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Beatriz de York, la princesa triste que era la nieta preferida de la reina Isabel

La biograf�a de la hija mayor del pr�ncipe Andr�s no puede escribirse con los hilos de oro y seda reales, aunque siempre goz� del favoritismo de la abuela. Ahora emprende una nueva etapa como consejera de Estado, pero sin ese aval emocional.

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Beatriz de York y su marido, Edoardo Mapelli Mozzi, en una misa por Isabel II.
Beatriz de York y su marido, Edoardo Mapelli Mozzi, en una misa por Isabel II.Getty

El movimiento de las c�maras que siguen las honras f�nebres tras la muerte de Isabel II permite a cualquier curioso una extraordinaria narrativa visual de lo que acontece minuto a minuto. Los gestos de Meghan Markle, los enfados del rey Carlos con su pluma, la mesura de los pr�ncipes de Gales o el desmayo de uno de los guardias reales que custodian el f�retro en la capilla ardiente. Son los planos focales m�s vistosos o sugerentes, pero uno de los que m�s sensibilidad despierta es el de Beatriz de York, primog�nita del pr�ncipe Andr�s.

En el Consejo de Estado

El fallecimiento de la reina la ha ascendido al noveno lugar en la l�nea de sucesi�n al trono brit�nico. Adem�s, por edad -34 a�os- ser� el cuarto miembro de la realeza con potestad para ejercer como consejera de Estado si el rey Carlos III enfermase o se encontrase fuera del pa�s. Podr�a, por tanto, ocupar su lugar y asumir algunos de sus deberes oficiales. Por delante tendr�a, en este orden, a la reina consorte Camilla, a Guillermo de Inglaterra y al pr�ncipe Harry.

Significa que tendr�a poder para firmar documentos rutinarios y recibir las credenciales de los nuevos embajadores del Reino Unido. No se le legar�n, sin embargo, asuntos relacionados con la Commonwealth ni podr� nombrar primeros ministros o disolver el Parlamento, excepto previa petici�n expresa del rey. Teniendo en cuenta la ausencia de su primo Harry, cabe esperar que su peso sea a�n mayor.

La tristeza de Beatriz

Aunque las novedades que trae consigo el nuevo trono de Carlos III acaparan estos d�as los titulares, hay otro detalle que ha captado la atenci�n de los ciudadanos que, igual que la princesa, guardan luto por su reina: su rostro especialmente triste y el emotivo gesto de caminar de la mano de su hermana Eugenia despu�s de depositar unas flores junto al resto del clan Windsor.

La p�rdida la deja hu�rfana de esa calidez que le transmit�a la soberana, palpable cuando asist�an juntas en los �ltimos meses a algunos actos e incuestionable desde que las hijas de los duques de York correteaban de ni�as junto a los pr�ncipes Guillermo y Harry. Siempre se dijo que Beatriz era el ojito derecho de la abuela y no dud� en mostrarle todo su apoyo cuando, a los siete a�os, se le diagnostic� dislexia. Agradecida por ese esfuerzo, la princesa quiere ahora visibilizar este trastorno para ayudar a los ni�os que lo sufren a encontrar sus fortalezas.

La relaci�n abuela-nieta

Tanto ella como su hermana Eugenia compartieron con la reina sus cuitas amorosas de juventud. No es extra�o que la monarca le ayudase con tal derroche de cari�o en los preparativos de su boda con Edoardo Mapelli Mozzi, que tuvo que anularse en la fecha prevista a causa del Covid. Finalmente acab� celebr�ndose en la Capilla Real de Todos los Santos de Windsor, en petit comit� y sin el boato esperado. La reina no dud� en abrir su joyero para prestarle la tiara de diamantes de su boda con el duque de Edimburgo, el 20 de noviembre de 1947. Se trata de pieza muy especial heredada de su abuela, la reina Mary, que solo la hab�a vuelto a utilizar la princesa Ana en 1973.

Beatriz de York con su vestido de novia, un modelo que estren� la reina Isabel en 1962.
Beatriz de York con su vestido de novia, un modelo que estren� la reina Isabel en 1962.Getty

Isabel II quiso, adem�s, que se anunciara el casamiento de su nieta en las redes sociales de la Corona y que fuese su florista predilecto, el afamado Rob Van Helden, el que se ocupase de decorar la capilla. El detalle definitivo fue el traje nupcial, un vestido vintage que escogi� de su guardarropa confeccionado con tafet�n de seda y bordado con diamantes. Dise�ado por Norman Hartnell y actualizado por los brit�nicos Angela Kelly y Stewart Parvin, es el modelo que luci� la monarca en el preestreno de 'Lawrence de Arabia', en 1962, en Londres.

Agradecido por tantas muestras de cari�o, el marido de Beatriz, Mapelli Mozzi, le ha dedicado unas bonitas palabras en su cuenta de Instagram: "Qu� mujer tan incre�ble y qu� marca tan extraordinaria ha dejado en el mundo entero". Expresa, adem�s, lo afortunado que se siente del tiempo que pasaron con ella este verano sus hijos, Sienna Elizabeth y Wolfie. Este �ltimo es hijo de una relaci�n anterior, pero ha sido recibido en Windsor como un miembro m�s.

En medio del esc�ndalo

A pesar de todo, las hijas del pr�ncipe Andr�s y Sarah Ferguson no son ajenas a la sucesi�n de esc�ndalos de sus padres y menos a�n al estupor que suscita el pr�ncipe Andr�s desde que se conoce su implicaci�n en el caso Epstein. En ocasiones, la prensa brit�nica se refiere a ellas como "las grandes olvidadas de la realeza". Y es verdad que la vida les va sorprendiendo con peque�os golpes de gracia. Las malas lenguas aprovechan el glamour de Kate Middleton para compararlas y convierten sus peculiares estilismos en objeto de burla.

Aun as�, Beatriz ha sabido ganarse el coraz�n de la gente y ha resistido la presi�n, igual que su hermana, con una discreci�n que contrasta con la vehemencia de Sarah Ferguson, quien no dud� en su momento de anunciar a bombo y platillo el apoyo incondicional a su ex marido. Ahora los tiempos son otros. Para empezar, la princesa ha dejado atr�s las estridencias estil�sticas para dar paso a una imagen m�s madura y elegante. M�s acorde con la sobriedad que impone la Corona, pero jovial y permiti�ndose aun alguna licencia exc�ntrica en su atuendo. Una vez superado el doble duelo, como abuela y como monarca, se espera de ella que avance con paso tan firme como cuando iba de su mano.

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