Los mejores poemas de Anna Ajmátova
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      Los mejores poemas de Anna Ajmátova

      • Forma parte de lo que se consideró la "Edad de Plata" de la poesía rusa.
      • E integró el movimiento conocido como acmeísmo.

      Los mejores poemas de Anna Ajmátova
Anna Ajmátova marcó una época en la literatura rusa y mundial.
      Redacción Clarín

      Anna Andréyevna Ajmátova, cuyo nombre de nacimiento fue una Andreyevna Gorenko, está considerada con uno de las máximas representantes de lo que se dio en llamar como la "Edad de Plata" de la poesía rusa.

      Nació en 1889 cerca de Odesa, ciudad que actualmente forma parte de Ucrania, y falleció en 1966 en Moscú, año en el que estuvo cerca de ganar el Premio Nobel. Su estilo era considerado como sumamente original por sus contemporáneos.

      Y, a pesar de su rechazo del régimen estalinista que derivó en una importante censura a su obra, ella nunca abandonó lo que en su momento era la Unión Soviética, algo no muy común entre los disidentes de una época en la que quien pensaba diferente al régimen era encarcelado o asesinado.

      La escritora nació en Odesa y falleció en Moscú. La escritora nació en Odesa y falleció en Moscú.

      Junto con Nikolái Gumiliov y Ósip Mandelstam, entre otros, Ajmátova formó parte del llamado acmeísmo o akmismo, una denominación originada en la palabra griega acmé que vendría a significar relativa a la madurez, apogeo o cumbre de algo.

      Se trató de una corriente o movimiento literario contrario al simbolismo ruso caracterizado por defender la claridad y la sobriedad y lo concreto frente la abstracción místico-religiosa. El estilo de Ajmátova en particular, en tanto, aspira a ser preciso, no ambiguo y ultramundano.

      La obra de Ajmátova evolucionó con el tiempo y desembocó en "Réquiem", escrito en el periodo que va de 1935 a 1961. Su tinte político, contrario a las purgas estalinistas, hizo que fuese una obra desconocida para la mayoría, a causa de los peligros que podía suponer para la propia vida de la autora.

      El libro en ruso apareció finalmente en Alemania en 1963. No fue publicado en la U.R.S.S. hasta 1987. "Réquiem" está escrito, en ocasiones, en primera persona, y en otras, en tercera.

      Anna Ajmátova pintada por el artista plástico Amadeo Modigliani.Anna Ajmátova pintada por el artista plástico Amadeo Modigliani.

      La autora pone de relieve el dolor del que es presa, que externaliza y modela en la universalidad, poniendo este en conexión con el sufrimiento de otros que puedan haber compartido experiencias similares.

      Aunque Anna Ajmátova temía por su vida y por las consecuencias que podía entrañar la publicación de este libro, las ganas de ver materializada dicha obra fue superior a sus miedos.

      En noviembre de 1965, poco después de una visita a Oxford, Inglaterra, la escritora sufrió un infarto y fue hospitalizada. A principios del año siguiente fue trasladada a un hospital moscovita donde murió de insuficiencia cardíaca el 5 de marzo, a la edad de 76 años.

      Miles de personas asistieron a las dos ceremonias conmemorativas que se celebraron en Moscú y en la actual San Petersburgo. Después de ser exhibida en un ataúd abierto, fue enterrada en el cementerio de Komarovo.

      Poemas de Anna Ajmátova

      Dedicatoria

      Las montañas se doblan ante tamaña pena

      Y el gigantesco río queda inerte.

      Pero fuertes cerrojos tiene la condena,

      Detrás de ellos sólo «mazmorras de la trena»

      Y una melancolía que es la muerte.

      Para quién sopla la brisa ligera,

      Para quién es el deleite del ocaso

      Nosotras no sabemos, las mismas por doquiera,

      Sólo oímos el odioso chirriar de llaves carceleras

      Y del soldado el pesado paso.

      Nos levantamos como para la misa de madrugada,

      Caminábamos por la ciudad incierta,

      Para encontrar una a la otra, muerta, inanimada,

      Bajo el sol o la niebla del Neva más cerrada,

      Mas la esperanza a lo lejos canta cierta…

      La sentencia… y las lágrimas brotan de repente,

      Ya de todo separada,

      Como arrancan la vida al corazón, dolorosamente,

      Como si hacia atrás la derribaran brutalmente,

      Pero marcha… vacila… aislada…

      ¿Dónde están ahora aquellas compañeras del azar,

      De mis años de infierno desnudo?

      ¿En la borrasca siberiana cuál es su soñar,

      Qué imaginan en el círculo lunar?

      A vosotras os envío mi adiós y mi saludo

      El poeta

      Piensas que esto trabajo, esta vida despreocupada

      Escuchar a la música algo y decirlo tuyo como si nada.

      Y el ajeno scherzo juguetón meterlo en versos mañosos

      Jurar que el pobre corazón gime en campos luminosos.

      Y escucharle al bosque alguna cosa y a los pinos taciturnos ver

      Mientras la cortina brumosa de niebla se alza por doquier.

      Tomo lejos o a mi vera, sin sentir culpa a mi turno

      Un poco de la vida artera y el resto al silencio nocturno.

      Estamos tan intoxicados uno del otro

      Estamos tan intoxicados uno del otro

      Que de improviso podríamos naufragar,

      Este paraíso incomparable

      Podría convertirse en terrible afección.

      Todo se ha aproximado al crimen

      Dios nos ha de perdonar

      A pesar de la paciencia infinita

      Los caminos prohibidos se han cruzado.

      Llevamos el paraíso como una cadena bendita

      Miramos en él, como en un aljibe insondable,

      Más profundo que los libros admirables

      Que surgen de pronto y lo contienen todo.

      Para muchos

      Soy vuestra voz, calor de vuestro aliento,

      El reflejo de todos vuestros rostros,

      Es inútil el batir del ala inútil:

      Estaré con vosotros hasta el mismo final.

      Y por eso me amáis ávidamente,

      Con todos mis pecados y flaquezas,

      Y por eso me entregasteis sin mirar

      Al mejor de todos vuestros hijos,

      Y por eso no me preguntasteis

      Por ese hijo ni una sola vez,

      Y llenásteis con el humo de alabanzas

      Mi casa ya vacía para siempre.

      Y dicen que más estrechamente ya no es posible unirse

      Y que más irreversiblemente ya no se puede amar…

      Como la sombra quiere separarse del cuerpo,

      Como la carne quiere separarse del alma,

      Así deseo yo que me olvidéis vosotros.


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