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La geopolítica del Reino Unido

La geopolítica actual del Reino Unido está marcada por varios factores, entre ellos sus naciones y la geografía económica

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El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte tiene una superficie poco mayor que la de Rumanía e inferior a la de Ecuador. Sin embargo residen en él más de 66 millones de personas, una cifra algo superior a la población de Francia. Esto da como resultado un país densamente poblado, aunque no de forma homogénea.

De los cuatro países constituyentes de facto estados federados— del Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte), Inglaterra posee la sede del Gobierno, ya que en el proceso de formación del Estado impuso sus instituciones y concentra el 84% de la población del país para un 53,7% de la tierra. Esto ha otorgado a Inglaterra un poder y un control sobre el resto del país que hace frecuente la confusión entre Inglaterra y Reino Unido, al igual que genera también profundas tensiones territoriales.

El resultado del referéndum del brexit no hizo más que resaltar estas debilidades internas: la división campo-ciudad o regiones en declive versus metrópoli próspera. Pero también la diferencia entre Escocia e Inglaterra o la fractura de Irlanda del Norte en dos comunidades que todavía no han conseguido reconciliarse desde “Los Problemas”.

Al oeste de Gran Bretaña Gales se debate entre su identidad celta y una larga y profunda influencia inglesa que se remonta al siglo XIII, donde el inglés se ha impuesto sobre el idioma galés o la religión anglicana lleva dominando la fe desde el mismo tiempo que en Inglaterra.

Al norte Escocia busca diferenciar la identidad británica de la inglesa para buscar un hueco a la escocesa, base de su nacionalismo, pero también luchar contra el histórico abandono de las Tierras Altas o hacerse con los recursos petrolíferos que caen en lo que serían sus aguas territoriales y que la convertirían en la región más rica del Reino.

En la isla vecina, Irlanda del Norte continúa partida en dos comunidades: unionistas contra republicanos, protestantes y católicos o partidarios del brexit frente a europeistas. Si bien estas divisiones no siempre coinciden, la presencia de dos comunidades de espaldas resulta innegable. La muy porosa frontera con la vecina República de Irlanda ha sido uno de los grandes escollos de las negociaciones del brexit, pero también la posición del DUP —partido unionista—, la integración comercial o social con su única frontera terrestre o la identidad irlandesa de parte de esta zona del país que parecía haber encontrado solución tras el Acuerdo de Viernes Santo y que ahora vuelve a desmaterializarse.

La cuestión de la frontera de Irlanda ha sido uno de los puntos más espinosos del brexit por el riesgo de conflicto que entraña que las comunidades vuelvan a quedar divididas

A estas regiones hay que sumar las dependencias de la Corona: la isla de Man, la Bailía de Guernsey y la Bailía de Jersey, territorios autónomos de la Corona que ni forman parte del Reino Unido ni son territorios de ultramar, que aunque no están representados en el Parlamento británico y poseen poder legislativo propio, deben acatar las disposiciones de Westminster sobre asuntos comunes. Los tres han encontrado un método de subsistencia: ser paraísos fiscales.

A todas estas regiones hay que sumar el núcleo del Estado, Inglaterra, con cuatro grandes polos económicos: Northumbria, las Midlands o Tierras Medias, el estuario del Severn y el Gran Londres, que coinciden con las grandes concentraciones demográficas y antiguas áreas industriales que entraron en crisis en los 70. Sin embargo mientras Londres se ha reconvertido en un potente centro financiero y de servicios —impulsado por la City—, el noreste sigue deprimido y solamente algunos grandes centros urbanos del oeste de las Tierras Medias o Bristol en el sudoeste han recuperado una economía dinámica.

Entre los grandes puertos del país destaca Felixstowe, que concentra más del 40% del tráfico de contenedores, seguido de Southampton y Londres; Dover para pasajeros e Immingham para materias primas a granel. Exceptuando este último, situado para abastecer a las industrias de las Tierras Medias, todos los grandes puertos de Reino Unidos se ubican en el entorno del Paso de Calais, con una clara vinculación comercial con el continente europeo y la UE.

EE. UU. y China son otros dos poderosos agentes en Reino Unido. Estados Unidos mantiene algunas de sus principales bases militares en el extranjero en Gran Bretaña, herencia de la Segunda Guerra Mundial, como Croughton o Menwith Hill, uno de los tres grandes centros de inteligencia estadounidenses. China, por su parte, ha elegido al Reino Unido como principal receptor de sus inversiones en Europa con un claro objetivo: la tecnología energética, invirtiendo en plataformas petrolíferas en Escocia, de gas en Inglaterra, nuevas centrales nucleares y grandes parques eólicos.

 El futuro del Reino Unido postbrexit seguirá vinculado al cercano continente europeo, pero nuevos agentes podrán ejercer mayor influencia; y las dinámicas internas, con muchos desequilibrios y conflictos, cobrarán una mayor relevancia.

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