Culta y de grandes dotes políticas, Margarita de Austria fue una de las mujeres con mayor poder de su tiempo. Hija, hermana y tía de reyes, fue una pieza fundamental en la política familiar desde muy niña. Llegó a ser reina de Francia, princesa de Asturias y gobernadora de los Países Bajos en nombre de su sobrino Carlos I.

En este artículo se realizará un repaso breve por la vida y la influencia política de esta gran mujer, que como muchas otras ha sido olvidada numerosas veces en la enseñanza a pesar de su increíble trabajo y dedicación.

Margarita de Austria (1480-1530): una princesa al servicio de su dinastía
Margarita de Austria durante su infancia (Jean Hey, maestro de Moulins, 1490)

Una princesa al servicio de su dinastía

Margarita de Austria nació el 10 de enero de 1480 en la ciudad flamenca de Bruselas. Fue hija del archiduque Maximiliano de Austria – futuro Emperador del Sacro Imperio Germano Románico, como Maximiliano I–, y de María de Borgoña, duquesa titular de Borgoña tras la muerte de su padre (Martínez 2000 Vol. 1, Tomo 1: 115). Por lo tanto, se convirtió nada más nacer, en archiduquesa de Austria, al igual que su hermano Felipe el Hermoso.

El nacimiento de una infanta siempre significaba alegría en palacio, especialmente si ya existía heredero varón. Esto se debía a que esta pasaba a ser una pieza política con la que establecer lazos con otros reinos por medio de matrimonios de Estado y la joven Margarita no fue una excepción. Si su madre María temió por su futuro, poco pudo hacer para evitarlo, ya que murió solo dos años después de su nacimiento en 1482. Margarita y su hermano quedaron bajo el cuidado de Margarita de York, la segunda mujer de su abuelo Carlos el Temerario.

Antes de cumplir los tres años, Margarita entró a formar parte de la política exterior de su padre. Luis XI de Francia amenazaba las fronteras del territorio de Maximiliano y este, sin poder de negociación posible, se vio abocado a aceptar el trato del rey galo. Este consistía en el matrimonio del delfín, Carlos (Longh 1953: 45), con Margarita de Austria, y que la dote de esta fueran el Franco Condado y Artois, entre otros territorios. El pacto de Arrás se realizó en 1482 y se estableció que la archiduquesa debía viajar a Francia para convertirla en la perfecta reina y, sobre todo, para alejarla de la influencia anti-francesa de su padre. Asimismo, se acuerda que la consumación del matrimonio se realizará cuando Margarita llegara a una edad adecuada.

En abril de 1483 Margarita emprendió su viaje Francia, siendo recibida por la hija mayor del rey Luis XI, la princesa Ana, que se encargó de llevarla a la Corte de París. La unión matrimonial entre Margarita y Carlos se realizó en la ciudad de Amboise, siendo consagrado al día siguiente. En el castillo de Amboise llevó una vida tranquila, con afecto, estudiando el arte del dibujo, la pintura, la danza o la música. Tras el fallecimiento de Luis XI, que supuso el ascenso de su marido al trono, comenzó a cumplir tareas oficiales.

La tensión entre el ducado de Bretaña y Francia por el control del primero había sido una constante para ambos territorios. Francisco II se lanzó a la guerra contra su señor el rey buscando aliados entre los príncipes europeos, muchos de ellos contrarios al poder francés. Sin embargo, en 1488 Francisco II se vio derrotado en Saint Aubin-du-Cormier, una de las últimas batallas de la guerra. El conflicto se resolvió el con el Tratado de Sablé, donde los franceses sometieron al ducado a sus condiciones, entre ellas que las hijas de Francisco II no se casarían sin la aprobación del monarca.

La muerte del duque de Bretaña ese mismo año dejó a su hija Ana, su única heredera, como una candidata perfecta para ser desposada. Maximiliano I fue el elegido por su profunda oposición a Francia y por su capacidad de defender la independencia del ducado, casándose por poderes en diciembre 1490. Este matrimonio fue tomado como una provocación por Francia, que veía roto con ello el Tratado de Sablé y el poder de Bretaña en manos de un gobernante que no les era favorable.

