Si usted no ha visto Las horas más oscuras en la plataforma Netflix, le recomiendo hacerlo, pues se trata de un filme que narra los primeros días de Churchill como primer ministro, en el marco del avance de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial que sacudió al mundo.
Sir Winston Leonard Spencer Churchill es uno de esos líderes sin cuyas acciones la historia de Europa y el mundo sería muy distinta.
Carismático, elocuente, de firmes convicciones y voluntad de acero, Churchill, al ser nombrado Primer Ministro del Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte), cargó a estas naciones sobre sus hombros en momentos aciagos, luego del fallido desembarco aliado en Noruega que motivó la destitución de Neville Chamberlain.
Churchill motivó a Europa y a Estados Unidos con sus encendidos discursos para hacer frente y derrotar al triple eje Alemania-Italia-Japón.
Aún resuena el discurso de Churchill de las “horas más oscuras”; “nunca nos rendiremos”, dijo aquella vez ante la Cámara de los Comunes, a la vez que ofreció como ofrenda “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”, en emotivo mensaje que inyectó temple nacionalista a sus tropas para resistir y combatir al fascismo.
Para la historia y la leyenda queda “el encuentro de Churchill en un vagón del metro con un grupo de ciudadanos que, con enorme entereza, le convencen de que la rendición no es una opción” (En el metro con Churchill, Antonio Rico, La Nueva España https://cutt.ly/fMigzda).
Churchill fue brillante en la era de los De Gaulle, Roosevelt y Truman, Eisenhower, Patton, Montgomery. De entre todos ellos destacó el oriundo de Oxfordshire.
¿Qué tan grande es la figura de Churchill? Baste decir que si Alejandro Magno es el más griego de los griegos o Julio Cesar el más romano de los romanos o Napoleón el más francés de los franceses, Winston es el ícono del lord británico.
Del anecdotario
Llegó de Tekanto, Yucatán, se desempeñaba como radiotécnico. un día un militar le pidió que le prepara un lechón y le quedó muy bueno. Un grupo de amigos lo animaron a que estableciera un puesto de cochinita y así surgió en 1975 el famoso Maquech Púrpura, el mejor lugar de comida yucateca en la Ciudad de México.
Hace unos días platicando con Carlos, hijo de su fundador, José Pedro Roque Coronado, mi entrañable amigo, quien cada vez que lo visitaba me obsequiaba un cartón de cervezas de Yucatán: León Negro o Montejo, rememorábamos esta historia de éxito que, como muchos mexicanos, logra labrarse cuando se lo proponen en nuestro México lindo y querido.
—Mi papá inició con un puestecito de lámina entre las calles de Quemada y Cumbres de Acutzingo —me compartía un emocionado Carlos, con sus ojos húmedos.
--Claro (le dije), desde entonces lo conocí, en mi paso como estudiante como mi hermano Carlos Mateo cuando llegamos a vivir a la Narvarte. Éramos clientes asiduos de tu papá y desde entonces nos hicimos amigos.
Hoy el Maquech (escarabajo sin alas que se lleva de adorno sobre la ropa, vivo, atado con una cadena como si fuera un broche o prendedor) se ha consolidado como la mejor cocina del sureste a precios bastante accesibles.
Ese día degustamos los infaltables tacos de cochinita, de salpicón, relleno negro, los panuchos de pavo, las manitas de puerco. Pensé comerme sólo 3 tacos y terminé con 8, imposible guardar la dieta.
En su galería de fotos me mostraron una cuando fui gobernador la primera vez, abrazado con mi amigo Roque, mi entrañable “Paisita”, y mi querido Carlos, su hijo, entonces un adolescente y quien ha sabido honrar el legado de su padre.
El Maquech Púrpura cuenta hoy con modernas instalaciones en la calle de Tepozteco 26, en la colonia Narvarte Oriente. Lo único que lamenté es que cada vez es más difícil encontrar la León Negra, una de mis cervezas preferidas.
La vida es así…
Ángel Aguirre Rivero**Ex Gobernador de Guerrero
