El castillo alemán que todavía pertenece a las tres familias que lo construyeron

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El castillo alemán que todavía pertenece a las tres familias que lo construyeron

Alzado sobre un espolón de roca en el siglo XII, el edificio destaca por su espectacular arquitectura y el entorno natural que lo rodea.

Castillo de Eltz
Foto: Shutterstock

No es de extrañar que los alemanes tengan una palabra para designar aquellos castillos que se crearon y siguen perteneciendo a una misma comunidad de propietarios y herederos: Ganerbenburg. Y es que, en la Edad Media, no era tan común como se cree que un castillo tuviera un solo propietario, considerando el coste que suponía la construcción y el mantenimiento de los edificios. De hecho, en Europa, solo señores medievales muy adinerados podían permitirse construir un castillo para uso propio y, por eso mismo, la mayoría solía vivir en "casas de caballeros". 

 

Para sortear estas dificultades, lo que solían hacer algunas familias era unirse para alzar, en un terreno compartido, un castillo conjunto con complejos separados, donde cada familia tenía su parte, pero todas compartían la fortificación defensiva. Esto es lo que le sucedió a este icónico baluarte ubicado sobre el río Eltzbach. Conocido como Burg Eltz, el castillo todavía pertenece a tres dueños herederos procedentes de una misma estirpe que, con el tiempo, se solidificó en tres ramas familiares: los Rübenach, los Rodendorf y los Kempenich. 

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Castillo Eltz
Foto: Shutterstock

Un castillo para tres familias

Lo primero que se construyó fue la casa de los Rübenach, coronada por un torreón románico conocido como "Plattaletz" y terminada en el año 1472. En esta área del castillo destaca el Salón Bajo Rübenach, la antigua sala de estar de la familia, y el dormitorio Rübenach, cuyas paredes están decoradas con hermosos motivos florales. 

 

Los siguientes en finalizar su parte del castillo fueron los Rodendorf, cuyas obras se extendieron entre el 1490 y el 1540. La zona más impresionante del área de los Rodendorf es la Sala de Banderas, caracterizada por la bóveda que domina el techo. Por último, la familia Kempenich terminó su edificio en 1530, siendo la única en disponer de la tecnología necesaria para que fuera posible calentar todas las estancias de su área, a diferencia de las de las otras familias. 

 

En la actualidad, esta división no solo se palpa en los diferentes estilos de esta preciosa construcción, sino también en las áreas abiertas al público, ya que solo se pueden visitar las salas de los Rübenach y de los Rodendorf (el área de los Kempenich está reservada para el uso privado de la familia). No obstante, esta anécdota no afecta a la contemplación del que es una de las mayores joyas góticas civiles de Alemania, además de ser uno de los pocos edificios medievales que no han sufrido daños ni desperfectos en este país.