Andrea Casiraghi, el príncipe que no reina en Mónaco pero sí en la ‘jet set’ | Gente | EL PAÍS
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Andrea Casiraghi, el príncipe que no reina en Mónaco pero sí en la ‘jet set’

El hijo mayor de Carolina de Mónaco, que fue heredero hasta que su tío Alberto tuvo hijos, acumula con su esposa Tatiana Santo Domingo una fortuna de 3.000 millones

Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo, el pasado día 2.
Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo, el pasado día 2.VALERY HACHE (AFP)

Andrea Casiraghi pertenece a esa generación de Grimaldi a quienes no les gustan los focos ni el protocolo salvo en ocasiones puntuales. A diferencia de su madre, Carolina de Mónaco, o de sus tíos, Alberto y Estefanía, está liberado de esa obligación aunque hubo un tiempo en que todas las miradas estaban puestas en él. Era el elegido para hacerse cargo del Principado en caso de que Alberto no hubiera tenido hijos dentro de un matrimonio, algo que ocurrió cuando este ya había cumplido los cincuenta, se casó con Charlène y tuvo dos niños. Andrea tiene tratamiento de príncipe pero también rehuye de esa distinción. Hace tiempo que ser alteza y vivir en Mónaco se le quedó pequeño. Casado con la multimillonaria Tatiano Santo Domingo conforman una de las parejas más glamurosas de la jet set internacional. Su fortuna está estimada en 3.000 millones, casi todos aportados por ella. Su vida transcurre entre Londres, París, Suiza y Montecarlo, sin olvidar Nueva York, donde residen muchos miembros de la familia Santo Domingo, originarios de Colombia.

El hijo mayor de Carolina cumplió el lunes 36 años, tenía seis cuando su padre, Stefano Casiragui, murió trágicamente en una accidente de motora en aguas de Montecarlo. Adoraba la velocidad y vivió tan deprisa que se fue antes de tiempo. Pese a su corta edad, Andrea fue consciente de la pérdida. Su abuela ha contado en alguna ocasión que se ponía ropa de su padre para recordarle. También necesitó ayuda psicológica durante tiempo.

Estudió en el International School of París. Habla tres idiomas: francés, inglés e italiano. Luego acudió a la Universidad de McGill en Canadá donde se licenció en Artes Visuales. También tiene otra licenciatura en Política Internacional en la Universidad Americana de París. Y pasó un tiempo en Madrid, donde realizó un máster en en Instituto de Empresa. Entre 2008 y 2009 pasó ocho meses como profesor en Senegal, como parte de sus tareas en la asociación AMADE que preside su madre y cuya tarea está centrada a los jóvenes más desfavorecidos. No tiene una ocupación conocida más allá de velar por sus intereses económicos y su dedicación a la filantropía, a diferencia de su hermano Pierre, que se ocupa de los negocios de los Casiraghi por lo que pasa mucho tiempo en Milán.

Detrás de su innegable belleza hay una personalidad compleja. Muy tímido, fue un joven rebelde al que se le veía en las noches de Ibiza con un grupo de amigos hasta el amanecer y no siempre en buen estado. Tuvo hasta una novia española. Pero no ha sido hombre de muchas mujeres. Se casó con Tatiana Santo Domingo en 2013 tras siete años de relación. Les presentó su hermana Carlota ya que la joven era una de sus mejores amigas.

Desde la izquierda: Andrea Casiraghi y Tatiana SantoDomingo, Carlota Casiraghi, Alexandra de Hanover, Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo, durante el Baile de la Rosa en Mónaco, en 2016.
Desde la izquierda: Andrea Casiraghi y Tatiana SantoDomingo, Carlota Casiraghi, Alexandra de Hanover, Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo, durante el Baile de la Rosa en Mónaco, en 2016.gtresonline

Tatiana Santo Domingo siempre ha trabajado. Se asoció hace años con Dana Alikhani para poner en marcha una firma de moda ecológica, Muzungu Sisters, que promueve diseños artesanos de comercio justo. Dicen de ella que es la nuera favorita de Carolina de Mónaco, que incluso en ocasiones viste sus diseños. Su abuelo Julio Mario Santo Domingo fue un personaje singular, creador de todo un imperio. Nació en Panamá en 1923 pero fue en Barranquilla (Colombia) donde empezó su gran escalada hasta convertirse en multimillonario. Su padre, Mario, uno de los pioneros de Avianca, fraguó ya un buen patrimonio, pero él lo multiplicó hasta colocarse entre los hombres más ricos del país y del mundo. Murió en el puesto 108 de la lista Forbes. La compañía aérea colombiana, por ejemplo, estuvo entre sus posesiones para honrar la memoria paterna. Pero hubo mucho más. Su fortuna la amasó con el negocio de la cerveza: creó la marca Bavaria, que le sirvió de lanzadera o tapadera para muchas otras empresas. Su venta-fusión con la sudafricana Sab Miller, la segunda más importante del mundo, catapultó su fortuna. Fue el acaudalado con más imagen internacional en los años sesenta tras emigrar a Nueva York y codearse con la jet set. Sufrió críticas por sus ideas progresistas o su apoyo al presidente Ernesto Samper. Los Santo Domingo son el clan que encabeza la jet-set de Colombia, la “familia bien” alejada de los escándalos propios de otros miembros de la clase alta local.

La pareja rompió las reglas a la hora de formar una familia. Antes de que llegara la boda fueron padres. La civil se celebró el 31 de agosto de 2013 en Mónaco y la religiosa, el día 31 de enero de 2014, en Gstaad (Suiza), en una cita a la que acudieron todos los cachorros de la jet set internacional. Tienen tres hijos: Sacha, de 7 años, India, de 5, y Max, de 2, que se asoman al balcón de palacio de Mónaco en las grandes ocasiones.

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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