¿Quién fue Antonio López de Santa Anna?
Antonio López de Santa Anna (1794-1876) fue un militar y político mexicano cuya figura marcó las primeras décadas tras la independencia del país. Comenzó su carrera militar combatiendo a los insurrectos que luchaban contra las autoridades coloniales, pero en 1821, cuando Agustín de Iturbide lanzó el Plan de Iguala, Santa Anna se unió a la causa independentista.
Los historiadores señalan que esos cambios de posición fueron una de las características de Santa Anna. Durante 30 años, se alió con todos los bandos existentes, desde los federalistas a los conservadores centralistas.
Su primer periodo presidencial comenzó en 1833, cuando, tras una serie de levantamientos militares, sustituyó a Manuel Gómez Pedraza en el cargo.
Santa Anna instituyó gobiernos autoritarios, anulando buena parte de los derechos civiles. Su apuesta por el centralismo fue una de las causas, aunque no la única, de la independencia de Texas. Igualmente, durante su etapa de influencia, México perdió gran parte de su territorio a manos de Estados Unidos.
Biografía de Antonio López de Santa Anna
Primeros años
Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, su nombre completo, nació en Jalapa el 21 de febrero de 1794.
Siendo de origen aristocrático y con ascendencia española, Santa Anna estaba destinado a una vida acomodada. Sin embargo, a los 16 años ingresó en el Ejército Real de la Nueva España, contrariando los deseos de su padre. Su primer destino, como cadete, fue Veracruz.
Guerra de independencia
En 1810, Miguel Hidalgo llamó a las armas contra el gobierno colonial, dando comienzo a la guerra de independencia. Al año siguiente, Santa Anna fue movilizado para luchar contra los insurgentes.
Sus primeras experiencias militares se desarrollaron en Nuevo Santander y en Texas. Durante esos años, el militar permaneció fiel a la causa realista. A principios de la década de los 20, parecía que los independentistas habían sido derrotados.
El comienzo del llamado trienio liberal en España hizo que la situación diera un vuelco. Los conservadores de Nueva España no deseaban que la influencia liberal alcanzara su territorio y promovieron una alternativa propia. Su candidato para gobernar México fue Agustín de Iturbide.
Iturbide había sido enviado a luchar contra Vicente Guerrero, líder independentista. Sin embargo, terminó proclamando el Plan de Iguala y llegó a un acuerdo con Guerrero. Gracias a esto, formó el Ejército Trigarante para formar un México independiente bajo un régimen monárquico y conservador.
Santa Anna se adhirió al Plan de Iguala y pasó a formar parte del Trigarante. Según los historiadores, ese apoyo fue el inicio de su carrera política.
Primer Imperio Mexicano
Iturbide, al frente del Ejército Trigarante, entró en la capital en septiembre de 1821. Consolidada su victoria, declaró la independencia y formó un gobierno provisional.
Aunque, en principio, el monarca elegido debía ser el propio Fernando VII de España, o un infante español, la negativa de estos provocó que Iturbide fuera declarado emperador. Santa Anna fue nombrado comandante general de la provincia de Veracruz.
La situación política era muy tensa. Los republicanos no aceptaban el nombramiento de Iturbide, al igual que los monárquicos partidarios de los Borbones. Al final, el emperador disolvió el Congreso y lo sustituyó por 45 diputados elegidos directamente por él.
Plan de Veracruz y Plan de Casamata
En un primer momento, Santa Anna se mantuvo fiel a Iturbide desde su puesto en Veracruz. No obstante, pronto cambió su postura, cuyo motivo no está del todo claro. Algunos historiadores señalan que fue la disolución del Congreso, y otros indican los problemas que Santa Anna tuvo en su cargo como comandante.
Lo cierto es que el 2 de diciembre de 1822, Santa Anna lanzó el Plan de Veracruz, que desconocía a Iturbide y se declaraba partidario de la república y de Guadalupe Victoria.
Tras hacer público el plan, Santa Anna se levantó en armas contra el gobierno, pero fue prontamente derrotado. Esto provocó que tuviera que buscar aliados. Para buscarlos, lanzó otro Plan, el de Casamata, el 1 de febrero de 1823.
Pronto consiguió el apoyo de héroes de la guerra de independencia, como Vicente Guerrero o Bravo. De igual forma, algunos militares se unieron a su causa, destacando José Antonio Echávarri, quien, curiosamente, había sido enviado para acabar con Santa Anna.
República
Junto a sus aliados, López de Santa Anna logró derrocar a Iturbide. Tras esto, México se convirtió en una República Federal, proceso que culminó con la elección en 1824 de Guadalupe Victoria como presidente.
