hijo Torquato Tasso, cuya fama pesa sobre la del padre extendiéndose como una sombra, quien, en cierto modo, ha contribuido a eclipsar su figura, el mismo que hace hincapié y señala cómo influyó en la vertiente poética de Bernardo Tasso aquella otra suya faceta cortesana, y lo hace a propósito de la motivación que llevó al poeta a escribir el Amadigi y a los cambios estructurales que se sucedieron en su largo y dilatado proceso de redacción:

“Sappiate, dunque, ch’essendo mio padre nella Corte di Spagna per servizio del principe di Salerno suo padrone, fu persuaso da i principali di quella Corte a ridurre in poema l’istoria favolosa dell’Amadigi; la quale […] sì come colui che ottimamente intendeva l’arte poetica, e quella particolarmente insegnataci da Aristotele, deliberò di far poema d’una sola azione […] Ma finalmente, per non perder il nome di buon cortigiano, non si curò di ritener a forza quello d’ottima (sic) poeta; e udite come.
Leggeva alcuni suoi canti al principe suo padrone; e quando egli cominciò a leggere, erano le camere piene di gentiluomini ascoltatori; ma nel fine, tutti erano spariti: da la qual cosa egli prese argumento che l’unità dell’azione fosse poco dilettevole per sua natura, non per diffetto d’arte che egli avesse: perciò che egli l’aveva trattata in modo che l’arte non poteva riprendersi: e di questo non s’ingannava punto. Ma forse gli sarebbe bastato quello che bastò prima ad Antimaco Colofonio, a cui Platone valeva per molti, se ’l principe non avesse aggiunto il suo commandamento a la commune persuasione: laonde convenne ubidire, ma co ’l cor mesto e con turbato ciglio; perciò ch’egli ben conosceva che il suo poema perdeva con l’unità della favola molto di perfezione” [10]

Otro de los géneros en los que Tasso se destacó como escritor es el género de las lettere, muy vinculado también al contexto cortesano de la época y derivado en gran medida de las consecuencias que tuvo el debate lingüístico italiano en la primera mitad del Quinientos, ya que son los propios autores quienes, en cierto modo, a través de sus cartas se ofrecen como modelos lingüísticos de imitación, además, obviamente, de como modelos epistolares. Este es el motivo también por el que el género entra en visible decadencia unas décadas después de que finalice el debate, durante la segunda mitad del siglo. Por su parte, Tasso se preocupó por la publicación de sus libros de cartas, el primero salido de la imprenta de Vincenzo Valgrisi en 1549 (las Lettere di M. Bernardo Tasso a Monsi.or d’Aras). A esta prínceps le siguieron luego dos reimpresiones (Valgrisi, 1551, 1553) más otras cartas publicadas en varias colecciones las cuales obligaron al poeta a un nuevo empeño editorial, esta vez bajo su supervisión. Es así como aparecen Li tre libri delle Lettere di M. Bernardo Tasso. Alli quali nuovamente s’è aggiunto il quarto libro (Venezia, Giglio, 1559) y Delle lettere di M. Bernardo Tasso secondo volume (Venezia, Giolito, 1560), editados respectivamente por Donatella Rasi (2002) y Adriana Chemello (2002) con un importante estudio de sendas ediciones y varios cuadros que reflejan en forma sinóptica la información referencial de las cartas.[11]

Así pues, la importancia de este poeta como ejemplar producto de un momento histórico en la literatura, la sociología y en general la cultura cortesana de la época, además del valor de la individualidad poética y literaria de Bernardo Tasso tanto en el ámbito de la literatura italiana como en general en la literatura europea (según demuestra el ya señalado ejemplo español), parece ser el germen que está produciendo ―ahora sí― en el ámbito de la italianística un nuevo interés por su figura.[12] A esto se debe, además de la edición de los dos epistolarios, antes citada, el congreso celebrado en dos partes, en Padua y Bérgamo (14, 27 y 28 de octubre de 2016), con el título respectivo de Bernardo Tasso, gentiluomo del Rinascimento y Bernardo Tasso e il suo Mondo, iniciativa del Centro di Studi Tassiani, institución dedicada al estudio del hijo y recientemente también del padre con ya más de cincuenta años (a este centro se debe también la traducción al italiano del libro de Williamson llevada a cabo por Daniele Rota y publicada en 1993). El congreso, además de interesarse por el estudio de la obra de Tasso (el Amadigi, la epistolografía y las rimas, en la segunda parte), hace también especial hincapié en todo lo relativo a la biografía y el contexto histórico del poeta (primera parte), con intervenciones que se ocupan de los años anteriores a la llegada del poeta a Nápoles y a los años que le siguieron inmediatamente. De las actas presentadas en este congreso por los especialistas en la obra de Tasso (Giovanni Ferroni, Rosanna Morace, entre otros) se espera próxima publicación”

 

BIBLIOGRAFÍA:

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[1]  A la lista podríamos sumar también a Francisco de la Torre (cf. Pérez-Abadín, 1996).

