SACRO IMPERIO: Otón I y la Dinastía Sajona  - Historipedia

SACRO IMPERIO: Otón I y la Dinastía Sajona 

La siguiente historia tiene lugar entre el año 919 y el 1024

SACRO IMPERIO ROMANO GERMÁNICO 2: Otón I y la Dinastía Sajona

HACIA EL IMPERIO (919-936)

Imagínate que eres el duque de Sajonia y estás tan tranquilamente cazando pájaros, cuando de pronto llegan unos tipos a decirte que has sido elegido rey de Frankia Oriental. Así, sin vaselina. Bueno, pues eso fue justo lo que le pasó a Enrique I el Pajarero, quien dio comienzo a la Dinastía Otoniana o Sajona con su coronación en el año 919.

Nada más ser coronado le tocó un gran marrón, que fue enfrentarse a las tribus de magiares que no paraban de arrasarle aldeas. Los cabrones se colaron por su reino hasta llegar a Bremen, ciudad que saquearon, y al pobre Enrique le dieron una brutal paliza en la Batalla de Puchen (919). Durante la siguiente década, el rey tuvo que pagarles para que no saquearan más.

Enrique I aprovechó estos años de tregua para atrincherarse pero bien, y levantó fortalezas por toda la frontera este. Quizás la más antigua de todas sea el Castillo de Albrechtsburg, el Castillo de Alberto, en la ciudad de Meissen, en Sajonia. Se dice que lo levantó tras vencer a la tribu eslava de los Hevelli y echarles de su capital, Brénnabor, a orillas del río Elba, actual Brandenburgo; esta otra ciudad se haría muy potente. Como protección extra, creó marcas fronterizas gobernadas por margraves, que vienen a ser como marqueses.

Se piensa que por el siglo X, en Germania vivían alrededor de 6 millones de personas. La mayoría en pequeñas aldeas rodeadas de grandes bosques y zonas de cultivo. El modelo principal de organización sociopolítica era, como no, el feudal. En pocas palabras, el siervo se sometía a un señor con poder, y cultivaba tierras o le pagaba un impuesto a cambio de protección. Estos señores, a su vez, juraban fidelidad a un rey elegido entre ellos en lo que se conoce como Ceremonia del Homenaje, y se convertían en vasallos; pero la idea era que fueran primus inter pares, es decir, del mismo rango. Mientras que la aristocracia usaba el latín, gran parte de la población hablaba en Alto Alemán Antiguo y en Sajón Antiguo o Bajo Alemán.

Enrique el Pajarero tuvo muchos más logros. Como sólo fue elegido por los duques de Sajonia y Franconia, tuvo que someter a Arnulfo de Baviera en el año 921, y luego los dos juntos acabaron avasallando la Bohemia de Wenceslao I (Venceslao), cuya capital, Praga, se convertiría en un gran centro de comercio. Luego se hizo con el control del Ducado de Lotaringia en el 928, y con ella Aquisgrán, la antigua capital imperial de Carlomagno. Eso sí, estos germanos no tuvieron capital fija, pues su corte era aún itinerante, aunque el palacio de Memleben tuvo su importancia entre estos primeros reyes.  

En el año 933, cuando la tregua con los húngaros acabó, sorprendió a éstos con el potente cuerpo de caballería que estuvo organizando durante aquella década. La paliza que les dio en la Batalla de Riade (933) fue monumental, y los magiares dejarían de ser un problema durante los próximos 20 años. Además, al año siguiente, robó Schleswig a los daneses.

Su hija Hedwige de Sajonia se casaría con Hugo el Grande, duque de Francia, y de su relación nacería su nieto Hugo Capeto, fundador de la Dinastía Capeta en Francia. Pero eso ya lo vimos en otros vídeos. Ahora el importante es otro hijo de Enrique, Otón I.