Levantamientos armados
Los primeros años de la República fueron sacudidos por continuos levantamientos armados. Santa Anna consiguió sacar provecho de la inestabilidad, labrándose una gran influencia.
Así, apoyó al gobierno cuando se produjeron los levantamientos de 1827, a pesar de que su hermano se encontraba entre los sublevados. Gracias a esto, logró el gobierno de Veracruz.
Al año siguiente, las elecciones de 1828 acabaron con la victoria de Gómez Pedraza y Santa Anna reaccionó rebelándose en su contra y pidiendo que fuera sustituido por Guerrero. Al conseguir su objetivo, el nuevo presidente lo puso al frente del ejército nacional.
Expedición española
Santa Anna aumentó su prestigio cuando logró detener a los españoles en su intento de reconquistar México. El militar logró derrotar al general español Isidro Barradas en la batalla de Tampico, por lo que recibió el título de héroe de la patria.
En el ámbito político, la situación en el país era convulsa. Guerrero fue derrocado por Anastasio Bustamante, lo que provocó la reacción de Santa Anna.
Así, pactó con Manuel Gómez Pedraza para que regresara a la presidencia mediante un nuevo levantamiento. Curiosamente, se trataba del mismo presidente al que Santa Anna había derrocado unos años antes.
Primera presidencia
Después del mandato de Gómez Pedraza, Santa Anna asumió, por primera vez, la presidencia del país. En realidad, entre ese año y 1835, cedió el cargo y lo volvió a asumir en cuatro ocasiones.
Como presidente, comenzó apoyándose en los federalistas y dejó que su vicepresidente, Gómez Farías, desarrollara una serie de medidas liberales. Sin embargo, después pasó a aliarse con los conservadores defensores de un régimen centralista.
Santa Anna, con mayor afinidad hacia este sector, suprimió el federalismo en 1835, reprimiendo con dureza a sus partidarios.
Independencia de Texas
Aunque las tensiones con Texas existían desde la época del virreinato, con gran influencia de la economía, el establecimiento del centralismo fue uno de los motivos por el que estallaron las hostilidades con los independentistas texanos, mayoritariamente anglosajones.
Estos pedían regresar a la constitución federal de 1824, sin que Santa Anna atendiera sus demandas. Ante esto, explotó la rebelión, apoyada por Estados Unidos. El presidente mexicano respondió enviando tropas.
Al frente de las mismas, Santa Anna obtuvo una gran victoria en El Álamo (marzo de 1836), aunque poco después fue derrotado y hecho prisionero en San Jacinto.
Para ser liberado debió aceptar la independencia de Texas, aunque el gobierno mexicano no reconoció la validez de ese acuerdo. Al regresar a Veracruz, Santa Anna había perdido buena parte de su popularidad, así como la presidencia del país.
Guerra de los Pasteles
Un nuevo conflicto armado dio a Santa Anna la posibilidad de regresar a la primera línea política. En 1838, Francia atacó México por una serie de reclamaciones económicas desatendidas por el gobierno mexicano.
Santa Anna fue enviado a Veracruz a contener a las tropas europeas. Allí, el militar perdió una pierna durante el enfrentamiento, lo que le hizo recuperar su estatus de héroe nacional.
Aprovechando esa fama, Santa Anna volvió a asumir la presidencia durante unos meses de 1839, sustituyendo a un ausente Anastasio Bustamante.
Dos años después, cuando Bustamante fue derrocado por una insurrección, la Junta de Notables creada lo volvió a nombrar presidente. Durante un año, Santa Anna estableció un gobierno autoritario y represivo, sin reaccionar ante la declaración de independencia de Yucatán. Además, sumió al país en una importante crisis económica.
Su actuación política estuvo a punto de provocar un levantamiento masivo. Para evitarlo, solicitó una licencia en 1842, aunque al año siguiente regresó al cargo. Entonces aprobó las Bases de Organización Política de la República Mexicana, normativa muy favorable a la Iglesia y a los conservadores.
Exilio
En 1834, Estados Unidos planteó la incorporación de Texas a su territorio. Santa Anna intentó desentenderse del problema y solicitó retirarse de la presidencia. La excusa fue la muerte de su esposa.
Sin embargo, solo cuarenta días después de enviudar, Santa Anna volvió a casarse. El escándalo, motivado por la falsedad de la excusa utilizada, hizo que tuviera que salir al exilio, rumbo a La Habana.