Sin embargo, esta situación no duró mucho, ya que Maximiliano, muy ocupado en las guerras en Hungría y en Granada, no acudió en ayuda de su esposa cuando Francia asedió Rennes en la primavera de 1491. Viéndose sin defensas, Ana de Bretaña tuvo que elegir entre mantener su ducado cansándose con el rey Carlos VIII de Francia o abandonar su territorio y marchar con su marido. La duquesa eligió casarse con el rey francés, cuyos consejeros habían urdido el plan de ataque para forzar el matrimonio y anexión de Bretaña y disolver el que ya existía con Margarita. Así, el 6 de diciembre de 1491 Carlos VIII se casó con Ana de Bretaña (Longh 1953: 53-77).

Al enterarse de la noticia, Margarita no quería volver a Flandes. De poco sirvieron sus deseos, ya que Carlos VIII resolvió en 1493 una paz rápida con su padre, que le permitiera centrarse en los asuntos italianos, y por la que Margarita volvía a su reino, libre de compromiso y recuperando los territorios que había entregado como dote.

Una vez de vuelta en el archiducado, su padre comenzó a preparar un nuevo matrimonio para ella. Esta vez fue de la mano de Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón, con la intención de aislar a Francia políticamente, creando una alianza entre los reinos. Se consolidó con un doble matrimonio: Felipe, heredero del archiducado, se casaría con Juana, tercera hija de Isabel y Fernando, y Margarita lo haría con el único hijo varón y heredero de los Reyes Católicos, el príncipe Juan.

El matrimonio se realizó por poderes en Malinas el 5 de noviembre de 1496, pero Margarita no emprendió su viaje a Castilla hasta principios de 1497, en los barcos que había llevado a Juana hasta Flandes. Tras una tormentosa travesía por el Canal de la Mancha, la flota llegó a Santander, desde donde emprendió camino hasta Burgos para conocer a la reina Isabel y a su futuro marido el príncipe Juan. La ceremonia matrimonial sucedió el 3 de abril de 1497 (Olmedo de Cerdá 2004: 72), también en Burgos, siendo festejado ampliamente.

Las crónicas cuentan que el amor surgió entre los jóvenes, pero fue efímero. El príncipe siempre había tenido una salud muy delicada y el viaje por el reino para festejar su matrimonio no hizo sino empeorarlo hasta que finalmente, el 4 de octubre de 1497, murió de unas fiebres en Salamanca. Margarita quedó destrozada por su muerte y también embarazada, del único hijo que tendrá, pero el bebé nació de manera prematura y murió poco después. Tras esto, Margarita se quedó en Castilla hasta 1499 como parte del séquito de la reina Isabel.

La joven viuda llegó a la ciudad de Gante en marzo de 1500 para asistir las celebraciones del nacimiento del segundo hijo de su hermano Felipe y Juana, su sobrino Carlos, uno de los hombres más importantes de su vida.

Retrato de Margarita de Austria (Bernaert Van Orley, primera mitad del s.XVI)

A pesar de que se la seguía considerando princesa de Castilla, su padre y su hermano comenzaron a buscar un nuevo matrimonio para ella que les fuera favorable en sus planes de política exterior. Entre los candidatos estaban el rey Luis XII de Francia, el duque de Milán, Ludovico Sforza, el rey de Hungría, Vladislav, Jaime VI de Escocia e, incluso, el heredero al trono inglés, Arturo Tudor.

La decisión no era fácil, pero la muerte de príncipe Juan elevaba a Juana, esposa de Felipe de Austria, al trono de Castilla y esto suponía un inminente viaje a Castilla para ser coronado como tal. Para poder llevar esto a término era necesaria una amistad estable con Francia y para ello Felipe comprometió, por un lado, a su hijo Carlos con la hija del rey de Francia, Claudia y, por otro, a Margarita con el duque de Saboya, Filiberto II, a pesar de que ella no estuviera a favor de ese matrimonio.

Su nuevo marido era algo más joven que ella, un atleta que adoraba los torneos, las cacerías y los eventos sociales, como los bailes y los banquetes. Tanto era así que ni si quiera se encargaba de gobernar su territorio, dejando ese trabajo en manos de su hermanastro ilegítimo René.

La firma del contrato matrimonial se produce en septiembre de 1501, en la ciudad de Bruselas, con una cuantiosa dote por parte de la princesa y la promesa de una renta amplia para ella en caso de sobrevivir a su marido. De nuevo, el matrimonio se realizó por poderes en noviembre de 1501 con René como representante de su hermanastro, dejando de lado las vestimentas del luto que ocupaba desde la muerte del príncipe Juan.