OTÓN I, REY Y EMPERADOR (936-973)

Otón I, coronado rey en el año 936, gobernó Germania durante casi 40 años. Fue entronizado en Aquisgrán por los grandes feudatarios laicos (Arnulfo I de Baviera, Hermán I de Suabia, Everardo de Franconia y Gilberto de Lorena) y ungido y coronado por el arzobispo de Maguncia, entre otros.

Se apoyó mucho en este episcopado, ya que las propiedades de la Iglesia no estaban sometidas a la herencia dinástica como los feudos de los duques seculares y, por tanto, los obispos y demás religiosos le eran mucho más fieles, ya que el rey podía quitarles sus posesiones con un chasqueo de dedos en plan Thanos. meme

Nada más comenzar su reinado tuvo que hacer frente a una rebelión de varios nobles, y entre ellos estaban sus hermanos Enrique de Baviera y Thankmar. La costumbre era que el rey repartiera su reino entre los hijos, y como muy inteligentemente Enrique el Pajarero trató de dejar esa gilipollez, los hijos desfavorecidos querían liarla. Y también, que aunque tu papel como rey sea sólo de árbitro entre diferentes señores feudales, siempre que des la razón a uno, el otro va a acabar perjudicado y enfadado. Era un movidón hicieras lo que hicieras.  

Afortunadamente, Otón ganó la Batalla de Andernach (939) y se quedó con todos los ducados. El de Sajonia se lo quedó para él y, el de Franconia lo disolvió en pequeños condados y obispados. Los demás los repartió entre sus familiares: Lorena para su yerno Conrado el Rojo, Suabia para su hijo Liudolfo, y Baviera para su hermano Enrique, con quien hizo las paces, aunque luego trataría de asesinarle más veces. Pero con esta maniobra redujo el poder de los duques de otras familias; ya no eran iguales con el rey, sino súbditos sometidos a su autoridad.

Durante los años 40, Otón I gozó de poder absoluto y relativa calma en el territorio. Gobernó como un monarca feudal con derecho divino, sin tener muy en cuenta a los nobles. Los problemas llegaron a partir del año 951, especialmente con Italia. Berengario II gobernaba el lugar, y obligó a Adelaida, hija del rey burgundio Rodolfo II y viuda del anterior gobernante Lotario II, a casarse con su hijo Adalberto. Ésta se negó, fue apresada, se escapó y huyó en busca de Otón, a quien le propuso matrimonio a cambio de protección. El germano aceptó y fue a Pavía a darse de leches contra Berengario, quien acabó huyendo. Otón fue coronado con la Corona de Hierro Lombarda, al igual que Carlomagno, aunque acabó devolviendo el título de rey de Italia a Berengario II a cambio de pasta y fidelidad. Luego Otón se casó con Adelaida y acabaron teniendo un hijo: Otón II.

El otro hijo, Liudolfo, pensó: “Hostia, a ver si me voy a quedar sin herencia y sin trono”, y claro, junto a su cuñado Conrado el Rojo, acabaron protagonizando una dura guerra civil durante dos años, que acabó con la famosa ciudad bávara de Ratisbona ardiendo. Otón triunfó y perdonó a hijo y yerno, pero no les dio ni agua. Sin embargo, el mayor problema que tuvieron fue que, durante el conflicto, los húngaros empezaron una invasión, sobre todo porque estuvieron apoyando a Liudolfo. Menudo liante el chaval.

Otón reforzó las marcas fronterizas, que fueron vitales para la defensa. Una de ellas se instaló frente al recién creado Ducado de Polonia, fundado por el eslavo cristiano Miecislao I, aunque su primer rey sería su hijo Boleslao I. El nombre de Polonia viene por haber sido el líder de la tribu de los Polanos. Otro Boleslao fue Boleslao I el Cruel, príncipe de Bohemia, que dejó de pagar a Otón, aunque tras algunas leches todo volvió a la normalidad.