Guerra mexicano-estadounidense
La guerra entre México y Estados Unidos estalló en 1846. Santa Anna se encontraba en Cuba, exiliado, pero su presencia fue reclamada por el presidente Gómez Farías para que colaborara en la defensa del país. Durante el conflicto, ocuparía la presidencia en dos breves periodos.
Los historiadores afirman que Santa Anna se negó rotundamente a negociar con los estadounidenses, a pesar de la inferioridad militar mexicana. Las derrotas se sucedieron y la invasión del país se desarrolló con rapidez.
Finalmente, México perdió la guerra y Santa Anna fue, de nuevo, enviado al exilio. El Tratado de Guadalupe-Hidalgo, entre los dos países enfrentados, hizo que Estados Unidos se anexionara los estados de Alta California y Nuevo México. La única contrapartida fue el pago de una indemnización de 15 millones de dólares.
Su Alteza Serenísima
México volvió a padecer una época de inestabilidad en los años siguientes. La crisis provocó la caída del presidente Mariano Arista, en 1854. El Partido Conservador, triunfador en las últimas elecciones celebradas, llamó a Santa Anna para que regresara al país desde su exilio colombiano.
Los conservadores consideraron que Santa Anna era el único capaz de gobernar el país y estabilizar la situación. En la carta enviada el 23 de marzo de 1853, solo le pidieron que defendiera la religión y que reorganizara territorialmente el país y el ejército. En abril de ses año, Santa Anna retomó la presidencia.
Los primeros meses de gobierno fueron bastante efectivos. La muerte de su principal colaborador, Lucas Alamán, dio un giro a la labor de Santa Anna. Poco a poco, degeneró en una dictadura, haciéndose llamar “Alteza Serenísima”.
Durante su mandato, Santa Anna tuvo que lidiar con una delicada situación económica. Para tratar de solventar la crisis, creó impuestos a aspectos como tener perros o ventanas. Igualmente, decidió vender el territorio de La Mesilla a los Estados Unidos a cambio de 10 millones de dólares.
Las acusaciones de corrupción fueron constantes por desviar dinero público a sus bolsillos.
Plan de Ayutla
El rechazo hacia la dictadura de Santa Anna provocó que varios políticos liberales proclamaran el Plan de Ayutla en 1854. Mediante este Plan, desconocían al gobierno y buscaban regresar a la democracia. El éxito de este levantamiento generalizado acabó para siempre con la vida política de Santa Anna, a pesar de la resistencia militar que opuso.
Estuvo exiliado el resto de su vida, viviendo en varios lugares: Cuba, EE.UU, Colombia o Santo Tomás, entre otros.
Santa Anna trató de impulsar una rebelión contra el nuevo gobierno liberal, aunque sin éxito. Igualmente, se ofreció al gobierno para combatir durante la Segunda Intervención. Su oferta fue ignorada.
Por último, también escribió al emperador Maximiliano I, durante el Segundo Imperio Mexicano, para ponerse a su servicio. La respuesta volvió a ser negativa.
Muerte
En 1874, tras la amnistía general decretada por el presidente Lerdo de Tejada, Santa Anna pudo regresar a México. En ese momento ya tenía 80 años y su salud empezaba a sufrir. El 21 de junio de 1876 falleció en la Ciudad de México.
Características de su gobierno
Es complicado encontrar características generales a los diferentes gobiernos de Santa Anna. Sus cambios frecuentes, pasando de apoyar reformas liberales a impulsar leyes totalmente opuestas, hacen que su trayectoria parezca errática.
En general, a pesar de esos cambios, los expertos consideran a Santa Anna como un conservador, aunque muchos de ellos usan la expresión demagogo o populista.
Gobierno centralista
- Comenzó gobernando con los federalistas liberales, aunque se decantó por el sistema centralista de organización territorial.
- Durante su primer gobierno, permitió que su vicepresidente, Manuel Gómez Farías, implementara medidas liberales, contrarias, muchas de ellas, a la Iglesia católica. Sin embargo, a petición de los conservadores, Santa Anna dio un giro absoluto a su gobierno. Así, formó un nuevo gabinete conservador y procedió a derogar la constitución de 1824. En su lugar, aprobó una nueva Carta Magna en 1836, conocida como “Las Siete Leyes Constitucionales”. En esta, reformó el sistema federal y centralizó la administración.
Autoritarismo
- Todos los gobiernos de Santa Anna acabaron en dictaduras. En su primera legislatura, ocurrió tras reformar la constitución y centralizar el poder. El presidente disolvió el Congreso y gobernó de manera autocrática.