La ceremonia matrimonial se realizó poco después en un convento cercano a Ginebra, siendo celebrado con numerosas fiestas y bailes, además de realizarse un viaje por todo el territorio del ducado para darse a conocer y ser conocida. Poco después de asentarse en la Corte, Margarita se dio cuenta de que su nuevo marido no tenía poder en el gobierno de Saboya e hizo todo lo posible por cambiarlo. Empezó exiliando a René de la Corte y haciéndose ella con el poder, encargándose de los asuntos de Estado y de la política exterior. Margarita convirtió su nueva residencia, el castillo de Pont d’Ain, en el centro político del territorio y se rodeó de secretarios y consejeros que la ayudaran en las tareas de gobierno, para las que estaba ampliamente preparada, especialmente con su conocimiento de la política europea, que la ayudó a establecer alianzas favorables para el ducado.

Margarita de Austria (1480-1530): una princesa al servicio de su dinastía
Filiberto y Margarita, duque y duquesa de Saboya (Conrat Meit, tallas en madera anteriores a 1523).

El verano de 1504 fue excesivamente caluroso, reduciendo las actividades en el exterior y el aburrimiento se apoderó de la Corte y sobre todo del duque. Una vez en septiembre, Filiberto pidió ir de cacería hasta que Margarita cedió y este marchó a ella. Durante la parada para comer, Filiberto comenzó a beber agua con hielo sin parar y antes de acabar de comer, comenzó a sentir un dolor muy fuerte, por lo que fue trasladado de vuelta a la Corte. Falleció el 10 de septiembre de ese mismo año, provocando un gran dolor en Margarita. Ella se encargó de cumplir la voluntad de su marido de ser enterrado junto a su madre en el convento benedictino de Brou y de que este fuera reconstruido, tarea que se amplió durante 25 años.

A pesar de la depresión por la muerte de Filiberto, Margarita seguía siendo considerada como la cabeza del gobierno del ducado y todo el mundo esperaba que siguiera con su tarea, a pesar de que el heredero al trono era el hermanastro pequeño de Filiberto, Carlos, con quien llegó a un acuerdo para seguir gobernando sobre Saboya.

Regencias y educación: sus servicios a Carlos V

La muerte de su hermano Felipe en 1506 desencadenó un nuevo cambio en la vida de Margarita. El hijo de este, Carlos, acababa de heredar una cantidad enorme de territorios muy complicada de dirigir y su abuelo Maximiliano fue el encargado de ejercer la regencia en su nombre. Para ello necesitaría gobernadores en diferentes lugares, en especial para los Países Bajos, que era un territorio muy complicado por el desarrollo político que había tenido en las últimas décadas, concretamente desde la muerte de María de Borgoña. Maximiliano pensó en su hija para dirigir el territorio, siendo la candidata perfecta por su doble viudedad y su soltería, así que está se trasladó a Malinas en 1507, junto con la Corte de Saboya, para comenzar su nueva tarea.

Las dos mayores cometidos en la vida de la archiduquesa se alejan de las ideas preestablecidas que existen sobre las obligaciones típicas femeninas de la época, el primero fue encargarse de dar una exquisita educación a los cuatro sobrinos que conviven con ella, Leonor, Carlos, Isabel y María, lo que además terminó haciendo de Malinas un centro cultural de primera categoría. El segundo fue ejercer la regencia en dos periodos distintos, primero en nombre de su padre y luego de su sobrino Carlos. Tampoco puede pasar desapercibido la influencia de Margarita en la política del continente europeo, tanto por sus acciones como por su influencia en las acciones de su sobrino.

Margarita tenía una personalidad fuerte y una gran capacidad política, por lo que es fácil entender por qué su padre le entregó la regencia, pero las relaciones entre ambos nunca fueron idílicas, tanto que, aun habiéndole entregado la regencia, Maximiliano se reservó el poder actuar por encima de su hija en el territorio. Desde el inicio de la regencia hasta que se hizo oficial, en 1509 (Martínez 2000, Vol. 1, Tomo 1: 118 y 119), Margarita luchó por sus derechos, ya que su padre no estaba del todo convencido y tenía otros candidatos en mente, por lo que ella se veía en la necesidad de reafirmarse.