La derrota definitiva sobre los húngaros magiares llegó con su gran victoria en la Batalla de Lechfeld del año 955, hecho a partir del cual fue conocido como Otón el Grande. Ese mismo año también venció a varias tribus eslavas, los Abodritas de la Pomerania, en la Batalla de Recknitz. En los siguientes años ya nadie se opondría a su poder.

Bajo su gobierno comenzó el llamado Renacimiento Otoniano, una nueva época de esplendor cultural, debido, sobre todo, a la actividad de las escuelas, como la Abadía San Galo en Suiza. Se copiaron muchos libros, se crearon nuevas bibliotecas, destacando las de Lieja, en Bélgica, y la de Colonia, bajo el mandato del hermano de Otón, Bruno I, duque de Lotaringia y arzobispo de Colonia. También hubo arte y obras arquitectónicas de gran calibre como el Castillo de Quedlinburg. Empezó siendo un convento fundado por la madre de Otón, Santa Matilde, y la hija de Otón, otra Matilde, sería la primera abadesa.

Lo que ahora conocemos como Austria se fue consolidando en la Marca de Austria, perteneciente al ducado de Baviera, y germanizada a bloque, siendo Leopoldo I de la Dinastía Babenberg el primer margrave del lugar. Pero no todo podía ser bonito. Tanto Liudolfo como dos de sus hijos con Adelaida, Enrique y Bruno, la palmaron; quedando sólo Otón II.

Mientras el chaval crecía, Otón I comenzó en el año 961, una 2ª Campaña en Italia, después de que Berengario II comenzara a atacar el Ducado de Spoleto. El papa Juan XII, el conocido papa fornicario, porque le gustaba más el sexo que rezar Avemarías, le dijo “tío, si me proteges de este tunante te hago emperador”, y claro, Otón allá que fue. Otón el Grande venció, se anexionó Italia y fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en el año 962 en Roma, dando así comienzo a la historia de este imperio tan extraño. Lo de Sacro y Romano vendría por convertirse en el protector de Italia y del papado, aunque muchos italianos no veían nada bien que los germanos mandaran en su tierra.

En fin, a partir de ahora vamos a tener dos títulos principales. El de Imperator Augustus Romanorum del Sacro Imperio, concedido por el papa en Roma; y el de Rey de Romanos, elegido por los duques germanos en Aquisgrán. Bueno, en realidad ese título se empezó a usar en 1040; antes de eso era Rex Francorum o Rex Teutonicorum, pero viene a ser el mismo cargo. No todos los reyes de Germania fueron emperadores, ojo, ya que aunque gobernaron como tal, algunos jamás fueron a Roma a que les pusieran la coronita.

Para Otón I, el apoyo de la Iglesia fue fundamental. Su estructura era la siguiente: los Obispos mandan en las ciudades, y los Abades en las zonas rurales. Sobre todos ellos están los arzobispos, que tienen poder eclesiástico sobre un arzobispado, como una provincia eclesiástica, una diócesis. Algunos de ellos pasaron a ser obispos-condes o príncipes-obispos, por lo que tuvieron más prerrogativas que las puramente religiosas.

Sin embargo, el papa Juan XII empezó a hacerse caquitas con todo el poder que reunía Otón, y conspiró a sus espaldas. El germano le echó y puso a León VIII como papa. Pero a los romanos no les gustó y volvieron a poner a Juan XII, que murió poco después de varios martillazos en la cabeza dados por el marido de una pava a la que se follaba, y entonces nombraron a Benedicto V. Otón llegó y volvió a poner a León VIII. Pero se murió, y Otón puso a Juan XIII. Pero no gustó a la gente, y los romanos le echaron.

Era el año 966, y Otón decidió plantarse con su ejército en Italia en una 3ª Campaña italiana. Llegó, ahorcó a varios líderes rebeldes, reinstauró a Juan XIII como papa y se quedó en Roma a vivir, y sólo volvería a Germania un año antes de palmarla.