- Algo similar ocurrió cuando Bustamante fue derrocado del cargo. En esta ocasión, según los expertos, el gobierno de Santa Anna fue aún más dictatorial. Entre las medidas tomadas se encontraban el cierre de periódicos y el encarcelamiento de los opositores.
- En abril de 1835, llamado por los conservadores, regresó a la presidencia, y su autoritarismo aumentó. Se hizo llamar “Alteza Serenísima” y corrió el rumor de que pretendía crear una monarquía.
Mala gestión económica
- En sus gobiernos hubo despilfarro de dinero, gastado muchas veces en lujos personales. Fue acusado de corrupción.
- Su intento de subir los impuestos tras la guerra contra los franceses desató el descontento en todo el país. El clima desfavorable aumentó tanto que Yucatán y Nuevo Laredo declararon su independencia.
- En su última dictadura, de nuevo los impuestos crearon situaciones de tensión. Santa Anna gravó la cantidad de ventanas en las casas o los perros.
Pérdida de territorios
En dos ocasiones diferentes, Santa Anna tuvo que afrontar el peligro de disgregación territorial del país. En ambas, fracasó en su intentó de que no ocurriera.
- La primera vez fue en 1836, cuando Texas declaró su independencia. El propio Santa Anna se puso al frente de las tropas, pero acabó prisionero y firmando el acuerdo de independencia.
- La segunda vez fue más grave. Después de la guerra contra Estados Unidos, México perdió casi el 50% de su territorio.
- Fue el protagonista del suceso conocido como la Venta de la Mesilla, un acuerdo entre México y Estados Unidos, firmado en junio de 1853, por el que el primero vendía a los estadounidenses una pequeña parte de su territorio, La Mesilla, a cambio de 10.000.000 de dólares.
Aportes de Santa Anna
El legado de Santa Anna, para bien o para mal, marcó una época de la historia mexicana. A pesar de sus errores y su autoritarismo, las primeras décadas tras la independencia no se pueden entender sin su figura.
Héroe de Tampico
Se convirtió en el héroe de Tampico tras vencer a los españoles en esa localidad.
España había enviado una expedición, al mando de Isidro Barradas, para tratar de reconquistar su antigua colonia en 1829. La labor de Santa Anna, y de otros militares, fue fundamental para impedirlo.
Siete Leyes
En el ámbito legislativo, el aporte más importante de Santa Anna fue la aprobación de Las Leyes Constitucionales de la República Mexicana, nombre que recibió la constitución de 1836. Aunque el texto fue firmado por el presidente interino José Justo Corro, fue Santa Anna quien realmente impulsó su contenido.
Aparte de su carácter centralista, la nueva constitución mantuvo la división de poderes, algo que los conservadores que apoyaban a Santa Anna no deseaban.
Una de las novedades fue la creación de un cuarto poder, llamado el Supremo Poder Conservador. Estaba formado por cinco ciudadanos que hubieran ocupado cargos como la presidencia, vicepresidencia, o haber sido senadores, diputados o ministros de la Corte. Tenía la función de regular las acciones del resto de los poderes.
Defensa de Veracruz frente a los franceses
El ataque francés a México, en la Guerra de los Pasteles, obligó al gobierno a llamar a Santa Anna para que se pusiera al frente de sus tropas.
El general se dispuso a defender Veracruz y se enfrentó a una columna de 1.000 hombres capitaneados por Charles Baudin. La batalla no acabó con ningún vencedor, ya que ninguno de los bandos consiguió hacer retroceder al otro.
Santa Anna perdió una pierna durante los combates y, finalmente, ordenó la evacuación del puerto para salvaguardar la población.
Aunque muchos expertos critican la táctica empleada por Santa Anna, esta acción le valió recuperar parte de la popularidad perdida tras la independencia de Texas.
Fortaleza para gobernar
Aunque la figura de Santa Anna recibió, y sigue recibiendo, muchas críticas por su autoritarismo y por los errores cometidos, los expertos reconocen que, en algunas ocasiones, era el único capaz de gobernar el país.
La inestabilidad de México tras la independencia, con continuos levantamientos armados, convirtió a Santa Anna, con su carisma y fortaleza, en la solución cuando se trataba de gobernar. Sin embargo, el problema surgía cuando esas mismas características provocaban una reacción que volvía a desestabilizar la vida política.
Referencias
- De la Torre, E. Antonio López de Santa Anna. Recuperado de historicas.unam.mx.
- González Lezama, R. La dictadura. El último gobierno de Antonio López de Santa Anna. Recuperado de inehrm.gob.mx.