Con la llegada de Margarita a Malinas, una ciudad más cercana a la Corte de Borgoña donde iban a residir sus sobrinos, se produjo una pérdida de la preponderancia de Bruselas como ciudad principal a favor del nuevo centro de decisión, al menos hasta 1514. La elección de Malinas fue algo casi sentimental para Margarita, en aquella ciudad comenzó su Corte haciéndose con varias propiedades desde su vuelta de Castilla, y a ella volvió como duquesa viuda de Saboya con su propio séquito borgoñón al que se sumaron gentes del Franco Condado, además de consejeros españoles e italianos, como su consejero Mercurino Arborio Gattinara, erasmista y futuro canciller imperial.

Además de convertir Malinas en la sede de su Corte, también se encargó de transformarla en un importante centro cultural a nivel europeo, ya que se convirtió en mecenas de muchos escritores y artistas y se hizo con una poderosa colección artística. Malinas se convirtió también en un centro de poder con decisión en los distintos movimientos políticos europeos, pero con un marcado ambiente femenino y armónico.

En lo que concierne a la educación de sus sobrinos, la regente sabía que estaban destinados a ocupar distintos tronos europeos y, por lo tanto, era necesario que recibieran una formación a la altura del puesto que estaban destinados a ocupar. Es especialmente destacable la educación del heredero Carlos como gobernante de bastos territorios, y que dejó una huella muy importante en sus acciones futuras, destacando especialmente el componente caballeresco, más propio de la Edad Media.

Los seis sobrinos de Margarita de Austria (Anónimo, 1507)

A partir de 1514 el tutor de Carlos, el señor de Chièvres, comenzó a presionar a Maximiliano para que concediera la emancipación a su nieto, de tan solo 14 años, y con ello le entregara el gobierno, a lo que el emperador aceptó. Margarita se sintió traicionada por su padre, pero no tuvo más remedio que aceptar la situación y terminó renunciando a su posición en agosto de 1515 (Fernández 1999: 56-61).

A partir de ese momento se produce un cambio en la Corte, y Margarita ve necesario reorganizar la situación financiera de su esta para poder mantenerla. Pero no solo eso, además del cambio de Corte, se produce un giro en la política exterior de los Países Bajos. Si Margarita siempre mantuvo una política hostil hacia Francia, Carlos, por insistencia de sus consejeros, tiende hacia una alianza con el país galo, siguiendo el ejemplo de su padre y contrariando a los territorios hispánicos. Este cambio no fue bien asumido por Margarita, que vio como retrocedían todos los avances que ella había conseguido para los Países Bajos.

La muerte de Fernando el Católico, en 1516, trajo un nuevo cambio en la vida de esta mujer. Carlos debía viajar a Castilla y Aragón para asumir las coronas de ambos reinos, pero para ello debía dejar un regente en los Países Bajos. Para esta tarea el rey eligió, en 1517, a su tía, cuya pérdida de consejo ya acusaba. Poco a poco, Margarita volvió a recuperar el poder perdido en el gobierno hasta recuperar el título de regente, que se volverá permanente a partir de 1522, cuando fue evidente que Carlos estaría ausente durante largos periodos (Martínez 2000, Vol. 1, Tomo 1: 137). Además, también se encargó se enseñar el gobierno de Países Bajos a su sobrino Fernando, educado en Castilla, y que se convirtiera en elemento fundamental en la política familiar, tanto así que llegó a ser emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Faceta como diplomática

Durante sus dos regencias Margarita destacó por su faceta de diplomática, intentando mantener siempre una situación que fuera favorable para los intereses de su territorio y de la dinastía. Tuvo que lidiar con insurrecciones, falta de fondos, guerras y el avance del protestantismo, intentando mantener a los Países Bajos lo más alejados posible de los conflictos. Siempre practicó una política prudente y que virará hacia el mantenimiento de las relaciones, especialmente las comerciales, con Inglaterra, con los que Margarita cerró un acuerdo, en 1513, que incluía el matrimonio de su sobrino Carlos con la hija de Enrique VIII, María Tudor, que finalmente no se produjo.

Asentada de nuevo en la regencia, Margarita tuvo un papel muy activo en la campaña que llevaría a Carlos al trono imperial. Maximiliano I murió en enero de 1519 y su nieto fue elegido en junio, aunque no fue coronado hasta el año 1530. Esta rápida elección se explica de manera sencilla por la influencia de su tía en la política europea, que fue moviendo toda su red de influencia para conseguir los votos a favor de su sobrino, tanto con sobornos como con promesas a los diferentes electores. (Longh 1953: 201-220).