LOS ÚLTIMOS OTÓNIDAS (973-1024)

Otón II se había casado con una noble bizantina, Teófano Skleraina, y en el año 973, tras la muerte de su padre en Memleben, pudo gobernar en solitario. Continuó con la política de fortalecer el poder imperial y extenderlo por Italia, pero eso sí, no le fue tan bien como a su padre.

Se tuvo que meter de leches contra el rey de Francia Lotario, quien invadió Lorena en el 978 y saqueó Aquisgrán. Debido a esto, el rey germano puso en sitio París, pero se tuvo que retirar por una epidemia. Aún así recuperó Lorena, que ya es algo. Parece que dejó al mando de Sajonia a Bernardo I, de la Dinastía Billung, con el que al parecer se llevó bastante bien.

Con el que no tuvo buen trato fue con su primo Enrique II el Pendenciero, duque de Baviera, territorio que no dominó hasta después de algunas batallas. Hacia el 980 también sometió Bohemia y parte de Polonia. Trató de invadir el sur de Italia en el 982, pero fue derrotado en la Batalla de Stilo (982) por los árabes del Emirato de Sicilia. Continuó en Italia un año más hasta que murió de malaria en Roma.

Su hijo Otón III era menor de edad, y de la regencia se ocuparon su madre Teófano y su abuela Adelaida de Borgoña. En el año 995, con 15 años, por fin pudo gobernar por sí mismo. Trató por todos los medios de renovar el caído Imperio Romano, y logró paz con el Ducado de Polonia y con el Principado de Hungría del gran príncipe Géza y su hijo San Esteban, quien cristianizó a los húngaros y organizó el estado húngaro en un reino con capital en Szekesfehervar.

El primo de Otón III, Bruno, fue elegido nuevo papa con el nombre de Gregorio V, el primero germano, y fue él quien le coronó emperador en el 996. Sin embargo, la nobleza romana no le quería, y el emperador del Sacro Imperio tuvo que fijar, desde el año 999, su residencia en Roma para mantener el orden.

Ese mismo año tuvo que designar un nuevo papa, y el elegido sería su tutor Gerberto de Aurillac, con el nombre de Silvestre II, el llamado papa del año 1000. Se cuenta que los dos pasaron juntos el cambio de milenio por si tenía lugar el Fin del Mundo, la aparición de Satán y la segunda venida de Cristo, lo que se cuenta en el Apocalipsis, libro que ya resumí en este vídeo. Pero afortunadamente todo continuó como estaba. Eso sí, al año siguiente los romanos se enfadaron con el emperador y le echaron de la ciudad. Su idea entonces fue conquistar Roma con su ejército, pero cayó enfermo y la palmó sin hijos en el año 1003.

El último otoniano fue el rey Enrique II el Santo, hijo del duque de Baviera Enrique el Pendenciero. Su hermana Gisela estaba casada con el rey de Hungría San Esteban, y los tres se esforzaron al máximo para llevar la palabra de Jesusito a todos los rincones de aquel reino. Persiguió la simonía, o venta de cargos eclesiásticos, y el concubinato de los clérigos. Vamos, que los sacerdotes se iban de putas.

Este rey encargó la construcción de un gran palacio en Baja Sajonia, el Palacio Imperial de Goslar, y durante 200 años sería la corte regia de estos reyes germanos. Después de eso quedó abandonado y en ruinas y fue reconstruido a finales del siglo XIX.

Enrique II el Santo fue coronado emperador en Roma en el año 1014, y pidió al papa Benedicto VIII 8 la recitación del Credo incluyendo la cláusula Filioque (filiócue), que decía que el Espíritu Santo procedía tanto del Padre como del Hijo, algo aceptado entre francos y germanos, pero no por los cristianos bizantinos, que decían que del hijo no. Al final, esto, que parece muy nimio, terminaría por separar a ambas Iglesias en el Cisma de Oriente de 1054.