Premios: 0 Oscar (más 2 premios y 1 nominaciones) Ver más
El discreto magnetismo
Elegante, natural, con cierto aire sofisticado que nunca parece artificioso, en ella combinan bien dos rasgos que se dirían contradictorios, frágil y fuerte. La comparación con Jacqueline Kennedy que algunos han hecho no es el del todo desatinada. Mirarla invita al discreto enamoramiento. Le ocurrió al director que la descubrió cuando sólo tenía 14 años, y desde entonces la pantalla la ama.
Hija de actores, Henry Murray y Geneviève Sorya, y nacida en París en 1932, el auténtico nombre de la actriz es Nicole Françoise Florence Dreyfus. Su origen judío hizo conveniente su envío al campo durante la Segunda Guerra Mundial, y logró pasar desapercibida en la época de la ocupación nazi tomando el apellido auténtico de su madre, Durand.
Su carrera actoral arrancó a los 14 años por casualidad, cuando el director Henri Calef la vio por la calle paseando con su madre Geneviève. Esa jovencita le llamó la atención hasta el punto de ofrecerle un papel en La maison sur la mer (1947), una cinta que pintaba la dura vida de los mineros. Su personaje se llamaba Anouk, y de ahí tomó su nombre artístico, que completaría con el apellido Aimée, debido a Jacques Prévert, guionista de otra película de la incipiente actriz rodada ese mismo año, La fleur de l'âge. La joven estudiaría arte dramático y danza, y también vería mundo yéndose una temporada a Inglaterra.
Se trató de una joven precoz, sin duda, pues se casó dos años después con Edouard Zimmermann, brevísimo matrimonio de una bastante agitada vida amorosa, que incluye numerosos romances y un total de cuatro bodas. Sus sucesivos maridos fueron, además del citado Zimmermann, el cineasta etíope de apellido griego que le dio a su única hija Manuela, Nikos Papatakis, también dueño de un cabaret, y que le presentó a artistas e intelectuales como Pablo Picasso y Jean-Paul Sartre; el compositor de bandas sonoras para el cine Pierre Barouh; y el actor británico Albert Finney.
Con tal historial no es de extrañar que diera vida a una joven Julieta en Los amantes de Verona, donde su su Romeo en esta versión más o menos libre de la obra de William Shakespeare era Serge Reggiani. Las historias de amores románticos de diversa índole recorren la filmografía de Aimée. Destacan en tal sentido Los amantes de Montaparnasse (Jacques Becker, 1958), acercamiento al pintor Amadeo Modigliani; la mirada romana a un paparazzo de Federico Fellini en La dolce vita (1960); la Lola cabaretera de Jacques Demy (1961); y por supuesto, la cinta de Claude Lelouch que ganó 2 Oscar, además de valerle a ella una nominación por su interpretación frente a Jean-Louis Trintignant, Un hombre y una mujer. Además en 1963, para Dino Risi, hizo la agridulce Vittorio Gassman dando la réplica a Vittorio Gassman, y repitiendo con Trintignant; otro con el que repitió ese año es Fellini, en otra de sus obras maestras, Fellini 8 y 1/2.
Sorprende la lista de directores de prestigio y algo exóticos con que ha trabajado la actriz, pues ésta incluye a Vittorio De Sica, Alessandro Blasetti, Jean-Pierre Mocky, Robert Aldrich, Élie Chouraqui, Jerzy Skolimowski, Agnès Varda... Con Omar Sharif, y a las órdenes de Sidney Lumet rodó en inglés Una cita (1969), que está lejos de ser memorable. Lo cierto es que su aventura americana no fue muy afortunada, y así no se llevó muy bien con George Cukor en Justine (1969). De hecho tuvo un impasse fílmico de siete años, hasta que regresó de nuevo con Lelouch en ¡Si empezara otra vez! (1976). Sin duda se sentía más a gusto con cineastas franceses o italianos, como Marco Bellocchio, que la dirigió en Salto al vacío (1980) junto a Michel Piccoli, papel que fue premiado en Cannes, o Bernardo Bertolucci, La historia de un hombre ridículo (1981).
Aimée nunca dejó de trabajar, pero los noventa son años de papeles pequeños, como el de Prêt-à-porter (1995) para Robert Altman. Aunque siempre hay excepciones, como La sombra del pasado (2000), una especie de exploración de sus orígenes judíos, al dar vida a una superviviente del holocausto. Su última gran composición para el cine fue en Silencio de amor (2011), donde hacía el pequeño pero jugoso papel de una enfermera.
Curiosamente en teatro, tras algún intento temprano a los inicios de su carrera fílmica, no volvería a un escenario hasta la década de los 90 del pasado siglo, con Love Letters, que ha representado junto a actores de la talla de Gérard Depardieu, Alain Delon o Trintignant.
Premios
Nominado a 1 premio
- Actriz principal Un hombre y una mujer
Ganador de 1 premio
- Actriz principal Salto en el vacío