El culmen de su capacidad diplomática llegó con la llamada Paz de Las Damas o de Cambrais, que se firmó con Francia en 1529. La eterna disputa entre Carlos V y Francisco I, se alargó durante casi una década, especialmente por el control de las posesiones italianas, siendo una guerra muy larga que desgastó económicamente a ambos reinos. Siendo incapaces de resolver sus diferencias en el campo de batalla, ambos reyes enviaron a sus mejores mediadoras para que acabaran con esa larga lucha, por parte de Francia Luisa de Saboya, madre de Francisco I, y por parte de Carlos V, Margarita de Austria. Ambas consiguieron el acuerdo que los monarcas no habían podido alcanzar, firmando entre otras cosas el rescate de los hijos de Francisco I o el acuerdo de boda entre este y la hermana de Carlos V, Leonor de Austria.

Tratado de Cambray (Francisco Jover y Casanova, 1871). Fuente: Museo del Prado

El Pacto de las Damas fue la última gran actuación diplomática de Margarita, ya que poco después su salud se volvió una traba en el desarrollo de sus funciones. Tenía fuertes dolores en una pierna, que al principio se trató como si fuera gota pero que luego empeoró con una fuerte infección que terminó por ser la causa de la muerte. Sí tuvo tiempo de preparar todos los asuntos antes de que sucediera este hecho, incluso redactando una carta a su sobrino con recomendaciones para el futuro.

Finalmente, Margarita de Austria murió el 30 de noviembre de 1530, sobre la medianoche. Fue enterrada en un primer momento en el convento de Nuestra Señora de Brujas, aunque en mayo de 1532 fue trasladada a Brou, para ser enterrada junto a su marido Filiberto. Tras su muerte, su sucesora como regente de los Países Bajos fue María de Hungría, hermana de Carlos V y viuda de Luis II de Hungría, que también fue educada por Margarita cuando era una niña.

Conclusión

Margarita fue una gobernante muy capaz durante sus periodos de regencia y tal y como se reconoce en su sobrino, fue una de sus mejores consejeras, tanto por la educación que le dio como por el asesoramiento y las actuaciones que protagonizó una vez que Carlos llegó al poder. Había gobernado de buena manera los Países Bajos y además le dio uno consejo póstumo a Carlos en lo referente a la política exterior: que procurase buenas relaciones con Francia e Inglaterra para poder mantener sus posesiones en paz.

Pero Margarita no solo actuó como gobernante, también educó a sus sobrinos en la importancia de mantener la unidad dinástica y de apoyarse los unos a los otros. De este modo ayudó a su sobrino Fernando a entender la dinámica familiar cuando Carlos lo envió a Países Bajos para alejarlo de potenciales rebeliones y faccionalismos en Castilla y Aragón, que lo hubieran preferido a él como rey, por su crianza en el territorio. Además, siempre estuvo dispuesta a mediar entre ambos hermanos para que continuara la armonía y se apoyaran el uno al otro cuando hubiera algún problema, especialmente en momentos de tensión bélica. Su sobrina María, además de heredar el gobierno de los Países Bajos, también sucedió a su tía en lo referente a mediar entre ambos hermanos, siempre buscando el mantenimiento de esta alianza familiar.

Margarita fue una mujer con un papel político de gran relevancia, que siempre luchó por defender los intereses de los territorios en los que ejercía la regencia. Una mujer muy influyente en las futuras políticas de sus dos sobrinos, tanto Carlos como Fernando, y que muchas veces la historia ha olvidado, generalmente porque las mujeres poco importaban a la hora de contar la historia.

Bibliografía

-DONGIL, M. “Margarita de Austria (1480-1530): Regente de los Países Bajos y tutora de Carlos I de España” Iberian, Revista Digital de Historia, Arqueología y Arte, nº2, 2011. Págs 6-18.

-HABSBURGO, C.d.: Las Austrias. La Esfera de los Libros S.L. 2006

-LONGH, F. d. P.: Margaret of Austria. Regent of the Netherlands. Norton and Company. 1953.

-MARTÍNEZ, J. (coord.): La Corte de Carlos V. Vol. 1, Tomo 1, 2000.

-WEIGHTMAN, C. Margaret of York: Duchess of Burgundy 1446-1503. Palgrave Macmillan, 1993.

 

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Esteban García Marcos.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Raiola Networks que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.