[2] Se espera próximamente la publicación de la biografía de Bernardo Tasso en el Dizionario biografico degli italiani, a cargo de Rosanna Morace, donde se subsanan algunas de las imprecisiones y errores que caracterizan el libro de Williamson, algunos de ellos señalados a continuación.

[3] La carta se cita y comenta por extenso en Torre Ávalos (2016).

[4] Es así, con este título, como aparece registrada en el índice del segundo libro de los Amori (Vinegia, Ioan Ant. da Sabio, 1534).

[5] Sobre este punto, véase también Torre Ávalos (2017), donde se profundiza en la hipótesis de Pintor relacionando el poema de Tasso con la égloga también piscatoria que por las mismas fechas y en el mismo lugar el escritor napolitano Berardino Rota dedicó a la marquesa de Pescara.

[6] Al Amadigi siguió la redacción del incompleto Floridante, sobre el cual véase la edición de Vittorio Corsano (2006). Para el Amadigi, véase Morace (2008 y 2012).

[7] La producción lírica de Bernardo Tasso, donde se incluyen los diferentes libros de los Amori, ha sido editada en dos volúmenes por Domenico Chiodo, I tre libri degli Amori, y Vercingetorige Martignone, Libri Quarto e Quinto. Salmi e Ode (cf. Tasso, 1995). Se trata de una edición moderna del texto de Tasso, sin anotar y seguida de un breve estudio donde se analizan, según varios puntos de vista, los distintos poemarios que recogen los dos volúmenes, haciendo hincapié sobre todo en los cambios estructurales de la colección. Por el momento, se carece todavía de una edición propiamente crítica, con aparato de variantes y notas al pie de página. A Martignone debemos también el estudio «Per l’edizione critica del terzo libro degli Amori di Bernardo Tasso» (2003), interesante desde el punto de vista filológico-documental, como también las páginas relativas del estudio de G. Arbizzoni (2013).

[8] Sobre este soneto y en general la polémica Bembo-Brocardo, generada, en opinión del estudioso, a partir de la circulación del soneto de Tasso, véase Romei (2013).

[9] Sobre la crisis social y política derivada de la caída de la casa de Aragón y cómo la literatura vulgar pudo sobrevivir en Nápoles en el espacio de la corte, y en concreto, la de Ischia, véase el estudio, ya clásico, de Tobia R. Toscano (1988).

[10] Se cita a partir de la transcripción digital de Biblioteca Italiana (Tasso, 2003), que a su vez toma el texto de Torquato Tasso (1959).

[11] Entre los trabajos en curso se encuentra a este respecto la edición de las Lettere de Bernardo Tasso a cargo de Valentina Leone, de la Università di Pisa. Leone ha expuesto algunos datos de sus investigaciones en el congreso del ADI (2017). También sobre las Lettere de Bernardo Tasso versa en parte el proyecto de investigación dirigido por el profesor Paolo Procaccioli «Repertorio epistolare del Cinquecento. Teoria, lingua, pratiche di un genere (Bibbiena, Della Casa, Bernardo e Torquato Tasso, Marino».

[12] Merece la pena destacar, en este sentido, las aportaciones de Cremante (1996), Zampese (1997), Martignone (2005) y Ferroni (2012), los cuales, con sus trabajos, han contribuido a revalorizar el valor poético de la obra de Bernardo Tasso. De particular importancia, y abierto, es el debate sobre la poesía espiritual de Tasso, sobre la cual véase Magalhães (2012), Zuliani (2013), Morace (2014, 2015), Ferroni (2016) y Forni (2018).

 

En: de la Torre Ávalos, Gáldrick. “Bernardo Tasso: nota bio-bibliográfica”, en Studia Aurea, nº 13, 2019, en prensa.

Bibliografía Secundaria