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Royals descarriados
Verano 2021

Andrea Casiraghi, el pr�ncipe que viv�a en pareo

Actualizado

Las revistas se llenaban de fotograf�as del hijo de Carolina en playas en Ibiza, acompa�ado de chicas y siempre en pareo. Ahora se conforma con el yate familiar.

Andrea Casiraghi a bordo del Pacha III
Andrea Casiraghi a bordo del Pacha IIIGTRES

Puede que el lector no se acuerde, pero detr�s del chaqu� a medida, la familia numerosa y las discretas apariciones oficiales de Andrea Casiraghi (37), hay un pasado de juerga y est�os eternos del que s�lo parece quedar el pelo sin peinar que lleva el primog�nito de Carolina de M�naco. En una serie de verano sobre los descansos de los miembros m�s d�scolos de la realeza, �l no pod�a faltar. Aunque el t�tulo de pr�ncipe nunca lo va a llevar, muchas eran las chicas que se debat�an por conquistar, a golpe de biquini, el coraz�n del que era el Grimaldi m�s guapo. Luego le cogi� ventaja su hermano Pierre, v�ctima, parece, de menos excesos.

Andrea tuvo unos a�os en los que pasaba el verano del Hemisferio Norte en Ibiza, acompa�ado de beldades en topless y tangas -cuando ense�ar el trasero era algo poco com�n, no como ahora-. Y en el momento en que el sol comenzaba a templar el Hemisferio Sur, Casiragih cog�a un avi�n a Brasil. Meses y meses con el torso desnudo y el pareo anudado a la cintura, porque �l era de la realeza pero quer�a ser hippie. En Brasil le acog�a la familia Dellal, pues uno de sus miembros, �lex, era novio de su hermana Carlota. Y juntos eran los v�stagos m�s rebeldes de Carolina.

Luego lleg� Tatiana Santo Domingo, no tan guapa como las chicas con las que Andrea se cruzaba en la playa, pero s� educada y riqu�sima. Se casaron y tuvieron tres hijos. No renunci� al pareo, aunque s� a las eternas vacaciones. Instalados en Londres, ahora disfrutan solo del mes de vacaciones a bordo del Pacha III. El nombre podr�a responder a la famosa discoteca de las cerezas, pero no. Es el acr�nimo de la primera letra de los hijos que Carolina tuvo con St�fano Casiraghi: Pierre, Andrea y Charlotte. Los 36 metros de eslora del velero no sustituyen a la sensaci�n de pisar arena blanca en Copacabana, pero ayudan a que Andrea lleve sus nuevos veranos de padre de familia numerosa con poca melancol�a, mecido por las corrientes mediterr�neas.

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