La escritora rusa Liudmila Ulítskaya, este viernes, en Gran Canaria. | Carles Domènec

La rusa Liudmila Ulítskaya (Urales, 1943) fue destacada con el Prix Formentor 2022, dotado con 50.000 euros, en el hotel Santa Catalina de Gran Canaria, en presencia de Marta Buadas y Simón Pedro Barceló. Autora de una quincena de libros de ficción, cuentos para niños y obras de teatro, la escritora abandonó Moscú y se exilió a Berlín pocos días después del estallido de la guerra en Ucrania. «Fue mi hijo mayor quien tomó la decisión de marchar», señaló la novelista, quien contó que «en Rusia, se sigue viviendo como si no pasara nada, pero el estado actual no tiene recursos para un ejército tan numeroso, al que hay que añadir el anuncio de un millón de hombres más, y se puede ocasionar una crisis de gobierno».

La autora explicó que «vivo en Berlín, en un piso de reciente construcción, muy cerca de lo que era el antiguo muro, símbolo de la frontera entre el Este y el Oste, y donde mataron a unas 200 personas por intentar cruzar la frontera». De formación científica, Ulítskaya trabajaba en el Instituto de Genética en la capital rusa. Recordó su paso al mundo de las Letras: «En los años 70, leíamos mucho, tanto libros oficiales como prohibidos, éramos científicos, alguien nos denunció y todo el laboratorio donde ejercía fue cerrada». De antepasados judíos de Ucrania, Ulítskaya razonó que «Dostoievski investiga con talento y amor el mal en el alma humana, yo prefiero a Tolstoi, que siento como mucho más próximo por su visión del mundo». La prosista denunció que «más que censura, lo que sufren los escritores rusos es la autocensura».

Perdedores

La galardonada dijo sentirse «en el bando de los perdedores», y argumentó que «la experiencia del perdedor es más valiosa que la del ganador». En ese sentido, a nivel de estado, apuntó que «Alemania, la gran perdedora de la Segunda Guerra Mundial, ha ganado mucho desde su pérdida y es un país democrático, mientras que la Rusia soviética, la gran ganadora, fue represora con sus compatriotas y ahora repite los mismos clichés». Ulítskaya se refirió a «las purgas de la generación de los años 30, donde se cortaba todo lo que sobresalía, dieron una generación que pretendía creer en Stalin y que callaba porque pensaba que su opinión individual no valía nada». De los intelectuales que han abandonado Rusia por el conflicto en Ucrania, Ulítskaya indicó que «es aún pronto para saber si se va a generar una literatura del exilio, además algunos ya han empezado a regresar, pero yo no pienso regresar a Moscú».

El jurado, reunido el pasado mes de abril en la Casa José Saramago en Lanzarote y formado por Elide Pittarello, Marta Rebón, Gustavo Guerrero, Enric Bou y Basilio Baltasar, destacó que «la obra de Liudmila Ulítskaya aporta a la literatura universal la herencia viva de una cultivada y seductora tradición literaria». Como presidente del galardón, Baltasar comentó que «no se trata de un premio deportivo, aquí se destaca a un autor, y gana la literatura», y detalló que «nos interesa seguir con el espíritu de las primeras ediciones del Formentor, las que se celebraron de 1961 a 1967».