El presidente del Gobierno de España ha planteado la posibilidad de renunciar a su cargo después de que surgieran informaciones relacionadas con su esposa y las acusaciones de tráfico de influencias.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este miércoles que tomará un tiempo para reflexionar sobre su continuidad al frente del Gobierno de España, en medio de las acusaciones dirigidas tanto a él como a su esposa, Begoña Gómez, por parte de la derecha política.
Tras conocerse que la entidad Manos Limpias presentó una denuncia contra Gómez, Sánchez ha calificado los hechos como “escandalosos pero inexistentes”, anunciando que su esposa ha iniciado acciones legales al respecto. Ante lo que considera una “operación de acoso y derribo”, el presidente ha planteado la posibilidad de presentar su dimisión y se tomará unos días para evaluar su situación.
En caso de que Pedro Sánchez decida renunciar, el Gobierno quedaría en funciones, con responsabilidades reducidas hasta que se forme un nuevo gobierno. Según establece el artículo 101.2 de la Constitución Española, el Gobierno cesante continúa en funciones hasta que el nuevo Gobierno tome posesión. Además, las elecciones no podrían convocarse hasta el 29 de mayo, ya que la Constitución limita la convocatoria de elecciones anticipadas a un año desde la anterior disolución de las Cortes Generales, que tuvo lugar el 29 de mayo de 2023.
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Si Pedro Sánchez cesara como presidente, de acuerdo con el artículo 99 de la Constitución Española, correspondería al Rey proponer un nuevo candidato para ocupar la Presidencia del Gobierno.
Carta a la ciudadanía. pic.twitter.com/c2nFxTXQTK
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) April 24, 2024
Tras esta proposición, se llevaría a cabo un pleno de investidura en el que el candidato deberá obtener la mayoría absoluta en la primera votación o, en su defecto, una mayoría simple en una segunda votación dos días después.
En caso de no lograrse ninguna de estas mayorías, se abriría un plazo de dos meses a partir de la fecha de la primera votación para intentar formar un nuevo Gobierno. Si transcurrido ese plazo no se consigue aprobar ningún candidato, se disolverían las Cortes y se convocarían nuevas elecciones.
En la historia de España, solo ha habido un precedente de dimisión presidencial: la de Adolfo Suárez en 1981. Sin embargo, esta dimisión quedó eclipsada por el posterior intento de golpe de Estado liderado por el teniente coronel Antonio Tejero, quien asaltó el Congreso de los Diputados. A pesar de estos eventos, Suárez permaneció en funciones hasta que se celebró una nueva sesión de investidura.
