Huella neoclásica en Castro Caldelas - Jesús Manuel García Díaz Saltar al contenido

Huella neoclásica en Castro Caldelas

Interior del santuario dos Remedios en Castro Caldelas. FOTO: J.M.G.
Interior del santuario dos Remedios en Castro Caldelas. FOTO: J.M.G.

JESÚS MANUEL GARCÍA. En una tierra como Galicia, donde tanto floreció el estilo románico como el barroco, los cuales han marcado la partida de sendas ramas en el movimiento regionalista arquitectónico de la primera mitad del siglo XX, destacan sobremanera otras fábricas que, sin ser medievales ni barrocas pertenecen al estilo neoclásico. En Ourense quizás haya más retablística neoclásica que fábricas. Uno de esos edificios neoclásicos es el santuario de la Virxe dos Remedios, en Castro Caldelas. El edificio que vemos hoy tiene 201 años pues se construyó en 1814. Antes de este templo, en la villa existió una capilla de escasas dimensiones, que se encontraba extramuros. Estaba dedicada a la Virxe do Prado. En el siglo XVI, en el año 1596, el secretario de guerra de Felipe II, Andrés de Prada, logró ser nombrado por el obispo de Astorga como patrono del Santuario de Nuestra Señora del Prado. Andrés de Prada mandó deshacer la capilla para levantar un edificio mayor, gastándose en el proyecto 500 ducados.Dos años después de aquel nombramiento episcopal, en 1598 el templo recibió reliquias entre las que había algunas traídas de Alemania, regalo de Isabel Clara Eugenia, hija del monarca Felipe II. Dichas reliquias se conservan hoy en el museo parroquial.

   Aquel templo se resintió con la Guerra de la Independencia, por eso en 1814 se decidió edificar un templo de mayores dimensiones. Para afrontar las obras se hicieron donaciones de los habitantes de las tierras de Caldelas, Lemos, Maceda, Queixa y Quiroga. ¿Qué donaban? bienes como ganado, desde vacas a carneros pasando por aves, cereales, lino, queso, vino y dulces entre los que no faltaba el tradicional de la zona: la bica. Como en las grande sobras de quellos tiempos, los bloques de piedra había que trasladarlos desde la cantera hasta el santuario mediante los dos carros de que disponía el templo. En la documentación parroquial se refleja que en el año 1820 fueron transportados 364 carros repletos de piedra. A los trabajadores se les daba el almuerzo a base de carne, pan, sardinas, vino y queso.

Fachada principal del templo, de gran sobriedad. FOTO: J.M.G.
Fachada principal del templo, de gran sobriedad. FOTO: J.M.G.

   De la construcción se encargaron Pedro Parada y Francisco Cerviño, procedentes de Cotobade, en Pontevedra. Ciertamente levantaron un edificio espléndido, de gran amplitud interior, de muy buena cantería, dotado con planta de cruz latina y una sola nave con arcos carpaneles. Los dos brazos del crucero son muy reducidos en longitud. Es curiosa la cúpula que en este caso no representa un círculo sino una elipse. Fue su autor el pontevedrés Domingo Gutiérrez. En los archivos del templo se lee que este cantero procedió a la “echura de la media naranja completa bajo las órdenes del ingeniero D. Alejos Andrade Yáñez, en trece mil reales, 30 de mayo de 1841 […]”. Este edificio se levantó sin contrafuertes. Con el paso de tan solo seis años se vio que el templo estaba en riesgo de ruina. La bóveda ejerce presión, tanta que los muros no podían aguantarla, por eso aparecían grietas. La solución que buscaron para evitar la ruina fue instalar unos tirantes metálicos. Gervasio Mosquera, herrero, fue el autor del remedio, puesto en práctica en el año 1867. En los datos del santuario se dice que con el fin de apretar bien las tuercas exteriores de esos tirantes, el herrero realizó una llave con largo mango, además de servirse de la fuerza de una pareja de bueyes para girarla. La iluminación de este templo se logra mediante la linterna de la cúpula y la luz que penetra por los lunetos ubicados en cada tramo de la nave, sobre el paramento.

Escena del Bautismo de cristo pintada en una antigua tapa de pila bautismal. FOTO: J.M.G.
Escena del Bautismo de cristo pintada en una antigua tapa de pila bautismal. FOTO: J.M.G.

   La capilla mayor contiene un retablo de tres cuerpos y otras tantas calles y llama la atención una tapa de pila bautismal antigua que tiene una escena policromada que representa el bautismo de Jesús en el Jordán. La fachada principal es esbelta gracias a sus tres calles marcadas con cuatro grandes pilastras sobre potentes basas, que rematan en una notable cornisa con sencillos pero destacados capiteles En la calle central se ubica la puerta del santuario y sobre ella, un balcón con gran puerta de vidrio que muestra a la Virxe dos Remedios. La fachada se corona por sendas torres campanario de planta cuadrada y tres cuerpos cada una. Los dos cuerpos inferiores están unidos al hastial, coronado por balaustrada. Sobre los cuerpos de campanas se ven sendas cúpulas sobre tambor circular aligerado por la presencia de ocho pequeños huecos rematados en arco de medio punto.

Detalle del muro que cierra la nave del templo. FOTO: J.M.G.
Detalle del muro que cierra la nave del templo con pilastras que marcan el ritmo de los tramos. FOTO: J.M.G.
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